LA CIFRA EL ESTILO Y LA MILONGA

en los Payadores del Río de la Plata

por José Curbelo

Payador Uruguayo

 

En la Argentina y en el Uruguay, en comparación con otros países de América Latina, no ha sido muy variado el arco musical con que se ha cantado décimas escritas o improvisadas.

En el Payador, como se denomina al improvisador en el Río de la Plata, se destacan básicamente el estilo, la cifra  y la milonga, los que son ejecutados en guitarra, generalmente, por el propio cantor.

 

La Cifra  

Durante el siglo XIX  y  aún a principios del XX, la cifra fue el "caballito de batalla" de los troveros criollos para cantar décimas épicas o improvisar.

Dice Lauro Ayestaran, uno de los más prestigiosos investigadores uruguayos en el folklore, que la cifra es la condición melódica eminentemente silábica, y un detalle curioso es que en varios momentos los versos internos de la estrofa no se cantan, simplemente se recitan, constituyendo una curiosa alternancia de voz e instrumento. Por otra parte, en mis comienzos, recuerdo que mis colegas mayores comentaban que este género musical muy elemental le habría facilitado la ejecución de la guitarra a los gauchos (campesinos) de manos endurecidas por las tareas rurales y además cantado Ad Libitum.

Señala el citado Ayestaran que, a fines de 1800, cambió radicalmente el sentido en los textos de la cifra, ya que de lo épico pasó a lo satírico y así continuó hasta nuestros días. Sin embargo en muchas ocasiones, cuando los payadores van a improvisar por cifra, en el primer verso enuncian "En la cifra montonera...", aludiendo a las huestes campesinas que, luchando por la independencia, atacaban en montón ignorando las clásicas formaciones de los ejércitos profesionales.

Cabe señalar que el rasgueo de esta pieza denota un parentesco visible con la seguidilla andaluza  y, en las grabaciones antiguas, se percibe incluso en la entonación de la voz, lo que confirma esta influencia.

 

El Estilo

Del estilo, dice Ayesteran, es la forma lírica más socializada en el ambiente rural rioplatense, recibiendo esporádicamente el nombre de "triste" o,  simplemente, "décima".

 La estructura rítmica se basa en pies ternarios  y binarios, se inicia con un preludio instrumental que llaman punteo y se divide en tres secciones: estilo, cielito y final de estilo, con las que se cantan temas melódicos y se improvisan evocaciones, nostálgicas.

El estilo, por otra parte, es el único género utilizado por nosotros que tendría raíces aborígenes, descendiendo del yaraví incaico. Como anécdota ilustrativa debo agregar que encontrándome en Lima, capital del Perú, en la casa de Julio Humala Lema, destacado folklorista de aquella región, le comenté esta posibilidad y le canté una décima, respondiéndome en un ambiguo - Puede ser - Pero luego improvisé una sextilla que nosotros llamamos "estilo gateado" y ahí afirmó entusiasmado: Eso es lisa y llanamente un yaraví

 

La Milonga

La milonga es, de las tres, la que predominó a lo largo del siglo XX.

En un reportaje realizado al payador y escritor argentino Nemesio Trejo, por parte del periodista Jaime Olombrada, y que fuera publicado en el periódico "La Opinión " de Avellaneda  ( Pcia de Buenos Aires, Argentina )  el 15 de abril de 1916, cuenta Trejo que: "En 1884 era mi primera topada con Gabino Ezeiza, el más célebre de los bardos argentinos, y esa payada sirvió para hacer escuela. Por aquella época se cantaba por cifra, pero Gabino introdujo la milonga en esa oportunidad en el tono Do Mayor" y agregaba: "es pueblera ( del ambiente ciudadano ) ya que es hija del Candombe africano, y golpeando con los índices en el borde de la mesa empezó a tararear " tunga...tatunga...tunga..." para demostrar, fonéticamente, la vinculación de este ritmo con el Candombe."

Según Vicente Rossi, en su libro "Cosa de Negros", el vocablo adoptado, proviene de Angolas, residentes en el Brasil, significando reunión excedida en barullo y alegría ( mulonga ). A la vez que Wilkes  y Guerrero  se inclinan por la voz resultante de Melos ( melodía )  y  longa ( larga ), deduciendo esto de los extensos relatos o largos contrapuntos enmarcados por este género musical.

Los Payadores comenzaron por los tonos mayores, como lo citaba Trejo, pero luego adoptaron definitivamente  los tonos menores  y cada uno, intentó ponerle un sello personal, aún tocando a dúo en los enfrentamientos líricos. Hoy es común, entre nosotros, citar y reconocer la milonga de Martínez, de Torres o de Molina, es decir, los más populares.

Había una sutil diferencia entre la milonga argentina y la uruguaya, esta última más candombeada, quizá, por la mayor presencia de negros en el Uruguay. Los colegas que recuerdo haber oído en mi juventud, diferenciaban  claramente, las milongas de una y otra orilla del Plata.

En una oportunidad le pregunté a Cayetano Daglio "Pachequito", Payador argentino fallecido en la década del ´80, que me resultaba extraño que él tocara la milonga uruguaya, respondiéndome que era la de su padre que era oriental .

Las nuevas generaciones de repentistas han uniformado la milonga y no se distingue, prácticamente, la argentina de la uruguaya. El evidente predominio de este género musical entre los improvisadores y cantores decimistas se debe, entre otras causas, a que la milonga permite ejecutar a dúo las guitarras en las payadas, cosa que no sucede, por lo menos habitualmente, con la cifra y los estilos.

En suma, dentro de lo exiguo en la cantidad de ritmos, surgen sin embargo tres importantes vertientes culturales: la precolombina en el estilo, la española en la cifra y la africana en la milonga.- 

 

Bibliografía Consultada

Lauro Ayestaran, "Folklores Musical Uruguayo", Ed. Arca, Montevideo, 1967.                                                                                                            Ismael Moya, "El Arte de los Payadores", Ed. P. Berrutti, Buenos Aires, 1959.                                                                                                          Amalia Sánchez Sívori, "Diccionario de los Payadores", Ed. Plus Ultra, Buenos Aires, 1979.                                                                                Wilkes y Guerrero Cárpena, "Formas Musicales Rioplatenses", Estudios Hispánicos, Bs. As., 1946.

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