Señores de la Defensoría del Pueblo del Partido de General
Pueyrredón
Doctora Beatriz Arsa.
La actitud de secuestrar (cada tanto) algún carro, es un justificativo tan inocuo como infantil. La tibia simulación de que "algo se esta haciendo...." sobre una situación que a todas luces ya hace tiempo esta fuera de control. El tratamiento parece ser en la práctica, como si estos seres humanos estuvieran desprovistos de conciencia y responsabilidades, como si se tratase de una clase incapacitada de atenerse a ninguna regla, o discernir entre el bien o el mal. Un tratamiento alentado por "Lassiesofía" política que enarbola la tolerancia de casi todo a costa de los intereses del bien común. Pero aun no se ha creado (al menos hasta ahora ) la figura de la "inmunidad indigente". Y si la necesidad nos habilita a estar por encima de la ley, y es justificativo de cualquier acto, vamos por mal camino. Aquí no hablamos de una infracción menor. Hablamos de una infracción que atenta contra el resto de la comunidad. Aquí se pretende exigir normas del año 2010 cuando aun no se sabe como hacer cumplir las correspondientes al 1900. La seguridad (si es de lo que realmente preocupa a las autoridades), exige por si misma una escala de prioridades basadas en el sentido común. Además de interrumpir o estorbar la libre circulación del transito, estos carros son conducidos muchas veces por menores que no llegan a los 12 años de edad, muchas veces también en contramano, sin señalización alguna, a cualquier hora y por cualquier lugar. Por lo que no solo le compete responsabilidad exclusiva en la "tolerancia" a la Dirección General de Transporte y Transito. Deberíamos comenzar por esta, seguir con Minoridad y terminar tal vez por los responsables de la salud y protección animal. Desde el punto de vista mas democrático, No existe ninguna razón valedera para que la mayoría deba someterse a las necesidades de una minoría. Y mucho menos cuando la actitud de esta minoría pone en juego la seguridad vial y la higiene de toda una comunidad.
La igualdad ante la ley, es lo que sustenta la razón misma de la democracia. Ricos y pobres, necios y sabios, eruditos e ignorantes. No hay mayor marginación para esta gente que el no ser considerada "igual" a cualquier otro. Hace ya mas de 2000 años que Cicerón en sus escritos, planteaba la necesidad de que el hombre "civil", el ciudadano, poseyera dignidad personal para integrarse a la comunidad. Por lo que no hay ninguna caridad en simular que esta gente no existe. Ni en dejarlos hacer lo que les venga en gana, mientras no se agolpen a protestar frente a las puertas de la Municipalidad.
No alcanzara con "rasgar las vestiduras" públicamente, después de que la desidia halla ganado otra batalla.
DNI 12.200.803 |
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