La payada en América latina
por José Curbelo
Me limitaré a contar mis experiencias personales en el intercambio con los equivalentes a nuestros payadores. Los hay en casi todo el continente y aunque denominados de otras formas muestran características comunes, por supuesto matices regionales que sin lugar a dudas, si logramos contactos más fluidos, enriquecerán y ampliaran los horizontes de la poesía repentista de la Patria Grande.
Quiero hacer la salvedad que esto, será un enfoque parcial por faltarme datos, que algunos conozco por haberlos leído o escuchado, pero prefiero atenerme a lo que he vivido en los países que he visitado.
Obviaré el comentario de Argentina ya que, compartimos una misma historia con respecto a nuestros payadores rioplatenses de una y otra orilla
Mi primera experiencia fuerte la compartí con Roberto Ayrala en Puerto Rico, en el año 1991 auspiciados por el Instituto de Cultura Puertorriqueño y el Centro de Estudios Antropológico de Argentina, realizamos una gira que abarcó gran parte de la isla , en lo que se llamó," Encuentro Trova Boricua y Rioplatense."
Los trovadores puertorriqueños improvisan en décimas espinelas como nosotros, pero, no ejecutan ningún instrumento musical, el marco sonoro lo presta una orquesta de música criolla, compuesta de guitarra güiro , bongó y dos cuatros. Pude observar en las nueve oportunidades que he visitado los escenarios de la isla, que mis colegas durante los interludios musicales, caminan por las tarimas y murmuran, seguramente conformando integra la décima que luego soltarán; ahí opera un mecanismo distinto al nuestro, que antes de iniciar los versos, apenas preveemos el final. Pero también se explica esa diferencia, pues ellos tienen la obligación de seguir el tiempo del grupo musical, mientras nosotros, podemos regular con nuestra guitarra el ritmo. Esta forma más elaborada, por lógica, insume más tiempo, quizás se pierda un poco de espontaneidad, lo que es compensado por una versificación más prolija.
Se utiliza mucho el pie forzado, que lo sugiere el jurado en concursos o el público a viva voz: alguien dice un verso octosilábico y los trovadores culminan la décima con ese pie, sin repetir las rimas.
El género musical que enmarca la improvisación se llama seis y hay una gran variedad de ellos. Se cantan decimillas compuestas previamente, que son hexasílabas y el género que se usa para cantarlas es el aguinaldo.
La media letra nuestra es en ellos la seguidilla y la hacen de un verso cada uno, hasta concretar la décima.
Cito algunos nombres como el de Tony Rivera, director del grupo Mapeyé, incansable luchador de estas cosas, y los trovadores Isidro Fernández, José Miguel Villanueva, Roberto Silva, Casiano Bentancurt y los jóvenes Eduardo Villanueva y Victoria Sanabria Colón.
En Chile, nuestros colegas también se llaman payadores, y "payas" , es el sinónimo de nuestra payada. Llegué en 1994 a Teno, próximo a Curicó donde se realizó la mítica paya entre Xavier de la Rosa y el mulato Taguada, ahí me topé con el “Chincollito de Rauco y Pedro Yánez con quien compartí las otras cinco giras que he realizado en estos años por el país trasandino, en teatros, radios y universidades, he cantado además, con Eduardo Peralta, Santos Rubio, Manuel Sánchez y he conocido entre otros, a Chaparro ,el tranca Castillo, Fernando Yánez y el Chago Morales.
Los chilenos se acompañan ellos mismos con guitarra o guitarrón, este último un instrumento raro para nosotros, de veinticinco cuerdas y muy tradicional entre los campesinos.
El género musical que utilizan, se cree tiene influencias de los trovadores provenzales, es decir del siglo XII y hay algunos de ellos, como Santos Rubio, que conocen gran cantidad de tonadas.
Aunque se ha cantado mucho en cuartetas, últimamente se manejan cómodamente en las décimas, al terminar los contrapuntos se despiden a dos razones, sinónimo de la media letra nuestra.
