El Rincón de los Relatos

Gritos en la Noche

AGENCIA DE INVESTIGACIONES ESPECIALES - GRITOS EN LA NOCHE de DENISSE A AGNEW Nota de eLLLoras.Traducciones Este archivo contiene material de caracter sexual sólo pensado para aquellos lectores entrados en años o que hayan superado los síntomas de la pubertad. No dejar al alcance de los hijos, para que no sepan que leen sus mamis . Este documento puede crear adición, sudoración, taquicardias, ligeras lipotimias y sobre todo ganas de sobeteo con la pareja. Pero a drisfrutar que sólo son dos días. Capítulo 1 Agencia de Investigaciones Especiales Oficina del Jefe de Sección Localización: Ultra Secreta Evelyn Layne escuchó un débil ruido que provenía del pasillo fuera de la oficina y dejó de escribir en el ordenador. Al principio no estaba segura de haber oído algo. Considerando las extrañas historias que circulaban alrededor de la SIA© acerca de un cazador, sería demasiado fácil sugestionarse sobre eso. - No creo en fantasmas -susurró en la oficina vacía. Bien, ciertamente, la realidad es que si creía en fantasmas, pero no en los que decían que había en la SIA. No, los rumores que se escuchaban alrededor de donde la gente tomaba agua, y chismorreaban eran el resultado de personas que pasaban demasiado tiempo delante de los ordenadores y no tenían suficiente de que hablar en sus aburridos trabajos. Justo. Mira quien habla. Has trabajado horas extras durante tres semanas. Con un suspiro de desdén para cualquier fantasma que estuviera al acecho alrededor del gran edificio, prosiguió con su trabajo. Era viernes por la noche, pero como no tenía planes, podía quedarse si quería. Tecleando en el ordenador para terminar su informe para el Jefe de Sección Mac Tudor, se dio cuenta de que su cuello y espalda estaban tiesos. Después de la última tarea de Mac que fue combatir a los mutantes genéticos devoradores de carne humana en las montañas de Colorado, él había recibido un aumento y un ascenso. Aunque adorara a Mac, ella no podía decir que los deberes que se le habían incrementado resultado de su promoción la complacieran mucho. Tampoco el hecho de que hubiera encontrado el amor de su vida en Cora Destiny Tremayne, una agente talentosa y hermosa que le habían asignado en el caso Maneater. No es que Evelyn alguna vez creyera que tenía alguna posibilidad con Mac, pero una mujer podía soñar. Suspiró y dejó de escribir. El pequeño cursor sobre la pantalla parpadeó locamente y casi la hizo gritar. Sus ojos le escocían y su estómago gruñó. Echó un vistazo al insulso reloj de oficina blanco y negro que se encontraba encima de los archivadores. 9:00 p.m. Gimió. La vida se había vuelto demasiado rutinaria. O como sus amigos ingleses dirían, sangrientamente aburrida. Disgustada, refunfuñó a la oficina vacía- Bien, es suficiente autocompasión. Termínalo. Pasaron algunos minutos antes de que el relámpago destellara a través del cielo y un estruendo distante de truenos la interrumpiera. Quejándose, hizo una copia de seguridad de sus documentos por si acaso y comenzó a cerrar el ordenador. Se preguntó si el nuevo agente especial, Conall Tierney, merodearía los pasillos esa noche. Mezcla de placer y cautela inundó su mente. Las pocas veces que se había topado en el camino de Conall lo había encontrado interesante. Increíble, irritante y completamente excitante. Su cuerpo reaccionó cuando recordó al sexy agente. Ondas de calor atravesaron su estómago, como un dulce y molesto despertar que le recordó que había ignorado sus necesidades femeninas por demasiado tiempo. La primera vez que había espiado al alto agente, había revisado por completo cada detalle de su cuerpo. El largo cabello rizado sobre su cabeza en mechas incontrolables, y había visto el destello en sus ojos hundidos. Su expresión accidentada, hermosa, el corte en su mandíbula hablaba de obstinación. Su nariz patricia concordaba con su cara, ni demasiado grande ni demasiado pequeña. Él le había sostenido la mirada durante un momento alarmante, intenso. Profundos verde esmeralda con un ligero tono de mar, sus ojos le ordenaron atención. Entonces su duro exterior se había derretido, había sido substituido por la más increíble y magnífica sonrisa que alguna vez había visto. Antes de que pudiera cerrar la boca, él había seguido a Mac a su oficina. Evelyn recordó su último encuentro. Había sido aproximadamente como una semana antes alrededor de las seis de la tarde. Antes de que pudiera darse la vuelta hacia él, él plantó ambas manos sobre su escritorio y la miró airadamente como si ella hubiera cometido un crimen. Su aroma almizclado y de sándalo revolvió sus sentidos y ella suspiró ante la combinación tan agradable. Lástima que su actitud no estuviera a tono con su deliciosa colonia. - Tengo que ver a Mac. -Su voz vibró, con aterciopelada riqueza, manteniendo un timbre ronco que la hizo añorar días ardientes y eróticas noches.- Ahora. Alterada por sus modales, ella frunció el ceño y giró su silla hacia él.- Buenas noches, Sr. Tierney. - ¿Está Mac aquí? Irritada, ella mantuvo su voz estable.- Ésta con una persona que tenía cita con él a esta hora. Él se inclinó más cerca, su presencia intimidante y su solo tamaño hacía que se sintiera atemorizada. Algo profundo, misterioso, y poderoso que no parecía ordinario irradiaba de él.- Interrumpe la cita y dile que estoy aquí. Molesta, ella lo miró y lo afrontó, a pesar de su incomodidad con la escena.- No puedo interrumpir su reunión. Me pidió que no le pasara ninguna llamada o visita. -Una extraña luz brillo en sus ojos, amarillos que lo hizo parecer como un monstruo en una película de terror, entonces él parpadeó y el destello desapareció. Sacudida y sin estar segura de lo que había visto, le dijo- Si usted quiere dejar un mensaje, estoy segura que le llamará. Renuente admiración mezclada con urgencia apareció en sus ojos. Vestía pantalones oscuros grises y una camisa de Oxford blanca de manga larga sin corbata. Podía parecer civilizado, pero la potencia en su mirada, su obvia masculinidad, ignoraban lo mundano. En cambio, parecía un gladiador listo para luchar contra su oponente. Una esquina de su boca se curvo hacia ligeramente hacia arriba. Cuando la miró la tensión se elevó, una chispa hizo una pequeña explosión en sus venas que la hicieron más consciente de él como un hombre enigmáticamente viril. Con su mirada atrapada con la suya, un extraño letargo empezó a crecer dentro de ella. Debería estar enfadada con él, pero un deseo sin precedentes hizo que la irritación desapareciera. - ¿Qué puedo hacer para convencerte que esto es lo suficientemente importante para interrumpir? -Preguntó. Ella se movió alrededor del escritorio y se quedó de pie delante de la puerta de Mac para demostrar su firmeza ante el sujeto. Solo porque este hombre gritara sexo sobre sus dos piernas no significaba que no pudiera manejarlo. Ella plasmó una sonrisa en su cara.- Tal vez si me dijera el problema, yo podría ayudarle a solucionarlo. Su sonrisa burlona le respondió con sarcasmo.- Lo Dudo. No creerías lo que tengo que decirle. - Pruébeme. Nuevamente se acercó más a ella. Con su 1.90 metros de estatura sobre su 1.60 con tacones parecía muy alto.- ¿Estas segura de que quieres que te pruebe? Su declaración la hizo parpadear.- ¿Se supone que esta es una frase de doble sentido? Sin parpadear él dijo- Sí. Bueno, ¿qué digo a eso? Evelyn sabía que él no se echaría atrás, al menos no le permitiría intimidarla con sus alusiones apenas veladas.- Tengo autorización. Recuerde, escribo la correspondencia y demás documentos de Mac . - No para esto, no la tienes. Sus puños se apretaron a sus lados, y una creciente exasperación aumentó al mismo tiempo que sus cejas se arqueaban. Por unos segundos sostuvo sus ojos con desesperación. Quizás él pensaba que la cordialidad le haría conseguir ver a Mac. Que poco lo conocía. - El Jefe de Sección estará disponible por la mañana a las ocho si quiere una cita para verlo entonces -dijo. Ella comenzó a alejarse de su inquietante presencia cuando él dejó caer una mano cerca de su cabeza, sobre la puerta. Inhalando su maravilloso y embriagador aroma masculino, se sintió envuelta en un ardiente calor corpóreo. Un lánguido sueño cayó sobre ella. Su mente quiso buscar una explicación de por qué se sentía tan lánguida y no pudo articular una sola excusa, aparte de encontrar a este hombre demasiado estimulante. Justo entonces la puerta se abrió y ella comenzó a caer hacia atrás. Un diminuto grito de sorpresa salió de su garganta. Conall la agarró por los hombros y la acercó hacia él. Con un impersonal abrazo la movió de la puerta y Mac pudo cruzar de un paso la puerta con su cita tras el. De más está decir, que Conall realmente consiguió ver a Mac aquella tarde. Esa noche ella había soñado que las manos de Conall calentaban sus brazos, que se deslizaban en su pelo, tocaba sus pechos, sus pezones, sus partes femeninas. El resto de esa semana, aunque no lo vio ni una vez, había fantaseado sobre lo que podría