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22 de Septiembre Audio del Escrache de hijos

¡A orientar la antena!
(o acercarse a Villa Elvira)

 

((audio aquí))

PELIGRO: ASESINO SUELTO. ESCRACHE A GONZALEZ CONTI - Por jtm ((i))

Se realizó hoy un segundo escrache a Rodolfo GONZALEZ CONTI, quien vive en Calle 43 Nº 623 e / 7 y 8 La Plata, su Tel. es 422-4891 y maneja un Renault Megane Patente CYR 928, color beige metalizado.

Currículum Mortae

Entre los años 1977 y 1978, bajo el rango de Comisario General, fue Director de Seguridad de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Durante la Jefatura de Camps quienes comandaron la represión en la provincia de Buenos Aires fueron González Conti y Miguel Etchecolatz. Fue responsable de dar las órdenes de secuestro que ejecutaban las brigadas y las comisarías de la provincia, y bajo su mando estaban una veintena de Centros Clandestinos de Detención, entre ellos: La Cacha, el pozo de Quilmes, Arana, Banco, Sheraton, Comisaría 5º y 8º de La Plata, Pozo de Banfield y Brigada de Investigaciones de La Plata.

Es responsable directo del secuestro y desaparición de 10.000 personas. Fue denunciado ante la CoNaDeP por el “arrepentido” Carlos Alberto Hours, legajo 7169. Fue procesado pero quedó en libertad por la Ley de Obediencia Debida, dictada durante el gobierno de Raúl Alfonsín. A mediados del año 2001 fue procesado por el juez español Baltasar Garzón por los delitos de genocidio y terrorismo, cometidos en el Centro Clandestino de Detención conocido como La Cacha, que funcionaba en la localidad de Lisandro Olmos de nuestra ciudad.

En octubre de 2001 lo escrachamos y en noviembre de 2003 lo volvimos a escrachar. Entre esas dos fechas, en agosto de 2003, se anularon las leyes de impunidad y las causas a los represores se reabrieron. Hoy el proceso en su contra sigue su curso, pero está beneficiado con el arresto domiciliario, que viola sistemáticamente, burlándose de la Justicia y de todos nosotros.

Actualmente vive en Calle 43 Nº 623 e/ 7 y 8 en La Plata. Su teléfono es 0221-422-4891 (llamar desde un público). Conduce un Renault Megane Patente CYR 928, color beige metalizado.

H.I.J.O.S. La Plata


¡LA PACIENCIA TIENE UN LÍMITE!

Ya pasaron 29 años del golpe genocida del 24 de Marzo de 1976 que secuestró y desapareció a 30.000 compañeros. La lucha por la Verdad y la Justicia por esos crímenes empezó un año después, con las rondas de las Madres en la Plaza de Mayo. Madres valientes, que se atrevieron a enfrentar el terror de la dictadura con las únicas armas que tenían a mano: su coraje y un pañuelo blanco. Las Madres fueron una espina molesta para la dictadura y pagaron con sangre su osadía. La respuesta fue el secuestro y el asesinato cobarde con el objetivo de intimidar al resto. Pero el valor de un pueblo pudo más que el miedo. Más gente empezó a sumarse a la lucha. Otros familiares de los desaparecidos también comenzaron a organizarse. Marchas y marchas reclamando “Aparición con vida” cuando todavía no sabíamos la suerte que habían corrido los desaparecidos. “Con vida los llevaron con vida los queremos” era el grito que empezaba a hacerse escuchar. Pero ese grito no tenía otra respuesta que más represión.

La dictadura cayó herida de muerte por las movilizaciones populares, pero acordó su retirada con los políticos cómplices. La llegada de la democracia abrió muchas esperanzas de alcanzar la Justicia y saber la Verdad de lo que había ocurrido con nuestros familiares. Pero nuevamente la respuesta fue la mentira, la impunidad. Los juicios a las juntas terminaron en el fiasco de la Obediencia Debida y el Punto Final de Alfonsín. Como si fuera poco, Menem dio el indulto y la impunidad se consagraba definitivamente. Pero la lucha continuó, y siguió siendo paciente y pacífica.

A las Madres y los Familiares nos sumamos los HIJOS de los desaparecidos. Frente a tanta impunidad y tanta injusticia surgió un nuevo grito de lucha “Si no hay justicia hay escrache”. Y ahora éramos nosotros los que acorralábamos a los genocidas en sus casas. “Que el país sea su cárcel y no su refugio” fue la consigna. Nos tildaron de violentos, nos dijeron que éramos unos resentidos y que había que dejar de mirar al pasado. La lucha continuó y las leyes de impunidad cayeron, y ese fue un triunfo del Pueblo. El gobierno de Kirchner se apropió del discurso de los organismos de Derechos Humanos y prometió el fin de la impunidad. Tantos años de lucha paciente parecían tener respuesta.

