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Roman Polanski: Trilogía de Terror
La visión del terror de Polanski, en un punto de vista más que singular, influyo a generaciones modernas y podemos ver su continuación en films como "El Exorcista" o "La Profecía", es decir historias de terror con alto contenido religioso que combinaba lo sobrenatural y lo prohibido con elementos naturales en donde, a la manera de Hitchock se creaba la sorpresa o lo inesperado. Así entendía el terror este emblemático director de origen europeo. En el término de menos de una década Roman Polanski concibió una trilogía de terror digna de cualquier realizador afecto al género: “Repulsión”, “El Bebe de Rosemary” y “El Inquilino” nos muestran a un Polanski con marcas de autor que lo convirtieron en director de culto a una muy temprana edad. “Repulsión” es la primera película de Polanski hablada en idioma ingles podría ubicarse en el terreno del terror psicológico, subgénero que le debe mucho a este director francés nacionalizado polaco, quien en el film evoluciona notablemente en el aspecto psicológico y perturbado de sus personajes que había denotado en "El Cuchillo Bajo el Agua", tres años atrás y lo revela como un cineasta provocador e innovador. “Cul-de-Sac” y “La Danza de los Vampiros” también fueron títulos aperitivos que nos prometían un cineasta singular como pocos. En este clásico del terror Roman Polanski elige para mostrarnos una complicada pero efectiva exploración en la mente de un desequilibrado. Polanski, mediante elementos indudablemente perturbadores nos impacta de forma osada y extraña para la época al mostrarnos a un hombre mentalmente fuera de control. Es interesante el lenguaje cinematográfico que trabaja Polanski, que en sus registros abunda de elementos sugestivos y se permite insinuar de manera permanente con lo real y lo ficticio, con lo actual y con lo soñado, recurso que veremos tomar forma en una puesta en escena cargada de surrealismo a la que Polanski remite para referirse a estados alucinatorios y caracterizada por la utilización de planos que resalten el clima de violencia y la distorsión visual que vive su personaje al mismo tiempo de ver como su entorno se deteriora cuando un ambiente opresivo, lúgubre y gris como es el departamento en el que transcurre gran parte del relato. Estos códigos visuales van construyendo una atmósfera claustrofóbica que surge amenazante a la par de la por demás traumática psiquis de su personaje central. Un rol cuyo protagonismo resulta demandante por su composición de una mujer reprimida en sus instintos sexuales, emocionalmente autista de su entorno y aislada completamente del mundo que la rodea. El talento de Polanski se evidencia una vez más en una impecable dirección de actores para dar cuenta de que para asustar no hacen falta grandes presupuestos invertidos en efectos visuales, sino la cámara puesta sobre actores brillantes interpretando emociones humanas (como los trastornos mentales en este caso) al límite del realismo, haciendo al film convincente y aterrador. Por su parte “El Bebe de Rosemary” está adaptado de la novela best-seller de Ira Levin es el primer film de Polanski rodado en Hollywood. Bien podría ser una continuación de "Repulsión" y conformar, como dicho antes, una trilogía con "El Inquilino", en los que se erigen como los films de terror más trascendentales no solo para la filmografía de Polanski, sino en lo que este contribuyo con el desarrollo del género y su adaptación en Hollywood. Como bien lo mostraría en películas posteriores del género, Nueva York aparece como la ambientación ideal para la película de Polanski, una trama gótica clásica que podría haber encontrado su escenificación en cualquier otro lugar o tiempo y donde la Nueva York del siglo 20 le sienta ideal. Polanski, entonces, nos vas describiendo escenarios y personajes siempre jugando abiertamente con registros ambiguos de la realidad y la distorsión manejando con oficio los tiempos del terror psicológico que en esta ocasión aparece cargado con abundantes elementos de ocultismo en la faz sobrenatural que la trama posee. Es en este punto donde el film se hace fuerte: tiene el sentido del ritmo y un manejo de espacios exactos para meter al espectador de lleno en la trama y hacerlo desconfiar o temer de sus protagonistas dejando que el clima de terror se apodere de la escena en cuestión a medida que vamos descubriendo el horror al que el título del film refería. Sin necesidad de premisas salvajes o visualmente shockeantes a la hora de asustar, se revela como una película sumamente inteligente como para revelarnos sobre el final una conclusión horrorosa a una trama que recién en ese entonces se torna efectiva desde su lógica provocadora e impensada para la década del '60. Polanski, una vez más, un genio adelantado a su época. En “El Inquilino” Polanski acude una vez más a sus obsesiones y fijaciones por el terror psicológico. Más allá de la originalidad del guión con una extraordinaria combinación de horror y un perverso sentido del humor, el rumbo que quiere dar a la historia tarda por momentos en definirse, pero Polanski desde la concepción de la trama se toma excesivos y necesarios minutos para delinear detalles en una elaboración de los pasajes y de los momentos tan detallada como meticulosa sin dejar ningún aspecto librado al azar. El relato fue para la época algo nunca antes visto consiguiendo ambientar la historia con un aura entre misteriosa y perturbadora. Bajo la dirección Roman Polanski concibe un film destacable. Se vale de los más rústicos y elementales objetos que le rodean para recrear un ambiente de terror escalofriante y extraer de una simple toma un pasaje de maestría. La ambientación de la historia en un barrio lúgubre de Paris así como la caracterización de sus personajes entre diabólicos y misteriosos es fantástica así como el gran uso de la cámara. Consigue prolongar el suspenso con escenas impactantes. Hay una buena fotografía usada en requeridos momentos así como la música apropiada al film siempre presente. Los protagonistas son claves en el film dado que cada uno explora de acuerdo a sus compromisos las problemáticas más recónditas de la mente en una clara visualización de los más aterrador y misterioso del ser. El elenco del film lo encabeza el propio Roman Polanski, quien compone a un personaje sumamente misterioso y perturbado, un papel comprometido y profundo en cuanto a los caminos psicológicos que se propone recorrer. “El Inquilino" es una de las últimas producciones realizadas por Roman Polanski en Europa antes de su desembarco en América para rodar "Barrio Chino". También dirigiría su propia versión de “Macbeth” de William Shakespeare previo a su exilio Europeo luego del asesinato de su esposa y su acusación por violación, hecho que lo convirtiera en un prohibido de Hollywood. En los '80 Polanski haría una apertura de su obra vislumbrando otras inquietudes artísticas. La polémica “Tess”, la brillante “Frenético” y en los '90 encaminando su carrera a títulos menores como “La Muerte y la Doncella”, “Lunas de Hiel" y “La Novena Puerta”. Polanski, entrado el nuevo milenio, encontraría en Hollywood el reconocimiento que se le había negado por tantos años. “El Pianista” fue la excusa para su tardío premio Oscar. Polanski ya se había consagrado mucho antes y apenas comenzado su carrera se da el lujo de componer una triple obra de alta calidad valiéndose de su magistral concepción del terror logrando con estos films escribir una página importante tanto en su filmografía como en el género del horror.
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