pasar si entrara nuevamente en la oficina. El hombre podría ser un dolor en el culo, pero su libido le decía que el sexo sería maravilloso con él. Volviendo al presente, Evelyn suspiró. Necesitaba ignorar su extraña obsesión con Conall y recordar su objetivo. Ella quería ser un agente, no joder con un agente. Desde que había comenzado a concentrarse en sus objetivos, pudo avanzar en pasos concretos como el ejercicio físico y completar su curso de criminología el mes pasado, excelentes cosas habían comenzado a sucederle. Mac le había dicho que le daría una recomendación si solicitara un puesto de agente especial en la siguiente ronda de aplicaciones. De todos modos la selección de agentes no era fácil. La SIA podría rechazarla. No, no, no. Piensa positivo. Seré un agente. Seré un agente. Me convertiré en un agente. Un chillido raro, casi como un murciélago, resonó en el pasillo. El miedo nacido de la incertidumbre se instaló en su columna vertebral y comenzó a ponerle la piel como carne de gallina. Los truenos retumbaban y la lluvia salpicaba con fuerza contra las ventanas. Decidió que desafiaría a quienquiera e independientemente de quien estuviera merodeado por los pasillos. Rodeando su escritorio, se dirigió hacia la puerta cerrada de su oficina. Haciendo una pausa, busco algo que pudiera parecerse a un arma y localizó una grapadora de gran tamaño. Sosteniendo la grapadora en su mano derecha, abrió la puerta y miró detenidamente por el pasillo. Con precaución observó a la derecha, luego a la izquierda. No vio nada más que vacío. Otro chillido agudo vino de algún lugar en el edificio. Su piel se erizo cuando reconoció el sonido, como si fueran uñas sobre una pizarra. Hizo una pausa considerando opciones. Existía un turno de guardia nocturna en el complejo de comunicaciones en el centro del edificio, por tanto existía seguridad en esta parte del edificio. Alguien más debía haber oído los ruidos, también. Un aullido provino de las entrañas del edificio. - Buen Dios. ¿Qué es esto? La última cosa por la que querría ser recordada en su vida, era que le dieran el premio, demasiado-entupida-para-vivir. Regreso a la oficina y dejó la grapadora. Marcó a seguridad y esperó una respuesta. La línea telefónica crujió y no se escuchó nada, entonces la conexión estaba muerta. Encantador. Podría estar en el edificio con el equipo de comunicaciones más sofisticado del planeta, y de algún modo nada funcionaba. Debía ser por la tormenta. Abrió la oficina de Mac e intentó hablar por su teléfono, con los mismos resultados. Suspirando, regresó a su oficina y recuperó la grapadora nuevamente. Cuando volvió a cruzar el umbral, las luces se extinguieron. De repente chocó de frente con un cuerpo.- ¡Oof! Unas grandes manos cogieron sus hombros y unos fieros ojos amarillos parpadearon ante ella en la oscuridad. Con un jadeo asustado, comprendió que cualquiera que hubiera hecho aquellos ruidos tan horribles debía de estar en la misma oficina con ella. Moviéndose y dando patadas, se lanzó a la cabeza de la criatura con la grapadora. La criatura gruñó y bloqueó su golpe. El impacto hizo que dejara caer la grapadora. Directamente en su pie. - ¡Ow! Desesperada por salir, se resistió a la tentación de saltar sobre un pie y correr hacia su escritorio. Tal vez podría encontrar su abrecartas. Antes de que pudiera alcanzar la nueva arma, un poderoso brazo la atrapó alrededor de su cintura y la acercó de un tirón contra él. Con el último resquicio de su fuerza le dio una patada en su espinilla alcanzándolo. La criatura gruño y aumentó la presión sobre sus costillas. Una mano cubrió su boca. Ella masculló su rabia contra su mano.-Mmpht. Imbécil. ¡Déjeme ir..! Con un gruñido de frustración sin lugar a dudas masculino, la cosa dijo- Detente. No voy a hacerte daño. Ella luchó, por recuperar el aliento con la respiración áspera, y un aumento de adrenalina. El miedo y la determinación hicieron que su corazón golpeara contra sus costillas. Antes de que pudiera darle un codazo en el estómago, un curioso agotamiento la hizo detener su lucha. Al mismo tiempo el abrazo se hizo más caliente y más delicioso, el sentimiento la inundo a torrentes y se interpuso sobre su cordura. Con una arremetida poco entusiasta, ella dio unas patadas hacia atrás y golpeó a su atacante en la espinilla otra vez. - ¡Mierda! -El apretón del hombre aumento y ella no pudo respirar.- ¡Pequeña gata! El pánico aumentó. Si no pensaba pronto en un modo de defenderse, estaría muerta. Sus rodillas se debilitaron y antes de que pudiera formular su próximo movimiento, su mirada se desenfoco, luego parpadeó. Capitulo 2 Los truenos rompieron con la inconsciencia de Evelyn y se estremeció cuando un estruendo fuerte resonó en la oficina. Débil como un gatito de un día, intentó formular un pensamiento coherente. La sensación vino antes de la lucidez. Algo suave pero frío cerca de su cuerpo y el olor familiar de cuero le dio una pista de su posición. Debía estar sobre el sofá en la oficina de Mac. La luz débil penetró en sus párpados. Intentó abrir sus ojos pero no podía, una extraña debilidad la mantenía inmóvil. ¿Qué me esta pasando? El miedo le atenazó los músculos, pero nuevas sensaciones detuvieron todos sus pensamientos. Con cuidado y despacio, unas manos fuertes tocaron su tobillo. Ella se habría retirado ante el delicado toque, pero su cuerpo no parecía cooperar, para otra cosa que no fuera la respiración. Su pie derecho se le había acalambrado y cayó al piso con un ruido sordo. Entonces una mano caliente, grande lo volvió a acomodar en el sofá. ¡Guau!. Ah. Ah, sí. El toque caliente era como la caricia de un amante, tierno y con una sensación de posesión, como si el hombre la hubiera tocado de esa manera antes. Cuando sus músculos temblaron en reacción al contacto, el placer se regó caliente y calmante por su cuerpo. Perpleja, ella no protestó. El entusiasmo se deslizaba dentro suyo, calor húmedo fluía entre sus piernas. Sus pechos se sintieron más llenos, sus pezones duros y pidiendo el golpe suave de una lengua o un persistente chupeteo. No podía controlar la necesidad caprichosa que fluyó sobre ella de la cabeza a los pies. Mareada, esperó su próximo movimiento. Segundos más tarde él metió la mano bajo su falda y tocó su muslo derecho. Caliente e íntimo, el contacto no fingió ser algo sin intención. El hombre había decidido meterle mano. Ella quiso estar ofendida. Quería dar patadas en el trasero del intruso. En cambio no pudo mover ni un músculo para rechazar el delicado toque. Oh, cielos. El hombre estaba sobre ella ahora, y escuchaba su pesada respiración. ¿Así que lo había excitado? La satisfacción estuvo en guerra con el miedo. ¿Qué debería hacer ahora? ¿Quedarse tendida aquí como una ballena varada? ¿Intentar de escapar? Su aliento caliente tocó su cuello. El calor de su cuerpo se sentía caliente y excitante de repente. -Dios, eres hermosa, -susurró, su voz ronca excitante y a la vez atemorizante. La voz le pareció familiar.- ¿Qué diablos intentabas hacer, dulzura? Ella quiso hablar, refutar su valoración y decirle que mantuviera sus manos lejos de ella. A pesar de la furia, de su poca habilidad para defenderse, quería con dolorosa certeza descubrir lo que él haría a continuación. - Demonios -gruñó él suavemente. Inspiró profundamente, como si inhalara su olor.- No puedo resistirme a ti. Cuando sus dedos se deslizaron encima del cuello de Evelyn, ella no pudo reprimir un temblor espontáneo de deseo. Hombre, el tipo tenía bastante potencial en aquel pequeño toque como para iniciar un fuego más caliente que un soplete. Su tibio aliento rozó su boca en forma alarmante y erótica. Él capturó sus labios, preguntando con determinación. Ella no podía oponerse, no quiso resistirse. Separando sus labios ante su lenta seducción, Evelyn saboreó la sensación embriagadora, salvaje de la unión de su boca contra la suya. Su beso fue de exploración, suave, sedoso, ardiente, como una persistente droga. Nada en su experiencia previa la había preparado para la intensidad que incitaba su toque, su boca se sentía querida.. acariciada. Ella quería rogar por un beso más profundo. En lugar de eso obtuvo más. Él ahuecó su pecho izquierdo, pasando sus dedos sobre su pezón. Ella jadeó en su boca ante el placer inesperado que inundó su vientre. Cuando él rompió el beso y liberó su pecho, se sintió mareada y una ardiente sensación pulsaba entre sus piernas. Acalorado y deseando más, se arqueó hacia arriba y gimió. Sus labios se deslizaron sobre su cuello, hasta alcanzar el pulso suave palpitante en la base. Con los prolongados besos en su cuello, descubrió zonas erógenas que nunca pensó que tenía. Su boca regresó rozando la suya con cuidado, luego se retiró.- Levántate. Sé que estás despierta. Él cambió su estrategia al siguiente nivel, apoyó su mano en la zona media de su muslo y comenzó a subirla con obvias intenciones hacia su centro. Irrumpiendo la acción, ella se sentó de golpe y se lanzó hacia él con un gruñido.