No te quedes afuera sino entra más allá
HECHOS 3 1-10
Dios
nos llama a tener comunión unos con otros, nos llama a tener respeto, a amarnos,
a entender que toda crítica y murmuración impide la comunión. No es bueno
caminar solos diciéndo que como tenemos la unción no necesitamos de otros.
Debemos tener un espíritu manso y humilde con los hermanos que nos complican
la vida, con aquellos que quizás vienen por primera vez y nos llenan de preguntas
pero debemos amarlos porque ellos vinieron a la iglesia porque necesitan de
Dios, tienen un hambre profundo por Dios. Dios los va a cambiar un día y luego
van a ser usados por Dios para poder amar a otros y van a entender que el
amor cubrirá multitud de pecados.
Este concepto de unidad estaba muy arraigado en la iglesia primitiva porque
la Biblia dice que ellos habitaban unánimes y juntos, pero hoy en día hay
gente que vive junta, que vive en una misma casa, que vienen a una misma iglesia
pero no tienen comunión. Tenemos que tener una misma visión que es la de andar
juntos, en comunión, en un perfecto diálogo.
Pedro y Juan estaban juntos cuando llegaron al templo de la Hermosa, y si
queremos tomar esta ciudad lo tenemos que hacer juntos, como un cuerpo. Necesitamos
del resto del cuerpo de Cristo para poder realizar milagros y poder conquistar,
predicar en la ciudad.
La Biblia dice que Juan fue uno de los discípulos más jóvenes que Jesús llamó.
Jesús llamó a Juan cuando este tenía aproximadamente diecisiete años y fue
llamado el discípulo amado a tal punto que se recostó sobre el pecho de Jesús.
El lo adoraba, lo seguía, compartía cada momento con El.Esto nos habla de
un adorador y Dios al adorador le da algo especial que a otros no le da. Cuando
Jesús fue a la cruz el único discípulo que estaba a los pies de la cruz fue
Juan porque los demás habían huido y allí, en la cruz, Jesús le dice a Juan
y a la madre de Jesús -mujer he aquí tu hijo- y eso fue una provisión que
Jesús le da a Juan, a un verdadero adorador. Esto nos habla de que el adorador
siempre verá la mano de Dios en medio de la lucha, en medio de la dificultad
y de cualquier problema. El verdadero adorador es aquel que accede a la presencia
de Dios con acción de gracias, como dice la Biblia. Es decir que cuando estemos
llenos de problemas y luchas no debemos ir ante Dios quejándonos, con un corazón
enojado hacia Dios por las cuestiones que estamos atravesando. Esa no es la
clase de personas que debemos ser. Dice la Biblia que debemos adorar a Dios
a pesar de los problemas y luchas porque veremos la mano de Dios obrar, debemos
descansar en su poder y en su palabra y cuando lo alabamos y tomamos tiempo
para adorarlo se desata un poder y caen los muros.
A diferencia de Juan, que era un adorador, Pedro era un hombre de fe, de decisión
y de acción por lo tanto vemos a la acción, a la fe, a la decisión y a la
adoración obrar juntos. Eso es lo que debe suceder con nosotros debemos tener
fe y adoración, obrando juntas.
La fe no va sin la adoración y la adoración no va sin la fe. Si queremos conquistar
debemos tener fe y adoración. La fe cree lo que Dios ha prometido, lo declara
y lo confiesa y lo espera. La fe cree como un niño,como un simple niño. La
fe cree y espera lo que Dios nos ha prometido, lo que nos habló en su palabra
aunque pasen los años y veamos que no se cumple nada. Pedro y Juan fueron
al templo, la fe y la adoración fueron al templo.
Ellos después de la muerte de Cristo fueron llamados cristianos, los del camino.
La gente de aquel entonces estaban en otro orden porque ellos estaban esperando
al Mesías, al enviado que Dios les había prometido en el Antiguo Testamento
pero ellos no se dieron cuenta que El ya había venido, en cambio Pedro y Juan
habían tenido un encuentro personal con El, habían tenido una experiencia
con Jesús.
Pedro y Juan estaban entrando al templo para cambiar lo viejo por un nuevo
orden, por una nueva revelación. En el templo estaban todavía los judíos bajo
la ley, bajo el viejo pacto. Entre esos dos extremos había un hombre que estaba
en el medio de esas dos posturas. El paralítico estaba allí, veía mucha gente
entrando y saliendo y era llevado todos los días por otros al templo, era
puesto allí no para ser sanado sino para pedir. La biblia dice que era lisiado
de los pies y que era traído por otros al templo de la Hermosa. Es decir que
como lo define el mismo término ese lugar era un lugar hermoso, un lugar de
adoracíon, de fiesta y de celebración. Todos los días era traído a ese lugar
pero no tenía acceso al interior del mismo, no tenía acceso a la fiesta que
se desarrollaba ,es decir no estaba ni tan cerca ni tan lejos. Estaba allí
a la puerta, podía ver lo que pasaba y escuchaba lo que decían allí pero no
tenía acceso a lo sobrenatural que pasaba allí adentro.
