Sexo con amor
Las diferencias entre hombre y mujer
Las mujeres, en gran parte, siempre han sido más románticas e idealistas, por lo que el sentimiento unido al placer es casi indispensable. Sin embargo,
los hombres en sus comienzos sexuales, priman el deseo por sobre la emoción, valor que a medida que crecen aprecian mucho más, llegando a similares conductas
con el sexo opuesto. ¿Cuál es la postura de cada género?
Si bien el sexo está intrínsecamente unido a la afectividad, no tiene por qué estarlo al amor. Gran cantidad de las relaciones surgen de un cariño, de una
atracción, de donde nace este sentimiento. Sin embargo, al preguntársele a la mayoría de la gente, ésta siempre prefiere el sexo con amor, pues ese sentimiento
es un gran liberador y potenciador del deseo.
Y es que el tan sólo estar cerca de la persona amada produce cosas, provoca emoción. Así lo demostró un estudio realizado por la Universidad estatal de
Nueva York, en la que participaron estudiantes de ambos sexos que observaron una foto de la reciente persona Amanda mientras una máquina de resonancia
magnética escaneaba su cerebro.
El análisis de las imágenes, que luego fueron publicadas en la revista The Journal of Neurophysiology, señala que el amor romántico es un impulso biológico
distinto de la excitación sexual. Es más, el amor romántico estaría más próximo a impulsos como el hambre, la sed o la adicción a las drogas que a estados
emocionales como la excitación o el afecto.
La investigación ayuda a explicar por qué el amor produce esas emociones disparatadas que van de la euforia a la rabia y la ansiedad y por qué parece hacerse
incluso más intenso cuando se termina.
Además, el estudio de la Universidad estatal de Nueva York fue clave en la descripción de cómo ocurre el deseo en nuestro cerebro. Se descubrió que la región
del cerebro vinculada con la pasión está en el lado opuesto del área que registra la atracción física, y según analizaron los investigadores, parecería
estar vinculada con el deseo y la inexplicable atracción que la gente siente hacia una persona en particular entre tantas otras que también le llaman la
atención.
Teoría del sexo y el amor
Del amor se ha hablado mucho y se ha poetizado bastante, pero de su relación directa con el sexo poco. Hasta ahora no son muchos los que se han atrevido
a asegurar férreamente que el resultado de su fusión es extraordinaria y muchísimas veces mejor que el sexo sólo por sexo. Y el revolucionario sociólogo
italiano Francesco Alberoni ha sido uno de los precursores de esta teoría, la que ha difundido por más de treinta años. En ella, el especialista dice no
estar de acuerdo con el término de amor libre, pues al "igual que cuando estás borracho no disfrutas del vino, el máximo placer sólo lo obtienes con una
persona; la orgía es un estado de euforia nada más".
Alberoni, advierte además que lo primero que buscamos en una nueva relación es "un amor pasional, intenso, para que llene el momento, sin pensar en un futuro
más lejano que la mañana siguiente. Hoy en día, las relaciones empiezan con el sexo y después de pasar por la cama las personas se dan cuenta de que están
con un total desconocido".
Pero, ¿cómo lo viven hombres y mujeres?
"Al varón le resulta más fácil diferenciar entre la práctica de la genitalidad y el afecto", explica el sexólogo Ezequiel López Peralta, añadiendo: "Aunque
los tiempos cambiaron y hoy en día las mujeres también tienen relaciones sexuales sin un vínculo afectivo previo, digamos que el varón está más preparado
por biología y por cultura para un acto sexual eminentemente genital. Para el varón el objetivo del sexo puede estar más puesto en la "descarga" del impulso
sexual, y con tal de que la persona con la que están les resulte atractiva físicamente y se desempeñe de un modo que les seduzca en general resulta suficiente".