- ¡Aleja tus manos de mí, cretino! Él tomó sus brazos y capturó sus muñecas en una mano. De pronto ella encontró que su cuerpo masculino se extendía sobre ella, inmovilizándola en el sofá. Cuando lo tuvo encima, inspiró profundamente asustada. El Señor tenga misericordia. La mortificación ardió en su cara. Era Conall Tierney. Con su cabello despeinado color oro bruñido y una barba de un par de días, parecía peligroso y capaz de lastimarla. El temperamento brillando en sus ojos color verde mar, sus ojos le decían que lo había disgustado sobremanera. Una llamarada de luz amarilla invalidó el verde, y se llenó de increíble fuego. Ella jadeó de asombro. No podía ser. No podía tener la luz del fuego derramándose de sus ojos. Tal vez las débiles luces de emergencia hacia que sus ojos pareciesen sobrenaturales. Quizás ella se había golpeado su cabeza y alucinara. El fuego en sus ojos parpadeó, siendo substituido ahora por un hermoso verde. Bien, entonces ella debía haber sufrido alguna deficiencia de oxígeno para imaginarse a Conall como algo más que un ser humano. Combinado con un par de otros factores y se preguntó como podría respirar en absoluto. Cuando se movió contra él, su cuerpo se sintió musculoso y oh.oh, tan ajustado contra cada una de sus curvas. Su movimiento hizo que sus piernas se abrieran. Su falda subió un poco más alto sobre sus piernas, ya olvidada la decencia anterior. Sus caderas se recostaron entre sus muslos. Durante unos segundos su duro pene estuvo presionado contra ella en su lugar más vulnerable, con éxito. Un salvaje hormigueo se derramo sobre su vagina y ella jadeó ante la ilícita sensación. Y que grande era. Erguido, grueso y largo. Un lento, y quemante dolor se instaló en su centro y ella se ruborizó. En este momento estaba avergonzada más de lo que alguna vez había estado en su vida, descubrió que este hombre podría girar su termostato hasta abrasarla en poco menos de dos segundos. El estómago de Evelyn realmente se apretó y su adrenalina subió a mil. Inspiró profundamente para intentar recuperar el control. - Déjame ir. -Su desafío pareció débil, incluso a sus propios oídos.- Por favor. Conall fulminó con la mirada su parte inferior.- Si no dejas de moverte, vas a desear no haberme conocido nunca. Su voz fue, un gruñido suave con notas roncas, haciendo que un escalofrío le recorriera de arriba a abajo su columna vertebral. - Créeme, estoy ya allí. Ella intentó moverse nuevamente, pero él mantuvo su cuerpo apretado al suyo. La humillación le hizo arder su cara. Atacar a Conall con la grapadora había sido el error más grande y más tonto de su vida.- Déjame ir. - ¿Déjame ir? -Suave y ronca, su voz profunda inició un temblor traidor y delicioso que se enrolló profundamente en su estómago.- ¿Eso es todo lo que tienes que decir después de que casi me envías al infierno con una.... grapadora? Ella inhaló fuertemente.- No creo que te hubiera echo mucho daño con ella. - Huh. Podrías haberme engrapado a muerte. - Bien, podría haberte matado si te hubiera golpeado en la cabeza. Aprendí eso en la clase de defensa personal la semana pasada. - ¿Defensa personal? -Bufó con una sonrisa en los labios- Necesitas un instructor mejor. Yo podría enseñarte algunas cosas... pero, no importa. Eso te ayudaría solo contra los humanos, pero... - ¿Solo humanos? -Ella soltó una risa suave.- ¿Qué piensa que es esto, los X -Files? © Sus hipnotizantes ojos se entrecerraron, y ella notó sus oscuras pestañas obscenamente largas. Nada sobre este encantador hombre era repulsivo de ninguna manera. A no ser que, desde luego, uno contara su personalidad. - ¿Podría levantarse de encima mío? -Preguntó, determinada a reprimir la bestia en él con un tono razonable de voz. Él liberó sus muñecas, su expresión llena de desconfianza.- ¿Si hago eso intentarás darme patadas en el culo nuevamente? - No. Involuntariamente sus palmas se apoyaron sobre la tibia y fuerte contextura de sus amplios hombros. Esta noche vestía una camiseta apretada azul marino que perfilaba los músculos increíbles de sus hombros y sus brazos. Era más fuerte que cualquier hombre al que había tocado. Los vaqueros de Conall hacían poco para ocultar la sensación de su pene contra su monte de Venus del modo más delicioso. Involuntariamente tembló ante la deliciosa sensación. Sus pezones presionaban en su velludo y duro pecho. Su mirada se clavó fijamente en ella.- Yo dejaría de hacer eso si fuera tú. - ¿O qué? - O voy a hacer algo sumamente poco profesional. - ¿Como, no lo has hecho ya? Me besastes. A eso llamo yo comportamiento inadecuado. En vez de sonreír como la criatura maquinadora y excitante que era, Conall frunció el ceño con enervante concentración que acobardaba, como un cazador. Su mirada la devoraba, tan ardiente y sensual que apenas pudo contener el aliento. Él no parecía estar cien por ciento en control, como si pudiera saltar en cualquier minuto. Tal vez debería temerle. Entonces se dijo nuevamente, ella no debería tener miedo de un agente SIA. Todos ellos fueron examinados con una extenuante evaluación psicológica. A no ser que este tipo decidiera volverse loco sobre ella sin razón, todo debería ser satisfactorio. Antes de que pudiera saborear más de su cuerpo fuerte sobre el suyo, él se levantó y ella se sentó en el sofá rápidamente. - Déjame ver tu pie. -Él alcanzó su pierna y la sostuvo en su regazo. Bien, entonces él quería jugar al misterioso. Si él creía que podría ganarla con su encanto y sus buenos modales, tenía que pensárselo mejor. Ella no sucumbía ante los hombres carismáticos, apuestos y orgullosos que pensaban que eran el ying y el yang.© Nunca. Su mirada se tornó aguda, y por un momento pensó volver a ver la extraordinaria llama amarilla en sus ojos.- Me disculpo por asustarte. - Claro... -Cortó ella, comprendiendo que él no podía leer su mente, incluso aunque pareciera que lo estaba haciendo.- Siento haber intentado golpearle con la grapadora. Una cínica sonrisa tocó su boca durante unos segundos, luego desapareció. ¿Como luciría si sonriera con alegría? ¿En malvado placer? Probablemente nunca lo sabría. - Cualquier cosa que hayas hecho para dejarme inconsciente antes. ¿Podría enseñarme cómo hacerlo? -Preguntó. - Uh.no. - ¿No puedes hacerlo o no quieres? - No puedo. Evelyn tuvo ganas de recoger la grapadora otra vez y arrojársela, en vez de eso frenó su frustración.- Haré un trato contigo. Muéstrame como me hiciste perder el conocimiento, y no informaré que intentaste subirte encima de mí. - Por qué... -Él frunció el ceño.- No intentaba sentarme encima tuyo. Intentaba quitar tu media para ver el daño en tu pie. Ahora déjame ver si te has hecho daño. ¿Quitarse su media? ¿Delante de este atractivo hombre? Cuando ella vaciló, él tomo su pierna y siguió con lo que estaba haciendo. Sus grandes manos subieron por debajo de su falda hasta encontrar el nylon y deslizarlo con lenta deliberación. El calor en sus dedos quemó su piel. Ella casi le abofeteó, pero entonces algo extraño sucedió. Su vientre tembló de anhelante deseo cuando el deslizó la media abajo, abajo, abajo. Cada roce de su piel contra su pierna envió un calor que se acumulaba profundamente en su pubis. Sus pezones se apretaron contra su sostén, y agradeció al cielo llevar uno de esos sostenes ligeramente acolchados ante lo cual él no podría ver su reacción. Ella leyó detenidamente su expresión con sorpresa. El hombre parecía embelesado mientras deslizaba la media por su rodilla, luego sobre su tobillo, entonces por todo su pie. Él acomodó la media en el respaldo del sofá. El aliento de Conall silbó. Él ahuecó su pie y ella tembló cuando sus dedos calientes lo sostuvieron.- Demonios. Mira esto. ¿Te duele? La contusión que ya se veía en el tobillo estaba toda amoratada e hinchada.- No realmente. - Gira tu tobillo y mueve los dedos del pie. Hizo lo que le pidió. - ¿Sientes dolor ahora? -Preguntó. - Un poco. Él con cuidado bajó su pie.- No creo que te hayas roto ningún hueso. Ella tomó la media del respaldo del sofá, con la intención de volvérsela a poner lo más rápidamente posible. Mientras subía su pierna y resbalaba la media sobre los dedos del pie, él se levantó. Ella siguió deslizando la media sobre su piel. - Podría decir que me acosaste sexualmente -dijo sin vacilación cuando subía la media sobre su tobillo y luego por el muslo. - Yo podría decir que atacaste a un agente del SIA y obstaculizaste su capacidad de funcionar. - ¿Qué? ¿Cómo te obstaculicé? Ella pasó sus dedos sobre la cima de su media para asegurársela con el botón del liguero. Los ojos de Conall mantuvieron un puro interés masculino cuando su mirada acarició su pierna del tobillo al muslo. Claramente él no tenía ninguna intención de contestar su pregunta. Cuando deslizó su pie en su zapato, se estremeció ante el dolor sordo. Ella echó un vistazo al ofensivo agente enfrente de ella.- ¿Dónde está tu placa de identificación? - En el cajón izquierdo de mi escritorio. Odio llevar la maldita cosa. - Eso te conseguirá problemas con seguridad tarde o temprano. ¿Supongo que la llevabas para entrar a trabajar esta noche? Su mirada sostuvo el desafío definido.