San Germلn de Constantinopla, Obispo y Confesor

Naciَ el 635, siendo Herلclio emperador bizantino. Su padre fue un prestigioso patricio, llamado Justiniano, muerto alrededor del 669 por orden del suspicaz o envidioso emperador Constantino Pogonato. De la vida y actividad de Germلn antes de obtener su primera prelacيa apenas sabemos nada. Dos documentos antiguos (un menologio y un sinaxario) nos ponderan su aficiَn a las Escrituras y a la contemplaciَn, su viveza de ingenio y experiencia de los negocios. En todo caso parece que ya antes del 711 era obispo de Cيzico, en el Helesponto. Poco después el monotelismo (herejيa defensora de una sola voluntad en Cristo), aunque ya recibido el golpe de muerte en el VI concilio ecuménico de 681, reviviَ por corto espacio con el emperador Filيpico (711-713), el cual presionَ de tal modo a Germلn, que el anciano prelado tuvo la debilidad de ceder en el sيnodo de Constantinopla, aٌo 712. Pero su reacciَn en pro de la ortodoxia fue rلpida. Al subir al trono de Oriente el catَlico Artemio (Anastasio II) mejora la situaciَn. Depuesto Juan VI, patriarca heterodoxo de Constantinopla, es nombrado sustituto suyo, en 715, Germلn, que cuenta ya unos ochenta aٌos, pero cuyo espيritu joven sabrل resistir los embates de sus adversarios en la época subsiguiente. Se suele colocar al comienzo de su patriarcado un sيnodo de 100 obispos, donde habrيan sido anatematizados los fautores del monotelismo, entre otros los antecesores de Germلn en la sede constantinopolitana, Sergio, Pirro y Pablo. Pero, segْn Grumel, el documento de las Actas es, por lo menos, dudoso. Sin embargo, el repudio de aquella herejيa se manifiesta en la carta del Santo a los armenios, de que hablaremos después. De todos modos, la gloria mلs excelsa de Germلn es su actitud indomable ante la herejيa iconoclasta, denominada asي por propugnar la destrucciَn de las imلgenes (de Cristo y de los santos).

El furor de este movimiento, avivado por cierta tendencia oriental, idealista y antiplلstica, data del siglo VIII. Sea por influjo de la actitud hostil de los لrabes (para quienes el culto cristiano de tales representaciones sensibles equivalيa al idolلtrico de los paganos), sea por motivos religiosos de reforma (ante algunos abusos de la época en lo tocante a este culto), tal vez por razones polيticas de cesaropapismo, o mejor aْn por la educaciَn del emperador Leَn III el Isلurico (716-741) en un ambiente de paulicianismo maniqueo, lo cierto es que este prيncipe desencadena una violenta lucha contra las imلgenes en 725 con la adhesiَn de algunos obispos (sobre todo de Constantino de Nicolia, en Frigia), que quizل veيan en el culto de los iconos un estorbo para la conversiَn de los infieles. Germلn resiste desde el principio. Debiَ de ser bien doloroso para el Santo recordar la escena (a. 717) donde él mismo habيa coronado a Leَn, conforme al ceremonial catَlico, y donde el prيncipe habيa jurado retener la fe verdadera, decisiَn reiterada por él en carta al papa Gregorio II. Ahora, en 724-725, Leَn cambia por completo y da comienzo a su campaٌa iconoclasta. Germلn pone en guardia al Pontيfice y le informa de su resistencia al emperador; el texto de la carta se ha perdido, pero se conserva la respuesta del Papa, lleno de admiraciَn ante la actitud vigorosa del patriarca, que contaba entonces unos noventa aٌos: "cada hora me acuerdo de tu entrega y considero mi mلs sagrado deber el saludarte como a hermano mيo y propugnador de la Iglesia".

También se conservan otras tres cartas del Santo referentes a esta misma controversia. Una a Juan, metropolitano de Synades, a propَsito del ya citado Constantino de Nicolia, hostil al culto de las imلgenes; otra a éste, recordلndole las promesas hechas a Germلn de cesar en su actitud iconَmaca, y la tercera a Tomلs de Claudiَpolis: en esta ْltima principalmente se esfuerza el patriarca en demostrar por la Escritura y los Padres que la honra tributada a las imلgenes de Cristo, la Virgen y los santos no es idolatrيa, sino culto dirigido al prototipo a través de la representaciَn sensible.

Mلs emotiva es la admoniciَn al mismo emperador (17 de enero del 730), donde el casi centenario prelado se declara dispuesto a morir en defensa del culto de las imلgenes: hermoso es dar la vida por el nombre de Cristo, impreso en su efigie externa. Tal grandeza de alma, junto con el apoyo que el Papa y San Juan Damasceno prestaban al patriarca, contiene a Leَn de tomar decisiones demasiado violentas, pero manifiesta su deseo de que Germلn seٌale sucesor en la sede constantinopolitana. Finalmente, en una reuniَn celebrada por el emperador, el noble anciano, despojلndose de su ropaje episcopal, concluye un largo discurso con estas palabras: "Si soy como Jonلs, que se me arroje al mar; pero harيa falta un concilio ecuménico para que yo cambiara mis creencias". Después se retira a Plataniَn, finca de familia, cercana a la capital, y allي muere en 733.

Las epيstolas dogmلticas de Germلn fueron leيdas y aprobadas con cلlidos elogios en la cuarta sesiَn del segundo concilio Niceno (ecuménico 7.°) el aٌo 787. Otra carta a los armenios defiende la doctrina calcedonense sobre las dos naturalezas en Cristo, rechazando, por otra parte, toda sospecha de nestorianismo. También se explica en ella el dogma cristolَgico de las dos operaciones y dos voluntades, lo cual es una abierta repulsa del monotelismo.

De vitae termino es el tيtulo latinizado de un diلlogo del Santo, donde se justifica el proceder de la divina Providencia al asignar a cada hombre diferente duraciَn de vida: tal discrepancia no proviene de la ciega casualidad; todo estل previsto y decretado por Dios. Otro escrito teolَgico-histَrico de Germلn enumera concisamente la serie de herejيas aparecidas a lo largo de los siglos y los sيnodos celebrados para combatirlas.

Especial interés reviste el aspecto oratorio-pastoral del patriarca. Los nueve sermones que llevan su nombre revelan un estilo cuidadoso y una retَrica a tono con el ampuloso ambiente literario de la época. El género dialogado, que ya en el siglo IV ocupa un puesto de honor en la homilética, toma, a partir del siglo siguiente, un carلcter "nuevo, poético y afectivo". Fecioru nos ofrece recientemente un ejemplo, al editar (en el texto griego de Migne, completado con el del cَdice gr.964 de la AcademIa Rumana) un sermَn de Germلn acerca de la Anunciaciَn.

Desde el punto de vista doctrinal son importantes sus sermones mariolَgicos, por ejemplo en lo tocante a la mediaciَn universal de la Virgen. Dos de ellos, consagrados a la muerte (= Dormiciَn) de Nuestra Seٌora, son buen testimonio de la creencia del docto y piadoso patriarca en la asunciَn corporal y en la realeza de la Madre de Dios. Los golpes de la corrupciَn no podيan quebrar el vaso de la divinidad, ni el cuerpo virginal, todo casto y santo, iba a resolverse en polvo, como el de la antigua Eva, madre del polvo. No asي Marيa: Madre de la Vida y de la luz, es transportada al paraيso, llenلndolo de su propia gloria; es el trلnsito al descanso celeste y a las delicias de Dios.

AUGUSTO SEGOVIA, S. I.