"La seguridad"
¿Quieren solucionar los problemas de seguridad? ¿Existe voluntad política, para empezar
a ordenar las cosas y que volvamos a tener el mínimo de tranquilidad
que una sociedad requiere? ¿Mientras estemos preocupados por nuestra
seguridad o la de nuestra familia, veremos todas las cosas que pasan
en el orden político y económico? ¿No hemos visto secretarios de seguridad,
reclamando leyes que cuando fueron diputados ellos mismos no hicieron,
o lo que es peor, que durante su gestión en el Congreso,
se derogaron leyes de protección a la ciudadanía honesta? Los radicales de Alfonsín, modificaron el
Código Penal, los justicialistas de Menem, el Código
de Procedimientos en materia Penal y la Alianza (Frepaso más
radicales), nos enchufaron el Código de Convivencia en la
Ciudad de Buenos Aires y todo según nos dijeron en pro de
los beneficios de la libertad, de las garantías y que se
yo cuanto verso más. La cuestión es que los delincuentes andan
de parabienes, mientras la gente honesta que es la gran mayoría
del pueblo argentino, tiene que recluirse en sus casas y aprender,
y rezar una oración nueva todos los días, para evitar
ser víctima de un delito. Así es que seguridad, es un término
que hoy está en la boca de todos, pero ¿que es la
seguridad?. ¿Es lo mismo el concepto teórico de seguridad
que el que tiene la gente común?. La seguridad, es el conjunto de medidas que debe
de adoptar un Estado, para garantizar los derechos y la tranquilidad
de todos los integrantes del mismo. Como vemos, el término
seguridad es bastante amplio y deben intervenir en él: Legisladores,
policías de seguridad y jueces o sea, los tres Poderes del
Estado, para que pueda funcionar un rol distintivo del mismo, que
es el Poder de Policía. Hablar del Poder de Policía de un Estado,
es un capítulo importante del Derecho Constitucional, pero
parece que es una materia que los políticos de hoy en día,
han pasado por alto. Para los no entendidos en la materia, quiero aclararles,
que el Poder de Policía, no sólo está relacionado
con la seguridad, sino también con un sin fin de cosas, como
pueden ser: la protección de la fauna, la conservación
de Parques Nacionales o Provinciales, la Bromatología, las
normas de higiene que se deben mantener en lugares públicos,
el tránsito, etc., etc. Evidentemente, para proteger los parques nacionales,
o la fauna o cualquiera de estos nuevos elementos que hemos puesto
en consideración, se utilizan todas las leyes disponibles,
desde el Código Penal, hasta ciertos reglamentos que dicta
la autoridad administrativa, en donde se imponen sanciones menores
a determinadas faltas que no están contempladas en dicho
Código y son de determinada característica de que
pueden perjudicar el bien jurídicamente tutelado. Cuando hablamos de Derecho Penal, hablamos de una
superlegalidad del Estado, que se reserva para sí, la facultad
de penar, sancionar o castigar ciertos actos que considera perjudiciales
para la sociedad en su conjunto o para personas individuales. ¿Qué quiero decir con esto de superlegalidad?,
que un ente llamado Estado, puede privar de la libertad a un individuo
si éste viola determinadas normas impuestas por dicho ente. Ahora bien, el Derecho Penal, tiene determinados
principios que le son propios, y tienen jerarquía constitucional: 1º) Principio de acción: Delito es
toda acción u omisión, penada por la ley penal. O
sea de que debe de existir un hacer o un no hacer, para que pueda
aplicarse dicha ley penal. 2º) Nullum crimen, nulla poena, sine previa
lege penale. No hay delito si no existe una ley previa al hecho,
que indique que ese acto puede ser sancionado. 3º) Principio de Legalidad: La Ley previa,
debe de guardar las formas jurídicas correspondientes, o
sea que la norma debe de nacer conforme lo indica la Constitución
Nacional y reunir todos los requisitos exigidos. 4º) La no prohibición: ya que la ley
penal, no prohíbe matar, sino que: Será reprimido
con....., el que...., es más, en determinadas circunstancias,