- No habría entrado al complejo sin ella. ¿Eres una de esas personas que se ciñen a todas las reglas cueste lo que cueste? Ella tragó en seco.- Las reglas están hechas por alguna razón. El rascó su barba partida.- Concedido, tienes razón. Más truenos agitaron el complejo. La lluvia aporreaba las ventanas con un enfurecido golpeteo. Él camino hacia la ventana y observó hacia afuera. El relámpago destelló y más estruendos enfurecidos se repitieron. El agua salía de los desagües, descargándose en la calle como una pared de agua. Ella suspiró con irritación.- No creo que pueda marcharme por un tiempo. Conall regresó, sus ojos brillaron como un hombre totalmente interesado en una mujer. Las luces de emergencia hicieron sombras extrañas sobre sus altos pómulos. Tenía una aureola de fuerza y de plena confianza, una audacia y control que ella sólo había visto en Mac Tudor, mientras se había sentido atraída por Mac, de pronto sus caóticos sentimientos por el agente sobrepasaron cualquier reacción hormonal momentánea, que había experimentado por su jefe. Acechando atrás de ella, Conall se movió con la gracia de una bestia en reposo, grande e invencible. Una emoción de anticipación, de no saber lo que haría, la llenó. Eso y el hecho de que su pene estaba duro y erguido bajo aquellos vaqueros. Para alejar su mente de su erección, decidió pensar en algo que decir. - ¿Escuchaste aquellos ruidos extraños? -Preguntó. - Los he oído cada noche que he trabajado aquí. Se encogió de hombros.- Seguramente no son fantasmas, como algunas personas creen. ¿No parece probable que algo empezara a frecuentar este edificio salido de ninguna parte, cuando nunca antes lo había hecho? Se que, esto ha estado tranquilo durante todos estos años. Él cruzó sus brazos, y aquellos músculos bien definidos se agruparon del modo más interesante.- Mac y yo pensamos que alguien llamó a la criatura. Es por eso que estoy aquí -dijo- Mi Director, Quinton Maybrick, me asignó para determinar que demonios hace por aquí. - ¿Para su primera asignación? - Esta no es mi primera asignación. Trabajé en Europa aproximadamente tres años. - Eso suena fantástico. - Pareces un poco envidiosa. Asustada por su exactitud para adivinar sus emociones, lo miró atentamente. Él no parecía burlarse de ella.- Lo estoy. Pero planeo hacer lo mismo cuando me una a las filas de agentes especiales. Dame tiempo. Su boca se abrió de pronto, y su mirada incrédula la desafió.- ¿Tú? Ella frunció el ceño y caminó hacia la puerta con la intención de regresar a su escritorio.- Yo. Estoy en clases de defensa personal. Cuando las termine, estaré lista para solicitar el ingreso a la academia de la SIA. Él la siguió, y cuando ella se deslizó detrás de su escritorio, él estuvo de pie delante de ella como un centinela. La autoridad emanaba del hombre en olas potentes e inquietantes. Conall no podía creer que esta delgada y delicada mujer pudiera ser un agente de la SIA. De ninguna manera. De hecho, parecía demasiado femenina con su brillante y ondulado cabello color coñac cayendo del moño, y sus ojos alarmantes azules que lo miraban fijamente. Su cara ovalada, la pequeña nariz, los labios bien tallados y sus grandes ojos la hacían condenadamente linda. Su piel, pálida y suave parecía perfecta. Obsesionado con su largo y delgado cuello, quería probar el pulso que golpeaba fuerte y caliente bajo su piel. Siempre que estaba cerca de ella, sentía la excitación aumentar en Evelyn. En todos sus encuentros, había sentido la atracción innegable entre ellos. Apenas había sido capaz de mantener sus manos alejadas de ella el día que había querido ver a Mac y Evelyn se había rehusado. Quería alimentarse de esa emoción, ahogarse en ese sutil y femenino aroma y en la pasión reprimida encerrada en aquel hermoso y frágil marco. El desafío brilló en sus ojos. Ella intentó empujar un rebelde cabello que se le había zafado de su moño fracasado. Frágil, infiernos. Él no habría tenido que usar sus poderes para ponerla fuera de combate si hubiera sido más dócil. Demonios, si no era la más desafiante y de lejos la mujer mas bella que había descubierto en todos estos años. - ¿Entonces estas planeando convertirte en agente? -Preguntó, entendiendo que repetía lo obvio. Su mirada audaz lo dijo todo.- Ese es mi objetivo. Ella lo desafió, pero él sintió su vulnerabilidad, su incredulidad ante lo que ya había experimentado esta noche. Demasiado malo, él no podía decirle todo. Caray, a veces odiaba la necesidad de cubrir sus habilidades. Ella recogió un lápiz sobre su escritorio y comenzó a girarlo entre sus dedos, con movimientos breves y nerviosos. - ¿Entonces te gusta trabajar para Mac? -Preguntó Conall. - Adoro trabajar para él. Es un jefe fantástico. Celos, algo que Conall no podía acordarse haber experimentado por largo tiempo, lo traspasó con una sacudida. - ¿Incluso aunque trabajes quince horas al día? Eso parece algo excesivamente fiel de tu parte. - Mi tiempo en el trabajo no es de tu incumbencia, Agente Tierney. Desconcertado por su tono, le dijo- Conall, por favor. Ella se puso de pie bruscamente.- Conall, ¿supongo que nunca has trabajado horas extras en sus misiones? - Desde luego, lo he hecho. Agitó una mano desdeñosa.- Ahí lo tienes. ¿Qué diferencia hay con lo que hago yo? Ella tenía un punto. Demonios.- Creo que hay un poco más de ello que esto. - ¿De qué estas hablando? -Tienes un amorío con Mac, ¿verdad? Ella jadeó, sonando escandalizada.- Mac es un marido fiel y yo nunca pensaría tener un amorío con un hombre casado. Él levantó la mano.- ¡Espera!, Tómalo con calma. No dije que lo hicieras. Intrigado por el fuego y la especia que se ocultaban dentro de esta hermosa mujer, él no pudo menos que reaccionar. Primitivas necesidades resurgieron en él. Parecía un hombre de la selva en búsqueda de su compañera, una mujer que podía emparejarlo, fuego con fuego. Él suspiró, pero la bestia rechazó ser retenida. Su atención se fijó en la mirada sobresaltada de sus ojos, siguiendo el camino hacia su ancha boca, sus labios llenos y separados. Infiernos, sí. Él quería estar dentro de aquella boca. ¿Qué se sentiría deslizar su pene en su boca y experimentar que la bonita boca le chupara y lamiera? Su ingle se apretó sin advertencia, un sentimiento agudo que no podía controlar. Él dio un paso alrededor del escritorio hasta que estuvo de pie cerca de ella. Todos sus sentidos determinaron con precisión el momento, en que la temperatura se elevó hasta las nubes entre ellos. Esta mujer necesitaba un buen amante. Largo, fuerte, profundo. Lento y rápido. - Sé lo que deseas -le dijo. - ¿Ah si? -El resentimiento en su cara casi lo hizo sonreír. - Sí. Algo para conseguir alejar tu mente de tu jefe. Necesitas un poco de aventura. Fuego elemental brotó dentro de Evelyn. Ella no pudo recuperar su aliento cuando él la miró fijamente con sus misteriosos y sexys ojos. El parpadeó lentamente, con las pestañas pesadas, espesas. - ¿Aventura? -Preguntó Evelyn, con voz aguda. Él le guiño un ojo, la sonrisa que acompañó al guiño hizo que su respiración se volviera a detener. Pensó que había visto el fuego en sus ojos nuevamente. Los truenos rugieron y ella saltó, instintivamente acercándose a él. Sus brazos la sostuvieron, calientes, fuertes y acogedores. Sus manos se posaron sobre su pecho tocando los músculos que parecían una pared sólida. Su pulso se aceleró en sobre marcha. Resplandeciendo con hambre, su mirada le comunicaba lo que quería.- Esto no se suponía que pasara esta noche. Desconcertada preguntó- ¿Qué? -Tu. Yo. Esta maldita tormenta. -Su voz se hizo más profunda, como deliciosa y ronca música a sus oídos.- Lo que quiero hacer contigo y a ti. Su toque resbaló hacia abajo justo encima de su trasero. Tembló ante la exquisita sensación.- No creo en huir cuando siento algo por una mujer. Su calor y presencia abrumadora hicieron saltar su corazón. Todo lo que ella sentía en ese momento estaba más allá del sentido común y la razón. - Cada vez que nos hemos visto -le dijo- he notado algo ardiente entre nosotros. Estoy tan condenadamente atraído hacia ti que no puedo ver claro. - ¿Ah si? -Dijo Evelyn jadeante. - Evelyn, me preocupo por ti. Ahora hay alguna criatura loca que frecuenta estos pasillos y no quiero que te alejes de mi vista. Atontada por su declaración de que se preocupaba por ella, apenas logró decir- Si me convierto en un agente estaré en situaciones peligrosas. - Exactamente. Ah, hombre. Estaba tan cerca. Tan caliente. Tan grande y duro. Ella permitió a sus palmas acariciar sus amplios y musculosos hombros con admiración. Sonrió un poco cuando sintió su diminuto temblor.