Dirección: Robert Aldrich.

Guión: Henry Farrell (novela). Lukas Heller (guión).
País:
 EE.UU.
Año: 1962.

Genero: Drama.
Duración: 135 min.

Titulo Original: What Ever Happened to Baby Jane?.
Elenco:
Bette Davis (Baby Jane Hudson), Joan Crawford (Blanche Hudson), Victor Buono (Edwin Flagg), Wesley Addy (Marty Mc Donald), Julie Allred (Baby Jane Hudson, en 1917), Anne Barton (Cora Hudson), Marjorie Bennett (Dehlia Flagg).

Producción: Robert Aldrich.

Música: Michael Andersen, Sidney Cutner y Ruby Raksin.





 

¿Qué fue de Baby Jane?

Por Maximiliano Curcio

 

     Sinopsis: Blanche y Jane viven en una mansión cercana a Hollywood, las dos hermanas que han sido víctimas del "star system" hollywoodiense comparten sus frustaciones y miedos. Blanche, que ha visto su carrera truncada por un dramático accidente de coche del que todos creen culpable a Jane, permanece confinada en una silla de ruedas.

 

* * * * * / EXCELENTE

 

"¿Qué fue de Baby Jane?" es como film un ejercicio en el terror psicológico tan gótico como perturbador. Robert Aldrich, un verdadero gran cineasta de cuya autoría se recuerdan títulos como "Doce del Patíbulo", "Big Knife", "Veracruz" y "Los Últimos Días de Sodoma y Gomorra", une a dos autenticas reinas de la pantalla hollywoodense: Bette Davis y Joan Crawford en la madurez de sus carreras, que se sacan chispas en un duelo protagónico que quedo en la historia del cine convirtiendo al film en un clásico de culto del terror en una apuesta con un desarrollo inteligente en su concepción, audaz en su puesta en escena y aun mejor en su interpretación. El film deja ver su postura sobre la locura, una locura que emerge cuando la realidad se impone en sus sueños de gloria, el film también es una transición desde el punto de vista estético: es el ingreso al colorido y al cinemascope. Mostrando la cara tan inhumana y resentida de sus protagonistas, es un juego de introspección en relación a los limites de la fama y el triunfo personal, tan perverso como competitivo el mismo. 

Como film de contenido, encontramos una visión comprometida que habla de temas como la vejez, la envidia, el amor, la locura, el desamor, el existencialismo para convertirse en una reflexión sobre el propio ser humano y su condición de tal. Robert Aldrich se vale de una puesta en escena depurada y muy trabajada para utilizar cada elemento a su alcance para recrear la historia de forma atrapante transmitiendo los sentimientos de terror psicológico que priman en el relato. En cuanto a los rubros técnicos encontramos una correcta administración de dichos recursos para la puesta en escena: la música aporta melodías disonantes e inquietantes, la fotografía usa primeros planos en sus más variados enfoques, movimientos de cámara en busca de objetos a destacar, encuadres torcidos e invertidos y de cámara subjetiva, en un accionar constante que resulta muy expresivo y perturbador. Consigue entonces, complementarse con la narración que de forma fascinante juega con el humor negro, lo macabro, lo cruel, lo áspero, lo denso e insólito de las conductas humanas en estados de extrema alteración donde el odio, los celos y la venganza se contraponen a la relación fraternal y la fama se visten de engañosas apariencias y generan odios encarnizados que envuelven una atmósfera que raya lo patológico.

Es un intento de resucitar el drama de las actrices otrora intocables en el ocaso de sus vidas, una fórmula repetida, que funciona gracias a un relato complejo en donde dos hermanas-actrices viven de los recuerdos y se enfrentan no solo al olvido inapelable que impone el paso del tiempo, sino también a los demonios de una convivencia erizada de dificultades, llegando a situaciones de extrema crueldad en medio de sus delirios de grandeza. La madura interpretación de las dos actrices principales es admirable, los monólogos y actuaciones que rayan el patetismo tanto de Bette Davis como de Joan Crawford y suma intensidad a la química entre ambas el rumor que se cuenta que verdaderamente se odiaban. Reflexiona sobre lo que hoy llamaríamos "las viejas glorias", personas que pasado su tiempo de gloria viven su realidad particular donde niegan el paso del tiempo, donde no admiten que la vida continué sin ellas, cuyo ejemplo mas ejemplar sea la cínica visión sobre los trastornos y los excesos del efímero mundo de la fama que Billy Wilder compusiera en su obra maestra "El Ocaso de una Vida". La personalidad de ambas acusa fragilidades, desequilibrios emocionales y tendencias enfermizas sadomasoquistas. Mientras una de ellas representa las obsesiones infantiles que la anclaron en el tiempo, la otra es una rara mezcla de equilibrio, cordura, fortaleza y resignación. Es en fin al cabo de mas de dos horas, una cruda y atormentada reflexión sobre el éxito personal y la realización profesional llevado al paroxismo en una relación entre hermanas tan enfermiza como trágica.

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