"Origen biológico de la sociedad"
"Los sociobiólogos, E.O. Wilson a la cabeza, sugieren que las estructuras que vertebran la sociedad humana, el sistema jurídico y económico entre ellas, podrían tener un origen biológico y proceder por evolución de las correspondientes estructuras en las sociedades de los primates de los que descendemos. De hecho, al estudiar el comportamiento animal se descubren algunas actitudes que prefiguran el derecho, las leyes y la organización económica de los humanos. Por ejemplo, la defensa de los derechos de propiedad sobre la tierra parece ser la forma en que se manifiesta en la especie humana la territorialidad tan común entre los restantes mamíferos y muchas otras especies. Uno de los atributos necesarios de la propiedad es la publicidad, el que "los otros" puedan reconocer que se encuentran ante una propiedad ajena. Como sabemos, los animales territoriales etiquetan su territorio mediante marcas olfativas, visuales y sonoras al igual que nosotros lo hacemos mediante letreros. Además no sólo saben interpretar las etiquetas dejadas por otros, sino que su comportamiento varía totalmente si están en un territorio propio o en uno ajeno. El experimento paradigmático sobre esto es el efectuado por el biólogo Niko Tinbergen, que obtuvo el Premio Nobel en el año 1.973. Tinbergen introdujo dos peces territoriales en una misma pecera. Cada uno de ellos estableció su territorio en esquinas opuestas. Pasado un tiempo el biólogo introdujo cada pez en un tubo de vidrio transparente y paseó ambos tubos por toda la pecera. Cuando estaban en el territorio de uno de los peces, el "propietario" se mostraba agresivo mientras que el "intruso" intentaba salir de ese territorio por todos los medios. Pero bastaba que los tubos se desplazaran al otro extremo de la pecera para que los papeles se invirtieran.
Se han descrito también relaciones más complejas a las que podríamos llamar "cuasi-contractuales". Por ejemplo, en los nidos de una especie de abubillas de África, se encuentran unos individuos de la misma especie pero que no pertenecen a la familia propietaria del nido. Estos individuos "trabajan" para el nido: lo defienden de los intrusos, cazan, limpian y alimentan a las crías. El pago a sus servicios se puede producir de dos formas. Cuando un "trabajador" decide tener familia, se llevará algunos de los jóvenes que ha ayudado a criar para que trabajen para él. La otra forma de pago es "mortis causa": cuando el fundador del nido muere, el trabajador de mayor antigüedad pasa a ocupar su puesto. Indudablemente se produce un salto cualitativo importante de la territorialidad o la agresión moralista al sistema de leyes, de propiedad privada y de aplicación de la justicia que vertebra la sociedad humana. Sin embargo los sociobiólogos sugieren en base a estos y muchos otros casos que si físicamente no se ha producido ruptura evolutiva entre la anatomía de los primates de los que descendemos y nuestra anatomía, debemos suponer que también nuestro sistema jurídico-económico ha surgido como evolución de los comportamientos sociales de nuestros predecesores. Esta idea, como toda la sociobiología, está siendo fuertemente contestada en el campo académico, pero indudablemente representan una superación de las irreales propuestas de Hobbes y Rousseau del origen del Derecho como un contrato social entre salvajes que pasan a ser civilizados por ese acto. El respeto escrupuloso de los derechos de los demás, el sometimiento voluntario a la autoridad de la ley es algo que nos diferencia del resto de los seres vivos. Eso es lo que permite que seamos los únicos animales que podemos realizar transacciones comerciales. Podemos realizar esas transacciones incluso cuando se produce un retraso en el tiempo entre el momento de la prestación y el de la contraprestación, es decir, podemos incluso establecer contratos. Pero conviene evitar el error de creer que toda o gran parte de la vida económica actual está sometida a las reglas del Derecho. De hecho, entre nosotros sigue imperando, querámoslo o no, el sistema que Ghiselin llama de "Economía Natural", las mismas leyes que imperan sobre los animales, eso que en lenguaje llano se llama "La Ley de la selva". Hay varias razones por las cuales seguimos bajo esas mismas leyes de los animales: Primero, siempre es posible eludir la Ley; segundo, aunque no lo