Rebanadas
de Realidad
- España, 01/06/06.-
África está ahí. Como dolor,
como hambre, como marginación. Ojalá estuviera también como conciencia. Porque
la mayor parte de países africanos han sido colonias europeas. Y como colonizadores
hemos sabido extraer el jugo de sus riquezas para abastecer nuestros mercados
y aumentar nuestro bienestar. Los fuimos dejando en las aceras del mundo y nosotros
seguimos nuestro camino con la altanería de quien siente una billetera en el bolsillo.
Repoblada
de sida, ahogados sus mercados por las exigencias capitalistas del primer mundo,
sin más medicación que sus hierbas ancestrales, sin más agua que la que producen
sus frutas, África es el grito de la miseria. Y molesta. A los ricos siempre les
estorban los pobres porque hasta son incapaces de comprender cómo se puede ser
pobre en un mundo de abundancia. Y culpamos a sus dirigentes, y con razón, por
que son sátrapas sanguinarios que nutren sus cuentas en paraísos fiscales. Pero
el primer mundo ayuda a esos sátrapas con los beneficios que le reporta la venta
de armas para que se maten entre ellos. Canarias
está recibiendo un aluvión de inmigrantes, derivados frecuentemente hacia la península
sin más objetivo final que el abandono y la persecución por irregulares. Y pide
el Gobierno canario que la Armada española blinde las aguas de las islas como
garantía de tranquilidad. Pero esta presencia de la Armada sólo puede cumplir
dos papeles: ayudar a los que se acercan a llegar a las islas o destruirlos a
cañonazos como propuso en su día Berlusconi. Que nadie diga que se trata de una
presencia disuasoria porque el hambre y la miseria encontrarán caminos vírgenes
entre las olas. Europa
está dispuesta a admitir a los que ella necesita para que engrosen su mercado
laboral y produzcan riqueza. Pero se desentiende descaradamente de los más pobres.
A esos sólo les deja el derecho a la muerte como salida final del abandono. No
valen muros sofisticados, ni fronteras prefabricadas. El dolor es una pértiga
infinita que permite saltarlas. El absolutamente pobre no tiene nada que perder
excepto la vida. Y ésta le vale para tan poco que merece arriesgarse por un pedazo
de pan. Mientras los ricos hacen las guerras, tal vez los pobres consigan hacer
la revolución. Nos sobran aquellas porque nos falta ésta Los
poderosos proponemos un inmigración "legal" Los papeles son más importantes
que la humanidad que está detrás. En nuestro estado de libertad, a veces conseguido
con tremendos sacrificios, no comprendemos que el hombre no es para la ley, sino
que la ley debe estar al servicio del hombre. Y cuando hemos aplaudido la caída
del muro de Berlín y nos mostramos orgullosos de ello, henos inventado nuevos
muros entre EE.UU. y Méjico, entre Israel y Palestina o entre el sur de España
y el norte de África. Se trata literalmente de matar el hambre, pero sin
que nos quede en las manos el temblor de los asesinos ni en la conciencia el escalofrío
de los cementerios. Nos defendemos con la legalidad y ella incluye la muerte.
Lo importante es que los cadáveres caigan del otro lado de la valla. |