Capitulo XXXIV

"Duelo inesperado en la Cueva de Hielo. Rika vs. Reiko"

 

 

-Bien, ya esta todo listo –dijo Rika mientras terminaba de poner en orden las cosas de su mochila.
Touji, Reiko y Harry estaban con ella en la sala del centro pokemon, con las caras mas zombis imaginables y las pesadas mochilas en las espaldas.
-Rika… -empezó a decir Touji, pero alguien finalizó la frase por él:
-Son las cinco de la mañana!!! Por que tenemos que salir a esta hora!!! –gritó Reiko.
-Calmate un poco, si salimos a esta hora es por una buena razón –dijo Rika –Hoy tenemos que cruzar la cueva de hielo.
-La cueva de… hielo? –repitió Harry  en tono asustado.
-Si, no podemos cruzar la cueva a la hora normal.
-Y por que no? –preguntó Reiko de mala manera.
-Deberías saberlo, después de todo, a Ecruteak llegan muchos viajeros que se las tuvieron que ver con la cueva en sus peores épocas.
Reiko se quedó callada unos segundos.
-Esta bien, la cueva es peligrosa, lo admito –empezó a decir.
-P-peligrosa?? –preguntó Touji con cara de terror.
-Pero miralo de esta manera: somos cuatro, tenemos muchos pokemon fuertes, no hay nada que pueda hacernos frente ahí dentro, si permanecemos alerta…
-Sabes muy bien que por más pokemon que tengamos, si nos atacan en un mal momento, no tendríamos salvación. Por eso tenemos que ir en el horario en que no están activos.
Touji y Harry las miraban cada vez más nerviosos.
-Arggg! Como quieras, necesito un café, o mejor, una cerveza –dijo Reiko mientras iba hacia la maquina expendedora.
-Me parece que Reiko esta de mal humor… -murmuró Harry.
Touji asintió con la cabeza.
Una vez que tuvieron todo listo, salieron en silencio del centro pokemon. Las primeras aves del día empezaban a trinar. El pueblo Mahogany estaba silencioso y desierto. Al este el cielo se veía mas claro, el amanecer no estaba muy lejos.
-Y… donde esta el chino? Se quedó en el hospital? –preguntó Touji.
-Hace rato que se fue, ya debe estar muy adelante de nosotros –dijo Rika.
-Queeee?? Dejaste que se fuera solo a la cueva?? En el estado lastimoso en que se encontraba?? –preguntó Reiko incrédula.
-Tranquila, no tenes que preocuparte por el, conoce muy bien los mejores caminos, y será muy prudente.
-Pero que tal si…
-El sabe lo que hace, no te preocupes.
-No me preocupo, solo que me parece un suicidio lo que esta haciendo –replicó ella.
-El chino esta mal de la cabeza… cruzar la cueva de hielo solo y todavía no del todo recuperado… -dijo Harry.
Touji se detuvo:
-Ey! Si voy a cruzar ese lugar, al menos me gustaría saber que es lo que lo hace tan peligroso.
-Ya lo vas a saber, no hablemos de eso antes de entrar –dijo Harry.
Pronto estaban dejando el pueblo Mahogany, la ruta 44 se alzaba delante de ellos.
No había mucho que ver, más que un brillante paisaje verde, con varios lagos plateados diseminados por aca y por allá. El sol echaba sus tibios rayos pálidos sobre ellos, tiñendo todo el lugar de un amarillo suave.
 Por lo general habría muchos entrenadores viajando, pero al ser tan temprano solo podían verse unos pocos.
Se manejaba un clima de tensión entre el grupo, especialmente entre las dos chicas.
-Oigan, ustedes! –una voz los llamó.
Touji se dio vuelta y vio un chico y una chica que les hacían señas de que se acercaran.
-Que querrán?
-Vamos a ver –dijo Harry.
Se acercaron a ellos.
-Hola –saludó el chico –verán, mi compañera y yo estábamos pensando en ir a Blackthorn, pero queríamos tener una batalla de practica antes de ir, les gustaría a alguno de ustedes tener un combate de dos vs. dos con nosotros?
-Er…. –comenzó a decir Touji, que la verdad no tenia ganas de combatir.
Reiko lo agarró del brazo:
-Nosotros dos con gusto lucharemos con ustedes –dijo ella en tono decidido.
-No deberlas preguntarme primero? –le dijo Touji en voz baja.
-Vamos, va a ser fácil.
-Ok –dijo la chica, mi nombre es Karina, y el es Kevin.
-Reiko Massaki y Touji Watsuki –dijo la pelirroja.
Los cuatro entrenadores se pusieron en sus lugares.
-Tenemos mucha experiencia, no nos van a ganar –dijo Touji confiado.
-Ja, tal vez tengan experiencia en combates tradicionales, pero habrá que ver si sus pokemon trabajan en equipo –dijo Kevin.
-Esto será interesante –dijo Rika.
Los entrenadores rivales soltaron a sus pokemon:
 


Grumpig y  Nuzleaf.
-Que bichos raros… -comentó Harry.
-Muy bien, ataca Solid! –dijo Reiko mientras soltaba a su Seviper. La aterradora serpiente se desenrolló, mostrando todo su tamaño.
-“Solid”?? –repitió Touji –larga el Metal Gear… Moro, ve!
 


