M, el
Vampiro
Por
Maximiliano
Curcio
Sinopsis: Un asesino de niñas tiene atemorizada a toda la
ciudad. Mientras la policía sigue su frenética y desesperada
búsqueda, deteniendo a cualquier persona mínimamente sospechosa, los
líderes del hampa, encendidos por las redadas contra ellos, deciden
encontrar al asesino ellos mismos.
* * * * *
/ EXCELENTE
Una de las
obras cumbres de Fritz Lang dentro de su carrera europea y pieza
clave de la cinematografía alemana sonora, el creador de “Metrópolis”
y “Los Nibelungos” se inspira en un personaje real para
suponer (insinuar mas bien) un fiel reflejo de la sociedad alemana
de aquel tiempo; una sociedad infectada en su fibra mas intima y
cuya superficie comienza a mostrar lo peor de si misma. Con un gran
control sobre de lo visual mediante planos largos, con encuadres
expresionistas. El genio de Lang estructuró el relato del film a
manera de no solo retratar el perfil de un psicópata, sino sus
efectos directos sobre el accionar de una sociedad (en este caso
situado sobre la ciudad de Dusseldorff), generando pánico y
desasosiego. Adentrándose en como se siente el asesino y el porque
de sus acciones, sin merecerle esto la empata del publico.
La primera
parte de la trama se encarga de mostrarnos al asesino y sus
consecuencias en la sociedad. En la segunda parte el espectador
asiste a la competencia desatada entre las fuerzas policiales
-criticadas por su falta de resultados y/o criterios- y los bajos
mundos criminales -hostigados por la policía en su búsqueda del
asesino- para llegar al mismo fin pero con diferentes métodos. Y en
la tercera, dramáticamente más representativa, escenifica una suerte
de caza al hombre donde no hay parámetros que justifiquen el obrar
para poner fin al acecho del asesino. Épica desde su estructuración
y vanguardista ideológicamente, puede verse o interpretarse también
como una ácida critica del autor hacia el incipiente nazismo. El
cine social que aplica Lang, no cae en maniqueísmos absolutos y sabe
como provocar al espectador, sin dar un punto de vista único y dando
alternativamente dos lecturas paralelas.
Para este
recurso narrativo (ignoto para la época) Lang se vale del
sorprendente uso del montaje paralelo, movimientos de cámara que
serian marca registrada del genero, juegos de elipsis, la
composiciones claustrofobias (brillante fotografía de por medio) y
un uso del sonido para hacer de un simple silbido la clave del film.
Sentando
las bases de los hoy populares films sobre asesinos seriales (o los
mitos de los mismos) transmite con acierto el miedo colectivo, la
inseguridad social y una inteligente reflexión acerca de la
culpabilidad de los actos y sus efectos a nivel sociedad, cuyas
costumbres moldean la ética a la que estas corresponden, con el ya
mencionado y marcado trasfondo político de por medio. Un film que va
desde la investigación pura, pasando por los procedimientos de la
misma hasta llegar a la pura impotencia de la ley ante la
condicionante falta de resultados. Lang, con sobrado manejo de un
potente y depurado virtuosismo visual, se sumerge y nos interioriza
en la enfermiza personalidad del criminal siendo clave en el pico
dramático el desenlace inevitable que acrecienta su paranoia y le
vuelve más interesante a ojos del espectador, a quien atrapa con un
final intenso y dramático culminante a la altura de lo mostrado.
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