hagamos tenemos que prever que otros la eludan; tercero, la Ley tiene lagunas; y cuarto, podemos intentar redefinir la Ley a nuestro favor. Respecto al primer punto, no sólo podemos eludir la Ley sino que de hecho la mayoría de los ciudadanos estamos bordeándola continuamente. La falta de medios de los agentes de la policía municipal abandona al tráfico automovilístico a las leyes de la Economía Natural: el más atrevido llega antes ¿Hay algún lector que no se haya saltado nunca un semáforo? ¿Cuántos hay que intentan ocultar algunos de sus ingresos para rebajar su contribución fiscal? Pero aún suponiendo que existiese un individuo absolutamente cívico y escrupulosamente respetuoso de la Ley, tendría que actuar teniendo en cuenta que los demás no son tan escrupulosos y tomar medidas defensivas frente a ellos. Las medidas de seguridad para evitar los robos en el vehículo propio representan un alto porcentaje del precio de los automóviles. A pesar de ello los robos no se evitan, tan sólo sobrevive el mejor protegido. De nuevo las leyes de la Economía Natural. La Ley tiene lagunas y contradicciones. Algún economista ha sugerido que las empresas sólo pueden obtener beneficios extraordinarios cuando descubren y explotan una laguna legal. Si analizamos el incansable esfuerzo regulador del ministerio de economía o del banco central de nuestro país, observamos que gran parte de la normativa que emiten consiste en impedir actividades "alegales". Y finalmente la lucha para redefinir la Ley a nuestro favor: en el ayuntamiento, para conseguir licencias de construcción o la recalificación de nuestro solar urbano; en el congreso nacional, para retrasar un proyecto anticontaminante que nos obligaría a cerrar la fábrica. Es de nuevo una lucha sometida a las leyes de la economía natural; sus reglas se diferencian muy poco de las de la competencia animal." Este artículo, es difundido por La Universidad de Málaga (España), y así se enseña en el mundo. Por su claridad meridiana, sólo me deja este breve comentario: "Señores Poderosos, Vosotros. sois los mejores representantes de esta teoría, ya que habéis superado con creces a las fieras mas salvajes e impiadosas del reino animal. Habéis hecho acomodar e implantar, por otro grupo de "animales", que se llaman políticos, la obra ideada por otras "especies" de vuestro reino llamada "abogados, economistas y sociólogos, etc.", la ley natural a vuestra conveniencia, la que debe de ser aplicada por otros de vuestra especie, que se les dio por llamar "Justicia o jueces", dejándonos a los "débiles y sometidos", la humilde condición de seres humanos." Y os acuso, ya que vosotros sois los que tenéis la necesidad de justificar el Poder que ejercéis, y no nosotros que somos los sometidos de ese Poder que nos habéis impuesto. Desde los padecimientos que sufrimos a diario, ante la justicia y orden natural construido por vosotros, simplemente os digo: Gracias. Vosotros saciáis vuestros apetitos instintivos, conocéis la ambición y la destrucción y nosotros sabemos del amor, de la amistad verdadera sin intereses de por medio, de tristezas, de dolor, también de alegrías, piedad, virtud, solidaridad... Vosotros no veis a Jesús o lo ignoráis o acomodáis a vuestras conveniencias, y el está con nosotros. De vuestro mundo, al que estáis destruyendo día tras día, lo aprovecháis para saciar vuestras necesidades materiales, en cambio nosotros nos quedamos con un sin fin de carencias de eso tipo, pero con toda la riqueza espiritual. Vosotros sabéis del beso que se compra, mas no, del beso que se da. Y tanto vosotros "animales" y nosotros "pobres seres humanos", no saldremos vivos de este paso por la tierra. No condenen a vuestros hijos a vuestra miserable vida, dejad que sepan de las delicias del verdadero amor, ya que por vuestro camino, tendrán las caricias de una hermosa mujer, pero jamás su corazón. Humanos: Procuremos que jamás nos hagan perder nuestra condición, por más envidia que nos sientan o con las tentaciones que pondrán en nuestro camino, ya que el día que lo hagamos, nos convertiremos en esa cruel "especie animal". Deseémosles el bien, y que Dios en su gracia infinita, ilumine sus corazones y les permita conocer la condición humana. Fdo. Juan Antonio Pruebas Otorgadas por los Científicos
Juan Antonio Webmaster de "Politicaca"
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