Obviamente,
aquellas grandes mentes del pasado no predijeron el futuro.
Ellos, sin embargo, afirmaron sin limitación de tiempo la
realidad que se aplica a Jean Michel Jarre justo como ellos
siempre se refirieron a los músicos más notables de cada época.
Había, no obstante, al menos una notable diferencia entre
Jarre y los primeros compositores europeos. "En aquellos
días, los compositores hicieron música para la región o el
pueblo donde ellos vivieron", dice. "Bach, por ejemplo,
estuvo realmente escribiendo el equivalente de la música popular
de la gente de Leipzig. Quise que mi música sea para el mundo
entero".
En
1977, cuando la suite electrónica de Jarre, Oxygene, cristalizó
los intentos de síntesis del joven novato en el mundo, una
nueva era de música electrónica instrumental fue iniciada.
Y aún subestimar el significado de los logros pioneros de
Jarre es una trampa en la cual es fácil caer, no sólo por
la desinformación sino por aquellos con intereses creados
en los viejos métodos.
Admitiendo
que, a fines del siglo 20 en el mundo occidental, la música
instrumental ha estado bastante pasada de moda. La ingeniosa
gracia de una letra de Cole Porter en los 30, la narrativa
valiente de Chuck Berry en los 50, el torrente de conciencia
embriagadora de Bob Dylan de mediados de los 60, todos estos
conspiraron para hacer música con palabras, el modo predominante
de la expresión popular.
Música
pura, comunicar significa sin letras, pareció casi un anacronismo,
algo que perteneció a la era clásica, o a los improvisadores
del jazz. En los 60, la única música instrumental normalmente
asegurada en un lugar en el chart fue la guitarra pop de The
Shadows y, en los 70, aún eso fue anticuado.
Mientras
el siglo termina, no obstante, es casi imposible escuchar
el concepto musical producido por grabaciones de jóvenes conjuntos
como Moby, The Grid o The Orb sin llegar a entender cuánto
se le debió a Jean Michel Jarre. Es igualmente difícil imaginar
cómo Robert Miles, por ejemplo, podría haber amoldado sus
éxitos al máximo de los charts sin el conocimiento del trabajo
de Jarre.
Retrocediendo
a los años de influencia, Howard Jones, Enya y Harold Faltermeyer
son sólo un puñado de artistas internacionalmente exitosos
cuyos trabajos parecen que echaron raíces en Jarre como The
Rolling Stones lo hicieron en Chuck Berry.
Hasta
la fecha, Oxygene ha vendido 55 millones de copias mundialmente,
y subsecuentes álbunes han hecho a Jarre ensanchar los horizontes
de la música electrónica pero atraer muchos más fanáticos
a su visión, provocando su récord de ventas de más de 55 millones.
Oxygene
fue grabado en su viejo comedor convertido en estudio, cerca
de los Champs-Elysées, cuando Jarre tenía 28. Él y su colaborador
e ingeniero Michel Geiss registraron en una grabadora de 8
pistas entre Agosto y Noviembre de 1976, utilizando sintetizadores
ARP, AKS y RMI además de un VC83 modificado, junto con un
órgano Farfisa, un Mellotron y una computadora rítmica.
"Toda
la música electrónica de los últimos 20 años ha sido una excusa
a pesar de la maquinaria", dijo. "Saco el máximo
provecho de los instrumentos de mi generación. Nunca tuve
miedo de que la máquina se haga cargo. Al contrario, si no
pueden hacer lo que quiero, las rechazo".
Lanzado
a fines de 1977, en vista de la explosión punk, Oxygene fue
la primer fusión popular internacional de los últimos adelantos
de la tecnología con melodías las cuales fueron innegablemente
futuristas y aún contagiosas. Aquí hubo una nueva y genuina
forma con ritmos de baile y enérgicos patrones de secuenciador
que habla de la forma que la música debe ser hecha desde aquel
instante. Jarre lideró la era de la música popular sintetizada
y estipuló, en definitiva, una alternativa viable a la guitarra
eléctrica.
Nota:
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he
tratado de ser lo más preciso posible en la traducción
de este texto. Aquellos que deseen el texto original
o detecten errores (que seguramente los hay) por favor
envíenme un mensaje.
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