El pájaro de acero se preparó para pelear.
-Nada mal… -dijo Karina –Grumpig, psíquico a Seviper!
-Nuzleaf, Finta a Seviper.
-Moro, no lo dejes, pico taladro a la planta!!
-Solid, chillido al Grumpig!!
Los cuatro pokemon se lanzaron al ataque.
El psíquico del cerdo golpeó duramente a Seviper, pero a cambio tuvo que soportar el chillido de este.
Moro mientras tanto perforaba el duro cuerpo de Nuzleaf con su pico, por lo que este quedó muy dañado.
Al volver a separarse los monstruos, Seviper y Nuzleaf parecían los más afectados.
Skarmory fue a rematar al pokemon hierba, pero este aplicó un extraño movimiento sobre el, y por mas que intentó no pudo repetir su pico taladro, una fuerza desconocida se lo impedía.
-Que pasa? Que fue lo que hizo? –preguntó Touji.
-Jajaja, Nuzleaf uso su tormento, ahora tu pájaro no podrá hacer dos veces el mismo movimiento –explicó Kevin.
-Mierda. Entonces usa otro ataque, esa cosa ya no aguanta nada mas!
-Grumpig, acaba con la serpiente!
-Rápido Solid, colmillo venenoso!!
Los colmillos de Seviper se clavaron en el estomago del pokemon psíquico, quien gritó de dolor, Solid aprovechó y se enrolló alrededor de su cuerpo, presionando con sus poderosos músculos al pobre pokemon.
-Sacatelo de encima!! –gritó Karina.
Moro mientras tanto acababa con Nuzleaf con su ataque rapidez, pero este logró paralizarla antes de caer.
El cerdo estaba cerca de la derrota, sin embargo, juntó las fuerzas suficientes como para emplear un poderoso ataque psíquico; las perlas negras de su cabeza brillaron intensamente. Seviper se vio flotando en el aire, rodeado por un aura azulada, y fue a parar a un lago, del que solo salió completamente debilitado.
Reiko lo guardó con cara de furia:
-Vamos Touji, termina con el!
-Bien, Moro! Ala de acero ahora!
-Rayo confuso!
A pesar de su lastimoso estado, el Grumpig atinó el ataque, Moro estaba confundida.
-Perfecto, ahora aprovecha para hacer descanso!
-Moro, no me importa lo que hagas pero no dejes que descanse!
Afortunadamente la Skarmory logró centrarse lo suficiente como para no errar el golpe, y terminó con el Grumpig.
-Fui, bien hecho.
Karina lo guardó, notablemente decepcionada.
-Buena batalla, pero a sus pokemon les falta aprender a trabajar juntos –dijo ella.
-Adiós –dijo Kevin, mientras los dos se retiraban.
-Bah, que malos perdedores –dijo Reiko.
-Tienen razón, ganaron porque sus pokemon tenia ventaja, de otra forma no hubiera sido así –sentenció Rika.
-Te parece? Pero lo hicimos muy bien… -dijo Touji.
-No le hagas caso, peleamos muy bien juntos –dijo Reiko sonriente.
Después de la interrupción del combate, reanudaron la marcha.
Ya estaba muy avanzada la mañana cuando vieron la entrada de la cueva de hielo alzarse ante ellos.
Parecía que un aire frío salía del interior.
Touji sintió el repentino impulso de volver corriendo a Mahogany.
-Bueno, abríguense bien antes de entrar –aconsejó Rika.
-Ok –dijeron Harry y Touji.
Con varias capas de ropa encima, los cuatro dieron los primeros y valientes pasos al interior de la afamada cueva.
El lugar habría estado completamente oscuro, de no ser por las relucientes paredes y techo de hielo, que parecían desprender chispas.
El frío era abrumador, todo era muy claro y brillante a su alrededor, y de no haber estado tan asustado, a Touji le habría parecido hermoso.
-Me parece que ya me podrían decir de que tenemos que cuidarnos, o no?
-Con un poco de suerte no vamos a tener que toparnos con ellos –dijo Rika.
-Me estoy helando, voy a sacar a Cindy –dijo Harry mientras buscaba la pokebola.
-Esta bien.
La Quilava tiritó de frío al salir de la pokebola, y miró a su entrenador con cara lastimera.
-Perdóname Cindy, pero me estoy congelando, calentá un poco esto, si?
El pokemon de fuego encendió sus flamas con resignación, y caminó delante de Harry.
Caminaron cerca de una hora, hablando de varias cosas para que el silencio no los agobiara.
-Entonces el cerdo púrpura y la planta con cara de mala también eran bichos de Hoenn?
-Eso parece, es curioso... tendré que hablar con el Prof. Oak sobre esto –dijo Rika.
El frío era cada vez mas intenso, el grupo empezó a tiritar, y las flamas de Quilava se debilitaban a un ritmo preocupante.
-Mierda, debí gastar lo que me dio mi viejo en ropa en lugar de estos TMs inútiles –se quejaba Touji mientras se frotaba las manos, tratando de calentarlas.
-Esos TMs inútiles como vos los llamas te van a servir de mas de lo que imaginas –dijo Rika.
-Mejor saquemos a todos nuestros pokemon de fuego, o nos vamos a congelar –dijo Reiko mientras inflaba la pokebola de su Rapidash.
-No –dijo Rika –no es seguro que los saquemos ahora, tanta luz y calor podría llamarles la atención, y no podemos arriesgarnos.
-Llamar la atención de quienes??!! –preguntó Touji harto.
-Shhh! Baja la voz.
Todos se quedaron en silencio.
Les pareció escuchar el eco de hielo desmoronándose a lo lejos.
Rika parecía preocupada, lo que asustó a Touji.
-Si-sigamos –dijo Harry tras unos segundos.
Y así continuaron la marcha, cada vez mas nerviosos, a cada minuto se detenían para mirar hacia atrás, o escuchar algún sonido que resultara sospechoso.
-Basta, no siento mis dedos, voy a sacar a Mirage –dijo Reiko en tono decidido –Touji, vos saca a Volco.
-No hagan eso, es peligroso.
-Que queres? Que nos congelemos aca?! –gritó Reiko.
-Podemos aguantar un poco mas, solo hay que resistir.
-Vos no nos das ordenes.
-No lo estoy ordenando, solo estoy diciendo....
-Ya me tenes harta! Siempre queriéndote hacer la líder del grupo, quien sos para decirnos que hacer?!
-Reiko, calmate... solo trata de ayudarnos –empezó a decir Touji.
Esto enfureció aun mas a Reiko:
-Por que siempre estas de su lado?! “Rika esto, Rika aquello, Rika la chica perfecta”
-Reiko... –murmuró Harry –espera un poco...
-Bien, vamos a ver que tan buena sos en realidad –dijo la pelirroja mientras se alejaba un poco de ellos y dejaba la mochila en el suelo –Te reto a una batalla, si yo gano, hacemos lo que yo diga hasta salir de la cueva, y si ganas vos, voy a seguir tus absurdas indicaciones.
Todos la miraron sorprendidos, y callados, nunca habían visto a Reiko actuar así.
-Pero... este no es el momento para pelear... –dijo Rika.
-Que pasa? La mejor entrenadora de Kanto tiene miedo de pelear conmigo? –exclamó la otra burlonamente.
Incluso Touji pudo ver un leve cambio en la mirada de Rika.
-Sabes bien que no es eso, simplemente es una locura iniciar un combate aca y ahora, seria demasiado llamativo.
-Ahhh, ahora entiendo, vas a usar esa excusa para no pasar vergüenza? Que decepción.
-Esta bien, como gustes, pero ya sabes cuales pueden ser las consecuencias.
-Rika, no pelees, solamente esta enojada, no le hagas caso –dijo Harry intentando convencerla.
-Lo se, pero esto es lo mejor para que se tranquilice.
Las dos entrenadoras se alejaron una de la otra. Una con los ojos pardos tan encendidos como su cabello, la otra con la mirada calculadora, e incluso fría que solía mostrar a la hora de un combate.
Touji simplemente no podía creer que estando en una situación supuestamente peligrosa, se pusieran a pelear. Harry también las miraba incrédulo, pero sumamente interesado.
En la mano de Reiko, se infló una superbola, en la de Rika, una pokebola.
Ambas volaron y se abrieron en el aire, la luz blanca que emitieron al abrirse era aun mas brillante que el hielo a su alrededor.
Por un lado salió un espectacular corcel de fuego, por el otro, una criatura de gomosa piel amarilla y apariencia tranquila.
 


