Vacío. Las hojas
secas eran barridas cruelmente por el viento otoñal. Todas las tiendas
estaban cerradas, el silencio embargaba completamente el lugar. Aunque no
faltaba mucho para el atardecer, aún estaba claro, pero no había un alma
en las calles. Alguien corría a toda velocidad hacia el estadio, sus
zapatillas golpeaban con fuerza el suelo de piedra; no podía creerlo, era
el combate final, y estaba llegando tarde.
Finalmente había llegado el día mas esperado por miles de personas
alrededor del mundo.
El estadio reventaba a toda capacidad, los espectadores estaban tan
apretados que no cabía un alfiler entre ellos. Se respiraba expectativa
por toneladas, todos esperaban ver el mejor duelo de sus vidas, y lo
verían.
A pesar de lo difícil que les resultaba todo aquello, Reiko, Harry y
Hikari estaban ansiosos por que el combate de inicio.
-¡¡Ha llegado el día que todos esperaban!!
-¡¡Así es, porque hoy se realiza el ultimo combate de este espectacular
torneo!!
-Todos hemos visto sus batallas, y sabemos bien de que son capaces, ¡ahora
nos mostrarán un enfrentamiento sin precedentes!
Tal y como se hizo en el combate anterior, Touji y Rika se acercaron uno
al otro.
Pasaron largos segundos, hasta que…
-Rika, ¿Te acordas esa noche en el techo del centro pokemon de Blackthorn?
Esa vez me dijiste… que sentías que algo malo iba a pasar… ¿Aun tenés ese
presentimiento?
-Si –respondió ella con voz queda.
Sin una palabra más, ambos dieron media vuelta y regresaron a sus puestos.
A cada paso que Touji daba, sentía que se alejaba mas y mas en todo
sentido de la persona que tan bien conocía, como si una barrera invisible
se empeñara en distanciarlos...
Rika tenía un semblante difícil de describir, entre la serenidad y la
frialdad.
Por alguna razón, ambos entrenadores tardaron tal vez un minuto en inflar
sus pokebolas, pero una vez que lo hicieron, fue como si todo sentimiento
anterior hubiera sido bloqueado completamente.
-¡¡Vuelan las pokebolas!!
-¡¡Los primeros monstruos son liberados!!
Del lado de Touji, se irguió la imponente mole que representaba
Feraligatr, dio un rugido atronador, y clavó las garras en el suelo.
Del de Rika, una
criatura de dulce mirada, piel rosada, y pequeñas alas que la
mantenían a unos centímetros del suelo. Clefable.
Las bestias fijaron la mirada una en la otra, no habría nada de
juegos.
-¡¡Empiezan!!
-¡Feraligatr no tarda en disparar su hidro bomba!
-Clefable invoca a su pantalla de luz, que absorbe el impacto casi
completamente, ¡que defensa!
Dandy no necesitó indicación de Touji para saber que tenía que emplear
ataques físicos; cargó contra el hada y le descargó una cuchillada,
que Lunita eludió tomando altura, su cuerpo entonces adquirió un
brillo extraño, no tenía un color definido, sino que resplandecía con
muchos matices a la vez. |
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-¡Poder cósmico! ¡La
más completa técnica defensiva, Touji tendrá problemas para superar esto!
-Así es, hasta los pokemon más fuertes se la vieron muy fea para conseguir
dañar a esta versátil criatura.
El cocodrilo alzó la cabeza y chilló con todas sus fuerzas, intentando
mantener a raya la defensa de su rival, que seguía fortaleciéndose con
poder cósmico.
Demostrando que no era tan pesado y torpe como parecía, Dandy saltó y
aferró a Lunita con sus garras, golpeándola contra el suelo.
-¡La ha atrapado!
La criatura trató del liberarse del gran peso que la aprisionaba,
debatiéndose desesperadamente, Dandy estaba demasiado ocupado en
contenerla como para intentar un ataque, le arreó un codazo en el
estomago, esperando dejarla mas “manejable”, pero el tiro pareció salirle
al revés; Lunita frunció el entrecejo y por un segundo, a Dandy le pareció
ver reunirse el poder de las estrellas en su puño.
-¡Feraligatr tendrá algo mas que un ojo morado después de recibir
semejante puño meteoro!
El lagarto retrocedió torpemente, sujetándose la cara, mientras que el
pokemon de Rika se incorporaba, dolorido.