habilita a matar si se reúnen determinados requisitos. Podría seguir enumerando, pero con los ejemplos
dados me basta para lo que quiero significar. Podemos ver, que las normas del Derecho Penal,
no son las únicas que intervienen en la seguridad y que los
principios del citado derecho, no son los únicos que se aplican,
ya que es común ver prohibiciones, como por ejemplo: "Prohibido
cazar", para proteger determinadas especies en determinada
época o "Prohibido escupir (esputar o salivar) en el
suelo", para preservar la higiene que debe haber en un lugar
público o bien "Prohibido para menores de...",
para preservar la moral y la formación de determinadas personas
y nadie discute judicialmente si esas prohibiciones, violan los
principios del Código Penal, ya que la sociedad requiere
de esas prohibiciones, para su bien. Cuando hablamos de seguridad, conforme hemos visto,
no sólo hablamos de policías, sino de educación,
también de los policías y de las herramientas con
que deben de contar para garantizarla, de los legisladores que deben
dar esas herramientas, de los jueces que deben de aplicarlas, de
cárceles y de carceleros (Política criminal). Daría la impresión de que los legisladores
no tienen la menor idea de lo que deben de hacer en esta materia
y ello convierte en inútiles los esfuerzos de policías
y jueces. Y nosotros nos debemos de conformar, con aquello de que
nadie está exento de ser víctima de un delito. El mejor síntoma que nos muestran es cuando
hablan de la creciente ola de violencia y delitos de las grandes
urbes del mundo. Es una verdad a medias, ya que el delito se dará
mas frecuentemente en las grandes urbes, que al delincuente le será
mas fácil ocultarse entre mayor número de personas,
etc., pero ¿Buenos Aires, se convirtió en gran urbe
a partir de 1983?. La respuesta es obvia. Ud. me dirá, pero
en esa época estaban los militares y.... Yo le hablo del
gobierno de Perón, de Isabel, de Cámpora, de Lastiri,
de Illia, de Frondizi y si quiere me remonto a la primera y segunda
presidencia de Perón. Y Ud. considerará conmigo de
que en dichos gobiernos, no pasaban las cosas que hoy vemos y sufrimos
a diario. Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafados...,
escribió Discépolo en la primera mitad de la década
del 30 y por los mismos años, aquello de ¿qué
sapa Señor?, donde describe que los chicos ya venían
desde la cuna sabiendo afanar, pero en esa época, no pasaba
lo mismo de la actualidad. Hoy circular por Buenos Aires, es tan
riesgoso como caminar por un campo minado o por las calles de Afganistán
en pleno bombardeo. Otro síntoma, es cuando hablan del problema
de seguridad, argumentando deficiencias de educación, como
si fuesen inocentes de ello. Pero si comenzamos a educar, suponiendo
de que tengamos éxito, ¿qué pasa mientras tanto?
¿Nos siguen matando a diario?. Claro que debemos educar,
pero mientras tanto tienen la obligación de garantizarnos
la seguridad. O bien, cuando desde el Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires, le dan 100 patrulleros a la policía y algunas
otras cositas y gastan millones de dólares en publicidad
de su acto, o bien hacen un Código de Convivencia que todos
los vecinos o mejor dicho, la gran mayoría repudiamos. ¿No podrían gastar ese dinero de
la publicidad, en algo mas útil, como podría ser educación
o simplemente mas patrulleros y el tiempo gastado en gestar la idea
de la publicidad, no podría haber sido usado para mejorar
el Código de Convivencia?. Parece ser que para el gobierno de la Ciudad, el
problema de la seguridad, pasa por la jurisdicción de la
policía y de los recursos materiales exclusivamente, o sea,
que es una cuestión de dinero y recuerdo cuando en una época,
desde el Frepaso, de donde proviene el Jefe de gobierno de la ciudad,
se hablaba de los policías "voluntarios". Hoy ya
no hablan de ello, ¿habrán consultado del fracaso
que significó en otros países esa medida? El problema de la seguridad, es un problema de
voluntad política y esa voluntad debe de ser la del pueblo,
conforme los principios de la Democracia que Uds. pregonan sostener.