-Zappy, onda trueno –ordenó Rika.
-Mirage, agilidad!
El Rapidash le dio a sus patas un impulso tremendo, eso sumado a su característica velocidad, lo convirtió en una maquina de correr, que no tuvo dificultad en esquivar el ataque de Zappy.
-Lanzallamas!
-Rayo.
Ambos ataques colisionaron violentamente, la explosión provocó un pequeño derrumbe no muy lejos de ahí.
Touji y Harry retrocedieron, algo asustados.
-Che, tómenlo con calma –empezó a decir Harry.
-Derribo!
El caballo cargó a toda velocidad contra Ampharos, pero este se mantuvo firme, y al momento del impacto descargó un poderoso puño trueno directo en el morro de Mirage.
La luz relampagueante que salió disparada rozó a Touji y a Harry, quienes por supuesto estaban aterrados.
-Las peleas entre mujeres son las peores... –murmuró el primero mientras se cubría.
-Lo peor es el motivo por el cual pelean...
-Si, no le veo el sentido a pelear por el liderazgo del grupo, acá no manda nadie.
-Serás boludo... –dijo Harry tras un suspiro –No están peleando por eso, es otra cosa.
-Cual?
-Ya lo vas a saber.
Mientras los dos hablaban, Mirage golpeaba brutalmente a Zappy con sus cascos, quien se encontraba en el suelo. El corcel se paró sobre sus patas posteriores, para darle el golpe de gracia, pero antes de poder conectar el golpe, recibió una descarga eléctrica de más de 100.000 voltios.
Mirage se desplomó, cayendo con todo su peso sobre Zappy, quien no llegó a levantarse a tiempo.
Las llamas del pokemon de fuego disminuyeron notablemente, mientras que el Ampharos intentaba en vano quitárselo de encima.
Ambas entrenadoras se miraron unos segundos y retiraron a sus pokemon.
-Por que retiraste a Zappy? Todavía podía pelear –preguntó Touji confundido.
-No valía la pena, había recibido mucho daño, cualquier ataque habría terminado con el, no tenia caso dejarlo para que sufra.
Harry asintió.
Touji volvió a sentirse un mal entrenador, al recordar el combate contra Pryce y como dejo que Dandy luchara en una batalla que no podía ganar.
Reiko buscó su segunda pokebola, dudó unos segundos, y después la arrojó, de la que salió un armadillo que enseñaba unas agudas garras y la espalda cubierta de púas.
-Bien, Sandy! Enseñale de que estas hecho!
Rika a su vez soltó a Freegie.
 


