"LA PAYA EN CHILE"
En el siglo XIX hubo en Chile muchos poetas populares y payadores, sus versos quedaron en la memoria de la tradición oral y también en sus décimas, impresas en una hoja suelta, que los propios creadores vendían en pueblos y ciudades, a esas hojas se les llamó "LA LIRA POPULAR".
Esas Liras Populares se conservan en la Biblioteca Nacional. Además están los ensayos de Desiderio Lizana, Antonio Acevedo Hernández, Diego Muñoz y Juan Uribe Echevarria. Este material nos permite saber en primer lugar que los payadores chilenos existían ya, y jugaron un papel en ese tiempo.
Diego Muñoz nos cuenta también de como la venta de la "Lira Popular" fue prohibida y los poetas populares fueron perseguidos por leyes gubernamentales de la época.
Fue así como a mediados del siglo XX sólo quedaban payadores dispersos y que lograban juntarse muy esporádicamente, entre ellos se destacó Lázaro Salgado, payador, guitarrista y guitarronero, hijo del payador Liborio Salgado y nieto del legendario payador, que también se llamaba Liborio, del que se cuenta que payó con el diablo (leyenda que se repite en muchos países de América).
En las ciudades grandes, los payadores fueron discriminados, sin embargo, en los pueblos chicos siguió existiendo con toda su fuerza la tradición de cantar décimas a lo divino, es una costumbre que se conserva con plena vigencia en la actualidad.
El "Canto a lo Divino" se realiza en una rueda de ocho a doce poetas populares que cantan sus décimas durante toda la noche, con motivo de "la Cruz de Mayo", alguna fecha religiosa, o el velorio de algún "angelito".
Cuando termina la vigilia se toma el desayuno y comienzan algunos desafíos a cantar "A lo Humano", que al igual que el canto a lo divino, son décimas compuestas con anterioridad. La competencia está en lucir un repertorio de alta calidad y en saber una gran cantidad de fundamentos.
Simultáneamente al canto a lo humano, puede aparecer un par de payadores que realicen un contrapunto improvisado en cuartetas por preguntas y respuestas o bien por décimas.
Estos versos se cantan con melodías tradicionales muy antiguas y se acompañan con guitarra o con el más importante de los instrumentos folclóricos nobles: El Guitarrón, instrumento de veinticinco cuerdas.
De ese modo fue que el patrimonio de la paya se mantuvo en los tiempos más difíciles.
Las publicaciones más importantes fueron las siguientes:
Desiderio Lizana: Como se Canta la Poesía Popular, (trabajo leído por su autor en las sesiones del 22 de julio y 15 de septiembre de 1911). Publicado en Santiago por: Imprenta Universitaria 1912. Lizana nos habla de torneos poéticos que él presenció desde el año 1870, "Se cantaba verso hecho y se cantaba componiendo, esto se hacía en décimas, glosando una cuarteta que era propuesta por alguien de los oyentes".
En el capítulo VI nos describe el Canto Improvisado a Dos Razones. En el capítulo VII nos habla de "La Paya Propiamente Tal" en donde cita ejemplos de cuartetas por preguntas y respuestas. Como instrumentos acompañantes menciona "El Rabel", "La Guitarra" y "El Guitarrón".
En el año 1933 Antonio Acevedo Hernández publicó su libro "Cantores Populares Chilenos" Editorial Nascimento, dejando un valioso testimonio de la riqueza cultural que se mantenía en el corazón del pueblo chileno.
En el año 1954 Diego Muñoz publicó un ensayo con el nombre de : "Primer Congreso de poetas populares chilenos", en donde aparecen los pormenores de dicho congreso junto con un estudio y una valiosa antología.
Juan Uribe Echevarria publica "Cantos a lo Divino y a lo Humano en Aculeo" (folclore de la provincia de Santiago) Editorial Universitaria, 1962.
El mismo don Juan Uribe, organizó, a través del departamento de extensión de la Universidad de Chile los "Encuentros de Poetas Populares" en diversas ciudades de provincia desde los años 1968 hasta 1973.