Pero la realidad nos dice lo contrario. Los asesinos siguen paseándose por las calles como si nada. Massera esta libre. Astiz, asesino cobarde de madres y monjas, es un detenido VIP en una dependencia naval. A Etchecolatz, el carnicero de la policía bonaerense, le dan prisión domiciliaria y disfruta su estadía en un chalet en Mar del Plata. Consigue este beneficio con la complicidad de los jueces, alegando senilidad, cuando todos lo vimos altanero y desafiante en el último juicio en el que se presentó. Los jueces nos dicen que no tienen recursos, que las causas son muy grandes, que les faltan empleados y que así no se puede avanzar. Pero esta justificación se desvanece cuando vemos lo rápida que es la justicia para perseguir, procesar y encarcelar a los que luchan por trabajo, salarios dignos, salud y educación. Para los represores, asesinos, torturadores y ladrones de bebés una ficción de castigo. Para el Pueblo palos, represión y cárceles hacinadas. Ahora, hasta tenemos que pedir permiso para manifestarnos en Plaza de Mayo, mientras los asesinos y los terroristas como Bush tienen pase libre.

Estamos hartos de que nos tomen el pelo. Muchas Madres, muchos Familiares, muchos compañeros murieron en el transcurso de esta lucha paciente esperando una justicia que nunca llega. ¡Basta! No vamos a permitir que esto siga ocurriendo.

¡Rodolfo González Conti, el Pueblo ya te condenó!
¡Si no hay justicia, hay escrache!


INFORMACIÓN DETALLADA SOBRE EL GENOCIDA RODOLFO GONZALEZ CONTI.

GONZALEZ CONTI, Rodolfo. Comisario General, Director de Seguridad de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en 1977 y 1978, durante la Jefatura de Camps. Junto con Etchecolatz eran quienes comandaron la represión en la Provincia de Buenos Aires.

La dictadura militar instalada en Argentina desde marzo de 1976, aplicó métodos criminales desde la impunidad que le otorgó el usurpamiento del poder.

El secuestro, la tortura y la desaparición masiva de personas, tuvieron la doble finalidad de destruir al militante y su organización y la de generar el terror casi paralizante en todo el cuerpo social.

El Terrorismo de Estado que en el Gran Buenos Aires implantó el Coronel Ramón Juan Camps, se basó en el funcionamiento de una veintena de campos de concentración. La mayoría de ellos funcionó en el sur del Gran Buenos Aires, desde la Capital Federal hasta la ciudad de La Plata. Entre ellos "La Cacha".

El llamado "Circuito Camps" fue uno de los más grandes tanto por el territorio como por la densidad de poblaciòn que abarcaba. En los hechos, esto implicó que existiera una compleja estructura en la cual se movían diferentes grupos operacionales (grupos de tareas) independientes entre sí, que incluso, podían actuar en una misma zona y utilizar en algunos casos, los mismos Centros Clandestinos de Detención.

Gonzalez Conti fue procesado por los delitos cometidos durante su actuación como Jefe de la Dirección de Seguridad de la Jefatura de la Provincia de Buenos Aires. Por desempeñarse en este cargo tuvo responsabilidad en los siguientes Centros Clandestinos de Detención (CCD) que funcionaron en la provincia de Buenos Aires: Pozo de Quilmes, Banco, Comisaria de Villa Martelli, Brigada de Investigaciones de San Nicolás, Cria. 4° de Mar del Plata, Arana, Cria. 5° de La Plata, Cria. 8° de La Plata Cria. 3° de Morón, Brigada de Investigaciones de La Plata, Destacamento en Batán de Mar del Plata, Sheraton, Infantería de la Policía de Buenos Aires en La Plata, COTI Martinez, Puesto Vasco, Cria. de Tigre, Cria. de Zárate, Pozo de Banfield, Brigada de Investigaciones de Las Flores y Brigada de San Justo.

Estuvo en libertad, primero, por la Ley de Obediencia Debida dictada durante el gobierno de Raúl Alfonsín.

Fue denunciado ante la CONADEP por Carlos Alberto Hours (arrepentido) en el Legajo 7169, quien denuncia entre otras cosas cuál era la estructura organizativa de las Áreas Militares (en las cuales se dividió la represión en nuestro país) en relación con la Policía de la Provincia de Buenos Aires.