-Suficiente de juegos, Lunita, tambor –ordenó Rika.
-“¿Tambor?” –pensó Touji confuso, jamás había visto tal ataque.
Ante la falta de indicaciones de su entrenador, Dandy asumió una pose
defensiva, pero para su total desconcierto, Clefable comenzó a golpear con
fuerza su propio estomago con las manos abiertas, a un ritmo que solo ella
parecía entender.
-¡Clefable usa su tambor, una técnica que sin duda marca un antes y un
después en este enfrentamiento!
Al terminar el golpeteo, una Lunita bastante mas maltrecha que antes se
dejó ver, al parecer había perdido una buena cantidad de energía en el
proceso.
Touji simplemente no entendía el propósito de aquello, pero sabía bien que
Rika no haría nada que no fuera para ganar, por lo que ordenó atacar con
todo. Su monstruo cargó contra Lunita bramando, pero fue tal vez un
presentimiento, tal vez instinto, o tal vez sentido común lo que hizo que
se detuviera en seco.
Clefable levantó la mirada hacia el, y súbitamente, un aura increíble
apareció ardiendo a su alrededor, con un estallido. Una sonrisa se dibujó
en la tierna cara del hada.
-Dandy, no permitas que ese truco te amedrente, esta débil, ¡atacala! –lo
animó Touji, pero el mismo sentía que algo no estaba bien en eso. Sin
demora la orden fue acatada, el pokemon de agua le tiró una fuerte
cuchillada a la cara, pero Clefable la detuvo con un dedo, sin dejar de
sonreír.
Los ojos amarillos del cocodrilo se empequeñecieron de furia, y blandió su
cola súbitamente, pero Lunita la sujetó con su otra mano. Y sin ningún
esfuerzo, lo alzó sobre su cabeza, lo lanzó hacia arriba, y le sacudió tal
patada en la espalda que la bestia fue a estrellarse brutalmente contra
los sufridos anuncios publicitarios al pie de las gradas.
El graderío estalló en ovaciones.
Su entrenador estaba boquiabierto, aquello no tenía ningún sentido.
-“¿Como puede tener tanto poder? … no es normal…”
Dandy apartó de un colérico manotazo un trozo de cartel que tenía encima,
y se puso de pie, tembloroso.
-¡Ni hablar! ¡La fuerza de este pokemon es incomparable!
-La Clefable de Rika representó una de las bestias mas peligrosas de este
torneo, y con ese ataque quedó muy bien demostrado el por que.
Paso tras paso el monstruo de Touji se acercó a plantarle cara a su
oponente. Sin ningún aviso dio un poderoso pisotón al suelo, provocando un
terremoto. Lunita voló fuera de su alcance y miró fijamente el primer
asomo de la luna pálida, se concentró varios segundos en ella, soportando
en el proceso una hidro bomba que le llegó desde el suelo, pero que
gracias a los varios poderes cósmicos que ya había hecho apenas y la dañó.
Un rayo de fría luz lunar descendió sobre ella, recuperando su energía y
curando sus heridas.
-¡Maldición, Dandy, no dejes que se siga recuperando!
Pero no fue necesario que el pokemon de agua atacara; Lunita descendió a
toda marcha hacia el, Dandy afirmó su postura y la recibió, deteniéndola
con sus brazos, pero su fuerza era tal, que arrastró al cocodrilo una
decena de metros, la bestia se dejo caer de espaldas y soltó a su
oponente, quien por inercia siguió de largo. Dandy se incorporó cual
resorte y le sacudió una hidro bomba por la espalda, Clefable la recibió
de no muy buen grado. Se volvió y cargó nuevamente contra Dandy, cargando
su titánico puño meteoro, el cocodrilo le sacudió también un puñetazo.
Ambos golpes chocaron uno contra otro con gran ímpetu, pero el poder de
Clefable era demasiado, y la lucha de puños no tardó en decidirse; Dandy
fue impulsado varios metros hacia atrás, girando sin control sobre si
mismo. Se puso de pie, no sentía la mano que había usado para el golpe,
tenía todos los dedos rotos, mientras que del puño de Clefable salía
brillante humo plateado.
-¡La tenacidad de Feraligatr esta fuera de discusión! ¡Que pokemon
aguerrido!
-Pero Clefable sigue teniendo el poder de su lado, ese choque de puños lo
ha demostrado.