- Esto es bastante arriesgado ahora mismo. - Uh-huh. Y si no lo detienes, algo loco va a ocurrir. Ella no dijo nada. Cuando él se movió despacio, sus inhibiciones se detuvieron. Su boca capturó la suya, tibia, buscando, ardiente y resuelta. Él ahuecó su trasero con una mano, probando y exprimiendo mientras su otra mano se sumergía en su cabello. Su lengua barriendo sobre sus labios en exploración. Acomodando sus brazos alrededor de su cuello, se inclinó hacia él y sintió su miembro apretarse contra su estómago. Los duros músculos apretados contra sus pechos, sus fuertes brazos presionándola contra el. Un beso siguió al otro cuando colocó su boca en ángulo sobre la suya. Su lengua se enredó en la de ella, penetrando con golpes profundos que demandaban atención. Cuando los escalofríos empezaron a recorrer todo su cuerpo, sintió su necesidad aumentar en espiral. Ella no podía interrumpir ese deseo, no quería detenerlo. Antes de darse cuenta, él la había guiado hacia la pared. Ahuecando su trasero con ambas manos y levantándola. Sus piernas se enredaron alrededor de sus caderas. Él se apretó contra su parte íntima y contra sus labios, presionando donde ella lo necesitaba más. Entonces él giró sobre sus caderas con una ondulación lenta y persistente. Oh mi Dios. Ella se meneó contra él, intentando obtener más de la deliciosa fricción. Con fervor implacable él la sedujo, y un pensamiento permaneció en su mente. Lo deseaba más de lo que había deseado antes a cualquier hombre. Introduciendo sus dedos en su cabello, gozó de la deliciosa sensación de sus largos cabellos deslizándose contra su piel. Ella tocó su mandíbula áspera con algo de barba y un caliente espasmo le recorrió el vientre. Todo lo masculino en él la llamaba a ella, exigía su capitulación en este salvaje paseo. Algo animal se liberó dentro de ella, y Evelyn no podía negarlo más. Ah, sí. Por favor, por favor, por favor. Su tono ronco y áspero entró en su mente. Te quiero. Quiero follar contigo. Sus palabras eróticas y fuertes dentro de su mente, la sobresaltaron. Ella le miró fijamente con asombro.- Como hiciste.. Un chillido, éste más fuerte que el anterior, se repitió fuera de las oficinas. - Mierda -dijo Conall. Él la liberó, bajándola con cuidado al piso. Su mirada todavía inflamada de deseo, su respiración rápida y casi áspera. Las pupilas dilatadas, su cara roja y labios separados, parecía cien por ciento listo para hacer el amor. En cambio giró y se dirigió hacia la puerta. Ella le siguió, y cuando él se dio la vuelta hacia ella, tropezó con él. La tomó por la cintura.- Permanece aquí. - Dije que te ayudaría. - Necesitas estar segura y si estas pegada a mi, estaré demasiado preocupado por ti, como para trabajar con eficacia. ¿Pegada a ti? Qué insulto. ¿Estaba preocupada? Ahora él parecía especial, y ella comprendió con una sacudida que experimentaba al menos un poco de preocupación por él, comprendió con irritación. Abrió su boca para protestar, aunque fue el movimiento incorrecto. Conall se movió hacia ella, cubriendo su boca con un profundo y adictivo beso. Sus manos se ahuecaron en su cara, mientras su lengua se movía contra la suya. El beso continuó, convirtiéndose en una reacción casi termonuclear cuando ella respondió. Cuando él se separó, ella quiso pedirle que tuviera cuidado. - Conall... - Permanece aquí. Él abrió la puerta y miró el pasillo. Dio un paso en el vestíbulo y cerró la puerta. Ella escuchó un ruido extraño como un click. Sospechando, intentó girar el pomo de la puerta y esta no se movió. Gruñó de frustración golpeó con la mano la puerta.- ¡Demonios, Conall Tierney, abre la puerta! ¿Cómo cerró la puerta por fuera, a no ser que tuviera las llaves de seguridad? Seguridad. Ella se precipitó a su teléfono y encontró que todavía no funcionaba.- ¡Maldición! Se sentó sobre el borde de su escritorio con un suspiro. Tal vez debería estar asustada, pero en cambio se sentía más viva de lo que alguna vez había estado. Su piel se sentía roja y hormigueaba, su respiración era rápida y con profundos jadeos. El sexy agente de ojos sobrenaturales, magnífico físico y embriagantes besos le había hecho esto. Bien, había querido aventuras y las había conseguido. Otro horrendo gritó resonó, saltando de las paredes y bastante ruidoso como para que Evelyn se pusiera las manos sobre sus oídos. Luminosos relámpagos inundaron el área, aumentando de intensidad como el fuego de un cañón. Debería haber una salida aquí. Entonces recordó y se golpeó la frente con una mano. ¿Cómo podía haberlo olvidado? La oficina del Mac tenía una puerta de escape secreta, para ser usada durante las emergencias. Esto se calificaba como una emergencia. Ella se precipitó a su oficina. Después de que Evelyn empujó el pequeño botón bajo el escritorio de Mac, los pesados estantes de caoba gimieron ligeramente abriéndose. Una sección fue a la izquierda, desapareciendo parte de la puerta en la pared, la otra se deslizó hacia la derecha. Ella había visto esta puerta de acero hacia tiempo cuando Mac le había mostrado la ruta de escape. Giró el pomo de la puerta y este saltó fácilmente, luego se abrió. Con confianza pasó por la puerta y caminó por el iluminado túnel. Entonces recordó que necesitaba un arma. Regresó a la oficina y tomó la grapadora más pesada del escritorio de Mac y la levantó en su mano izquierda. Era voluminosa, pero haría un considerable daño si la llegará a necesitar. En unos cuantos segundos estuvo en un túnel de aproximadamente cuatro pies de ancho y siete pies alto©. Dio la vuelta a la izquierda, bien consciente de que este era otro panel secreto que conducía al vestíbulo externo y hacia la libertad. Ella sonrió abiertamente. ¿No se sorprendería Conall? Capitulo 3 Conall apretó los dientes hasta que le dolió la mandíbula mientras atravesaba el pasillo. La emoción de la persecución se alzaba en su interior. Se tomaba la caza seriamente, y haber encerrado a Evelyn en la oficina había sido necesario incluso si ella hubiese tenido deseos de ir al baño. Sonrió. Circunstancias desesperadas exigían medidas desesperadas. La pequeña moza lo habría seguido hacia el peligro de otro modo. Su estómago se apretaba con la idea de Evelyn cerca del peligro. Deseaba poseer más tiempo para explorar su atracción hacia ella. Se imaginaba como sería ella, su cuerpo suave y apretado, exprimiendo su pene. Gimiendo, él empujó los pensamientos acerca de follarla a lo más profundo de su mente y exploró el área buscando cualquier amenaza. Miró detenidamente en la débil iluminación de emergencia. Merodeó por otro pasillo, permitiendo a sus sentidos excepcionales rastrear su presa. Esto no demoraría mucho ahora. Su cuerpo se sentía ligero, elástico, y listo para la batalla. El siguiente chillido hizo que cada cabello sobre el cuerpo se le erizase. Fuegos del infierno y condenación. Aunque había vivido un largo tiempo, nunca había olvidado el grito de esta amenaza particular. Antes de que cruzara una intersección de pasillos, la figura encapuchada de azul salió abruptamente hacia el vestíbulo y se cernió cerca del techo. El largo y negro cabello de la figura se agitaba en una brisa que no se veía ni sentía. Ah, infiernos ¿Cómo podía algo tan malditamente hermoso ser tan mortal? El gemido de miserable dolor salió otra vez de su boca abierta mientras ella se cernía en la unión de los pasillos. Sus brazos colgaban hacia los lados, sus pies pendían. Su mirada fija, oscura, demoníaca y feroz, se fijó en él. La capa de la mujer y el pelo siguieron revoloteando, y su monótono vestido marrón colgaba hasta sus tobillos. Él miró sus finos rasgos de porcelana y su brillante sonrisa. Oh, sí. Muchos cazadores como él habían tenido contacto con el hechizo seductor de esta mujer. Pero él no se enamoraría de su traidor encanto. Ella comenzó a deslizarse hacia él pulgada a pulgada. A pesar de su tentativo avance, él sabía que ella podía moverse muy rápido. De pronto inundó el vestíbulo con un chillido de pena. Él se estremeció. - Vuelve a la otra dimensión, mi amor -le dijo.- Este no es lugar para ti. Antes de que él pudiera hacer ningún movimiento, oyó un ruido detrás de él y se giró. - ¡Vaca sagrada! -dijo Evelyn. Estaba de pie en el vestíbulo blandiendo una grapadora diferente de la que había tenido antes. Ésta se veía más grande y más mortal. ¿Qué diablos? ¿Poseía una colección de malditas grapadoras? Él se giró hacia la más mortal de las dos mujeres, pero le habló a Evelyn- ¡Por todos los malditos infiernos!, ¿Y yo que creía que te había encerrado para mantenerte a salvo? Evelyn no pudo creer lo que sus ojos veían cuando se fijaron en la extraña aparición que se cernía en el vestíbulo. Ella tembló ante el despreciable horror, atrapada entre la aceptación y la incredulidad total. Lo más alarmante de todo, era la cara angelical de la criatura, una belleza suave, como de un niño pequeño. Evelyn se quedó parada en el sitio donde estaba, agarrando fuertemente la grapadora. - ¿Quién es? -preguntó Evelyn.