((audio
aquí))
PELIGRO:
ASESINO SUELTO. ESCRACHE A GONZALEZ CONTI - Por jtm ((i))
Se
realizó hoy un segundo escrache a Rodolfo GONZALEZ CONTI,
quien vive en Calle 43 Nº 623 e / 7 y 8 La Plata, su Tel.
es 422-4891 y maneja un Renault Megane Patente CYR 928, color
beige metalizado.
Currículum
Mortae
Entre
los años 1977 y 1978, bajo el rango de Comisario General,
fue Director de Seguridad de la Policía de la Provincia
de Buenos Aires.
Durante la Jefatura de Camps quienes comandaron la represión
en la provincia de Buenos Aires fueron González Conti y
Miguel Etchecolatz. Fue responsable de dar las órdenes
de secuestro que ejecutaban las brigadas y las comisarías
de la provincia, y bajo su mando estaban una veintena de Centros
Clandestinos de Detención, entre ellos: La Cacha, el pozo
de Quilmes, Arana, Banco, Sheraton, Comisaría 5º y
8º de La Plata, Pozo de Banfield y Brigada de Investigaciones
de La Plata.
Es
responsable directo del secuestro y desaparición de 10.000
personas. Fue denunciado ante la CoNaDeP por el “arrepentido”
Carlos Alberto Hours, legajo 7169. Fue procesado pero quedó
en libertad por la Ley de Obediencia Debida, dictada durante el
gobierno de Raúl Alfonsín. A mediados del año
2001 fue procesado por el juez español Baltasar Garzón
por los delitos de genocidio y terrorismo, cometidos en el Centro
Clandestino de Detención conocido como La Cacha, que funcionaba
en la localidad de Lisandro Olmos de nuestra ciudad.
En
octubre de 2001 lo escrachamos y en noviembre de 2003 lo volvimos
a escrachar. Entre esas dos fechas, en agosto de 2003, se anularon
las leyes de impunidad y las causas a los represores se reabrieron.
Hoy el proceso en su contra sigue su curso, pero está beneficiado
con el arresto domiciliario, que viola sistemáticamente,
burlándose de la Justicia y de todos nosotros.
Actualmente
vive en Calle 43 Nº 623 e/ 7 y 8 en La Plata. Su teléfono
es 0221-422-4891 (llamar desde un público). Conduce un
Renault Megane Patente CYR 928, color beige metalizado.
H.I.J.O.S.
La Plata
¡LA
PACIENCIA TIENE UN LÍMITE!
Ya
pasaron 29 años del golpe genocida del 24 de Marzo de 1976
que secuestró y desapareció a 30.000 compañeros.
La lucha por la Verdad y la Justicia por esos crímenes
empezó un año después, con las rondas de
las Madres en la Plaza de Mayo. Madres valientes, que se atrevieron
a enfrentar el terror de la dictadura con las únicas armas
que tenían a mano: su coraje y un pañuelo blanco.
Las Madres fueron una espina molesta para la dictadura y pagaron
con sangre su osadía. La respuesta fue el secuestro y el
asesinato cobarde con el objetivo de intimidar al resto. Pero
el valor de un pueblo pudo más que el miedo. Más
gente empezó a sumarse a la lucha. Otros familiares de
los desaparecidos también comenzaron a organizarse. Marchas
y marchas reclamando “Aparición con vida” cuando
todavía no sabíamos la suerte que habían
corrido los desaparecidos. “Con vida los llevaron con vida
los queremos” era el grito que empezaba a hacerse escuchar.
Pero ese grito no tenía otra respuesta que más represión.
La
dictadura cayó herida de muerte por las movilizaciones
populares, pero acordó su retirada con los políticos
cómplices. La llegada de la democracia abrió muchas
esperanzas de alcanzar la Justicia y saber la Verdad de lo que
había ocurrido con nuestros familiares. Pero nuevamente
la respuesta fue la mentira, la impunidad. Los juicios a las juntas
terminaron en el fiasco de la Obediencia Debida y el Punto Final
de Alfonsín. Como si fuera poco, Menem dio el indulto y
la impunidad se consagraba definitivamente. Pero la lucha continuó,
y siguió siendo paciente y pacífica.
A
las Madres y los Familiares nos sumamos los HIJOS de los desaparecidos.
Frente a tanta impunidad y tanta injusticia surgió un nuevo
grito de lucha “Si no hay justicia hay escrache”.