El enorme monstruo prehistórico alzó orgullosamente su cuello, dando una imagen imponente, pero calma.
Hasta ahora nunca lo habían visto como algo mas que un transporte, que equivocados estaban.
-Ja, tendrá ventaja, pero acá no hay agua, como se te ocurre que se va a mover? –dijo Reiko.
Rika se limitó a sonreír.
-Hidro bomba.
-Que?! Sabe la Hidro bomba?! –exclamó Reiko sorprendida –Rápido, bajo tierra!!
Lapras inhaló profundamente, para después disparar una monstruosa bomba de agua, afortunadamente para Sandslash, este se sumergió entre las rocas y el hielo justo a tiempo, la bomba estalló sobre un témpano, que simplemente desapareció.
Intimidada ante tal demostración de poder, Reiko permaneció pensando la siguiente orden.
Sandy mientras tanto le dio un duro golpe subterráneo a Freegie, esta soltó un grito al sentir las garras del armadillo clavarse en su vientre.
Bajó la cabeza y disparó hacia el suelo un rayo hielo tan poderoso que atravesó las capas de roca y hielo, dejando un gran orificio.
-Sandy, seguí atacando desde abajo!!
Rika sonrió:
-Dispara tu chorro de agua a ese agujero.
La bestia acuática obedeció, metió la cabeza en el hoyo,  y Touji pudo ver como su cuello se llenaba de agua, agua que iba a parar al orificio.
Reiko cayó en la cuenta de su error.
-Sandy! Salí de ahí!!
Pasaron unos segundos y no había rastro del pokemon de tierra. El agua rebalsó rápidamente los límites del hoyo, y comenzó a inundar el suelo de la cueva.
Finalmente surgió una sombra velozmente a varios metros de altura, se precipitó sobre una desprevenida Freegie, y le provocó un corte horrible en el cuello.
Tras unos segundos, esta apoyó la cabeza en el suelo, derrotada, el golpe había sido critico.
Sandy se bajó a duras penas de su espalda, estaba mojado, tembloroso y débil.
Rika se quedó mirando la escena sorprendida, igual que los demás, su Lapras acababa de ser derrotada por un Sandslash.
-Muy bien –dijo ella, esto esta resultando más divertido de lo que imaginaba, pero es hora de terminar esta batalla.
Reiko por primera vez en el día prestó atención a cierta pequeña y peluda criatura castaña.
 