Gonzalez Conti era responsable de las órdenes de secuestro de personas que ejecutaban las brigadas y las comisarías, después de recepcionar toda la información de inteligencia. Mantenía enlace directo con el Batallón 601 de Inteligencia del Ejército (también con las demás fuerzas) a través de una oficina especial que funciona en el segundo piso de la casa de la Provincia de Buenos Aires.

A mediados de 2001, el juez Baltazar Garzón resolvió procesar a 43 militares argentinos de los cuáles dependía el funcionamiento del CCD La Cacha que funcionaba en las afueras de nuestra ciudad, así como a los Grupos de Oficiales que operaron desde ese centro. Rodolfo Gonzalez Conti es uno de ellos, además de éste fueron señalados Miguel Etchecolatz y Ovidio Richeri.

HIJOS lo escrachó en octubre de 2001. En agosto de 2003 se anularon las leyes de impunidad y las causas a los represores se reabrieron. Hoy, la Justicia que lo juzga sólo como “partícipe necesario” y no como “autor” de los crímenes que cometió, lo beneficia con el arresto domiciliario al que Gonzalez Conti viola sistemáticamente, burlándose de todos nosotros.


La Cacha: un centro para el terror.

Este Centro Clandestino por el que pasaron cerca de 3.000 detenidos funcionó en la localidad de Lisandro Olmos, entre las calles 191, 47, 196 y 52 en la antigua planta transmisora de Radio Provincia. Formó parte de una red de 20 centros similares que estuvieron bajo las órdenes del Primer Cuerpo de Ejército (Suárez Mason) y de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.

El testimonio de algunos sobrevivientes que han comparecido ante el Juez español dan cuenta de la brutalidad, el sadismo y la voluntad de exterminio que allí se cometieron.

La Cacha debe su nombre a un personaje infantil la Bruja Cachavacha que tenía la capacidad de hacer desaparecer a las personas que tocaba.

En razón del cargo que ocupó, Gonzalez Conti, es responsable de los siguientes delitos perpetrados en La Cacha:
- Secuestro. Privación ilegal de la libertal y torturas de 134 personas.
- Desaparición de 58 personas.
- Usurpación de Estado Civil de 6 niños nacidos en cautiverio: los mellizos Reggiardo Tolosa (localizados), el hijo de María E. I. Corvalán de Suarez Nelson, el de Juan Diaz y Señora, el de Adriana Toma y el de Laura Estela Carlotto.


Campo de concentración de la Comisaría Quinta.

“En este Centro Clandestino de Detención los prisioneros comían cada dos o tres días apenas un caldo con algunas papas y huesos. No había colchones ni abrigo, el hacinamiento era por momentos tal, que debían dormir sentados. El olor era nauseabundo, la higiene se limitaba a una ducha bajo un chorro de agua helada, sin jabón y una vez por mes. La atención médica era inexistente a pesar de que muchos detenidos tenían infecciones en las heridas provocadas por la picana. Los malos tratos durante las requisas era moneda corriente.”
Del Trabajo de Recopilación de Datos, hecho por la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos.


"En algunas ocasiones, dada la consistencia acuosa de las deposiciones, defecábamos sobre alguna prenda de vestir para evitar que las deyecciones inundaran el piso, sobre el que dormíamos con lo puesto...... Con el tiempo fuimos infestándonos de piojos que no lográbamos eliminar con el simiesco procedimiento de despiojarnos mutuamente".
Testimonio de Carlos De Francesco, sobreviviente del campo de concentración que funcionó en la Comisaría Quinta de La Plata, bajo la órbita de Rodolfo González Conti.

"..... los tenían estaqueados en el patio, incluso llegamos a verlos día y noche en el sol y el frío".
Testimonio de Adriana Calvo, sobreviviente del campo de concentración que funcionó en la Comisaría Quinta de La Plata, bajo la órbita de Rodolfo González Conti.


“Me condujeron hasta un recinto amplio al que denominaban gimnasio donde un grupo de represores me atan a un elástico y me aplican picana eléctrica. Cabe destacar que no sabían manejar dicho elemento de tortura y que por la forma de comportarse no se trataba de verdaderos represores sino de policías comunes (vi los borceguíes)”.
Testimonio de Hugo Fernández, sobreviviente del campo de concentración que funcionó en la Comisaría Quinta de La Plata, bajo la órbita de Rodolfo González Conti.


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