- ¿Qué es? Él no tuvo posibilidad de explicárselo. La mujer flotante se puso de pronto en acción. Y Conall también. Evelyn se estremeció mientras la mujer gritaba. Los rasgos prístinos de la criatura se metamorfosearon en un semblante burlón con ojos rojo-sangre y una boca totalmente llena de dientes agudos como navajas de afeitar. - ¡Ah, mierda! -Evelyn sostuvo su grapadora en alto, deseando tener un arma. La mujer flotante y Conall chocaron en el aire. Mientras caían enredados sobre el suelo, la mujer gritaba y gritaba. Segundos más tarde, Conall arrojó a la mujer contra el techo con enorme fuerza. Saltó sobre sus pies justo mientras la criatura caía al lugar donde él acababa de estar. Conall se paró sobre ella, sus manos apretadas en puños y su respiración dificultosa. La extraña criatura flotó hacia arriba, en dirección al techo otra vez, pero ahora él no la detuvo. Sus manos de largos dedos se curvaron como garras cuando miró airadamente a Conall y atacó. Conall saltó en el aire, su pie derecho alzándose mientras encajaba una patada exactamente en medio del pecho de la criatura. Evelyn miró con horrorizada fascinación como la criatura flotaba hacia atrás por el aire a través del largo vestíbulo hasta que chocó violentamente contra la pared de atrás. Los gritos horribles de la mujer se intensificaron mientras se arrastraba por la pared, desmadejada, hacia el suelo. Sin vacilación, ella se deslizó, recuperando el equilibrio en el aire, moviéndose por el pasillo a grandes pasos. Nuevamente Conall se movió tan rápido que ella no pudo verlo, su cuerpo tomando un aspecto borroso. La mujer flotante cayó al piso a la vez que erraba su objetivo, luego, la mujer se borró de la existencia, no pudiendo ser vista en ninguna parte. Conall se materializó, su cara bordeada con sudor, sus puños apretados a los costados. Una sensación helada envolvía a Evelyn desde su estómago hacia arriba, como una ráfaga de viento ártico proveniente de las profundidades de las tierras congeladas. Mientras temía el regreso de la criatura, se preguntaba en qué lugar del Hades, había obtenido Conall sus poderes. Sus ojos ardían amarillos, su hermoso color se había oscurecido hasta el color del fuego. No sabía si tenía que estar atemorizada de él o absolutamente excitada por su asombrosa demostración de músculos y su sobrenatural habilidad de pelea. Atontada y respirando con fuerza, Evelyn preguntó- ¿Qué era esa cosa? - Una banshee. - Estás bromeando. - No, no estoy de broma. Hablaremos acerca de ello cuando esto esté terminado. Mientras tanto, mantén los ojos abiertos... En una explosión de velocidad, el ser se materializó nuevamente entre Conall y Evelyn y se lanzó directamente por el pasillo hacia Evelyn. Evelyn no tenía tiempo para hacer nada más que jadear y dar unos pasos hacia atrás. La banshee golpeó a Evelyn con tanta fuerza que la grapadora casi voló de sus manos. Evelyn aterrizó con un ruido sordo sobre su trasero, y el dolor la hizo emitir un gruñido. Cuando la criatura se cernió sobre ella, Evelyn soltó un grito de batalla decidido y vibrante.- ¡Toma esto, maldita! Con ruido sordo, la grapadora golpeó a la banshee en la frente. Los ojos de la banshee se ensancharon, luego se pusieron blancos mientras caía sobre su trasero con un suspiro. Conall se paró en frente de la banshee y pronunció algunas palabras en una lengua que Evelyn nunca había oído antes. La inconsciente Banshee comenzó a disolverse. - Dios mío -dijo Evelyn. Como anunciando el último aliento de la banshee, los truenos agitaron el complejo. Unos segundos más tarde el cuerpo de la banshee se evaporó como una nube de humo, como si nunca hubiese existido. Conall sonrió hacia Evelyn.- Maldita sea si esa grapadora no ha detenido a esa desgraciada. Me proporcionó el tiempo suficiente para usar el conjuro. Ella tenía que estar inconsciente para que funcionara. Evelyn miró fijamente a Conall.- ¿Qué dijiste para hacerla desaparecer? - Era irlandés gaélico. Un rápido conjuro para enviar a la banshee de vuelta al reino de donde venía. - ¿Por qué demonios estaba la banshee aquí? Conall suspiró.- Al parecer se enamoró de un agente irlandés quien recientemente se traslado aquí y luego murió en el cumplimiento del deber. Ella ha estado lamentando su muerte las dos últimas semanas. Mac me llamó para buscar un modo de eliminarla. Incrédula, ella sacudió su cabeza.- ¿Estaba enamorada de un agente? Él guiñó un ojo.- ¡Eh!, el mundo está lleno de extrañas y sangrientas historias de amor. Supongo que esta era una de ellas. Ella se rió, luego gimió cuando se dio cuenta de que estaba magullada por todas partes. Conall puso a Evelyn de pie y luego la tomó en sus brazos. Sus brazos la apretaron cerca, su mirada fija revisando si se había hecho daño.- ¿Estás herida? - No -le dijo entre esfuerzos por recuperar el aliento. Estaba temblando debido al exceso de adrenalina y miedo.- Estoy súper bien. Él sonrió abiertamente, alejando la preocupación de su expresión.- Te diré lo que eres. Tal vez me equivoqué acerca de que no tenías materia de agente. Todos mis poderes y no podía atrapar a la banshee pero tú lo hiciste con una maldita grapadora. Ella le dirigió una sonrisa atrevida, una reminiscencia de la energía que bullía en su interior. Tembló con una mezcla de alivio y satisfacción, y se acurrucó más cerca en sus brazos.- Gracias. ¿Qué hacemos ahora? - Llamar a Mac. Tiene que venir aquí y ver que hemos pateado el trasero de la banshee. * * * * * Mientras Mac Tudor miraba fijamente a Conall y a ella, Evelyn se preguntó si podría conseguir el informe completo acerca del fallecimiento de la banshee. En cambio Mac sonrió.- Creía que lo había visto todo. -Él posó sus manos sobre sus caderas mientras paseaba por la oficina, entonces se detuvo.- Pero supongo que hoy he aprendido algo nuevo. Evelyn le dirigió una burlona sonrisa.- De modo que yo lo hice. El agente especial Tierney tiene habilidades sumamente insólitas. Conall cruzó sus brazos.- Yo diría que Evelyn merece una carta de recomendación cuando sea el momento de que solicite el ingreso a la academia. - ¿Yo? -Evelyn casi chirrió la pregunta. Tragó con fuerza. - Tú -dijo Mac.- Lograste burlar una banshee con una grapadora. Eso es algo que a nadie se le había ocurrido antes. -Mac miró su reloj.- Es tarde. Creo que deberíamos ir a casa. Os veo luego. Después de que Mac los dejó, Conall tomó a Evelyn del brazo y salió de la oficina de Mac hacia el otro vestíbulo. - ¿Qué estás haciendo? -Preguntó ella. - Tenemos que hablar en algún sitio privado. - ¿Acerca de qué? - Acerca de lo que empezamos en esta oficina hace un rato. Acerca de lo que pasa entre nosotros. Ella quiso negarlo. Quiso abrazarlo. Mientras luchaba con su turbación, lo siguió en su camino. - A propósito -preguntó.- ¿Cómo me encerraste en la oficina antes? - Usé mi mente para tapar la cerradura. Es algo que aprendí a hacer hace años, incluyendo el elegante truco con el que te dejé fuera de juego antes. Ella bufó.- Elegante. Seguro. Él ya se había dado cuenta de cómo Evelyn había escapado de la oficina de Mac; ella se lo había contado después de que habían entrado en contacto con seguridad y habían llamado a Mac. En la siguiente hora y media ella había aprendido mucho sobre el intrigante agente, excepto acerca de cómo él había dado vueltas por el aire a velocidades impactantes y había aparecido y desaparecido en el vestíbulo con la intensidad de relámpago. Antes de que pudiera decir algo, él la condujo hacia el pequeño salón de los empleados y cerró la puerta. Con una mirada a la cerradura, ésta hizo un sonido y se cerró con llave. - Estás lleno de sorpresas -dijo ella. - Hay más de donde vino esa -dijo él con voz ronca. Entonces él se aproximó por detrás de ella y le quitó las horquillas del pelo con un movimiento rápido y eficiente. Él puso la horquilla en su bolsillo. - ¿Qué...-ella comenzó. - Tu pelo se estaba escapando de todos modos. -Su mirada la admiraba- Es hermoso. ¿Lo dejas suelto alguna vez? - Desde luego. Sobre todo los fines de semana. Su atención viajó a través de su cuerpo sin disculpas, el obvio interés sexual grabado en su hermosa cara.- ¿Qué usas los fines de semana? Perpleja, se encogió de hombros.- Cualquier cosa que se me antoje. - ¿Y qué con respecto a la noche? - ¿En la noche? - Para ir a la cama. - No es de tu incumbencia. - Adoraría averiguarlo. Ella aceptó el reto, agradándole el juego.- Bien, si debes saberlo... Duermo desnuda. - Oh, Dios -susurró. Deslizó su mano por el pelo de ella en la base de su cuello.- Me gustaría ver eso. El deseo llameó dentro de ella al sentir su gentil toque y su ardiente atención.- Este no es un comportamiento profesional. - No, no lo es. - Lo que estamos haciendo podría ser mal interpretado si alguien entrase. - ¿Qué piensas que estamos haciendo? - Estás coqueteando. Él rió suavemente.- ¿Y tú no? Ella hizo una pausa, cogida con la guardia baja.- ¿Qué sucederá si nos atrapan? Él sonrió, su sonrisa burlona como la de un lobo hambriento, un hombre ajeno a la civilización.