Charly se asomó del hombro de Rika,  enseñando sus grandes ojos negros.
Su dueña señaló hacia el Sandslash, y el Eevee no necesitó más indicación. De un ágil salto se paró frente al pokemon de Reiko, quien no se intimidó en lo mas mínimo, muy por el contrario, al tenerlo tan cerca lo primero que hizo fue dar un zarpazo hacia él,  pero Charly saltó y se paró sobre su brazo extendido.
Sandy enfurecido ante tal falta de respeto, usó su otra garra para atacarlo, pero el zorrito volvió a saltar, ahora estaba detrás de el, con su doble equipo ya preparado.
El pokemon de Reiko, se volvió hacia la docena de Eevees, solo para recibir un tremendo golpe, las manchas marrones lo atacaban sin parar, arrojándose hacia él como balas, no pasó mucho tiempo para que Sandy cayera debilitado. 
Reiko anonadada lo guardó –“En que nivel esta esa cosa?”
Charly se rascó una oreja.
-Bien, veamos si puede con este, Kitsune, ataca!
Una criatura de pelaje blanco, largas garras y una franja roja que le cruzaba un ojo emergió. Clavó la mirada sobre el pequeño Eevee.
-Cuchillada!
-Retroceso.
Ambos pokemon no tardaron en lanzarse uno contra el otro, saltaron con una agilidad tremenda, aterrizaron, y volvieron a saltar, cruzándose repetidas veces.
Después de varias acometidas fallidas, el Zangoose aprovechó un instante para realizar su danza de espadas, su poder de ataque estaba potenciado, un golpe seria decisivo.
Rika ordenó reforzar el doble equipo. Charly su multiplicaba a una velocidad sorprendente.
Kitsune no dejaba de intentar acuchillarlo, cortando el aire con sus garras,  sin éxito. Cada paso, cada salto, cada inclinación o movimiento, por mas insignificante que fuera, podía significar la derrota.
Siguieron con la consigna “golpear-esquivar” durante unos largos segundos.
En un momento el Eevee dio un paso en falso en el hielo, esa era la oportunidad que el zorro necesitaba.
-Bien! Usa tu garra trituradora!!
Zangoose tomó impulso y saltó hacia Charly, con su garra derecha brillando intensamente, Touji y Harry apartaron la mirada, temiendo tener que ver un espectáculo sangriento.
Se escuchó el sonido del hielo que estalló en mil pedazos, una bruma fría y húmeda se extendió hacia todos lados, Touji se volvió para mirar, tiritando.
Rika permanecía impasible, la blanca superficie que la rodeaba se reflejaba en sus ojos.
Reiko sonreía, muy segura de su victoria.
La silueta de Zangoose, oscura y borrosa, se hizo visible entre la niebla, con el brazo todavía extendido.
Cerca de él pudo verse otra figura, mucho mas pequeña, también inmóvil, agazapada a espaldas del pokemon de Reiko.
Ninguno de los dos se movió por instantes que parecieron eternos.
Finalmente, Kitsune se volvió hacia el Eevee, con una mirada amenazante.... y se desplomó sobre la gélida superficie del suelo, con un ruido sordo.
Reiko lo miró con los ojos abiertos de par en par.
-P-pero como?! Como lo hizo? Esta atrapado entre el hielo y Kitsune! Como pudo....
-Simple –dijo Rika mientras se agachaba, Charly se sacudió los restos de hielo del pelaje y trotó hacia ella, intacto, pero notablemente cansado, subió a su hombro de un salto –No prestaste atención al momento en que el ataque iba a conectar –dijo ella mientras se incorporaba -en ese instante, Charly logró agacharse lo suficiente como para evitarlo, pero tu Zangoose siguió de largo y descargó su ataque contra el muro, que por supuesto estalló, todos esos fragmentos de hielo cegaron a Zangoose, esas milésimas de segundo fueron aprovechadas para dar el golpe decisivo.
Reiko se acercó a Zangoose lentamente, le dio vuelta y descubrió que su estomago estaba hundido,  y tenía una expresión congelada en la cara, sin duda el ataque que había recibido había sido brutal y sorpresivo. Sin más que hacer lo retiró, con la mirada baja, llena de vergüenza.
Rika soltó un suspiro y se acercó a ella.
-Fue un combate muy entretenido, pero ahora ya esta, ok? –dijo mientras le tendía la mano.
Reiko se quedo mirándola incrédula, después de la forma en que le había hablado, le resultaba extraño que no se estuviera burlando de ella, pero se sentía muy irritada, irritada con Rika, irritada con Touji, e irritada consigo misma, por no haber sido capaz de ganar.
A pesar de sentirse así, estrechó la mano de Rika, sin sinceridad.
La tensión todavía se olía en el aire helado, pero a un nivel mucho menor, en ese momento se escuchó un sonido extraño:
Como pequeños y repetitivos golpecitos que venían de lejos,  el repiqueteo era constante, parecían pequeños pasos.
-Que mierda es eso?! –gritó Touji.
Rika y Reiko se quedaron heladas en su lugar, Harry miraba hacia atrás con expresión asustada.
Tap, tap, tap, tap. El eco de los golpes en el hielo sonaba más cercano.
-Que hacemos? –preguntó el chico rubio mientras sus manos se dirigían instintivamente a sus pokebolas.
-Vamonos, ya. –dijo Rika con voz grave.
Todos comenzaron a avanzar tan rápido como les daban las piernas, corrían sin ver bien hacia donde se dirigían, los caminos torcían abruptamente, por lo que el grupo iba resbalando y dando tumbos.
Tap, tap, tap, tap.
Los pasos se escuchaban con creciente claridad, no eran pasos humanos. Se acercaban.
A pesar del intenso frío gruesas gotas de sudor, rodaban a toda velocidad por la frente de Touji, mientras corría a toda marcha tras sus compañeros.
El ruido agitado de sus respiraciones y las zapatillas golpeando con fuerza el suelo congelado era todo lo que oían. Los pasillos que recorrían se oscurecían gradualmente.
Reiko, que era la que iba adelante, se detuvo bruscamente, obligando a los demás también a hacerlo.
-Que pasa?! –gritó Touji mientras miraba por sobre su hombro, impaciente por seguir alejándose.
-Esto –respondió ella señalando una amplia pared de hielo circular que les cerraba el paso. Se veía muy sólida, estaban atrapados.
-Mierda!! Que hacemos ahora??
-Vamos a derretir esa pared! –dijo Harry mientras inflaba la pokebola de Quilava.
-No, eso seria un esfuerzo inútil –dijo Rika –aunque derritamos la pared y pasemos, quien nos dice que nos va a llevar a la salida? Lo más probable es que tras derretir el hielo terminemos atascados por una coraza de roca.
Nadie pudo refutar eso.
-No se escucha nada… -Reiko se volvió hacia atrás.
Los cuatro se pusieron espalda con espalda, escrutando todo a su alrededor con la vista y el oído.
Probablemente transcurrió más de un minuto.
Silencio total.
-Parece que ya no están, lo que sea que fueran esas cosas –dijo Touji sintiendo una oleada de alivio.
-Bueno, mejor vamos a buscar el camino correcto.
Antes de poder dar un paso, vieron una sombra que pasó raudamente frente a ellos.
-Puta madre…
Otra figura se les cruzó, y a esta le siguieron muchas otras, pero se movían a tal velocidad que eran apenas visibles, a Touji le recordaron a algo que conocía.
-Que son?! –gritó Harry.
-Son… -comenzó a decir Reiko.
En ese momento, un par de diminutos ojos brillantes se hicieron visibles desde las sombras, Touji parpadeó, y cuando volvió a mirar, no había un par de ojos… había docenas, no, cientos de ellos. El entrenador sintió que le temblaban las manos.
