Un pétalo no es más terso que tu piel,
no tiene más aroma, no es más suave,
no es más profunda su humedad, su viva
superficie vibrante de moléculas tibias.

Esa sutil respiración que da
tu piel de flor al aire,
es un licor sin nombre que yo bebo
con lengua y labio; es una fuente,
una infinita fuente en que mi cuerpo
se hunde, y en mis manos traigo
el día que amanece, el tiempo virgen,
el bosque inexplorado, el agua
que no ha probado labio, o visto rostro;
una paloma;
la paloma de amor que en ti hace nido.

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