Las mujeres, si bien actualmente están más liberadas de tabúes y vergüenzas, siguen pensando que la relación sexual con amor es mucho más placentera, aunque
no se niegan a vivir una sin ataduras emocionales ni de compromisos. "La mujer habitualmente llega al sexo como una consecuencia de un sentimiento de bienestar
que le produce una relación humana en la cual se siente cómoda, aceptada e importante. Lo físico quizás no sea tan relevante y prepondera más la manera
en que es tratada y el lugar que se le da como mujer y persona. Esto no implica que tenga que existir un vínculo prolongado como ocurría en otros tiempos,
pero sí una sensación positiva", señala López Peralta.
Entonces, ¿qué es mejor? "La diferencia entre el sexo con el amor y el sexo sin amor se nota en el "durante" ya que es mayor la preocupación por el goce
del otro si existe una relación afectiva intensa. Por lo tanto, la dedicación al placer, la comunicación y la ida y vuelta es diferente. La intensidad
del propio goce también está potenciada por la química del amor. Y, además, se nota la presencia del afecto en el "después", especialmente. En el varón
que pasa por el llamado "período refractario" y resulta casi una prueba: si no hay amor es casi unánime la sensación de rechazo por la proximidad del cuerpo
de la otra persona, y si en cambio existe amor intenso el deseo es de acercamiento y fusión", concluye el especialista.
Llamamos "amor" -en relación al sexo- a un sentimiento ambiguo, imposible de definir, confuso y, muchas veces, turbio.
La realidad nos dice que "eso" no es amor, sino simple enamoramiento, es decir, la consecuencia emocional de ciertas reacciones químicas del cerebro que
nos hacen ver como reales, ilusiones que satisfacen nuestras necesidades.
Precisamente, una vez que aquellos "vapores ilusorios" han dejado de tener efecto, todo se desvanece, la ilusión se pierde y comienza la etapa de la frustración
y del desagrado, preámbulo del odio.
Consideramos al sexo como una "función vital" de nuestra relación socio-moral, cuando en realidad no es más que un instinto -quizás el más poderoso- que
no posee más regla -en los humanos- que la búsqueda del placer.
Todo esto puede pareceros prosaico, poco serio, quizás hasta atroz, pero es la realidad descarnada.
Es que debemos conformarnos con ella?
Es que debemos ceder a nuestros impulsos sin otra consideración que un hedonismo supremo?
No. Porque el sexo no puede ser sin amor, como no es, necesariamente, con amor, en el sentido estricto del término.
O mejor, dicho, hay una precondición amorosa en el sexo; que es un complemento del mismo y que tiene por finalidad "amplificar el placer". Podríamos decir
que en los humanos, el sexo sin amor es una futilidad y, quién sabe, una imposibilidad o, en los casos extremos, un mal mental.
Pero el "amor" que acompaña al sexo no es el mismo que acompaña a las relaciones humanas en sus variadas formas.
El amor tiene infinitos matices que lo vuelven un sentimiento complejo y, por qué no decirlo, perfecto.
Por otra parte, es imposible el "sexo sin amor" en un sentido estricto, ya que es
necesario cierto grado de "enamoramiento" para que se produzca la excitación.
Giovanni Casanova decía que "el objeto del deseo siempre es bello", es decir, que
en el momento en que se produce el deseo, nuestra mente "ilusiona" nuestros
sentidos para que todo nuestro organismo entre en estado de excitación, esto es,
"amplifique" nuestra necesidad instintiva, nuestro apetito, para obtener así la
satisfacción, el placer, que se busca.
Y, todo esto, sin considerar la necesidad de una constancia o permanencia, ya
que este fenómeno se produce en las relaciones tanto pasajeras como estables.
Más aún, el "enfriamiento" sexual de las parejas estables es consecuencia
principal de esta falta de "enamoramiento", de esta excitación de nuestras
ilusiones, las que tienen directa relación con esa magia del sexo que reúne, en si
misma, razones fisiológicas, químicas y espirituales "en toda circunstancia".
compartido por: Diana Iglesias .
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