El tiempo que vivimos hoy en día nos hace recordar a lo que se pasaba en esa
situación en la Biblia. Hay mucha gente que viene, que es traída al templo
donde hay adoración y fiesta y es llevada a un nivel donde quedan allí pero
no pueden avanzar, se quedan estancados, no pueden fluir a un nivel de conocimiento
y de revelación.
Lo que nos duele, como pastor, es que hoy en día hay personas que llegan a
la iglesia pero no pueden entrar a lo que pasa sobrenaturalmente en el culto.
Oyen el culto pero están lastimados interiormente y están imposibilitados
de entrar a lo que Dios les tiene preparado o a lo que Dios está realizando
allí. Muchas personas participan del culto pero tienen que ser llevados. Mucha
gente viene lastimada, quebrantada, y le piden a los colaboradores que por
favor lo lleven y lo arrastren porque están imposibilitadas, dicen que no
tienen la unción para llegar solos a ese lugar.
La unción, la predicación de la palabra, los testimonios de milagros y sanidades
y la alabanza y adoración los llevan a un lugar, a un nivel, a la puerta de
lo sobrenatural pero no entran.Como pastor no puedo llevarlo más allá porque
el único que lo lleva allá, al lugar secreto es Jesús. Nosotros lo podemos
llevar hasta un punto por medio de la predicación y la adoración pero Jesús
lo puede llevar más alla.
El hombre puede lleváarlo hasta ciero lugar, hasta cierta revelación pero
el poder del Espíritu Santo puede llevarlo hasta ese glorioso lugar.
No podemos seguir viniendo hasta la puerta, hoy Dios nos quiere llevar más
allá, ya basta de ser llevados hasta la puerta debemos entrar, no podemos
ser llevados hasta la puerta como ese paralítico.
Hay un lugar más profundo, y eso lo puede producir el Espíritu Santo. Dios
nos quiere llevar a una revelación más profunda que la que venimos llevando.
No te quedes en la puerta entra un poco más, hay muchas personas que están
esperando en la puerta.
Casi reciben gozo, casi son felices, no llegan adentro, casi son siervos,
casi son libres,pero Jesús quiere darte todo, la plenitud de todo. No queremos
más que los hermanos vengan aca solamente ha recibir lo que fluye de la plataforma
y de la alabanza sino que es tiempo de que Jesús los lleve al lugar más allá.
Hay personas que tienen cuestiones del pasado pero la palabra de Dios dice
que El puede perdonar y arreglar su pasado. Las cuestiones y las cosas del
pasado impiden o frenan para que no entremos a ese lugar pero Dios puede.
Usted dice casi pudo entrar ahí. Algunos están lisiados de los tobillos y
no pueden avanzar, dicen casi son usados por Dios., casi son líderes, casi
son grandes hombres de Dios pero el enemigo le tocó los tobillos, les daño
su caminar.
Este paralítico veía a los demás recibir y andar por allí pero el casi ...
.
Hoy Dios es capáz de sanarte los tobillos y limpiarte de tu pasado,vendrá
el Espíritu Santo y te llevará a lugares más profundas.
Ese hombre no sabía que Pedro y Juan venían en camino para darle una respuesta
pero hoy yo te digo que la respuesta viene desde el cielo y te hará entrar.
Ese templo estaba lleno de personas contentas pero el lisiado estaba afuera,
nosotros no tenemos que ser así no podemos juntarnos todos y estar felices
y dejar a los enfermos y a los quebrantados afuera, arreglándose solos. La
iglesia de Cristo tiene poder para levantar a los que sufren al lado nuestro,
hay mucha gente herida que el enemigo le tiene atado sus pies y lo que nosotros
tenemos que hacer es lo que hizo el apóstol Pedro y Juan --no tengo plata
ni oro pero de lo que tengo te doy. En el nombre de Jesús levántate y anda.
Dios nos ha dado la unción para decirle al enemigo que le suelte las piernas
al herido y para luego decirle levántate y vete adentro.
Pedro y Juan eran la verdadera iglesia y yo oro para que esta iglesia sea
una nueva iglesia no de la vieja tradición sino que cuando llegue un herido
y un enfermo le puedan decir levántate y se libre y no que entremos como religiosos
y le digamos chau hasta el domingo.
Usted tiene que decir no quiero estar más a la puerta, no quiero que Dios
use solamente a Annacondia, ni a otro ungido yo quiero que Dios me use a mi,
yo quiero ver la gloria de Dios en mi casa., no solo quiero escuchar que Dios
hace maravillas con otros yo quiero que Dios me de algo, algo que me afirme,
Nuestra petición tiene que ser-- Señor yo quiero algo, yo quiero algo que
me afirme, yo quiero ser un buen cristiano, quiero ser alguien que Dios use,
no quiero quedarme en la puerta no quiero quedarme sufriendo, no quiero vivir
en el fracaso, en la comodidad, Señor sácame de este lugar llévame adentro,
no quiero ser frío, quiero ser la iglesia que sane a los paralíticos.
Dios llévame más profundo..
Rev. Claudio Freidzon.