Si quieren les hablo de la "voluntad general" de Rousseau,
pero Uds. me entendieron. ¿Verdad? Uds. saben de discursos y es mucha la erudición
que tienen en esa materia, nos dan respuestas con adornadas palabras,
pero todo sigue igual y nosotros soportando. ¿No es el pueblo el soberano? ¿Por qué no hacen un plebiscito al
respecto o aprovechan el censo nacional para preguntarnos? ¿Les importamos? Nos dicen que la seguridad tiene dos facetas: una
preventiva y la otra represiva. Esta última, reservada a
los jueces cuando aplican la sanción y la preventiva, parece
ser que es la presencia policial, pero como estamos hablando de
grandes urbes y bien dijo un secretario de seguridad, de "que
no pueden poner un policía al lado de cada uno de nosotros",
surge a simple vista la necesidad de poner otros medios preventivos
para dar cumplimiento a ese rol. ¿Puede un carpintero hacer un mueble, si
le quitamos las herramientas necesarias o bien le damos otras que
no sean idóneas?. La respuesta es obvia, pero eso está
pasando en materia de seguridad: a los policías, les han
sacado las herramientas para garantizar la seguridad, con la excusa
de que podían abusar de ellas. Yo me pregunto ¿si
los policías abusan de la ley, no hay leyes muy duras (severas
penas) que sancionan esto?. Yo escuché a un penalista muy de moda, en
un programa de televisión, argumentando contra el edicto
policial de Ebriedad, y decía: que dicho edicto, sólo
se aplicaba para sancionar a los borrachos pobres y no se aplicaba
a los borrachos del Sheraton, ( o sea, de la clase alta) motivo
por el cual era injusto y había que abolirlo. En lugar de abolirlo, ¿no sería mejor
que se proteja a los dos borrachos y a las potenciales víctimas
de ellos y se sancione por igual a ambos? Con ese mismo razonamiento yo puedo concluir, de
que los ladrones de "arriba", nunca van presos, por ende
tendríamos que abolir el capítulo de Robos y Hurtos
del Código Penal. Lo que a todas luces, es una barbaridad... Pero el problema, sigue sin solución ¿será
por falta de capacidad intelectual, idoneidad o por falta de voluntad? Desgraciadamente, todo indica a esto último,
aunque con buena cuota de los otros dos ingredientes. Y si es así, de nada sirve devolverles las
herramientas a la policía, ya que veríamos a algunos
de ellos procesados o condenados por hacer lo que la gente quiere
que hagan. Es alarmante la cantidad de policías caídos
en cumplimiento del deber, de víctimas civiles de crímenes
violentos y escuchamos balbuceos sobre la droga y alguna pavada
más. Cada uno, busca como zafar de la responsabilidad
de la seguridad y hoy no alcanza con remover a un Jefe de Policía
o presentarnos a un héroe nacional como sustituto de aquel.
No existen las soluciones mágicas, y la responsabilidad es
compartida y dentro de esa participación, los mas inocentes
son los policías y jueces, o sea que los mayores responsables
son los políticos (legisladores, secretarios, ministros,
etc.) Cuando no hay voluntad... Han equivocado el camino, señores responsables.
Uds. se sentían muy seguros con las custodias que disponían
y disponen, pero ya hemos visto casos de jueces y legisladores,
que han sido víctimas de los delincuentes y hasta circularon
por los medios noticiosos de una represión aparentemente
irregular en el caso de un asalto a un juez. Cuando hablan de la droga, nos proponen soluciones
como lo hizo Carlitos, de aplicar la pena de muerte a los traficantes.
O sea, nos induce a pensar en que la pena de muerte es una solución
para ese flagelo, sin aclararnos de que previamente es necesario
apresarlos, reunir las pruebas y luego la condena de los mismos,
y como requisito imprescindible, hacer la ley aplicable al caso.
Cosa que se torna harto difícil, en nuestro Sistema Jurídico
Romano Germánico y con los legisladores que disponemos. Yo les propongo un camino más fácil,
¿Que tal si investigamos en serio el camino
que sigue el dinero de la droga?. ¿Ud. cree que circula por pequeños
bancos nacionales?. ¿No será que los responsables están
en los más altos niveles del Poder mundial? En este caso, por mas ley que pongamos... Pero ya que no nos pueden salvar de los delincuentes
de arriba, por favor sálvennos de los de abajo. No nos condenen
a vivir encerrados o a hacer un curso de valor cada vez que salimos
a las calles de la ciudad. ¿Qué pasó en nuestro País,
para que lleguemos a este estado de cosas, en donde la gente de
bien teme las 24 horas del día el ser víctima de los
delincuentes y vive encerrada en sus casas? Resulta que apareció una camada de abogados
(algunos de ellos jueces, otros secretarios de juzgado, otros legisladores,
etc.), que reciben el apelativo de "garantistas", ya que
garantizan con las normas y su interpretación de las mismas,
las libertades individuales de cada individuo que consagra la Constitución
Nacional. Parecería ser que este concepto, se contradice
con el de seguridad y no es tan así. Ya que si bien se garantiza
el derecho de los delincuentes, también se debería
garantizar el derecho de la gente de bien a circular libremente,
sin ser víctimas de todo tipo de ultrajes. Yo pregunto: ¿de que sirve una ley penal
severa, si los procedimientos para aplicarla, hacen utópicos
los resultados?. No fue el propio presidente, Don Fernando De la
Rua, en su paso por el Congreso de la Nación, el que redactó
la "Ley del deporte". ¿Cuántas veces se
aplicó esa ley? ¿Ha terminado o aminorado la violencia
