El discípulo ("The Recruit", EE. UU. /2003). Dirección: Roger Donaldson. Con Al Pacino, Colin Farrell, Bridget Moynahan, Gabriel Macht, Karl Pruner y otros. Guión: Roger Towne, Kurt Wimmer y Mitch Glazer. Fotografía: Stuart Dryburgh. Música: Klaus Badelt. Presentada por Buena Vista International. Duración: 112 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años.
Nuestra opinión: buena |
La imagen de su padre, muerto en circunstancias no muy claras, es un estigma con el que James debe vivir permanentemente. Solitario y sin ningún afecto que lo rodee, el joven aplica todas sus energías a desentrañar claves que emergen de su computadora, que él sabe manejar con astucia y precisión.
Cuando de pronto se le acerca Walter Burke, un experimentado agente de la CIA, para reclutarlo para su agencia, James rechaza insistentemente la propuesta hasta que Walter, casi como al descuido, le acerca algunos datos de su padre desaparecido. Este es, precisamente, el anzuelo que necesitaba el muchacho para ingresar en la agencia de inteligencia, donde es sometido a un duro aprendizaje.
En medio de ese entrenamiento en el que Walter se empeña en que sea lo más brutal posible, James no sólo aprende la defensa personal y cómo sobrevivir en un mundo de secretos, sino que también conoce a Layla, una muchacha que, cómo él, desea incorporarse a la CIA. Cuando el novato comienza a cuestionarse su tarea y la problemática relación con su instructor -el amor es otra de sus razones para dejar ese mundo de claves y de engaños-, Burke lo reclama para una tarea específica que consiste en separar del grupo de reclutas a un espía que intenta infiltrarse en las filas de la agencia de inteligencia.
El joven acepta y, de pronto, se ve envuelto en una maraña de verdades que parecen mentiras y de mentiras que son verdades. "No confíes en nadie" y "nada es lo que parece ser" son las premisas inculcadas por Walter a su discípulo, y éste deberá tropezar con el peligro y los engaños en un dramático viaje que decide proseguir, pues al final del camino estará esperándolo la reconciliación con su padre ausente.
"El discípulo" es un thriller psicológico con muchas idas y venidas que no escapa a las reiteradas fórmulas que, en este tipo de género, aporta el cine de Hollywood. Pero a pesar de los convencionalismos y de esa densa maraña de sombras que envuelve a la historia y a sus personajes y que, a veces, deja adivinar qué es lo que ocurrirá hacia el final de la trama, la historia entretiene.
Producto atractivo
El director Roger Donaldson, sólido artesano en este tipo de aventuras, supo aprovechar los guiños y las oscuras maquinaciones que le aportó el imaginativo guión, y con un hábil montaje, una impecable fotografía y una música que se asocia a la tensión del relato, logró una producción que no dejará indiferentes a los seguidores de este tipo de películas siempre dispuestas a ciertas pinceladas patrioteras y a esos enigmas que, como difíciles "puzzles", siempre se cierran con todos los interrogantes resueltos.
Otro de los atributos de "El discípulo" se da en el elenco, en el que Al Pacino pone a disposición de su astuto agente de la CIA toda la grandilocuencia requerida, más un rostro algo envejecido pero siempre predispuesto a los gestos que oscilan entre la simpatía y la maldad. No menos intensa es la labor de Colin Farrell como ese novato que se juega la vida en la búsqueda del secreto de la muerte de su padre, y la de Bridget Moynahan como la muchacha del infaltable romance, de la que también vale la pena sospechar.
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