EL VINO DEL VIÑATERO
Madurado en dolor desde su origen
hasta el fruto final de las cosechas;
en fatigas que forman duros ceños
con activo vigor en las hileras.
Corazón de la uva que palpita
en rebelde torrente por las venas,
y estalla en el obrero de las vides
hecho grito en cantos de la tierra.
Desahogos de sueños contenidos
en el trago ritual de humilde mesa,
donde Baco despliega bendiciones
sobre el cristal de copas y botellas.
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Llora el zumo su fin en el fermento
añoranzas de pipas, de maderas,
de jornadas sin treguas y mal pagas,
en litúrgicas costumbres “viñateras”.
Rojo vino; del pobre fiel amigo
en trasnoche de sábado y verbena,
conjunciones de penas y placeres
en la calma de paz de las tijeras.
La vendimia culmina, hay sosiego
y los músculos distienden en la fiesta…
un aroma en racimos vaticina.
su destino final en las bodegas.
Juan Carlos Pirali
Primer premio en un certamen de Coronel Dorrego - 10/2008
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| ESCUELA
RURAL
En cerriles espacios de la
patria:
conjunción de hacienda y sementera,
palomares abiertos al progreso
nutridos de esperanzas y de letras.
Se plantó en la tierra casi virgen
formada por llanuras y por sierras,
esa escuela rural que hoy simboliza
un mojón de civismo hecho bandera.
Del inmortal maestro sanjuanino
se expandieron los sueños de su idea,
en la carga de luz de cada aurora
para alumbrar el rumbo de la escuela.
Hubo tiempos que sórdidos candados
se amarraron mezquinos a sus puertas,
pero los aleteos de la infancia
retomaron el vuelo con más fuerza.
Matemática, historia, geografía,
abecedario de una fértil siembra,
donde resalta con valor excelso
la magna abnegación de la maestra.
Sobre el lomo encorvado de un matungo
acortó la distancia de las leguas,
vencedora de climas más adversos
su labor tiene mucho de epopeya.
Cumplió con su misión de educadora,
y el rol digno de madre y consejera…
Al alejarse sus lágrimas quedaron
en el altar sublime de la escuela.
Juan Carlos Pirali
Dolores, 9 de diciembre de
2005
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SOLEDAD
Antigua soledad, fuiste mi amiga,
a tu amparo bebí largos silencios,
y enriquecí sentires que formaron
montañas de ambiciones y de sueños.
Hallé en tu placentera
compañía
el derrotero del futuro tiempo,
y la sublime lira inspiradora
de mis odas, endechas y sonetos.
Me abrazó el universo de tu
hechizo
con la solemnidad que impone un rezo.
La amplitud de tu espacio fue refugio
para la libertad de mis anhelos.
Disculpa soledad, te he
traicionado…
no me pesa pensar en ese hecho;
ha llegado el amor a mi morada
en sus redes, feliz hoy estoy preso.
Juan Carlos Pirali
Primera mención en el
certamen organizado por AIBA en Ayacucho BA Argentina |