LLAMAMIENTO

Quienes formulamos esta convocatoria somos comunistas. Comunistas en el sentido preciso que Marx da a este concepto: Somos partidarios no sólo de una Revolución Política, sino también de una Revolución Social.

Es decir, nos planteamos derrocar a la burguesía del poder y construir una nueva sociedad, el socialismo como transición a la sociedad comunista.

Nos dirigimos a todos los que se identifican con los objetivos del socialismo científico, para dar en conjunto un paso decisivo. Construir un Partido Revolucionario, un Partido que asuma plenamente el sentido revolucionario del Marxismo-Leninismo.

Nos anima el propósito de cerrar una etapa en las búsquedas para recomponer el movimiento revolucionario en nuestro país, luego de las derrotas sufridas por las fuerzas revolucionarias tanto en el plano nacional como internacional.

Tenemos conciencia que una derrota de tal magnitud no podía dejar de tener consecuencias tremendas en lo ideológico, político, cultural y económico, no podía menos que abrir una etapa reaccionaria en el plano nacional e internacional, un retroceso en las luchas de nuestra clase.

Una de las consecuencias más notorias de la derrota en nuestro país, es la dispersión, la claudicación, cuando no la abierta traición de algunos y la caída en el oportunismo y el reformismo de muchos como consecuencia de la confusión ideológica generada.

Una de las consecuencias más notorias de este proceso es que la acción ideológica del enemigo, ha logrado quebrar en amplios sectores del activismo, el espíritu de partido, del partido como organización revolucionaria de la clase, como vanguardia política de la misma.

Nosotros, que provenimos de distintas experiencias, hemos llegado a una conclusión común: Es necesario abrir un proceso que conduzca a la construcción en nuestro país de un Partido de los Revolucionarios, un Partido que sintetice en su línea política y en su práctica lo mejor de las diversas experiencias de la lucha de clases, que se desarrollaron y de las que están en curso en nuestro país, en América Latina y en el Mundo.

A este proceso hemos decidido caracterizarlo como de Refundación Comunista.

Porque pretendemos rescatar el ejemplo de millones de comunistas que militando en distintas corrientes y partidos políticos han sufrido persecuciones, cárceles, torturas y han entregado su vida a la lucha por la causa de los trabajadores. Porque pretendemos rescatar la esencia revolucionaria del Marxismo-Leninismo, incorporando todos los aportes que han hecho avanzar la teoría y práctica revolucionaria. Porque es necesario apartarnos definitivamente de aquellos que han arrastrado por el barro el honor y la conciencia del comunismo, que lo han transformado en un arma inocua contra la burguesía y el imperialismo, de aquellos que aún hoy utilizando el nombre de marxistas, se arrastran a la cola de la burguesía.

Nosotros no ocultamos nuestros objetivos, luchamos por derrocar a la burguesía, impulsamos a los trabajadores, a los campesinos pobres, a los jóvenes, a los intelectuales que se identifican con la clase obrera, a los hombres y mujeres desocupados, a la lucha por el poder, porque sin el poder en estas manos no hay transformación posible de nuestra sociedad.

Nosotros no jugamos a la revolución, luchamos de manera consciente y responsable por unir a las luchas de los trabajadores con la conciencia del socialismo revolucionario.

Reivindicamos el carácter socialista de la revolución en nuestro país, revolución que en su desarrollo tendrá que resolver un conjunto de tareas democráticas y antiimperialistas que están subordinadas al objetivo central de la transformación económica, política y cultural de la revolución socialista.

Reivindicamos plenamente el carácter socialista de nuestra revolución, no como una utopía, sino como una necesidad objetiva para resolver las contradicciones de clase de nuestra sociedad, reivindicamos la revolución socialista porque está demostrado hasta el hartazgo que la burguesía, y su sistema social, el capitalismo, es incapaz de resolver los problemas de los trabajadores y el pueblo, porque el capitalismo persiguiendo el objetivo de la máxima ganancia, superexplota a los trabajadores ocupados, al tiempo que arroja al hambre y la desocupación a millones. Profundiza cada vez más la separación entre el trabajo manual e intelectual, concentrando en una elite el conocimiento y multiplicando el analfabetismo en millones, porque en la sociedad dividida en clases, el progreso de la ciencia, la industria y el arte, está al alcance y el disfrute de unos pocos, mientras que para millones queda el hambre, la ignorancia y la degradación de toda condición humana.

Reivindicamos la revolución socialista porque sólo esta podrá arrancarnos de la explotación, la humillación y la degradación a la que nos somete el capitalismo.

Nosotros estamos aprendiendo de nuestras derrotas, nuestra clase esta aprendiendo y sacando las conclusiones sobre las causas de la caída del socialismo, el primer intento a escala mundial de transformación social orientado a poner fin a la explotación del hombre por el hombre, sin dar por cerrado ningún balance, sin sentirnos dueños de la verdad, afirmamos que los trabajadores con conciencia de clase, los revolucionarios, debemos arrojar a un costado el paño de lágrimas en que algunos quieren transformar la derrota, para ocultar su renunciamiento a la lucha.

