đHwww.oocities.org/ar/misa_tridentina07/sermones/sermon34.htmwww.oocities.org/ar/misa_tridentina07/sermones/sermon34.htmdelayedxšUŐJ˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙˙Č I|˜OKtext/html€ˆ2÷˜˙˙˙˙b‰.HSat, 19 May 2007 19:37:01 GMTŇ Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *šUŐJ˜ Sermones: Domingo Infraoctava de la Ascension - P. Basilio Meramo Sermones: Domingo Infraoctava de la Ascension - P. Basilio Meramo

DOMINGO INFRAOCTAVA DE LA ASCENSIÓN
 
27 de mayo de 2001

Padre Basilio Méramo
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    Amados hermanos en Nuestro Señor Jesucristo:    

   Amados hermanos en Nuestro Señor Jesucristo: El jueves pasado fue uno de los jueves más solemnes del año litúrgico. Día de la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo, que pasa desapercibido en medio de un mundo que no reconoce las fiestas de la Iglesia y lo convierte en un día más de trabajo.

   Eso es lamentable y aunque personalmente no podamos hacer nada, sí por lo menos tener presente la importancia de la fiesta y el significado de la Ascensión de Nuestro Señor en cuerpo glorioso a los cielos, a la diestra del Padre, para ser reconocido también allí, Nuestro Señor, en toda su gloria y majestad por los ángeles. Saber que Nuestro Señor se llevó cautiva la cautividad, nos lleva cautivos en su humanidad, en su naturaleza humana, a nosotros que éramos cautivos del demonio. Nuestra esperanza debe ser, entonces, acompañar algún día a Nuestro Señor en los cielos; dirigir nuestra mirada hacia arriba dejando de lado las cosas de este mundo que son efímeras. Por más necesarias que nos parezcan son sólo un medio, no un fin; porque el fin de nuestra vida es Dios, es la eternidad, no es este mundo.

   La gloria no está en este mundo sino en el cielo; el cielo es Dios, la presencia de Dios. Consiste en esto la visión beatífica, en gozar eternamente de la visión de Dios como Él la goza en sí mismo desde toda eternidad haciéndonos partícipes de ese misterio inefable. Pero, el mundo lo eclipsa, lo oscurece, cuando no lo niega como pasa hoy; por eso la necesidad de recordarlo, de tenerlo presente, de no dejarnos llevar por las preocupaciones aun lícitas que nos imponga el deber de estado y el medio en que vivimos, sin dejar de dirigir nuestras vidas hacia la eternidad; que todo se transforme en un medio de santificación, el mismo trabajo cotidiano, para que así nos orientemos hacia Dios. Esa es la obra de la Iglesia en el mundo, no para permanecer en este mundo, sino para santificarnos en el mundo y así podamos, con la ayuda de Dios, alcanzar el cielo.

   Ese es el mensaje, esa es la idea que nos debe quedar de la fiesta de la Ascensión y debe ser el objeto de nuestra esperanza.

   En la epístola de hoy nos recomienda San Pedro no olvidar la caridad que borra multitud de pecados. La hospitalidad, que es una manera de ejercer la caridad. La generosidad derramada en el prójimo, que es la imagen de Dios. Hoy en día, en cambio, el mundo se transforma en una lucha del hombre originando desastres, guerras, violencias, crímenes, asesinatos que claman al cielo, que son pecados graves, son pecados contra la caridad, contra el prójimo y contra Dios que es quien nos ha creado.

   Pidamos a Nuestra Señora, la Santísima Virgen, que nos ayude a ejercer la caridad, a permanecer en el amor a Dios y al prójimo. A permanecer en el Espíritu de verdad que procede del Padre, del Espíritu Santo, como nos dice Nuestro Señor, que Él junto con el Padre va a enviar en el día de Pentecostés; y la permanencia en ese Espíritu de Verdad es la garantía; aquel que combate ese Espíritu, que combate esa verdad, no conoce ni al Padre ni al Hijo, como dice Nuestro Señor. Por eso anuncia la persecución que habrá no sólo para los apóstoles sino para toda la historia de la Iglesia. Con el agravante, además, de creer que hacen un servicio a Dios como acontece cuando se persigue la Tradición, cuando se persigue la verdadera Santa Misa, la verdadera Santa Liturgia; se la persigue en el nombre de Dios por no conocer ni al Padre ni a Nuestro Señor, por no permanecer fieles al Espíritu de Verdad, al Espíritu Santo. La garantía la tenemos junto a Nuestra Señora para que Ella nos haga escuchar y mantenernos fieles al Espíritu de Nuestro Señor. +

 

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