-“¡Mierda! Dandy no puede ganar… no importa lo que haga… ¡no puede!
“–pensó Touji con desesperación.
-Lunita, acaba ya.
El hada levantó vuelo y fue como un proyectil hacia el Feraligatr,
deteniéndose en seco frente a él, Dandy no perdió el tiempo; apresó su
brazo de una poderosa dentellada, su presa tomó altura (llevando al captor
consigo), miró un segundo a Dandy a los ojos y le hundió el otro brazo en
el estomago, con tanta fuerza que el lagarto tuvo que aflojar las
mandíbulas, tratando de recuperar el aire. Lunita le aferró la cola antes
de que cayera, le dio dos vueltas en el aire y lo arrojó nuevamente contra
los derribados anuncios, que salieron disparados en varias direcciones al
chocar Dandy con ellos.
Para sorpresa de todos, el pokemon de Touji se volvió a levantar. Su
estomago estaba hundido, su mano derecha rota, y su espíritu destrozado,
pero aún así…
-¡Increíble! ¡Feraligatr quiere continuar a toda costa!
Dio el primer débil paso hacia Clefable, pero pronto dejó de verla, todo
se oscureció.
-“Perdoname amo” –pensó antes de caer finalmente como un peso muerto.
Touji bajó la mirada, mientras lo recogía en su esfera. Los aplausos del
público no consiguieron reconfortarlo.
Los fans de Rika la aclamaron a gritos, pero la chica no demostraba
ninguna alegría.
-“Lunita es muy poderosa… tengo que detenerla… “–su mano fue
instintivamente a la pokebola de Denkeshi.
-Veamos quien será el monstruo elegido para hacer frente a Clefable…
-Naranja, cola larga, ¡es Raichu!
Una buena cantidad de chicas chillaron emocionadas al ver al ratón
eléctrico, el ser tan bonito le sumaba muchas fans.
El pokemon adoptó posición cuadrúpeda y soltó unos cuantos voltios para
aliviar su constante sobrecarga.
Este era el combate final, lucharía sin respiro hasta desfallecer, si eso
hacía feliz a su amo, entonces ganaría a cualquier precio.
-¡¡Den, trueno!!
El cielo pronto exteriorizó su ira, vomitando enseguecedores rayos por
montones, Lunita volaba a través de ellos con suma destreza, bañada por el
resplandor azul y blanco que las centellas arrojaban sobre ella.
La concentración de Denkeshi en su ataque era total, tanto que Clefable
sudaba más y más para maniobrar entre los pilares de luz, hasta que
finalmente un chispazo indicó que había sido herida en un costado. Se
detuvo, y antes de que los múltiples truenos se precipitaran sobre ella,
salió disparada en línea recta hacia Denkeshi.
Lejos de intentar una maniobra evasiva, Denkeshi llenó de energía
explosiva su puño derecho. Lunita alertó esto a un palmo de su oponente y
ascendió en ángulo recto al suelo, esquivando el puño dinámico de milagro,
Pero el Raichu no tenía el peso y lentitud de Dandy, por lo que tomó
impulso y saltó tras ella, llegando fácilmente a su altura, y
sorprendiéndola con un rayo a toda potencia.
Lunita lo soportó e intentó un puñetazo, que Denkeshi esquivó en el aire y
aterrizó. Subió la mirada hacia la Clefable, nervioso, en el momento en
que evitó el puñetazo, pudo sentir el increíble poder que recorría su
cuerpo, sabía que con un solo golpe sería el fin.
-“Hay que terminar esto de una vez, defenderse no va a servir de nada”
¡¡¡Denkeshi, ataca, no la dejes respirar, ataca, ataca, ataca!!!
Lunita miró a su blanco en el suelo, sonriente, pero éste ya no estaba
ahí; de pronto sintió un latigazo en la espalda, y luego una horrible
descarga que la estremeció de pies a cabeza, Denkeshi había usado su cola
para transmitir con aún mayor intensidad la electricidad al cuerpo de su
rival. Clefable se volvió, dando una patada al aire, dado que el roedor ya
estaba en el suelo, corriendo a toda velocidad. Antes de que pudiera
siquiera recuperarse, volvió a saltar con la intención de electrocutarla
nuevamente, pero esta vez Lunita burló el ataque ascendiendo un par de
metros.
