Debemos Salvar al Tren | ||
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Por Daniel
Campos
Comisión Nacional Salvemos al Tren Diputado Pcia. de Bs. As. MST-Izquierda Unida |
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Luego de más de
una década de funcionar como negocio privado, el ferrocarril está en
estado de colapso. Distintos grupos empresarios han hecho fabulosas
ganancias mientras se han levantado miles de kilómetros de vías, los que
viajan en tren lo hacen cada vez peor y el Estado entrega fortunas como
subsidios a las privatizadas. El gobierno y algunos candidatos del PJ
parecen ahora descubrir lo que hace ya mucho tiempo millones sabíamos:
toda la privatización del tren es un fracaso por que constituye una
monumental estafa, que pagamos millones con hambre, pobreza y
desocupación.
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La privatización fue hecha, cuando
en la mayor parte del mundo los trenes siguen siendo estatales (Francia,
Alemania, Brasil, México, etc). Se decía que el ferrocarril estatal daba
una pérdida diaria de 1 millón de dólares, pero actualmente, a través de
subsidios públicos, la erogación pública es de 2 y hasta 3 veces más. En
1998 los subsidios anuales alcanzaron la suma de 614 millones de dólares.
Así, los "empresarios del tren", hicieron fortunas, quedándose con un
mercado de 450 millones de usuarios y el usufructo del transporte de
cargas para sus productos. Las ganancias diarias de la explotación del
sistema asciende a $ 533.000 ó $ 370 por minuto, a lo que hay que agregar
ingresos por 30 millones por la explotación comercial de locales en los
andenes. Con 15 días de facturación se pagan los gastos operativos,
sueldos e impuestos, y los 15 restantes son ganancias netas, que se
obtuvieron también atropellando los derechos laborales de los trabajadores
del ferrocarril. Más de 80.000 ferroviarios fueron cesanteados, lo cual
fue financiado por por el Banco Mundial que prestó 700 millones de dólares
para pagar indemnizaciones, aumentando de esa forma la deuda externa. Los
trabajadores ferroviarios han tenido que soportar todo tipo de atropellos
mediante cambios arbitrarios de lugares de trabajo, despidos, liquidación
de conquistas laborales con convenios por empresa, flexibilización
laboral, tercerizaciones, etc. Y hay una complicidad vergonzosa de los
dirigentes sindicales, alguno de ellos convertidos en empresarios del
ferrocarril quienes se asociaron a las privatizadas e hicieron la vista
gorda ante los atropellos patronales.
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Las privatizadas levantaron la
mayor parte de los servicios que cubrían el país. En 1988 había 35.746 km.
de vías como red operable, en 1998 quedaron sólo 11.677 Km., o sea 24.069
km. menos. Levantaron el 66% de las vías, y hoy se transporta por tren
sólo el 6% de la carga total del país. Así, sin poner un peso, llevándose
ganancias fabulosas mientras perpetraban este desastre, los empresarios
han cobrado como premio, fortunas en carácter de subsidio estatal. Como
ejemplo más escandaloso basta citar el Decreto de Emergencia Ferroviaria
de diciembre del 2002, del gobierno de Duhalde, el mismo que dice no tener
plata para salud y educación, quien les paga medio millón de pesos por día
a las empresas privatizadas para que sigan destruyendo el
ferrocarril.
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La privatización significó el
golpe mortal para pequeños productores alejados de las grandes urbes que
no pudieron soportar el aumento del costo del transporte automotor, y para
las economías regionales y provinciales. Con la concesión del tren también
fueron beneficiadas las patronales del transporte automotor a quien se les
transfirieron millones de personas y cargas que antes eran trasladadas por
ferrocarril. Entre los años 1992 y 2000 las tarifas de los trenes urbanos
aumentaron entre un 50 y 70%. En ese mismo período la inflación fue de
sólo el 11,6%, mientras el salario real bajó desde 1994 entre un 16 y 25
%. Ese aumento de tarifas no se trasuntó en ninguna mejora, sino en lo
mínimo e indispensable para que el tren siguiera rodando y los empresarios
facturando, mientras creció la inseguridad en los andenes. En el Belgrano
Sur hay un promedio de 30 a 50 arrebatos o robos por día, en todas las
líneas han ocurrido ya varios resonantes casos de muertes por robo, que
incluyen a trabajadores y a usuarios. En todas las renegociaciones
contractuales se han reducido frecuencias, vagones y trenes mínimos.
Además, se han reducido las plantillas de banderilleros, guardas y
guardabarreras. Con el cierre de talleres, y la falta de mantenimiento en
los trenes, a nadie extrañaría hoy que en cualquier momento se produjera
un terrible accidente.