Y ahora éramos nosotros los que acorralábamos a
los genocidas en sus casas. “Que el país sea su cárcel
y no su refugio” fue la consigna. Nos tildaron de violentos,
nos dijeron que éramos unos resentidos y que había
que dejar de mirar al pasado. La lucha continuó y las leyes
de impunidad cayeron, y ese fue un triunfo del Pueblo. El gobierno
de Kirchner se apropió del discurso de los organismos de
Derechos Humanos y prometió el fin de la impunidad. Tantos
años de lucha paciente parecían tener respuesta.
Pero
la realidad nos dice lo contrario. Los asesinos siguen paseándose
por las calles como si nada. Massera esta libre. Astiz, asesino
cobarde de madres y monjas, es un detenido VIP en una dependencia
naval. A Etchecolatz, el carnicero de la policía bonaerense,
le dan prisión domiciliaria y disfruta su estadía
en un chalet en Mar del Plata. Consigue este beneficio con la
complicidad de los jueces, alegando senilidad, cuando todos lo
vimos altanero y desafiante en el último juicio en el que
se presentó. Los jueces nos dicen que no tienen recursos,
que las causas son muy grandes, que les faltan empleados y que
así no se puede avanzar. Pero esta justificación
se desvanece cuando vemos lo rápida que es la justicia
para perseguir, procesar y encarcelar a los que luchan por trabajo,
salarios dignos, salud y educación. Para los represores,
asesinos, torturadores y ladrones de bebés una ficción
de castigo. Para el Pueblo palos, represión y cárceles
hacinadas. Ahora, hasta tenemos que pedir permiso para manifestarnos
en Plaza de Mayo, mientras los asesinos y los terroristas como
Bush tienen pase libre.
Estamos
hartos de que nos tomen el pelo. Muchas Madres, muchos Familiares,
muchos compañeros murieron en el transcurso de esta lucha
paciente esperando una justicia que nunca llega. ¡Basta!
No vamos a permitir que esto siga ocurriendo.
¡Rodolfo
González Conti, el Pueblo ya te condenó!
¡Si no hay justicia, hay escrache!
INFORMACIÓN
DETALLADA SOBRE EL GENOCIDA RODOLFO GONZALEZ CONTI.
GONZALEZ
CONTI, Rodolfo. Comisario General, Director de Seguridad de la
Policía de la Provincia de Buenos Aires, en 1977 y 1978,
durante la Jefatura de Camps. Junto con Etchecolatz eran quienes
comandaron la represión en la Provincia de Buenos Aires.
La
dictadura militar instalada en Argentina desde marzo de 1976,
aplicó métodos criminales desde la impunidad que
le otorgó el usurpamiento del poder.
El
secuestro, la tortura y la desaparición masiva de personas,
tuvieron la doble finalidad de destruir al militante y su organización
y la de generar el terror casi paralizante en todo el cuerpo social.
El
Terrorismo de Estado que en el Gran Buenos Aires implantó
el Coronel Ramón Juan Camps, se basó en el funcionamiento
de una veintena de campos de concentración. La mayoría
de ellos funcionó en el sur del Gran Buenos Aires, desde
la Capital Federal hasta la ciudad de La Plata. Entre ellos "La
Cacha".
El
llamado "Circuito Camps" fue uno de los más grandes
tanto por el territorio como por la densidad de poblaciòn
que abarcaba. En los hechos, esto implicó que existiera
una compleja estructura en la cual se movían diferentes
grupos operacionales (grupos de tareas) independientes entre sí,
que incluso, podían actuar en una misma zona y utilizar
en algunos casos, los mismos Centros Clandestinos de Detención.
Gonzalez
Conti fue procesado por los delitos cometidos durante su actuación
como Jefe de la Dirección de Seguridad de la Jefatura de
la Provincia de Buenos Aires. Por desempeñarse en este
cargo tuvo responsabilidad en los siguientes Centros Clandestinos
de Detención (CCD) que funcionaron en la provincia de Buenos
Aires: Pozo de Quilmes, Banco, Comisaria de Villa Martelli, Brigada
de Investigaciones de San Nicolás, Cria. 4° de Mar
del Plata, Arana, Cria. 5° de La Plata, Cria. 8° de La
Plata Cria. 3° de Morón, Brigada de Investigaciones
de La Plata, Destacamento en Batán de Mar del Plata, Sheraton,
Infantería de la Policía de Buenos Aires en La Plata,
COTI Martinez, Puesto Vasco, Cria. de Tigre, Cria. de Zárate,
Pozo de Banfield, Brigada de Investigaciones de Las Flores y Brigada
de San Justo.
Estuvo
en libertad, primero, por la Ley de Obediencia Debida dictada
durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
Fue
denunciado ante la CONADEP por Carlos Alberto Hours (arrepentido)
en el Legajo 7169, quien denuncia entre otras cosas cuál
era la estructura organizativa de las Áreas Militares (en
las cuales se dividió la represión en nuestro país)
en relación con la Policía de la Provincia de Buenos
Aires.
