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Estreno: 13 de junio de 2002 |
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Travesía sombría
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Vagón Fumador
muestra la extraña relación entre dos jóvenes marginales.
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Autor: Aníbal M.
Vinelli
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El encuentro entre seres alejados de una existencia más o
menos normal o convencional ha motivado innumerables títulos merecedores
del aplauso y el recuerdo: lamentablemente, Vagón fumador no es uno
de ellos, aquejado por fallas narrativas y de realización de diversa
índole.
El relato pasa por Reni, mediocre cantante de un grupo de
rock donde no es apreciada y en el que no durará demasiado, y Andrés,
gigoló que se prostituye con clientes en la incomodidad de los recintos
bancarios con cajeros automáticos.
Es precisamente en uno de ellos
donde se encuentra con Reni, igualmente de 20 años: de ambos se podría
decir, con generosidad conceptual, que se trata de espíritus libres, una
definición muy vaga y que no termina de explicar la sordidez con que
viven. Ni la promiscuidad al paso ni la droga ni la
inestabilidad...
No, no es que los protagonistas de una aventura
fílmica deban ser modelos de comportamiento y, de hecho, no suelen serlo.
Pero en el marco de un espectáculo que genera un artista y de los
espectadores que lo vean, por lo menos ayudaría que lo que le sucede a los
personajes reúna algún viso de interés, una complicidad emocional con la
platea, cierta carnadura humana.
Que Andrés se movilice en rollers
y que Reni intente una aproximación al canto está sólo muy remotamente
ligado con la libertad, bastante con la autodestrucción suicida y casi
nada con la pasión. Y entretanto Vagón fumador transcurre —decir
que avanza resultaría una exageración— hasta 87 minutos que semejan un
módico calvario, aunque se sospeche el deseo de una afirmación personal
detrás de las oscuras imágenes.
VAGON
FUMADOR Argentina, 2001, 87'.
Sólo apta para mayores de 16
años Género: Drama Dirección: Verónica Chen Intérpretes: Cecilia
Bengolea, Leonardo Brezicki, Adrián Fondari, Pablo Razuk, Adrián
Blanco
Mala
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