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El gobierno plantea que con
"transparencia" y "control" de las privatizadas se puede salir adelante.
La realidad ha demostrado todo lo contrario. Los organismos del Estado
supuestamente tienen la obligación de evitar abusos de las privatizadas y
velar por los intereses de los usuarios. Pero los funcionarios de la CNRT
(Comisión Nacional de Regulación del Transporte), lejos de cumplir ese
rol, han sido acusados de hechos de corrupción y connivencia con las
concesionarias, en una clara actitud de complicidad para encubrir y
facilitar la enajenación del patrimonio nacional.
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Frente a este desastroso panorama,
se ha instalado ahora un debate nacional acerca de cual es la solución
para sacar al ferrocarril de este colapso. Desde la Comisión Nacional
Salvemos al Tren (CNST) hemos planteado que el único camino para salvar el
tren, es el de la reestatización de todo el sistema ferroviario, para que
el Estado Nacional se haga cargo de su explotación, inversión y desarrollo
bajo estricto control de sus trabajadores y organizaciones de usuarios. Es
necesario rescindir los contratos con las empresas privatizadas, sin ningún
tipo de indemnización, dado el incumplimiento de parte de las
mismas. A su vez, los empresarios deben resarcir al Estado por daños y
perjuicios ocasionados al país, y se debe enjuiciar y trabar embargo de
quienes llevaron al colapso un servicio esencial para la Nación, y a los
funcionarios políticos que fueron participes de esta monumental
estafa.
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No pretendemos volver al mismo
funcionamiento de los ferrocarriles previo a las privatizaciones. Cuando
era una empresa estatal, funcionarios, empresarios, militares y políticos
del PJ y la UCR, lo fueron vaciando poniendo "ñoquis", endeudándolo
injustificadamente, a fin de justificar su posterior entrega. Esta vez la
reestatización debe contemplar su puesta en funcionamiento bajo estricto
control y administración por parte de los trabajadores ferroviarios, entre
ellos obreros, técnicos, empleados, profesionales, todos ellos altamente
calificados, formados en décadas de trabajo, a los cuales hay que
reincorporar en forma inmediata. Ellos, junto a las organizaciones de
usuarios, son los únicos interesados y con capacidad para sacar el
servicio adelante.
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Hay ejemplos internacionales y
nacionales de que se puede reestatizar. En Gran Bretaña, en 1996, el
gobierno inglés privatizó su sistema ferroviario. En 5 años se
demostró
el rol nefasto de la privatización. El 7 de octubre de 2000 Inglaterra
reestatizó el sistema ante el clamor popular después que se produjeran
terribles accidentes. En Argentina ya hay ejemplos de que se pueden anular
estos contratos leoninos. La empresa Aguas de Aconquija de Tucumán fue
provincializada; en 1999 se anuló la concesión con Siemens para la
confección de los DNI; Azurix, empresa de agua bonaerense, volvió a manos
del estado provincial, en medio del escándalo de Enron, su dueño.
Yacimientos Carboníferos de Río Turbio (YCRT), concesionada en 1994, se convirtió
en la primer empresa nacional privatizada que volvió a manos del
Estado Nacional.
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Argentina se fue hundiendo fruto de modelos económicos al servicio de las multinacionales, grandes banqueros y organismos financieros internacionales. Los dirigentes del PJ, la UCR y el Frepaso, bajo las órdenes del FMI, hundieron al país, entregaron los recursos naturales y los servicios, destruyeron la educación y la salud, y han creado una desocupación nunca vista, dejando a más de la mitad del país en la pobreza. El tren le ha seguido el mismo camino. No habrá recuperación del ferrocarril de la mano de quienes lo hundieron, la reestatización solo es posible con un gobierno de los que nunca gobernaron, los trabajadores el pueblo y la izquierda. Volver a levantar los ferrocarriles, es empezar a ponernos de pie para lograr una Segunda y definitiva Independencia Nacional. Debemos Salvar al Tren. Solo así el ferrocarril será la locomotora que empuje la producción, la economía y a nuestro país a un futuro distinto para las presentes y futuras generaciones. | ||
Fuentes: Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos y Administración de Puertos (APDFA) Reestatización para Salvar al Tren. Publicación de las Seccionales Opositoras. Bs. As. Jul. 2002 | ||
Diputado Daniel Campos - Izquierda Unida - tel.: 0221 4297159 - cel. 011 1549976413 | ||
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Última modificación: 23 de marzo de 2005.