Reivindicamos al socialismo como una construcción consciente y voluntaria de los trabajadores y el pueblo, como una sociedad donde junto a las transformaciones y el desarrollo económico, político, social y cultural, su resultado más importante, más esencial sea un hombre nuevo, más solidario, más fraternal, más humano, pues este es el sentido más profundo de toda revolución política y social, un hombre que se transforma así mismo en la medida que transforma la realidad que lo rodea y que el mismo creó.

Por lo tanto rechazamos toda concepción estrecha del socialismo, toda reducción economicista del mismo, todo intento de reemplazar la participación de millones de trabajadores en su construcción por los dictados de una elite.

El socialismo no se puede alcanzar sin el compromiso teórico y práctico de millones de trabajadores en la construcción de una nueva sociedad. Si no se impulsa esta participación, no hay desarrollo de una nueva conciencia, de nuevos valores, de nuevas relaciones, no hay un hombre nuevo. De no ser así, el aparato del Estado lejos de iniciar un proceso de extinción reemplaza a las masas, y continúa por lo tanto, ejerciendo su papel de aparato de dominación sobre las mismas.

El socialismo es por tanto la más amplia democracia para los trabajadores, para los humildes, una nueva democracia que nada tiene que ver con la estrechez y las limitaciones de la democracia burguesa, que siempre es democracia para un puñado de ricos, que siempre oculta detrás de su parlamentarismo, sus partidos e instituciones la dictadura de la burguesía.

Para nosotros el socialismo es: los medios de producción, la tierra, los bancos, los conocimientos en manos de los trabajadores, es la democracia de los trabajadores, es la planificación del desarrollo económico, es el pueblo armado, es una nueva conciencia, son nuevos valores que rigen la vida cotidiana de los hombres. Por eso cuando en el proceso de desarrollo del socialismo, menos vaya siendo el poder y el aparato del estado mayor será su desarrollo.

Somos internacionalistas, nos consideramos parte de la clase obrera mundial y por lo tanto ninguna de las luchas de nuestra clase nos resultan indiferentes, concebimos nuestra revolución como parte de la revolución mundial.

Reivindicamos el internacionalismo en momentos en que la burguesía ejerce su dominio a nivel mundial, en que agrede y explota a los trabajadores y pueblos en los cinco continentes, en momentos que refuerza su papel criminal de policía mundial.

Concebimos nuestra revolución como parte integrante del proceso revolucionario latinoamericano, como parte de una estrategia continental, porque más allá de las características y fases de los procesos en curso en América Latina, estamos convencidos que el destino común de nuestro continente es el socialismo.

Somos solidarios y nos sentimos parte de Cuba y su revolución, de la lucha de las FARC-EP en Colombia y de las luchas de los trabajadores, campesinos, indígenas y jóvenes de Latinoamérica, como continuidad de las luchas por la

independencia y la liberación nacional y social de nuestros pueblos..

Nos reivindicamos Marxistas-Leninistas porque estamos convencidos que es la teoría revolucionaria que expresa con mayor precisión, el proceso real, vivo, de la lucha de clases, no la concebimos como una teoría cerrada, acabada, como un dogma o un conjunto de recetas infalibles, sino como una guía para la acción, reivindicamos sus principios fundamentales en momentos en que el oportunismo y el reformismo, considera necesario desembarazarse de los mismos. Para nosotros no son una carga, son el punto de partida de toda política revolucionaria.

Por lo tanto la tarea es trazar una clara línea divisoria entre los intereses de la burguesía y el imperialismo y los intereses de los trabajadores y el pueblo para lograr la derrota política, económica, cultural y militar de la burguesía local e internacional, porque no nos engañamos, ninguna clase abandona el poder voluntariamente. Hay que derrocarla, tomar el poder, establecer férreamente el poder de los trabajadores, aplastar la resistencia que inevitablemente opondrá la burguesía y el imperialismo e iniciar las transformaciones que abran paso a una nueva sociedad.

Para el logro de estos objetivos nosotros estamos dispuestos a transitar todas las formas de lucha, todos los caminos que la lucha de clases y la resistencia de los opresores vaya determinando.

Lo único inevitable es la lucha de clases, y si bien en esta lucha nadie tiene el triunfo asegurado de antemano, frente a la prepotencia con que la burguesía explota y humilla a millones de trabajadores, frente a millones de hambrientos, a la multitud de campesinos sin tierras, a millones de jóvenes sin perspectivas en esta sociedad, si nosotros sabemos unir sus luchas con la conciencia de la necesidad de la revolución socialista, podremos formular la siguiente pregunta:

"Por quién creen ustedes que están doblando las campanas"? Rosario - 1999