Un pequeño grupo de las criaturas dio un paso hacia la luz, dejándose ver por el grupo. Eran negras como la noche, muy pequeñas, con un par de relucientes garras blancas en cada brazo. Eran…
-Sneasel!!!! –gritó Touji
-Estamos… jodidos –balbuceó Harry mas asustado que nunca. Los Sneasel eran conocidos por su carácter cruel y perverso, y su carencia de temor, lo que hacia que ataquen incluso a los humanos sin dudar, además al moverse en grupos grandes, se volvían una fuerza peligrosísima.
-Saquen a sus pokemon de fuego ahora!!! –dijo Reiko, pero al estar a punto de lanzar la pokebola, recordó que Mirage no estaba en condiciones de luchar.
Volco salió de su pokebola, invariablemente se tronó los huesos de los dedos y bostezó.
-Dale vago de mierda!! Ahora tenes que pelear!!
El Magmar vio la horda que tenia en frente, eran tantos que no podía distinguir donde terminaba uno y comenzaba el otro, todo era una masa negra repleta de puntos brillantes que representaban sus ojos.
Sus flamas se avivaron sin demora y esbozó una sonrisa que sin ninguna duda significaba: “Con esto me voy a divertir de lo lindo”
Rika llamó a Hinari, mientras que Harry hizo lo mismo con Cindy.
-LANZALLAMAS!!!!! –fue la triple orden, que se cumplió sin demora.
Los tres pokemon vomitaron mas llamas que nunca, era un espectáculo increíble, inhalaban y disparaban torrentes de fuego que al unirse resultaban tan monstruosos que iluminaban y llenaban de calor cada centímetro de la cueva.
Tras cada ataque, podía distinguirse una especie de lluvia de pequeños cuerpos carbonizados, que se precipitaban al suelo.
A pesar de esta formidable ofensiva, los pokemon siniestros estaban lejos de retroceder o rendirse, se lanzaban como proyectiles hacia los pokemon desde todo ángulo imaginable.
Los pokemon de fuego tenían que realizar las más impensadas acrobacias para evitar que sus entrenadores resulten heridos.
Touji se agachó un segundo para dejar pasar un lanzallamas sobre su cabeza, que dio de lleno a un par de Sneasel que estaban a punto de atacarlo.
Cindy quemaba con algo más de trabajo, estaba algo cansada, pero seguía tostando a sus enemigos.
Hinari no tenia problemas, sus llamaradas y ondas de calor bastaban para derretir a docenas de Sneasel a la vez.
Por varios minutos todo sonido en la cueva fue apagado por el impresionante rugido de las llamas, que no se detenía ni un segundo.
A pesar de la colosal cantidad de Sneasel que caían a cada momento, la situación no parecía cambiar, docenas y docenas salían sin parar de entre las sombras.
Los Pokemon de fuego seguían atacando, pero se estaban fatigando, además de tener que escupir fuego ininterrumpidamente, tenían que saltar, correr, y todo tipo de movimientos necesarios para mantener a sus oponentes a raya.
Después de un rato detuvieron el ataque, jadeantes.
Touji, Rika, Harry y Reiko se quedaron observando la escena en la que habían transformado ese silencioso lugar.
El suelo que antes fue blanco, ahora estaba completamente cubierto de manchas negras, que no eran otra cosa que los Sneasel derrotados, las paredes de hielo a su alrededor habían perdido en gran parte su forma, estaban semiderretidas y goteaban abundantemente.
Harry apartó unos Sneasel con el pie, y fue hacia Cindy, se la veía muy agotada.
-Mierda, todavía quedan muchos!! –dijo Touji señalando a la horda de pequeñas bestias que se acercaban paso a paso.
-Los pokemon de fuego no van a resistir mucho mas, saquen a sus otros pokemon –dijo Rika.
-Si, Kosuke, Moro, vayan!!
-Spark, Stantler, ataquen!
-Lunita, vamos!
-Nakuru, Haru-Same!!
Pupitar se volvió hacia sus rivales, lo mismo que Lunita. Moro se veía incomoda, el techo era demasiado bajo y tenia que agachar su cabeza, por lo que Touji se vio en el deber de retirarla, en su lugar Denkeshi se hizo presente, y se unió a Elekid.
Stantler golpeaba el suelo con sus cascos, y bajaba la cabeza en un gesto amenazante, mientras que el Scizor permanecía arrodillado y con los fríos ojos fijos en sus rivales. Golduck lo observaba todo con una mirada calculadora.
-Mis otros pokemon están cansados de la pelea con Rika, y mi Seviper sigue debilitado –anunció Reiko, arrepintiéndose con toda su alma de haberla retado.
-Rika, usa a Charly –dijo rápidamente Harry
-No podría, esta agotado, por más que no lo demuestre, y los demás también, solo me quedaría Bronto, pero tiene desventaja.
-Y yo no puedo usar a mi Gyarados y a Kenji acá, no hay lugar –dijo Harry con pesar.
Todos los monstruos se unieron con los de fuego.
Los Sneasel se acercaron mas…
-Ataquen!!!! –gritaron todos los entrenadores.
Lo que siguió a eso fue un completo caos, ataques de todo tipo que provocaban explosiones de luz y color llenaron el lugar, el ruido de la batalla era por mucho superior al anterior.
Kosuke los atacaba con golpes y chillidos, ya que una avalancha dentro de la cueva seria mortal para todos. Stantler corneaba a las pequeñas criaturas, que no se quedaban atrás, y con sus agudas garras y veloces acometidas causaban daños considerables.
El Scizor de Reiko se divertía aplastándolos con sus pinzas, mientras que todos los demás usaban sus ataques especiales, Golduck con su chorro de agua, Pikachu y Elekid con rayo y puño trueno respectivamente, Lunita cantaba, no parecía querer usar movimientos ofensivos.
Los enemigos no disminuían su número, por el contrario, parecía que cada vez había mas.
Los monstruos de fuego no daban abasto.
Reiko saltó a un lado para evitar a un Sneasel, que saltó hacia ella, este fue capturado por la pinza de Haru-Same en pleno vuelo, y ahí conoció el dolor.
Cindy cayó al suelo, incapaz de continuar luchando, las alimañas notaron esto, y al menos unas treinta de ellas se apiñaron sobre la Quilava.
-Mierda, Cindy!!! –gritó Harry mientras corría hacia ella.
Nada de su pokemon era visible, estaba completamente cubierta de Sneasel.
-Fuera bichos asquerosos!! Aléjense!!!
Ninguno de los monstruos se inmutó.
Harry sintió un acceso de desesperación.
Touji vio lo que pasaba:
-Volco! Anda a ayudarlos!! –gritó mientras se volvía hacia su pokemon, pero cuando este ultimo asintió, una maraña de Sneasel se lanzó hacia el, repitiendo lo hecho con Cindy, con la diferencia de que el Magmar se los sacaba de encima golpeándolos con puños fuego. Los pokemon caían, pero otros volvían a amontonarse sobre el.
Este método les estaba resultando, y estaban atacando a todos así.
Touji buscó a Denkeshi, para que ayude a Harry, pero lo vio defendiéndose desesperadamente con rayos de una horda que lo perseguía.
-“Mierda!!”
Harry estaba a punto de estallar en llanto, no podía ver a Cindy, y no podía hacer nada para ayudarla, sin poder soportarlo mas, corrió gritando hacia la montaña de Sneasel que cubría a su pokemon.
Justo cuando las criaturas se volvieron hacia el, un resplandor salió de entre el amontonamiento, era una luz blanca mas brillante que el hielo.