Los espectadores ni siquiera tenían tiempo de hacer el más mínimo
comentario, hasta los locutores estaban extremadamente silenciosos, la
acción se desarrollaba a tal intensidad y velocidad que no podían más que
observar.
-“No funciona, así siempre lo va a esquivar”
Lunita jadeaba, había recibido bastante daño y empezaba a agotarse. Miró
la luna nuevamente, intentando volver a recuperarse, pero no tuvo chance,
Denkeshi sabía lo que debía hacer; dio un gran salto, el monstruo de Rika
lo vio venir y ascendió aún mas, pero Raichu no había saltado hacia ella,
saltó hacia las gradas, llegando a una buena altura, y desde ahí fue al
ataque contra el hada, quien se preparó para recibirlo con un buen golpe,
pero tampoco era la intención del ratón atacarla en ese momento, y ante la
atónita mirada de todos se paró sobre ella, usándola para impulsarse aún
mas alto. Por un instante todos lo perdieron de vista. Lunita sonrió y con
un veloz batir de alas también se elevó muchísimo.
-¡Los pokemon han desaparecido! ¡No podemos verlos!
La gente los buscaba por todas partes con la mirada, hasta que alguien
señaló hacia uno de los reflectores.
Denkeshi estaba de pie sobre el enorme foco donde alguna vez se había
sentado el Gengar de Shin, nadie se explicaba como había logrado alcanzar
semejante altura. El Raichu estaba cargando energía en su puño, inmóvil,
con la vista fija en el lado opuesto del campo, donde por supuesto, estaba
Lunita, a su misma altura, y efectivamente, llenando de energía cósmica su
pequeño puño.
Las cabezas de todos estaban vueltas hacia arriba, incluidas por supuesto
las de Touji y Rika, y aún así sus bestias no parecían mas que diminutas
manchas.
La lucha entre el Raichu y la Clefable había llegado a su punto
culminante. Una ráfaga fría sopló con fuerza, los ojos de ambos
relampaguearon, y saltaron, como rayos partiendo el cielo.
El choque entre ambas fuerzas sacudió el estadio entero. Los miles y miles
de espectadores solo tenían ojos para ver el resultado de la
confrontación.
Los monstruos seguían en el aire; el puño derecho de Denkeshi estaba en la
cara de Lunita, hundiéndosela espantosamente, mientras que el de ésta
ultima estaba enterrado en la mejilla del Raichu, también deformando su
cara. Se mantuvieron un instante así, con sus golpes cruzados, hasta que
finalmente, aflojaron los músculos, y cayeron.
-¡¡Mierda!! Si caen desde esa altura… -Touji agarró rápidamente la
pokebola de Denkeshi, pero antes de poder retirarlo, vio boquiabierto como
Lunita giraba rápidamente, recuperando su postura vertical, y sujetaba la
cola del Raichu a pocos metros del suelo. Aterrizó, y sin ningún esfuerzo
arrojó al Raichu violentamente, haciendo que su cuerpo ruede por el campo
una decena de metros antes de detenerse del todo.
Touji intentó retirar a Denkeshi, pero su mano empezó a temblar
incontrolablemente, aquello era demasiado. ¿Cómo había podido ser capaz de
resistir semejante golpe? ¿Acaso no había forma de derrotarla? ¿Todos sus
pokemon acabarían así?
Tomó aire, luchando por no dejarse dominar por la desesperación. Recogió a
Denkeshi en su pokebola, lo vio muy herido, pero sabía que su pokemon
estaría bien.
-¡Tremendo! ¡Que increíble combate, digno de final!
-¡Demostrando nuevamente un poder y resistencia increíbles, Clefable se
queda con esta ronda!
Las masas festejaron ruidosamente la victoria del pokemon de Rika.
Touji estaba inmóvil, con la mirada baja, abrumado por el sentimiento de
derrota que inevitablemente comenzó a sentir.
Y ahora que lo pensaba detenidamente, Lunita nunca antes había mostrado
esas técnicas en todo su viaje, recordó muchas situaciones en las que
estuvieron en peligro y esa fuerza increíble habría sido de gran ayuda,
¿Qué significaba eso? ¿Acaso Rika no quería que el viera el verdadero
potencial de Lunita? ¿Todo el tiempo lo había visto como a un rival al que
tendría que vencer tarde o temprano?
