María Francisca Teresa Martin, más conocida como Teresita
del Niño Jesús o la Florecita, nació el dos de enero de 1873 en Normandía
en el seno de una familia de clase media. Tanto su padre, Luis, de
profesión relojero; como su madre, una bordadora de encaje que falleció
cuando la niña apenas contaba con cuatro años han sido declarados Venerables.
El primer hecho asombroso en la vida de la santa parece haber sido la
milagrosa curación recibida a los ocho años de edad cuando le sonriera una
imagen de Nuestra Señora. Desde los quince años vistió el hábito carmelita.
Definió su camino hacia Dios y la santidad como ''El caminito'' que
consistía básicamente en amar y confiar en Dios. Bajo la tutela de su director
espiritual y en contra de sus deseos, emprendió la tarea de escribir su
autobiografía, ''Historia de un alma''. Se le han atribuido numerosos milagros,
y en 1997 fue declarada ''Doctora de la Iglesia'' por el Papa Juan Pablo II.
Si bien se durmió en el Señor el 30 de septiembre de 1897 en el Carmelo de
Lisieux , su santoral se conmemora el 1º de octubre.
Fue canonizada el 17 de mayo de 1925 por el Papa Pio XI.
Sus patronazgos son muchos y variados, entre ellos :
las misiones, los pacientes de HIV y tuberculosis, los huérfanos, los
aeronavegantes, los floristas y jardineros-dado su intenso amor por las flores
y en especial las rosas-y entre las naciones : Australia, Francia y Rusia.
-
''Jesús colocó el libro de la naturaleza ante mí y comprendí que todas las flores
que ha creado son encantadoras. El esplendor de las rosas y la blancura de
los lirios no privan a la pequeña violeta de su fragancia ni a la margarita de
su encanto simple. Me dí cuenta de que si cada diminuta florecilla quisiera
ser una rosa, la primavera perdería su belleza y no habría flores
silvestres para alegrar a las praderas.
Lo mismo ocurre en el mundo de las almas-que es el jardín de Jesús. Él ha
creado a los grandes santos que son como los lirios y las rosas, mas
también ha creado a muchos santos más pequeños y ellos deben
contentarse con ser las margaritas o las violetas que regocijan sus ojos
cuandoquiera que Él baja la vista. La perfección consiste en hacer Su
voluntad, en ser lo que Él quiere que seamos.
Jesús, ayúdame a simplificar mi vida para comprender lo que quieres que sea
y convertirme en esa persona.''
Santa Teresita de Lisieux