La actividad coral siempre estuvo
presente en Avellaneda en un comienzo fundamentalmente durante
los oficios religiosos, con coros compuestos por hombres que,
acompañados por el viejo armonio del templo parroquial, ubicado
detrás del altar mayor, entonaban los cánticos tradicionales.
Estas agrupaciones corales más
adelante recibieron también el aporte de las voces femeninas y
las de los niños y perduraron a través del tiempo y aún en la
actualidad podemos escucharlas durante la celebración de las
misas o de algunos oficios especiales.
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