Esos pensamientos comenzaron a hacer mella en la confianza que Touji tenía
hacia Rika, empezaba a ver a la persona que tan bien conocía de manera
diferente, pero pronto se reprochó el tener esos pensamientos, no tenía
ningún derecho a sacar esas conclusiones solo porque Lunita empleó trucos
novedosos y efectivos.
Una voz lo llamó, haciéndolo volver a tocar tierra.
-¡Eh, Touji!
El entrenador se volvió y vio al profesor Elm haciéndole señas de que se
acercara. Touji pidió tiempo y fue con su tutor, cabizbajo.
-Esa actitud tuya es decepcionante –le dijo severamente el profesor.
-Lo siento profesor, pero…
-¡Pero nada! La pelea apenas esta empezando, ¿y ya vas a darte por
vencido?
-¡No! –respondió Touji enérgicamente –Pero… Rika es…
-Muy fuerte, lo sé –Elm soltó un suspiro –pero Touji, vos también lo sos,
llegaste hasta acá por tus propios medios, luchando arduamente junto a tus
pokemon, nunca, nunca te menosprecies, sos tan bueno como ella, y vas a
probarlo, estas peleando de excelente manera, Dandy y Denkeshi realmente
se han lucido. Vamos, enséñales a todos lo que podes hacer.
Touji no pareció convencerse mucho con eso, miró a Lunita, ciertamente se
veía bastante agotada.
-Animo, ya casi la tenés, solo que atacaste el problema desde el ángulo
equivocado, pensaste que con poder y velocidad sería suficiente, y si bien
Denkeshi no pudo ganar, la dejó lista para el remate, solo no corras
riesgos esta vez, ¿ok?
-No correr riesgos… -murmuró Touji –lo tengo profesor, gracias.
-Buen muchacho, ¡adelante!
-El entrenador del pueblo New Bark regresa a su puesto tras hablar con su
maestro, el respetadísimo Profesor Elm.
-¿Habrá desarrollado una estrategia para derrotar a la aparentemente
imparable Clefable de Rika?
-Eso lo veremos ahora Quique, ¡a este duelo todavía le falta mucho!
Touji llevó la mano a su cinturón e infló una pokebola, con expresión
decidida; “No correré riesgos, no esta vez”
-¡La pokebola vuela alto!
Una enorme figura no tardó en formarse en el aire, el metal que la cubría
resplandeció bajo el sol del atardecer. Un par de ojos pequeños y duros se
clavaron en el cansado monstruo de Rika.
-¡Skarmory sale a combatir!
-Muy buena elección, teniendo en cuenta la sobrenatural capacidad
defensiva de este pájaro, Clefable la tiene muy difícil para sobrepasar
esta barrera de acero.
-¡Moro! –Llamó Touji –su pokemon volvió la cabeza hacia el y escuchó
instrucciones –No te confíes solo porque esta lastimada y cansada,
mientras pueda mover un solo dedo, seguirá siendo peligrosa, no le des
respiro, liquidala, la quiero ver en el suelo en dos minutos, ¿entendido?
Un graznido fue toda respuesta, y Moro se volvió nuevamente hacia su
oponente, dispuesta a hacerla comer tierra.
Ni bien el silbato del árbitro se hizo oír, la Clefable levantó vuelo
raudo, pero algo torpe, mientras Moro se arrojaba tras ella.
El duelo no tardó en convertirse en una persecución, persecución en la que
Lunita llevaba las de perder, en vano intentaba alejarse de su oponente lo
suficiente como para usar luz lunar, y las cientos de ondas de viento
afilado que pasaban rozándola a toda velocidad no le facilitaban la tarea.
Rika alertó que el combate no duraría mucho a este paso, y decidió emplear
una estrategia algo más riesgosa:
-Llamarada.
-¡Carajo!
Lunita se volvió repentinamente hacia su perseguidora, y vomitó una
estrella de fuego. No había tiempo para pensarlo; Moro giró sobre si
misma, escuchando cerca, demasiado cerca el rugido de las llamas, y le
propinó al hada una durísima ala de acero.
-¡Que reflejos!
-A pesar de lo inusual que es ver un Skarmory con esa capacidad de
evasión, no debería sorprendernos, ya que en combates anteriores también
nos ha mostrado sus habilidades.
Clefable comenzó a perder altura, ya ni siquiera podía mantener el vuelo,
había llegado a sus límites.
