Bioquímicos a las cosas
A veces nos preguntamos cómo sería de la historia de los últimos meses de la vida de nuestro país sin la intervención del pueblo.
Al haber vivido, como todos lo hicimos, atentos a los acontecimientos cotidianos, experimentamos la sensación de que un pueblo expresando sus sentimientos por las calles, obligó a sus dirigentes a atender sus reclamos.
La gente marcó presencia, de forma pacífica, aunque elementos indeseables, que siempre aprovechan las circunstancias que se presentan, lograron crear el caos que también todos vimos.
Esto sirve si se toma como ejemplo de que la protesta es efectiva cuando involucra, sino a todos, a la gran mayoría de los afectados.
Este pensamiento lleva a preguntarse por las razones de la pasividad bioquímica, ante la agresión profesional y económica a la que se nos somete, aún sabiendo que en éste momento todo reclamo lógico y correctamente realizado es aceptado como lícito. El nuestro lo es, pero aún sí no lo fuera, es pertinente reclamar lo que creemos justo, antes que aceptar mansamente desaparecer. Basta hablar con cualquier colega para que explicite su malestar y su desesperación por el momento en que vivimos. Pero lo peor es que ese colega, que no duda en expresar su penar, no hace nada para tratar de revertir esta injusta situación y no emite respuesta ante las convocatorias a realizar reclamos.
Protestar desde la comodidad de nuestros hogares, cobijados y deprimidos, no ayuda para nada. Uno se sorprende y desanima cuando al solicitar a las prepagas aumento de precios, las mismas dicen haber recibido ofertas de disminuirlos. ¡SI! ¡OFERTAS DE BAJAR PRECIOS HOY! Y más se sorprende cuando colegas que trabajan al 30% del perimido Nomenclador Nacional aceptan esta situación como normal. Lo hacen sin chistar y regalando cada día parte del patrimonio y lo que es peor toda la dignidad.
Sabemos que algunos viven situaciones límites, pero se deben erradicar estos aranceles definitivamente, no son dignos, distorsionan las mentes de nuestros contratantes, y no ayudan a negociar: son argumentos que se tornan en nuestra contra.
Piense que negándose a trabajar en estas condiciones, tarde o temprano seremos beneficiados. Esto genera una situación que por insostenible no puede durar. Lo más importante es evitar que el ejemplo cunda. En los últimos meses vivimos claramente un par de ejemplos de entidades que pretendieron gerenciar en condiciones viles y hoy no están en el mercado.
Estas condiciones a las que se nos pretende someter, son extremas y bajo ningún punto de vista soportables hoy. Es necesario protestar; argumentos sobran, pero debemos hacerlo de forma inteligente, con altura profesional y con datos verdaderos que respalden cualquier reclamo. Tampoco resulta efectivo y por ello no es conducente, reclamar en soledad. De hacerlo se corre el riesgo de recibir como respuesta, además de un no, la sugerencia de que ese reclamo pone en juego la permanencia de su laboratorio en el sistema. Al hablar de protesta no pedimos salir con pancartas a protestar, sino que solicitamos SU PARTICIPACIÓN para lograr cambiar las cosas siguiendo el camino marcado por el pueblo. Es necesario hacerlo desde la postura de unidad que, aunque parezca un infantilismo decirlo, es la única manera de despertar el interés de nuestros contratantes y lograr ser atendidos, respetados y escuchados. No es lógico pensar que los mismos empresarios, que nos cansaron imponiéndonos descuentos, se les ocurra hoy de motu propio, ofrecernos un aumento salvador. Eso no ocurre así y muchos menos en la coyuntura que vivimos; se admite el deterioro de precios, pero de allí a otorgar aumentos hay una distancia abismal. Por el contrario, el aire se llenó con rumores de alianzas para la atención y monstruosas capitaciones con valores insuficientes. Esto conduce a la marginación de un grupo grande de colegas lo que es realmente terrible, pero también resulta complicado permanecer en un sistema como el descripto.
Ante tanta paranoia nosotros seguimos el camino del diálogo y la negociación: argumentos sobran, elementos que avalen los reclamos no faltan y el Día D pertenece al futuro inmediato.
Reclamar, participar, opinar, estar juntos codo a codo en la negociación que emprendió el Comité de Emergencia Bioquímica, interesarse en lo que se está haciendo, aportar ideas y actuar con espíritu crítico es imprescindible. Esto le va a ocupar un poquito de su valioso tiempo, pero el mismo será una gran inversión que se convertirá de una manera u otra en beneficio propio, de su grupo familiar y su empresa, y ahuyentará el fantasma de la debacle económica que nos acecha día a día.
Si no explicita lo que está padeciendo, nadie se va a enterar. Si no se defiende o se une a quienes ya están trabajando en la defensa de nuestra supervivencia el futuro es nefasto.
CALAB le ofrece el “CANAL ABIERTO”, para que nos expresemos; pretende darle un ámbito donde explicarse: “Úselo”.
¿Duerme Ud. tranquilo?. ¿Come tranquilo?.¿ Vive feliz?
¿De cuántas cosas se priva?.¿ De cuántas cosas priva a los suyos?
Responda estas preguntas y después, por favor, haga algo para no sentirse..... víctima.
Seremos víctimas cuando después de todos los reclamos no logremos nuestro objetivo. Allí seremos las verdaderas víctimas de un sistema perverso y que no nos respaldó. Pero antes, preocupémonos para que todos absolutamente todos sepan de nuestro padecer.
Además es un lindo momento para responder al viejo desafío, que propuso Ortega y Gasset. Por fin y por qué no?
¡Argentinos o mejor dicho bioquímicos, a las cosas!
Carlos Oliveto
Presidente