Estuve visitando Perú en el encuentro “Décimas 98”: allí hay una agrupación ADEP (Agrupación decimistas del Perú) que nuclea conjuntamente a escritores e improvisadores, estos últimos casi extinguidos, aunque hay esfuerzos válidos por recuperar este arte. Nicomedes fue uno de los grandes exponentes de este arte, su casa se ha convertido en un centro cultural dirigido por su sobrino, Octavio Santa Cruz.. Se usó mucho la décima de “Planta”, que no es otra cosa que la décima glosada.
La media letra se llama curiosamente “canto a la alimón”, una expresión que en la lidia de toros significa, enfrentar al toro entre dos.
En el año 98 visité México, invitado por el extraordinario trovador Guillermo Velásquez, con el que compartimos el festival “Cervantino de Guanajuato” y una gira que abarcó seis estados del país azteca. Dice Guillermo en el libro “Poeta con destino” editado por la universidad de San Luis de Potosí “los trovadores campesinos dan testimonio de la perseverancia de un género poético musical: el huapango arribeño”y agrega “estos poetas no esperaron ni necesitaron para existir como creadores, que las instituciones culturales o el mundo académico descubrieran las topadas, que se inventara el video, el disco compacto o que aparecieran funcionarios por cierto muy escasos, sensibles a expresiones artísticas que no circulan en el gran mercado cultural frecuentemente simulador y cortesano.”
El trovador mexicano de la zona huasteca se acompaña con una grave y rítmica guitarra llamada “quinta huapanguera”, dos violines y una vigüela de cinco cuerdas. Los duelos se llaman topadas y el género musical que da marco a la improvisación se llama “Valona”. No obstante se intercalan el son que los bailarines zapatean y el jarabe “estribillo” que logran la integración de la poesía, la música y la danza.
En l999 fui invitado al Séptimo Festival Iberoamericano de la Décima y el Canto Improvisado en Cuba, en la ciudad de Las Tunas, la cuna del célebre Cucalambé, José Nápoles Fajardo, que representa como para nosotros la legendaria figura de Santos Vega. Tuve la suerte de conocer a Jesús Orta Ruiz “El indio Naborí que hace muchos años improvisó en Viena con Carlos Molina y que actualmente no improvisa, pero sigue escribiendo y ,además es, uno de los grandes poetas de Latinoamérica. De sus recordadas controversias, figura la realizada con Angelito Valiente en el año l955,en las canturías de San Antonio de los Baños y Campo Armada. y que fuera taquigrafiada por María de los Refugios Segón y publicada en Islas Canarias por Maximiano Trapero en l997 y grabado el texto por dos trovadores cubanos de estos tiempos, Omar Mirabal y Jesús Rodríguez.
Los trovadores cubanos tampoco se acompañan ellos mismos, si no que los apoya un grupo musical, compuesto por un laúd, tres, guitarra y clave.
El género se denomina punto cubano o guajiro, hacen extensas introducciones e incluso prolongados interludios. Luego de la primera cuarteta dando tiempo para la inspiración los instrumentos apenas hacen un contracanto a la voz, se utiliza un tiempo muy elástico, prácticamente Ad Libitum, se cuida la construcción exacta de la décima, no rimando plurales con singulares, cuidando la riqueza sonora de la estrofa con sus cuatro sonidos.
He improvisado en Cuba, con Alexis Díaz Pimienta, en Tandil con Emiliano Sardiñas, he oído a la deslumbrante Tomasita Quiala, a Raúl Herrera y en Miami a Manolo Soriano y a Sosa Curbelo.
En estos últimos tiempos, he andado bastante por el Brasil, pero estando presente Pablo da Freitas Mendoca creo conveniente que sea él quien detalle las características del payador Riograndense. Junto a Pablo, hemos grabado un CD "Payadores sin fronteras" y con Pedro Junior también hemos compartido festivales. El trabajo que antes mencioné, es una payada bilingüe que tiene la misión de unir a los pueblos a través del canto.
Me queda pendiente el contacto personal con los chuines de República Dominicana, los trovadores Panameños y Venezolanos, que ojalá pueda concretar algún día...
Por último creo altamente positivo que sigamos estrechando vínculos, esto ha de contribuir con el esfuerzo mancomunado a dignificar nuestro arte y a la concreción de la patria grande.-