Tras unos segundos una figura pareció incorporarse, todavía cubierta de los bichos de hielo, estos comenzaron a salir despedidos hacia todas las direcciones, finalmente, la figura pudo apreciarse por completo.
Era una figura alta y bípeda, con pequeños ojos rojos como el fuego que ardía sobre su cuello, era un Typhlosion.
Su entrenador no podía con tanta emoción, su Cindy finalmente había evolucionado.
El fogoso monstruo emitió un poderoso rugido, y enseguida fue a ayudar a los demás.
La fuerza de la nueva Typhlosion inclinó la balanza nuevamente hacia los protagonistas, sus ataques de fuego eran sencillamente devastadores.
Después de un rato muchos pokemon habían caído, de ambos bandos, entre los que se cuentan Hinari, Volco, Denkeshi, Spark, Nakuru y Stantler.
Lunita seguía cantando, pero su falta de exactitud le había costado varias heridas, Scizor también estaba en la lucha, lo mismo que Kosuke.
Por fin habían notado una disminución en el numero de Sneasel, sin embargo ellos no se encontraban mucho mejor, los pokemon no podían ser tan efectivos al tener que estar protegiendo a sus entrenadores.


-Muy bien Cindy!! –gritó Harry emocionado, pero no vio algo que saltó hacia él como un rayo.
-Harry!!! –gritaron los demás.
Este soltó un gritó cuando el Sneasel le cortó un brazo, el mismo Sneasel que fue posteriormente achicharrado por una enfurecida Typhlosion.
Touji corrió hacia el chico, su brazo sangraba abundantemente.
-Estas bien?!
-S-si… no, no pasa nada –logró decir éste.
Su compañero lo agarró del otro brazo y lo llevo junto a los demás, protegidos tras la muralla de pokemon.
Reiko arrancó un pedazo de su remera y con la tela improvisó una venda, que ató alrededor del brazo de Harry.
-Mierda!! Esto se pone jodido! –dijo Touji mientras retrocedía, Lunita caía derrotada.
Los agotados Kosuke, Cindy y Haru-Same eran ahora los únicos que impedían que los Sneasel los cortaran en cientos de pedazos.
-La puta madre, que mierda vamos a hacer??!!
-No… no se –atinó a decir Rika, en voz baja.
Touji sintió que el mundo se desplomaba.
Harry no hablaba, solo se sujetaba el brazo, con cara de dolor, Reiko estaba agachada con el.
-Sneee!!! –gritaron las criaturas mientras volvían a lanzarse al ataque.
En ese momento, vieron un resplandor rojo que provenía de una pared de hielo a su izquierda, un poco alejada.
El círculo de luz escarlata parecía agrandarse desde el interior del hielo. Unas gotitas comenzaron a caer de este…
Todos, tanto los Sneasel, como los pokemon y sus entrenadores, se quedaron mirando el extraño fenómeno.
 