Es preciso mencionar el trabajo de estudio y recolección del canto a lo poeta, efectuado por Violeta Parra, ella nos habló del guitarrón y del canto a lo humano y a lo divino, lo aprendió, lo creó y lo interpretó en sus discos a partir del año 1955 hasta sus últimas composiciones del año 1967.
Violeta Parra sintió que la riqueza cultural del "canto a lo poeta" era muy grande y para recopilarla pidió ayuda a la Universidad de Chile, allí había un "Instituto de Investigaciones Musicales" cuyos funcionarios, que no vale nombrar, le dieron la espalda, lo mismo las autoridades universitarias.
En 1979 Editorial Nascimento, editó el libro póstumo de Violeta Parra : "Cantos Folklóricos Chilenos" . Dicha publicación transcribe anotaciones, grabaciones de cantares, versos y conversaciones de Violeta con quince cultores naturales, entre ellos, el gran guitarronero: don Isaías Angulo, a quien se conoció con el apodo de "El Profeta".
Quien escribe estas palabras fue motivado por esos primeros discos de Violeta para acercarse a conocer el arte del canto en décimas, guitarrero desde los 17 años, nacido en Campanario, provincia de Ñuble. Participando de una "Peña Folclórica" en Santiago conoce a Lázaro Salgado en el año 1966 y es la primera vez que oye en persona el canto de un payador, aunque, no había rival para hacer el contrapunto, Lázaro impresionaba con sus décimas inteligentes y fluidas.
Fue en el año 1971 cuando conocí a Santos Rubio con su guitarrón, él vivía entonces en Juan de Pirque, al año siguiente ya conocía a veinte poetas populares en los encuentros de la Universidad de Chile.
El año ´72 salimos con Santos Rubio a realizar presentaciones artísticas en las Primeras Peñas folclóricas que conocieron de la vuelta de los payadores a la gran ciudad.
Los payadores de ese tiempo eran muy pocos y vivían en lugares distantes; Atalicio Aguilar, de Loica; Hermógenes Escobar, de Puente Alto, Sergio Cerpa, de Santa Elena; Domingo Pontigo, de San Pedro de Melipilla, Lázaro Salgado, de cualquier parte, radicado en Santiago; Santos Rubio, de San Juan, un aprendiz que era yo: Pedro Yáñez, de Campanario, radicado en Santiago, Guillermo Ríos, de San Bernardo, y dos amigos principiantes; Jorge Yáñez y Benedicto Salinas, de Santiago.
En el año 1973 desde mayo y hasta el mes de agosto, dimos a conocer las payas y los versos en décimas en un programa de televisión que se llamó "Poesía Popular", eran diez minutos cada domingo a las tres de la tarde, yo era el anfitrión y cada vez tenía un invitado diferente.
En eso años, además de ser cantor y payador, estudiaba; Etnomusicología y Pedagogía en Música en la Universidad de Chile.
Legó el golpe de estado en septiembre del ´73 y se acabaron los encuentros, el programa de televisión y fui expulsado de la universidad.
Volví a cantar en público, como solista en el año 1975 y grabé un disco L.P. en el ´76, en cuatro de los doce temas me acompañó Santos Rubio. Ese año hicimos nuevamente un pequeño encuentro de poetas y payadores en un centro cultural en Santiago, en donde improvisamos con el payador y guitarronero Guillermo Ríos.
Debió llegar el año 1980 para que se crearan las condiciones de juntarnos cuatro payadores y realizar los primeros encuentros en escenarios profesionales de peñas y teatros. Actuamos en Santiago y viajamos al norte y al sur con nuestro espectáculo de payas, en el ´81 grabamos una cassete, en vivo que se llamó "Encuentro de Payadores", el grupo estaba formado por: Santos Rubio, Pedro Yáñez, Benedicto Salinas y Jorge Yáñez,, teníamos también dos aprendices: Roberto Peralta (prematuramente fallecido) y Alfonso Rubio, hermano menor de Santos.
