CENAIH
DIRECTRICES PARA AFRONTAR EL CANCER
(Investigación y Ciencia Nº 242)
- No des crédito al antiguo adagio "cáncer a
muerte". Hoy día muchos cánceres son curables, y
otros pueden dominarse durante largos períodos de
tiempo, en el transcurso de los cuales acaso se llegue a
disponer de nuevos tratamientos.
- No creas que eres tú mismo el causante de tu cáncer.
Que el origen o el desarrollo del cáncer tengan que ver
con un determinado tipo de personalidad, con estados
emocionales o con sucesos dolorosos de la vida son
suposiciones infundadas.
- Válete de recursos que en el pasado te hayan servido
para resolver por ti mismo tus problemas; por ejemplo,
reunir información, hablar con otras personas y procurar
el mayor autodominio. Si estos medios no te bastan, pide
ayuda.
- No te sientas culpable si no puedes mantener siempre una
actitud "positiva". Por muy bien que afrontes
la enfermedad, tendrás momentos y fases de desánimo;
pero nada prueba que esos períodos de desaliento
influyan negativamente en tu salud. Si tus 'bajones' de
ánimo se hacen muy frecuentes o graves, pide ayuda.
- Recurre a apoyos y a grupos de autoayuda si te hacen
sentirte mejor; apártate de todo lo que te desazone.
- No tengas reparos en acudir a la consulta de un
especialista en salud mental: hacerlo supone fortaleza,
no debilidad, y puede que te ayude a tolerar mejor tus
síntomas y tratamientos.
- Pon en práctica todos los métodos que te ayuden a
controlar cada vez más tus emociones, tales como la
meditación y la relajación.
- Busca un médico al que puedas hacer preguntas y con el
que sientas respeto y confianza mutuos. Insiste sobre el
ser partícipe con él de tu tratamiento. Pregúntale
qué efectos secundarios puedan producirse y estáte
preparado para asumirlos. El anticiparse a los problemas
facilita su resolución, si es que ocurren.
- No guardes tus preocupaciones o molestias en secreto al
tratar con la persona más allegada a ti. Pídele que te
acompañe a visitar al doctor cuando vayas a hablar con
éste de tu tratamiento. Es cosa sabida que, muchas
veces, quien está muy preocupado o angustiado no capta
bien la información que se le da; así que esa otra
persona te ayudará a interpretar debidamente lo que se
te haya dicho.
- Reconsidera las creencias y prácticas espirituales y
religiosas que en otro tiempo te sirvieron de ayuda:
puede que te conforten y hasta contribuyan a que le
encuentres sentido a tu actual experiencia de la
enfermedad.
- No abandones tu tratamiento por preferir cualquier otro.
Los pros y los contras de los distintos tratamientos que
te ponderen discútelos con alguien en quien confíes y
que pueda asesorarte con más objetividad.