1) Pleno centro de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más precisamente
Corrientes y Callao, salen de la boca del subte cientos
de personas con los rostros congestionados y transpirando
a mares, a las 12:40 del mediodía y con una sensación
térmica de 5.000º C que se refleja (nunca mejor
empleado el término) en las frentes
"marchitas" de los ciudadanos comunes que
trabajan y estudian a diario.
2) Un poco más allá, el sol quiebra en miles de
caprichosos dibujos la tierra rojiza de una plaza,
mientras algunos chicos ensayan unos tiritos al arco con
una pelota de cuero muy gastada. La gente transita
vestida levemente, buscando las esquivas sombras de las
marquesinas para mitigar un poco la agresividad de Febo,
bajo un cielo azul intenso desprovisto de nubes. El
hombre de piloto y paraguas, sentado debajo de un árbol
de la plaza, observa su entorno con divertida
resignación. Cuando él salió de su casa, muy temprano
por la mañana, la lluvia que empapaba las calles era
impresionante. Si bien ahora nadie repara en él, sin
embargo le parece que todos lo miran con sorna ...
3) Nuevamente Corrientes y Callao, pero a las 20:00 del
mismo día. Esta vez todos sumergiéndose en las
entrañas cálidas del subterráneo, buscando
temblorosamente un poco de reparo ante el sorpresivo
frío que en menos de quince minutos hizo bajar la
temperatura de manera increíble. Algunos estornudos y
toses anuncian nuevas preocupaciones para los de por sí
preocupados ciudadanos.
4) Son las 20:45 y la peatonal Florida, generalmente
transitada por miles de personas a esa hora, se muestra
casi desierta. A los pies de un moderno reloj a energía
solar dos músicos callejeros intentan atraer la
atención de los escasos transeúntes, ensayando, con un
añoso bandoneón y una guitarra repleta de rasguños, el
tema cumbre de don Astor: Adios Nonino ... |
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de mi Amigo Modus
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