Gonzalez
Conti era responsable de las órdenes de secuestro de personas
que ejecutaban las brigadas y las comisarías, después
de recepcionar toda la información de inteligencia. Mantenía
enlace directo con el Batallón 601 de Inteligencia del
Ejército (también con las demás fuerzas)
a través de una oficina especial que funciona en el segundo
piso de la casa de la Provincia de Buenos Aires.
A
mediados de 2001, el juez Baltazar Garzón resolvió
procesar a 43 militares argentinos de los cuáles dependía
el funcionamiento del CCD La Cacha que funcionaba en las afueras
de nuestra ciudad, así como a los Grupos de Oficiales que
operaron desde ese centro. Rodolfo Gonzalez Conti es uno de ellos,
además de éste fueron señalados Miguel Etchecolatz
y Ovidio Richeri.
HIJOS
lo escrachó en octubre de 2001. En agosto de 2003 se anularon
las leyes de impunidad y las causas a los represores se reabrieron.
Hoy, la Justicia que lo juzga sólo como “partícipe
necesario” y no como “autor” de los crímenes
que cometió, lo beneficia con el arresto domiciliario al
que Gonzalez Conti viola sistemáticamente, burlándose
de todos nosotros.
La
Cacha: un centro para el terror.
Este
Centro Clandestino por el que pasaron cerca de 3.000 detenidos
funcionó en la localidad de Lisandro Olmos, entre las calles
191, 47, 196 y 52 en la antigua planta transmisora de Radio Provincia.
Formó parte de una red de 20 centros similares que estuvieron
bajo las órdenes del Primer Cuerpo de Ejército (Suárez
Mason) y de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
El
testimonio de algunos sobrevivientes que han comparecido ante
el Juez español dan cuenta de la brutalidad, el sadismo
y la voluntad de exterminio que allí se cometieron.
La
Cacha debe su nombre a un personaje infantil la Bruja Cachavacha
que tenía la capacidad de hacer desaparecer a las personas
que tocaba.
En
razón del cargo que ocupó, Gonzalez Conti, es responsable
de los siguientes delitos perpetrados en La Cacha:
- Secuestro. Privación ilegal de la libertal y torturas
de 134 personas.
- Desaparición de 58 personas.
- Usurpación de Estado Civil de 6 niños nacidos
en cautiverio: los mellizos Reggiardo Tolosa (localizados), el
hijo de María E. I. Corvalán de Suarez Nelson, el
de Juan Diaz y Señora, el de Adriana Toma y el de Laura
Estela Carlotto.
Campo de concentración de la Comisaría Quinta.
“En
este Centro Clandestino de Detención los prisioneros comían
cada dos o tres días apenas un caldo con algunas papas
y huesos. No había colchones ni abrigo, el hacinamiento
era por momentos tal, que debían dormir sentados. El olor
era nauseabundo, la higiene se limitaba a una ducha bajo un chorro
de agua helada, sin jabón y una vez por mes. La atención
médica era inexistente a pesar de que muchos detenidos
tenían infecciones en las heridas provocadas por la picana.
Los malos tratos durante las requisas era moneda corriente.”
Del Trabajo de Recopilación de Datos, hecho por
la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos.
"En
algunas ocasiones, dada la consistencia acuosa de las deposiciones,
defecábamos sobre alguna prenda de vestir para evitar que
las deyecciones inundaran el piso, sobre el que dormíamos
con lo puesto...... Con el tiempo fuimos infestándonos de
piojos que no lográbamos eliminar con el simiesco procedimiento
de despiojarnos mutuamente".
Testimonio de Carlos De Francesco, sobreviviente del campo
de concentración que funcionó en la Comisaría
Quinta de La Plata, bajo la órbita de Rodolfo González
Conti.
".....
los tenían estaqueados en el patio, incluso llegamos a
verlos día y noche en el sol y el frío".
Testimonio de Adriana Calvo, sobreviviente del campo de concentración
que funcionó en la Comisaría Quinta de La Plata,
bajo la órbita de Rodolfo González Conti.
“Me
condujeron hasta un recinto amplio al que denominaban gimnasio
donde un grupo de represores me atan a un elástico y me
aplican picana eléctrica. Cabe destacar que no sabían
manejar dicho elemento de tortura y que por la forma de comportarse
no se trataba de verdaderos represores sino de policías
comunes (vi los borceguíes)”.
Testimonio de Hugo Fernández, sobreviviente del
campo de concentración que funcionó en la Comisaría
Quinta de La Plata, bajo la órbita de Rodolfo González
Conti.