Después de "Todo sobre mi madre" y de
la estatuilla del Oscar, Almodóvar ha realizado
una película aún más personal, más fuerte y
conmovedora. Una de esas películas en las que se
ríe y se llora. Su extraordinaria belleza nos
embruja de principio a fin. No hay un instante
de mediocridad, nada que no sea excepcional. Es
excepcional la historia, son excepcionales la
dirección, la interpretación, los diálogos, la
inteligencia, la sensibilidad con que se
muestra, incluso, a los personajes con menos
protagonismo.
Los abismos de la soledad, la desolación de
la locura amorosa, las heridas de la pasión
traicionada, la incomunicación de las emociones,
el poder ignorado de la palabra, el silencio del
cuerpo...
Es la obra de un maestro en estado de gracia,
un artista que ha alcanzado una madurez absoluta
que le permite volar más allá de cualquier
convención, mercado o escuela, para llegar
derecho a la esencia y al corazón del
espectador.
Hay más emoción en muchos pasajes de "Hable con ella", que en otras películas
de Almodóvar enteras. Probablemente la mejor
película española del año.
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