-“¡Acabala!” –leyó Moro en los labios de Touji, y se lanzó en picada hacia
abajo como un halcón cazando una paloma herida. La aferró con sus garras y
tomó aun más velocidad, hasta estrellarla contra el suelo con tal
violencia que trozos del campo se levantaron como una pequeña marea
rocosa. Volvió a elevarse, sola, y al despejarse la polvareda, todos
pudieron ver el maltrecho cuerpo de Lunita hundido en lo profundo de un
cráter.
Touji miró su reloj, sonriente: “30 segundos, Moro no va con vueltas…”
-¡Y el azote llamado Clefable muerde el polvo finalmente, a manos de una
muy concentrada Skarmory, todos denle un gran aplauso a estas increíbles
luchadoras!
Los eufóricos aplausos y gritos no se hicieron esperar, el público estaba
muy emocionado, el combate era mucho mejor de lo que jamás hubieran
imaginado, sin ninguna duda los costosos boletos estaban valiendo la pena.
-Rika retira a su pokemon y no tarda en inflar su siguiente pokebola,
veamos de que monstruo se trata…
Touji respiró hondo mientras veía la luz roja que salía de la esfera tomar
forma, forma ni grande ni pequeña, cuadrúpeda.
Las masas no tardaron
en darle la bienvenida a la espectacular criatura; un zorro de fuego
de pelaje dorado tan brillante como el sol, de ojos rojos como el
increíble calor que habitaba en su interior, y de nueve colas que se
alzaron y abrieron sobre ella como un magnifico abanico de oro. Su
pelaje era mecido suavemente por la brisa. En conjunto, la imagen
presentaba una belleza difícil de ver en un combate pokemon, incluso
Touji parecía hipnotizado por la criatura.
No era ese el caso de Moro,
que sobrevolaba a su oponente sin quitarle la fría vista de encima.
-“Mierda, es imposible que Moro gane, Hinari la va a derretir, pero no
quiero que Kosuke gaste energías antes de tiempo… tampoco puedo mandar
a Gueroh-Kun, Volco es la única opción, pero si recibe algún ataque al
entrar a la pelea sus posibilidades se van a reducir mucho…” |
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Tras pensarlo
detenidamente, Touji decidió que Moro podía soportar lo suficiente como
para cansar a Ninetales, así cuando sea el turno de Volco no le sería tan
difícil ganar.
-Skarmory contra Ninetales, sin duda una desigual batalla, veamos en que
estaba pensando Touji cuando decidió dejar a su pokemon de acero frente a
una bestia tan fogosa…
-No me sorprendería que este muchacho tuviera un as bajo la manga, ya
varias veces nos ha sorprendido con estrategias extrañas pero efectivas.
-Aha, ¡Skarmory toma la iniciativa!
-Desde acá podemos verla disparando su aire afilado… ¡Woaahh! ¡Miren a
Ninetales correr! ¡Es mucho más rápida de lo que parece!
La criatura se movía velozmente por el campo, esquivando magistralmente
todas y cada una de las ondas de viento, con sus nueve colas bailando tras
ella. Se detuvo un instante y subió la vista repentinamente azul, hacia
Skarmory, quien enseguida cerró los ojos y disparó mas aire afilado,
sospechando una hipnosis, pero ese fue su peor error; al volver a mirar,
vio lúgubres bolas de fuego azul que danzaban misteriosamente a su
alrededor, como espíritus.
-¡Fuego fatuo! –exclamó sorprendido el locutor.
-Sin duda una técnica que pone en jaque a Skarmory, la quemadura podría
dejarla estropeada por el resto de la batalla.
-¡¡Carajo Moro, no dejes que te queme!!
El ave se escurrió entre las llamas justo al momento que éstas se cerraban
sobre ella, salvándose por los pelos.
-“Un ataque directo como pico taladro sería mucho mas efectivo, pero es
demasiado peligroso acercarse…” –pensó Touji, intentando idear una forma
en que su pokemon saliera bien librado de aquella situación.
Hinari inhaló profundamente y disparó un infernal lanzallamas, de una
fuerza y velocidad increíbles, Moro dio un looping en el aire, eludiendo
el torrente de fuego, y se lanzó sobre ella. Ninetales no se esperó esto y
saltó con gracia hacia atrás, burlando su ataque solo momentáneamente,
dado que el ave rasgó con sus garras una de sus delgadas patas delanteras.