Repentinamente, un lanzallamas inmenso surgió de ahí, cuando terminó, había dejado un gran orificio perfectamente circular en la pared de hielo.
-Pero que carajo?? –empezó a decir Touji sin entender nada.
Una figura oscura salió de dicho agujero, y con un gran salto se paró frente a todos los presentes. Era una especie de perro de aspecto demoníaco, con una aterradora cabeza terminada en dos cuernos, sus ojos irradiaban fuego.
-Un Houndoom? –preguntó Reiko confundida
-Mierda!! Encima hay que pelear con ese?! –gritó Touji.
-Ese es…. –dijo Rika sonriente.
El Houndoom alzó su cabeza, para después disparar una monumental llamarada hacia los Sneasel, los cuales quedaron mas que tostados.
-Nos ayuda?! -preguntó Touji sin poder creerlo.
 

-A mi pesar, bola de inútiles –dijo una vos fría que vino del orificio.
-Shin!! –saludó Rika alegremente.
Este pasó a través del hoyo, dejándose ver. Levantó una mano en señal de saludo.
Touji y Reiko cruzaron miradas de desagrado, pero en realidad estaban mas que felices con su aparición.
Houndoom saltó junto a su amo, quien pasó una mano por su lomo.
-Bien hecho Melfice.
Todos se quedaron atónitos ante el hecho de que Shin felicitara a uno de sus pokemon.
-Como nos encontraste? –preguntó Touji.
Shin entornó los ojos y se limitó a mirar la caótica escena, las paredes estaban derretidas, el suelo resquebrajado, y el techo a punto de derrumbarse, por no nombrar los tal vez cientos de Sneasel desparramados por todos lados.
-Ok, ok, fue una pregunta boluda.
-No podemos quedarnos acá, van a venir mas –dijo el chino.
-Mas?! –repitieron los demás a coro.
-Carajo, este lugar necesita una desinfección urgente –decidió Touji.
Harry no había hablado, solo se agarraba el brazo.
-Hay que salir cuanto antes.
Todos guardaron a sus pokemon rápidamente y siguieron a Shin. Pasaron por el agujero en la pared, que los condujo a un largo y angosto pasillo.
Corrieron, Reiko ayudaba a Harry, quien no podía hacerlo al mismo ritmo de sus compañeros.
Después de lo que parecieron siglos sin ningún cambio, vieron la luz al final del túnel, brillante, gloriosa.
El sol nunca les había parecido tan tibio y regocijante ni la brisa tan reparadora como en ese momento, al verse todos a salvo y fuera de esa maldita cueva.
Se acostaron sobre la fresca hierba, de cara al astro.
-Harry… -dijo Rika tras unos minutos de silencio del grupo.
-Sos un pelotudo, como vas a dejarte cortar así?? –interrumpió Touji.
-Che, tratame un poco mejor, no ves que estoy lastimado?! –respondió éste.
-Hay que hacerte ver ese brazo –finalizó Rika.
-Pero a donde? –preguntó el.
-Estamos cerca de Blackthorn, ahí lo van a atender –dijo Reiko.
Todos se incorporaron y retomaron el viaje hacia el santuario de los dragones, sin saber que les esperaba una “pequeña” sorpresa…

 

Continuará…