en el fútbol? Amparados en el Pacto de San José de Costa
Rica, esos juristas desarrollaron un discurso lleno de falacias,
donde los que querían luchar por la seguridad, aparecían
como violadores de los principios del citado Pacto, o sea, como
torturadores o verdugos. Y lo que yo he visto, es de que estos supuestos
torturadores, pedían leyes que les permitiera actuar y los
garantistas, les contestaban con los abusos que podrían llegar
a cometer o se empezaba a hablar de las coimas, de la pizza y que
se yo cuantas cosas más. Pero, lo cierto es que confundieron
tanto a la gente común, que hace unos años atrás,
vi a muchos decir por televisión de que le tenían
mas miedo a la policía que a los delincuentes. Vaya paradoja... La discusión quedó centrada entre
"mano dura" o "mano blanda" y a nadie se le
ocurrió pensar en la "mano justa", que ponga las
cosas en su debido lugar. En los últimos años, los vecinos
de Buenos Aires, vimos impotentes como aparecieron ciertos personajes,
a los que se les denomina travestis, ya que son homosexuales masculinos,
que se visten con ropa femenina y ofrecen sexo frente a nuestras
casas. Yo no tengo nada contra la homosexualidad, es mas
que cada uno "haga de su culo un pito" como dice el refrán,
pero no me siento bien cuando los veo realizar lo que ellos llaman
su trabajo, frente a mi casa y tampoco me sentí bien cuando
los vecinos agrupados fueron a reclamar ante el gobierno de la ciudad
y salieron sin respuesta y agraviados por los travestis. Hay un principio que dice que "los actos privados
de los hombres quedan reservados a Dios, y están exentos
de la jurisdicción de los magistrados", y yo me pregunto:
¿si esos son actos privados, por qué los realizan
frente a mi casa que es un lugar público? En este estado de cosas, vemos como los travestis
festejan y pregonan el "orgullo gay", y deben de ser los
únicos que tienen orgullo en este País, ya que los
hombres de bien que fuimos despojados de nuestros derechos y bienes,
nos sentimos humillados y ultrajados. Claro que éste, es un problema menor, pero
si no empezamos a solucionar los problemas menores ¿que nos
espera para los otros de mayor magnitud? Resulta que hoy, una persona que circula con llaves
falsas, ganzúas, o cualquier elemento de efracción,
a altas horas de la noche, el policía que la sorprenda, deberá
suponer de que las lleva para jugar al "Poli - Ladrón",
ya que no existe nada que lo sancione. Supongamos de que este acto esté penado,
sigamos suponiendo de que a las tres de la mañana, en un
callejón oscuro, a la vera del Riachuelo, se sorprenda a
una persona con dichos elementos. El policía que lo sorprenda,
conforme la legislación actual, deberá comprobar de
que le leyó los derechos, de que no ejerció ningún
tipo de coacción moral o física en contra el imputado,
de que procedió conforme las reglas legales, en definitiva
debería conseguir 2 o mas testigos que avalen su correcto
accionar, y si Ud. conoce la zona de la que estoy hablando, no encontrará
uno solo, en 10 cuadras a la redonda. A nadie se le ocurre pensar, de que si la persona
sorprendida, es un hombre de bien y justifica su presencia en el
lugar y el transporte de esos elementos, sus medios ciertos y honestos
de vida, mas el aval de la buena conducta vecinal y social, dicho
policía habría cometido el delito de abuso de autoridad,
en concurso con privación ilegal de la libertad y eso significaría
de que pase el resto de su vida en la cárcel. Yo, en el caso de ser policía, no me atrevería
a cometer semejante acto y si debo de proceder lo haría en
beneficio de la comunidad en su conjunto y seguro de no cometer
una injusticia. ¿No se les ocurre pensar, de que todo esto
que estoy hablando, hace a la prevención de delitos?. Si
lo pensaron, considerarán conmigo de que la prevención
no es sólo la presencia física del Policía,
sino también los instrumentos legales que tiene que disponer
ese policía para evitar males mayores. Claro que esta sinrazón, se fue dando en
medio de la disputa de ¿quien dirigía o debía
dirigir a la Policía Federal, si el gobierno nacional o el
gobierno de la ciudad?. O sea intereses de jurisdicción,
por encima del interés de la gente. Y a veces pienso ¿Por qué tanto interés en
manejar a la Policía?, ¿A quien le gusta agarrar con la mano limpia
un hierro candente? ¿Será por nuestro bien o por manejar
el presupuesto de esa fuerza? Como vemos, si me basara en el método "resultadista",
o sea que analizando los resultados, puedo determinar quienes son
los verdaderos responsables, llegaría a una conclusión
muy obvia. Pero por favor: Saque Ud. sus propias conclusiones. Tendría que seguir, explicando temas relacionados a la prevención del delito, hablar en extenso de la historia de los edictos policiales, del mamarracho del Código de Convivencia, de la histórica lucha por el tránsito público entre la Policía Federal y Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, de las reformas del Código Penal y del Código de Procedimientos en Materia Penal, de ciertas disposiciones judiciales, de la peligrosidad pre delictual, de la ley de extradición interna, etc., ya que por lo visto este artículo, da para escribir un libro, pero no quiero cansarlos y oportunamente lo complementaré con otras notas que aclaren aun más el tema propuesto.
Fdo. Juan Antonio Webmaster de "Politicaca"
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