Hinari soltó un quejido y disparó un potente giro fuego, tan alto como el
mismo estadio, las caras de los espectadores se tiñeron del anaranjado
resplandor del ataque. Milagrosamente Moro se las arregló para no quedar
atrapada en aquel infierno, y se arrojó nuevamente sobre su blanco, quien
se dispuso a volver a esquivarla, pero la herida en su pata le impidió
reaccionar con la suficiente velocidad, y fue capturada entre las gélidas
garras del pájaro, y sacudida por el suelo.
-“Moro es increíble, no importa lo difícil que sea la situación, nunca
pierde los nervios” –pensó Touji al verla vapuleando a un oponente que sin
ningún problema podría asarla a fuego lento.
La Skarmory se disponía a asestar a la criatura bajo ella un definitivo
pico taladro, pero entonces sintió una repentina inquietud, seguida de
mucho calor. Y por supuesto, era su presa quien lo generaba, su pelaje
resplandeció con un súbito brillo rojo, igual al de sus ojos, y una onda
expansiva salió expulsada de ella, incinerando instantáneamente todo a su
paso, el campo situado en el rango de cuarenta metros a la redonda ardió
en llamas, Touji sintió en la cara un viento tan caliente que pensó que su
cara se derretiría, aquello era como estar en el infierno.
Tanto Moro como Hinari dejaron de ser visibles entre el fuego que cubría
la arena.
-¡¡Espectacular!!
-¡Ninetales usa su Onda de calor y transforma el campo de batalla en un
campo de fuego! ¡Que poder!
-¿Habrá quedado algo de Skarmory después de semejante ataque?
Touji buscó desesperadamente a su monstruo con la mirada, pero no podía
ver más que llamas agitándose con el viento.
Tras unos segundos, finalmente vio como una enorme sombra surgía de entre
ellas, haciendo lastimosos intentos por mantener el vuelo, su cuerpo
estaba al rojo vivo, profirió un largo graznido de dolor, y se desplomó
entre el mar de fuego.
-¡¡Moro!!
-Damas y caballeros, haremos una pausa al duelo para apagar el incendio.
Todos vieron ingresar por los laterales del campo en fila a una escuadra
de Golducks, que en segundos concentraron sus chorros de agua sobre el
campo. Cuando terminaron, todo lo que quedaba de la antes verde hierba
eran rastros carbónicos, el humo formó una inmensa nube, que pronto empezó
a molestar a los espectadores. Pero nada escapaba a la organización del
evento; una bandada de Pidgeottos ingresó y limpió el aire en tiempo
record, despertando exclamaciones de admiración en la gente.
En el medio del humeante campo Touji divisó a su Skarmory, completamente
debilitada, a unos metros de ella estaba sentada Hinari, sacudiéndose los
rastros de ceniza y lamiéndose la pata herida.
El entrenador guardó a su pokemon, arrepintiéndose de haberla dejado
frente a una batalla que estaba perdida desde el principio, pero en
realidad Moro había cumplido muy bien con su trabajo, Hinari estaba
fatigada.
-¡Un aplauso para los equipos de mantenimiento Golduck y Pidgeotto!
-Y ahora el combate debe continuar, Ninetales ha arrollado a Skarmory con
su devastador poder, ¿cual será la siguiente elección de Touji?
-¡¡Volco, adelante!! –gritó éste al arrojar la pokebola con fuerza, sabía
que Volco era algo impredecible, pero también sabía que era digno de
confianza en los momentos difíciles, y éste era uno de ellos.
La bestia comenzó su pequeño ritual de antes de cada duelo (desperezarse,
tronarse los nudillos, etc.), pero se interrumpió al ver quien era el, o
mejor dicho la que tenía en frente.
El Magmar amaba pelear, mas que cualquier otra cosa, pero por primera vez
dudó unos segundos; por un lado estaba emocionado por tener un oponente
tan fuerte como Hinari, pero por el otro…
-Volco, ella es tu enemiga ahora, ¡derrotala!
Esas palabras fueron suficientes para que el monstruo hiciera arder las
flamas de su cuerpo con fuerza, y afirmara las garras en la tierra, listo
para empezar un combate (a su parecer) muy divertido.
-¡¡Rayo confuso!! –ordenaron ambos entrenadores al unísono.
Continuará…
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