La
dieta familiar
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Dr. Carlos Alhadeff Médico Psicoterapeuta tel:(011)4612-2257 |
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Se ha dicho y con razón que el verdadero responsable de su salud es el paciente. Esta sentencia resulta útil cuando el enfermo deposita el cuidado de su salud en los profesionales que lo asisten. Sin embargo pocas veces se considera la responsabilidad que le cabe a la familia en la recuperación de un enfermo.
Todos
conocemos que determinadas patologías requieren de una dieta alimenticia
estricta y que del cumplimiento o no de esa dieta depende la evolución de esa
enfermedad. Los médicos sabemos además que esa parte del tratamiento es la que
más esfuerzo requiere por parte de
nuestros pacientes.
La
familia suele estar dispuesta a colaborar en el cuidado de un miembro enfermo.
Padres, hermanos, amigos se turnan para cuidar a un paciente internado.
Los
médicos valoramos esta solidaridad familiar y la consideramos como un elemento
indispensable para la recuperación de nuestros pacientes.
En
el caso de un enfermo que debe someterse a una dieta, esta solidaridad familiar
no siempre se manifiesta. Cuando estamos frente a un paciente al que se le ha
indicado una nueva forma de alimentación, los médicos solemos decir “...es
usted quien debe esforzarse, los demás no pueden hacer este esfuerzo por
usted”.
La
familia a mi entender tiene un papel fundamental en la adaptación de uno de sus
miembros a un nuevo hábito alimenticio. Sin embargo profesionales y parientes
solemos atribuir la responsabilidad del
fracaso de la dieta exclusivamente al paciente. Esto hace que el enfermo
se sienta inculpado y abandonado. Por lo tanto esta sobrecarga debilitará aun más
su voluntad.
Causas
de la falta de compromiso familiar
En
todo problema médico o social, debe pensarse en la policausalidad. Sin embargo
es muy posible que la razón fundamental de este y muchos problemas estribe en
la concepción individualista que predomina en el mundo actual.
Nuestra
cultura está además dividida por una falsa dicotomía entre individuo y
sociedad, como si una de las dos pudiera ser independiente de la otra. Se llega
así a inculpar al individuo que no cumple con una dieta, suponiendo que de esta
manera quedan liberados de toda responsabilidad los profesionales y la familia.
Veremos a continuación como se manifiesta la responsabilidad familiar y luego como aprovechar los recursos familiares para colaborar con el paciente que debe hacer una dieta.
¿Cómo
se manifiesta la falta de compromiso?
Hace
unos días un vecino me contó que su hija padecía de diabetes y que en las
fiestas de fin de año se había “tentado” con las comidas. De acuerdo a la
opinión de mi vecino, su hija había actuado irresponsablemente al comer lo que
se le había prohibido expresamente. “Nos dio un disgusto. Ella nos arruinó
la navidad y el año nuevo, hubo que internarla”.
Si
pretendemos evitar situaciones como la descripta será necesario formularnos
preguntas como las que siguen:
¿Quién preparó las comidas con las que esa mujer se tentó? ¿Quiénes la invitaron a esa reunión donde estaría sometida a la tentación? ¿Había en la mesa comidas acordes a la dieta que se le había indicado a la hija de mi vecino?
Todas
las semanas escucho en mi consulta a pacientes que relatan su sufrimiento por la
falta de solidaridad familiar en lo atinente a las dietas.
“Mi
marido decidió invitarme a cenar el día de nuestro aniversario. Sólo habían
pasado diez días luego de mi cirugía. Mis coronarias se habían tapado y casi
llego a un infarto. Me recomendaron cuidarme en las comidas, limitar las grasas
y la sal. Con esas indicaciones precisas que también escuchó mi esposo, me
dieron el alta.”
“Aquella
noche de nuestro aniversario fue para mi la peor parte de mi enfermedad. Mi
marido pidió, carne de cerdo frita y la condimentó con abundante sal; como
postre panqueque. Toda sus elecciones fueron ricas en colesterol, él sabía que
me tentaría. Los panqueques son mi
postre favorito. Yo me sentí más
enferma que antes de operarme. La falta de compromiso de parte de mi esposo me
hizo sentir sola, creí que yo no
le importaba. No podía entender como
el mismo hombre que me había cuidado, que no había dejado de visitarme un solo
día en el hospital se hubiera transformado en alguien tan egoísta.”
Queda
claro que en los dos ejemplos mencionados la falta de compromiso familiar es
evidente.
Se
dirá y con razón que no existió intención de dañar, pero “el camino al
infierno está empedrado de buenas intenciones.”
¿Cómo
ayudar a quien hace una dieta?
Pese
a lo que habitualmente se dice con relación a que el único responsable del éxito
de una dieta es el paciente, queda demostrado que no es así. Si la dicotomía
entre individuo y sociedad es falsa, también lo es la que separa a
individuo y familia. Nadie puede ser sin un grupo social que lo contenga,
cuando no exista familia tendrá amigos o un mínimo núcleo social de
pertenencia.
Esas
personas deberán comprometerse de diversas formas con el paciente que ha
iniciado una dieta.
Al
comienzo y hasta que el nuevo hábito esté
incorporado puede ser necesario no tentar al paciente, abstenerse de
comer o exhibir ante él aquellos alimentos no permitidos. Naturalmente que
deberán exceptuarse aquellos casos donde los familiares o amigos pudieran
perjudicarse al seguir la dieta indicada al enfermo. Para evitar riesgos
conviene consultar al médico de cabecera.
Otra
medida a considerar es tener en cuenta qué alimentos y en qué preparaciones
puede ingerir el paciente antes de
invitarlo a cenar o a alguna fiesta.
Jamás
insistirle para que “por esta vez haga una excepción y coma lo no
permitido”.
Es
necesario además que quien debe hacer la dieta tome conciencia de su derecho a
no asistir a aquellos lugares donde su nuevo hábito alimentario no sea
respetado.
Carlos Alhadeff
Médico Psicoterapeuta