Este grupo logró el grado de madurez requerida para que los payadores organizáramos por primera vez nuestros encuentros, sin ser presentados por ninguna entidad intelectual, las que siempre actuaron de buena fe, pero con un marcado paternalismo.
A partir de ese acontecimiento, comenzaron a aparecer los payadores nuevos, la mayoría ejecutando el guitarrón. Al mismo tiempo fuimos contactando otros antiguos cultores naturales que quisieron participar de este renacer de la paya, entre ellos: Arnoldo Madariaga, el padre, Arnoldo Madariaga, el hijo y ahora : Arnoldo Retamales Madariaga, el nieto.
La participación de un payador urbano, netamente Santiaguino y con estudios universitarios, fue fundamental para incentivar a un público de todas las edades y de todas las capas sociales. Su nombre es Eduardo Peralta, joven cantautor profesional que sintió el llamado del canto repentista y desde el año 1985 se hizo payador.
La dupla Peralta - Yáñez, trabajó intensamente a lo largo de Chile, realizó presentaciones continuadas, programas de radio y en el año ´93 estuvo tres meses apareciendo una vez por semana en televisión, realizó charlas y clínicas en colegios y universidades, creando un puente de integración entre la expresión ciudadana y la campesina, precisamente en el año ´91 se rindió un homenaje en Chile al poeta Rafael Alberti, nos invitaron a cantar y allí improvisamos un contrapunto entre la "Tradición Escrita" y la "Tradición Oral".
En ese tiempo estaba apareciendo otra generación de payadores, la que vendría a consolidar la presencia definitiva del canto de improviso en el universo de las artes populares.
Entre los más importantes de la década de los ´90 están tres guitarroneros: Francisco Astorga, de Mostazal ; Juan Carlos Bustamante, de Rancagua y el joven Manuel Sánchez, de Barnechea, Santiago, quien sería considerado a partir de 1998 como el mejor payador chileno.
Los encuentros de payadores, en el Chile actual, se desarrollan cultivando variadas formas de la tradición, en un enfoque interactivo que incentiva la creatividad espontánea del público. Se hacen : Décimas de Presentación, Rueda de Cuartetas por Pregunta y Respuesta, Décimas con Pie Forzado, Cuartetas por Personificación de Elementos o Personajes Contrarios, Contrapuntos en Décimas, Rueda de Respuestas para una misma pregunta, Rueda de Brindis y finalmente las Décimas de despedida.
Estos encuentros se realizan con un mínimo de cuatro y un máximo de seis payadores.
Desde los años ´92 - ´93 se hacen grandes encuentros comunales, a los que se invitan entre doce y dieciséis payadores, se destacan dos de ellos: El de Casa Blanca - que en el 2003 tendrá invitados internacionales - se realiza cada año en el mes de febrero y el de Rincón de Mostazal, en marzo.
Los payadores chilenos queremos reconocer, de corazón, que para recuperar este patrimonio y elevar nuestro nivel de calidad poética en la improvisación, así como para prestigiar la dignidad de nuestro oficio, fue muy importante el contacto con los payadores rioplatenses, intercambio que partió en el año ´81 con el contrapunto, en la televisión, del uruguayo Washington Montañez y Pedro Yáñez, hecho que se repitió en el ´85, ese mismo año viajé a Buenos Aires y conocí a quien considero: mi maestro, José Curbelo, a quien he invitado a Chile en cinco oportunidades, sabiendo que en cada visita nos ayuda a crecer a todos.
Antes de terminar esta ponencia quiero nombrar a los más nuevos payadores : en el ´99 aparece Hugo González, guitarronero nacido en San Carlos ,(cuna de Violeta Parra) y un año antes - en el ´98 - ya estaba nuestra primera mujer payadora: Cecilia Astorga, cuya presencia ha enriquecido los encuentros, aportando; sabiduría, belleza y emotividad.
Un gran abrazo para todos.
Pedro Yáñez