- Oh, sí, esto parece una locura. ¿Qué tendría que hacer para lograrlo? Obviamente Conall quería dar a entender lo referente al negocio de la muerte poco a poco. Al hombre le gustaban los riesgos. El peligro. Oh, chico Más deberías flotaron hacia Evelyn. Debería dar un paso atrás. Debería pegarle con la mano. Debería. Mientras tomaba un profundo suspiró saboreó su olor almizcleño, sus sentidos se vieron sobrecargados. Antes de que pudiera acumular más objeciones mentales, él la besó. Sí. Ella oyó el profundo y masculino tono en la palabra mientras ésta se deslizaba por su mente. Ella se apartó de su beso.- Puedes leer mi mente. ¿Qué eres tú? Él frunció el ceño, pero sus ojos centellearon con genuina diversión. Él puso su mano más cerca de su pecho, capturando los dedos de ella bajo los suyos.- No está en mi código ético hacer el amor con una mujer sin que sepa mi secreto más grande. - He escuchado rumores sobre agentes con capacidades especiales. Y tus ojos son tan. tan diferentes. Él tomó su mano desde su pecho y la atrajo hacia sus labios. Besó sus dedos.- Soy un vampiro. Los ojos de Evelyn se ensancharon, pero si ella misma esperaba sentirse asustada, esto no le ocurrió.- Me estás tomando el pelo, ¿verdad? Los vampiros no existen. Conall sonrió abiertamente.- Nací en 1732 y fui convertido en un vampiro en mi trigésimo cumpleaños por un vampiro femenino que quería compartir una vida inmortal conmigo. Tendré por siempre treinta años. - Entonces me estás diciendo que los ojos dorados y la lectura del pensamiento se deben a que eres un no-muerto. - Es una forma de decirlo. Pero pequeña, estoy lejos de estar muerto. Evelyn no podía comparar a este hombre apasionado, magnífico que estaba de pie delante de ella con alguien que succionase la vida de la gente.-Pero... Pero... - Escúpelo, dulzura -dijo suavemente.- ¿Qué es lo que quieres saber? - ¿Pero matas a la gente chupándole la sangre? -Ella oyó cómo su voz iba subiendo el tono. - No. Nunca he convertido a mortales en vampiros. No podría hacerlo. Y nunca hago daño a nadie, excepto a los tipos malos. - ¿Entonces por qué no estás con esa vampiresa que te transformó en inmortal? - Porque no la amaba entonces, y no la amo ahora. La satisfacción corrió a través de Evelyn incluso si su suspicaz naturaleza no le permitía creer del todo lo que le decía.- ¿La SIA sabe que eres un vampiro? - La SIA lo sabe. Y te demostraré que no soy un hombre a medias de más formas que las que te imaginas. Tengo talentos que no has visto aún. Tú estás madura para el emparejamiento, aún si lo sabes o no. Un vampiro macho puede sentir a una mujer que está necesitada de una buena follada a una milla© de distancia. Y cuando un vampiro folla con una mujer mortal los fuegos artificiales pueden ser algo más asombrosos. Su tono ronco la excitó de manera abrumadora. Nunca se había dado cuenta hasta ese momento la palabra follar podía ser un afrodisíaco en las circunstancias adecuadas. Temblando debido a los impulsos sexuales más salvajes que podía recordar haber tenido alguna vez, examinó el calor que se cocinaba a fuego lento en los ojos de él. Ella se acercó para tocar su pecho, sus pezones, su estómago, su verga, por todas partes y de todas formas. - Esto es una locura -susurró ella.- En cuanto al control de la natalidad y las ETS©... - No puedo tener hijos y no porto ninguna enfermedad. -Antes de que ella pudiera protestar más en contra, él la tiró más cerca y la envolvió en sus brazos.- Si esa banshee te hubiese hecho daño... -Él sacudió su cabeza. Su mirada la hizo sumergirse en un espiral de creciente calor, un rugido de energía sexual alzándose que necesitaba algún lugar para explotar. Mientras él acariciaba su mejilla con sus labios, susurró- Sácame de mi miseria, Evelyn. Fóllame hasta que no pueda levantarme. Diablos Tal vez ella había estado en busca de aventuras como una agente especial para la SIA pero a cambio había encontrado una aventura con un agente especial. Independientemente de lo que sucediera entre ellos ahora sería de otro mundo. Un rápido vistazo alrededor del cuarto le dijo todo. No había nada romántico en esa pequeña área de salón. Se destacaban un par de agradables sofás, algunas mesas y sillas y una cocina. Muchas posibilidades, incluso para hacer el amor. - ¿Qué hace que el sexo de los vampiros sea tan increíble? -Ella preguntó. Sus labios se movieron a lo largo de su mandíbula.- Los vampiros nunca tienen disfunción eréctil. Ella sonrió abiertamente.- ¿De verdad? - Podemos follar tanto tiempo como queramos sin sentirnos cansados -Él besó el pulso en su garganta.- Puedo proporcionarte increíbles orgasmos. -Otra vez ahuecó y acarició su trasero.- Múltiples orgasmos. Un temblor de anticipación se deslizó sobre ella, y Evelyn tomó una decisión. Antes de que él pudiera decir una palabra más o hacer alguna cosa, ella se alzó y empujó la cabeza de él hacia la suya. Labios cerrados. Control de la misión, tenemos una ignición. Un gemido primitivo se elevó desde la garganta de Conall. Su boca jugueteó con la de ella hasta que se abrió y su lengua se deslizó dentro. Si ella creía que el último beso se había sentido exquisito, ella encontró a su corazón y su mente moviéndose en el mundo más seductor y hermoso imaginable. La boca de él hizo más que explorar, la atormentó, la alimentó y la enloqueció. Él sacó la chaqueta de sus hombros y aterrizó en el suelo. Con un movimiento rápido de su mano él abrió su blusa. Ella jadeó y empujó su boca contra la de él. La intensidad en sus ojos mezclados con la pasión que se perdía fuera de control. No había vuelta atrás. Ningún alivio en las llamas. Ella estaba aquí, consumida, entrampada en un volcán sexual que rebosaba de fuerza inmensa. Los segundos se trasformaron en minutos, el tiempo ya no importaba. Se fundió junto a él, fue una con sus deseos. Sus manos resbalaron sobre su blusa y la anticipación zumbó sobre su piel. Él ahuecó sus pechos apenas cubiertos por el sostén. Un suave barrido de sus pulgares sobre sus pezones erguidos, y ella jadeó en su boca. La apoyó contra la cocina. Sin esfuerzo la levantó y la sentó en la mesa. Mientras separaba sus muslos y daba un paso entre ellos, toda la coherencia se desvaneció. La acercó, sus labios viajando a través de su cara. Él sacó su blusa de su cinturilla. Grandes y calientes, sus manos acariciaban y moldeaban mientras él rozaba su espalda y sus costados. Enterró la nariz en su pelo y lamió el lóbulo de su oreja.- Tan suave. Tan caliente y dulce. Evelyn, te deseo. La forma en que dijo su nombre fue gutural. Mientras el calor la humedecía, ella se arqueó contra la implacable caricia de su cuerpo contra el suyo. Su blusa cayó de sus hombros sobre la mesa y con un movimiento rápido su sostén también desapareció. Él deslizó el sostén de sus brazos y lo envió lejos. Él miró fijamente sus pechos.- Hermosos Entonces, como si otra vez le hubiese leído su mente, agarró sus caderas y le dio lo que ella quería, presionando su verga entre sus piernas. El placer palpitó a través de su clítoris, un dolor profundo que exigía una rápida culminación. Dios, sí. Ella no sabía si podría soportarlo cuando él giró sus caderas, rozando su clítoris una y otra vez. Siéntelo, Evelyn. Él lamió su cuello, presionando besos infinitos contra su carne. Segundos más tarde apretó sus pechos, acariciándolos. ¡Um!, deliciosos. Siéntelos. Déjame tomarlos. Él chasqueó sus pulgares sobre las puntas con un ritmo estable, embriagador. Sus pechos se sentían más hinchados, más pesados bajo su atención constante. Las caderas de él mantuvieron sus piernas ampliamente separadas. Estaba dolorida con la necesidad de la liberación, todos los puntos de su cuerpo gritando por un fin. Él besó su cara, su cuello y sus labios, alimentando la intensidad con cada caricia. Conall vagó hacia abajo por su pecho, tomando un pezón en su boca y comenzando con un patrón de chupa, luego lame, chupa, luego lame. Ella tembló y gimió. Él se alzó entre ellos. Ella contuvo su aliento debido a la excitación. Segundos más tarde sus dedos rozaron sus bragas mojadas y ella gimió de placer contra sus labios. Oh, sí. Puedo olerte, Evelyn. Tan lozana y suave. Tan lista para ser follada. Él acarició su clítoris con el dedo medio, con toques suaves y ligeros y masajeó su carne apenas tapada con movimientos circulares que la hicieron jadear de excitación. Ella se estremeció y onduló, dando gritos de necesidad. No le tomaría mucho. no le tomaría mucho tiempo enviarla a la estratosfera. Él chupó un pezón con su boca mientras apretaba y acariciaba su clítoris sin piedad. Ella apretó sus hombros, sosteniéndose para mantenerse con vida. Desesperada, ella gimió, sus alientos jadeantes cada vez más rápidos. - Aquí está -susurró él.- Tómalo hasta el siguiente nivel. Más y más alto su deseo se elevó. Con un reluctante sonido él retrocedió y ella gimió en protesta. Pero él no fue lejos. Él tomó su falda y sacó las bragas desde sus caderas. Él deslizó las bragas por su trasero y por sobre sus muslos y arrastrándolas hacia abajo por sus piernas. Una sonrisa maliciosa curvó su boca mientras dejaba caer las bragas al suelo y las alejaba de una patada. Ella tembló bajo su toque lento y caliente, mientras él se arrodillaba y comenzaba a deslizar su falda hacia arriba. Él separó ampliamente sus muslos. Mojada debido a la expectación, ella se inclinó hacia atrás apoyándose en sus palmas y cerró los ojos. Cuando él acarició el interior de sus muslos, vestidos con nylon, con besos lujuriosos, gentiles, ella permitió que las sensaciones recorrieran su cuerpo. Él presionó un beso sobre sus labios interiores y ella tembló y suspiró.