El
reparto de la riqueza
La
discusión instaurada desde el
propio oficialismo como excusa para justificar su desmedida voracidad sobre el
esfuerzo ajeno, deja claro la patética improvisación
de nuestros gobernantes y la
ingenua vocación de subestimar el entendimiento de quienes sostienen el
sistema. Y seria creíble si en honor
a tan noble propósito, el
gobierno, con su poder político y sindical optasen por
comenzar a despojarse de tantos
privilegios espurios y riquezas
mal acumuladas.
Nadie
suele ser tan arrogante como los oportunistas sin mérito ni virtud. Y nadie
suele ser tan necio como las personas que suponen tener a Dios agarrado de las
barbas.
Lo
que pareció ser otro simple abuso de autoridad, terminó convirtiéndose en
una discusión social, que luego acabó por desbordar
sobre la vía de una discusión ética, donde el gobierno carece de
soldados idóneos para poder enfrentarse.
Tampoco
es bueno intentar “repartir” lo que no nos pertenece. Conviene comenzar
por ser solidario con lo que nos es propio y de manera legitima. Nada mejor
que el ejemplo a la hora de “educar” a quienes se pretende convencer de un
propósito.
Pero
si consideramos el termino legitimo como excluyente, poca riqueza habrá
entonces para repartir desde la
clase dirigente.
El
error mas grande del poder político argentino ha sido el de haber convencido
a los sobrevivientes de la clase media de que podían prescindir del Estado.
Un poder político que en
su codicia y su insolente desparpajo de falsedades, empujó a los
contribuyentes a ser autosuficientes y a solucionar sus problemas por si
mismos.
Y
ellos hoy, necesitan de cualquier cosa menos del autoritarismo de un padre
corrupto, ausente y siempre incompetente, que mal supone poder venir a dictar
clases de moral.
Esta
rebelión contribuyente que hoy se expresa a través de la protesta del campo
no es casual, ni puede interpretarse de manera aislada. Si
no que surge como producto del
hartazgo, de la mala interpretación del limite de la paciencia ciudadana y
como consecuencia directa del
constante abandono de las
responsabilidades del Estado.
La
“santa” trilogía estatal, de la seguridad, la salud y la educación. No
es mas que una burda simulación, sustentada en la ideología de la desidia.
Pero se vuelve mas intolerable aún, desde
el ejercicio de la subestimación del entendimiento público. Se insiste
negligentemente, en seguir mintiéndole a la gente sobre
lo evidente, cuando ya no queda ningún margen para este tipo de prácticas.
Un
cotidiano genocidio urbano, feroz e impune. Un sistema hospitalario colapsado
y una educación deliberadamente bastardeada y desatendida. Cabe preguntarse:
¿En honor de que elevado concepto el poder político tiene autoridad moral
para exigir mas dinero de los contribuyentes?. ¿A cambio exactamente de
que?.Si el Estado existe, no sirve, esta mal dirigido, u ocupado en otra cosa
muy diferente al interés de la gente.
El
discurso por la “redistribución de la riqueza”, habla de alguna manera
del reconocimiento de necesidades insatisfechas. Habla de la exclusión y de
la miseria de millones de argentinos que viven en la indigencia desde hace décadas.
¿Pero
como creerle a un poder político que se nutre de la necesidad?. ¿Que se
sustenta en el clientelismo y que en vez de generar trabajo alienta la
dependencia senil y la ignorancia?. Hoy tenemos generaciones de argentinos que
no saben lo que es trabajar.
No
solo han perdido el alcance del “verbo” sino que hasta lo consideran
obsceno.
Muy
pocos de los que “no se sirven” de esta subsociedad
parasitaria creada por poder político, pueden estar de acuerdo con las
pretensiones neofeudalistas del oficialismo.
Los
extras cinematográficos del Kischnerismo, pueden llenar la plaza de Mayo
cuantas veces quieran, pero siempre será este un espacio infinitamente mas
chico que el sentimiento de
la Nación. La
verdad siempre se sobrepone a la ficción por perenne.
Nuestra
presidenta no puede hablar de “falta de solidaridad”, cuando miles de ONG,
y actitudes individuales salen compensar la ineptitud del Estado.
Queda
muy claro que los contribuyentes no son los creadores de la miseria y queda
mas claro todavía que a nadie le conviene menos que a ellos su existencia.
Nadie
mejor que el hombre y la mujer que viven de su trabajo para entender el
significado de las consecuencias de un entorno miserable. Pues lo viven a
diario.
La
confianza no existe, se ha roto desde hace años. El ingenuo ejercicio de la
esperanza ha servido de bien poco. Y en
la Argentina
de hoy, resulta mucho menos arriesgado “contratar lobos para esquilar las
ovejas” que el confiar un solo centavo mas al autoritarismo “político-sindical”
que no conoce los límites de su propia codicia.
Pero
nuestros dirigentes no son marcianos, son tan hijos de esta sociedad como
cualquiera de nosotros mismos. Estos políticos corruptos y estos
sindicalistas mafiosos valen tan poco, como los poderosos hombres de negocios
que se regocijan en el lodo de sus propias miserias y abusos. Y aunque estos
últimos sean mas sinceros por no haber jurado
defender los intereses de
la Nación
, entre ambos grupos, casi siempre no hay conflicto pues terminan
pactando por debajo de la mesa y a
espaldas de
la Republica.
En
el medio, y como festín de los convidados, quedan todos los ciudadanos
honestos de cualquier orden social que son rehenes de la burla.
Hoy
la rebelión contra esta burla, es la rebelión contra una manera de gobernar
donde la independencia de los tres poderes es la simulación mas insolente.
Por
lo que el postergado compromiso de la sociedad con el bien común y la propia
dignidad parece haber comenzado. Parece haber arrancado de su letargo mohoso,
de su actitud de espectador ausente, para reclamar el derecho natural que le
pertenece.
El
compromiso por la búsqueda de una clase dirigente mas honesta y mas sana, es
el intento por recuperar la salud de una democracia que hoy camina con muletas
y sin ganas. Agotada por esperar inútilmente el respeto que merece.
Finalmente
el discurso de la “redistribución de la riqueza”, suena obsceno en boca
de gente que no esta a la altura moral de plantearlo. Desde lo ideológico el
gobierno podrá “pintarse” del color que mas le guste. Pero desde el
“acto estético”, esta mucho mas cerca de Maria Antonieta que de Juana de
Arco.
Carlos
Eduardo Vasile
DNI:
12200803
eduvasile@hotmail.com