ðHwww.oocities.org/ar/misa_tridentina03/aborto/axel.htmwww.oocities.org/ar/misa_tridentina03/aborto/axel.htmdelayedxXSÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈÐÖrOOKtext/html€ˆ2÷Oÿÿÿÿb‰.HWed, 30 Aug 2006 10:01:50 GMT×Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *XSÕJO El Axel que no nació El Axel que no nació

EL AXEL QUE NO NACIÓ

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                        Tiempo atrás la vileza de unos raptores truncó la vida en flor de un joven estudiante lleno de ilusiones y de nobleza. La mano despiadada hirió de manera irremediable a sus padres porque hay heridas que nunca sanan, aunque el consuelo de la Fe pueda mantener viva la esperanza del reencuentro y vivo también el dolor de saber que sólo será al final de esta vida.

                        Axel al menos más de una vez, durante años, quiso y fue querido, consoló a los suyos y en ellos halló cobijo, cuidados, esmero y amor. Sonrió a los suyos y en ellos halló dicha y alegría.

                        La muerte injusta de Axel, horrorosa para el alma de un padre indujo al mismo a hacer cuanto pudiera para que el horror no siguiera repitiéndose.

                        Hace unos días, horas, un Axel más chiquito, (tal vez pudiera haber sido su nombre), ni siquiera pudo nacer, no lo dejaron porque era hijo de violador, aunque el malo fue el papá real, quien tampoco lo quiso nada.

                        Lo que voy a decir parece paradoja, cuento chino o un retrato de maquiavelismo descrito por Edgar Allan Poe: Lo mataron los médicos, lo ordenaron los jueces, lo pidió la abuela, su mamá ni se enteró porque era tarada, se felicitaron los periodistas por el notición, se regodearon los psicólogos y los psiquiatras (al menos los que hablaron por la radio y la televisión); hicieron un respetuoso silencio ante los poderes constituidos los que detentando el poder de Dios en la tierra, aceptaron obsequiosos los dictámenes de una injusticia suprema.

                        Salomón Rey amenazó con cortar en dos al niño y dar mitad a cada madre supuesta para que el amor de las legítimas entrañas clamara por la vida del niño y lo consiguió (III libro de los Reyes, cap. 3, vers. 16 al 28). Estos salomones de hoy lo cortaron en trocitos y lo tiraron a la basura y nadie gritó, y probablemente nadie lo hará.

                        Para mi es una macabra fotografía de la sociedad, no en la que vivimos, sino en la que sobrevivimos hasta que sea nuestro turno; si grandes, a manos de poderosos o de maleantes o de intrigantes (que siempre los hubo); si chiquitos o viejitos indefensos, a manos de algún pulcro matarife con cuadrito y con diploma. Como fuera, a manos de asesinos.

                        Si muere un muchacho lleno de esperanzas a todos nos duele y mucho.

                        Si el delito ya no respeta nada, nos agobia.

                        Si matan a un niño sin nacer, si entregan remedios abortivos en los hospitales públicos, si hacen el servicio gratuito de ponerle algún aparatito (DIU) a las mujeres que en definitiva es un abortivo, eso no es genocidio ni terrorismo de estado. No es terrorífico, es salud e higiene públicas.

                        ¿Todos iban a ser tarados? ¿Todos fueron efecto de violación? (Aunque en verdad el que menos tuvo que ver en el asunto fue el niño concebido). En vez de arreglar las cosas entre la víctima y el victimario resulta más sencillo hacer otra víctima.

                        Axel grande y Axel por nacer no sólo no dejarán de morir y de manera despiadada, sino que será de manera creciente e insoluble.

                        Cuando una peste asola una población hay que asistir a los enfermos pero es esencial, básico y elemental acabar con los focos.

                        La sociedad humana cuando no tiene miras elevadas, ideales o principios de grandeza se reduce a buscar tres cosas. Si aún guarda un relativo orden busca los bienes de consumo, tener y usar cosas, una economía generosa, lo que hoy llaman falsamente una mejor calidad de vida. La calidad, que yo sepa, no está en la cantidad sinó en la manera como se vive. Se puede ser pobre y vivir en paz si se sabe que su familia y uno mismo, aunque con poco puede, que no faltará el pan, el abrigo o la salud, que será respetado en lo propio, que la moral social no se ha transformado en una jungla de salvajes.

                        Si la sociedad no guarda ese mínimo relativo orden entonces busca con desenfreno, y sin límites ni miramientos aquellas otras tres cosas: El dinero, el placer y el poder. Pero lo busca sin respeto y con egoísmo.

                        Si la economía brillante bastara no habría ni droga ni degeneraciones en los países ricos y es en donde abundan.

                        No se puede terminar con la peste sólo encerrando a los apestados y tecnificando a los que los encierran. Hay que acabar con los focos que son la causa del desenfreno. Vivimos en una sociedad que sólo piensa en la plata y en el sexo y eso por el bombardeo constante de los medios de comunicación que exacerban hasta a los más serenos.

                        Sin serenidad no hay paz que valga.

                        Dirá Usted que esto es un ataque a los Medios de Comunicación. No es cierto porque no lo son. Son medios de enriquecerse, son comercio pingüe y al cueste lo que cueste que de vez en cuando comunican algo. Nada parece poder venderse sin mostrar una cola apretada. Esos medios masivos que llegan a muchos y qué lo son porque masifican cifran toda la vida en tener y en gozar, no importa el precio, no importa cómo ni con quién. Aún los periódicos que se dicen serios, de traje y corbata, pagan su cuota de vileza hablando de ministros y ministerios en sus primeras páginas y ofreciendo mujeres en las otras y su precio en las últimas como en las ferias de los imperios decadentes.

                        Es ignorar la historia de las civilizaciones el creer que esta decadencia no terminará en una hecatombe social. Peor aún es llamar a la decadencia “libertades democráticas” o “ sociedad pluralista”. Llamemos pluralismo a todo lo bueno que puede tener y aceptar una sociedad, no digamos “pluralismo” a una comparsa de viciosos y degradados.

                        El vicio sólo engendra vicio, ningún espíritu afeminado hace juventudes viriles, ni ninguna bataclana es ejemplo valedero para las mujeres de la Nación. La Pompadour no pasó a la historia por lo que hizo por Francia sinó por lo que divirtió al Rey. Esas no son grandezas.

                        Los Axels seguirán muriendo y cada vez peor.

                        No hay vacuna ni antídoto seguro porque no quieren identificar la peste ni erradicarla.

                        Un pueblo sin principios ni valores tiene como sólo valedero lo que paga el dinero.

                        Si los ministros de Dios o de los Estados no son capaces de hacerlo o no quieren, quiera Dios mismo suscitar hombres grandes, despertar en los mayores el apego grandioso que merece la Nación, encender en los jóvenes el ideal sublime de una vida de entrega y generosidad; en todos el respeto y la virtud sin los cuales nada es grande, nada ordenado, nada sin paz estable.

P. Andrés Morello
Sacerdote Católico.
C.C. 165 (8430)
El Bolsón, Río Negro.

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