- Oh, Conall. El calor abrumó su cara mientras se abandonaba momentáneamente a la vergüenza. Déjame que te tome. No tengas miedo, Evelyn. La necesidad al rojo vivo la sacudía mientras su lengua lamía con delicada precisión alrededor de sus labios interiores, circulando con el más exquisito de los toques. La ardiente satisfacción se alzaba pulgada a pulgada mientras Conall la acariciaba con la lengua sin piedad. Él la separó y la mojó por dentro, besándola al estilo francés con lentas puñaladas de su lengua. Su cabeza perdió terreno al acercarse al éxtasis. - Dios, Conall. Oh, Dios. Él no se aplacó, su lengua convertida en un invasor que barría y luchaba por cada pulgada, y terminaba mordisqueando suavemente su clítoris. Ella gimió cuando su lengua se convirtió en una fuerza implacable, pero no parecía poder mantenerse quieta sobre la mesa. Ella se sentía adolorida con el deseo de alcanzar el éxtasis, moriría por eso, pero la eludía. Su vagina se sentía caliente, resbaladiza e hinchada, implorando por la necesidad de estar llena de algo grande y caliente. Como si estuviera leyendo su mente otra vez, él introdujo dos dedos despacio y profundamente en su interior, mientras continuaba succionando y lamiendo su clítoris. Mientras sus dedos se hundían, ella jadeó de placer, sus caderas moviéndose involuntariamente. Con gentil presión él la folló con su dedo, usando la ardiente humedad para moverse tranquila y establemente dentro de sus profundidades calientes. Su toque inexorable la condujo hacia un nuevo estado de locura. Dios, deseo correrme. ¿Cómo quieres hacerlo? ¿Me quieres dentro de ti? Su áspera pregunta requería una respuesta.- Sí. Ahora. Sin más preliminares él sacó sus dedos de ella y se levantó. Sacó su suéter por sobre su cabeza. Una emoción vibró en su vientre mientras ella miraba sus hombros amplios, musculosos, sus brazos ondulantes, y el pecho increíble. Pelo rubio oscuro cubría su pecho, por sobre su estómago de duros abdominales y hacia abajo por la cinturilla de sus pantalones. Ella acarició con sus palmas ese cuerpo exquisitamente afilado, adornado la sensación de su masculinidad bajo sus dedos. Evelyn sentía más que el placer físico, experimentaba una conexión y un excitante regocijo que llenaba una parte de ella que no sabía que faltaba hasta ese momento. Vampiro o no, inmortal o no, el agente SIA con poco respeto por las reglas podía hacer el amor como nadie. Mientras ella lo miraba fijamente fascinada, él abrió sus pantalones y liberó su pene. Era más grande y más duro de lo que ella esperaba. Se imaginó con un delicioso estremecimiento cómo se sentiría cuando su erección se deslizase dentro de ella. Quiso poner su boca sobre él. Más tarde haremos más, él susurró en su mente. ¿Más? Mmm. Ahora mismo necesito estar dentro de ti. - Oh, sí -dijo mientras se posicionaba entre sus piernas otra vez y golpeaba con los nudillos sobre su húmeda entrada. La besó, y mientras su lengua se sumergía profundamente, él introdujo su pene lentamente y con seguridad en su adolorido y mojado canal. Gimió debido a la magnífica sensación de su cuerpo enterrándose profundamente en su centro. Mi Dios, ningún hombre la había nunca llenado de esta manera antes. Él continuó besándola con calientes, y enloquecedores toques, se acomodó entre ellos y cogió sus pezones entre sus dedos. Al tiempo que la pellizcaba y jugueteaba con ella, él se deslizó dentro suyo sólo un poquito, una broma diseñada para conducirla a la locura. Cada lento golpe la atormentó, pero no terminó, se frotó despiadadamente hasta que ella tembló. Mientras atormentaba un pecho, presionaba su otro pulgar contra la superficie cremosa de su clítoris y apenas lo rozaba y movía en círculos. Con una sacudida ella gimió en su boca. Jadeó más aún cuando él tiró su pezón y manipuló su clítoris, y las caderas de él giraban con un movimiento que amenazaba con enviar a Evelyn cerca del borde. Lo hizo. Con fuerza increíble, ella se lanzó hacia las nubes en el espasmo de un orgasmo increíble. Gritó contra la boca de él mientras su cuerpo apretaba y liberaba su erección. Él dejó de empujar e hizo rotar sus caderas, hundiendo su pene profundamente en su centro. Como ella flotaba de vuelta desde las alturas, él empujó nuevamente, esta vez con un ritmo más duro y profundo. Mientras se hundía, con empujes urgentes, una renovada excitación la recorrió. Su boca encontró sus pezones y los tiró, pellizcando y chupando sobre las duras puntas hasta que su necesidad de él alcanzó nuevas alturas. - Por favor. Por favor. No puedo soportarlo -dijo ella. Conall aceleró el ritmo, hurgando entre sus pliegues con empuje tras empuje hasta que su verga terminó por aporrear entre sus piernas. Por ahora su mundo se había fundido en una sensación, una gloriosa realidad paralela. Con fuerza increíble su apretado interior se fue alzando con cada despiadada zambullida. Ella colgó sobre el borde, a punto de caer. Cuando él salió de ella, sus ojos se abrieron y murmuró una protesta frustrada.- No. Él la levantó de la mesa, poniéndola de pie y con cuidado la urgió para que se inclinara sobre ella. Él deslizó sus piernas entre las suyas y separó ampliamente sus muslos. Con la suavidad él insertó su pulgar profundamente en su vagina. Ella se sobresaltó con la sensación, necesitando la presión. Quiso pedirle que la sacara de su miseria, pero él bombeó su pulgar dentro y fuera de ella con lenta determinación. Finalmente quitó su pulgar y segundos más tarde su pene se sumergió profundamente en ella. Mientras su cuerpo le daba la bienvenida, gimió su placer.- Oh, Dios mío. Conall. Él apartó su pelo de su cuello y susurró contra su oído mientras empujaba con determinación.- Hay más. Él empujó otra vez e hizo cosquillas en su ano con su pulgar mojado. Las cosquillas se sentían tan bien que ella se retorció hacia atrás, contra él, desesperada. Ningún hombre le había hecho esto antes. Él probó su ajustado agujero, bañándolo en pequeñas cantidades, yendo más profundo cada vez. - Más -jadeó ella. Él hizo lo que le pedía, empujó, empujó tan lento hasta que recibió su pulgar entero. Se sentía tan condenadamente bien que ella cerró los ojos y se rindió. Con cortas, y largos embistes de su pene, la folló, su pulgar enterrado en su trasero. Sin advertencia un orgasmo explotó dentro de ella, llenando su clítoris con dulces hormigueos y su canal femenino tembloroso con ese orgasmo que la derretía. Ella tembló y se onduló en su asimiento, pero él no se detuvo. Empujando en ella continuamente, la llevó a un mundo nuevo. Otro orgasmo irrumpió, y luego otro y otro hasta que ella creyó que el último le quitaría el aliento para siempre. Ella gritó al mismo tiempo que él le daba un último y hercúleo empuje. Él gruñó profundamente. Ella se dio cuenta varios momentos más tarde que debía de haberse desmayado, ya que él estaba sentado sobre el sofá con ella en sus brazos. Abrió los ojos y alzó la vista hacia su serena expresión, todos los rastros del salvaje animal sexual sublimado en los de un amante sensible. - ¿Estás bien ahora? -preguntó. Evelyn sonrió y pasó sus dedos por su pelo.- Nunca antes me había desmayado durante el sexo. Él aclaró su garganta y pareció un poco avergonzado.- Eso pasa a veces en el sexo de los vampiros si un mortal está implicado. - Todo lo que puedo decirte es que este ha sido el sexo más increíble de mi vida. ¿Puedo mantenerte? Él se rió.- Suena grandioso. ¿Por qué no nos vamos a tu casa o a la mía y vemos si podemos pasar el fin de semana haciendo que suceda otra vez? Él la besó tiernamente, y ella oyó sus pensamientos. Creo que te amo, Evelyn. Wow. ¿Un vampiro enamorado de mí? Imagínense esto. La pregunta es, ¿Crees que podrías amarme? Su voz mental parecía tentativa, vulnerable de una forma que ella nunca habría pensado de este vampiro grande y potente. Ah, creo que estoy más que a mitad de camino para llegar a eso. Muy bien, porque tengo algunos otros trucos que no has visto todavía. ¿Como qué? Cuestiones delicadas. Esposas. Sexo de dos horas de duración cada vez. Sus ojos se ensancharon.- Dos horas. Conall se encogió de hombros, sus ojos centelleando.- O más. Ella sonrió abiertamente.- Hagámoslo entonces. -------------------------------------------------------------------------------- © SIA= Special Investigation Agency/ Agencia de Investigación Especial. © X-Files.-Famosa Serie norteamericana. Expedientes Secretos X. © Ying y Yang.-Dos partes que configuran un todo único en indivisible. © 1.21 x 2.13 metros © 1'6 Km. © ETS: enfermedades de transmisión sexual.
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