
Naufragio
¡Cómo me duele haberte
amado tanto!,
aunque en verdad no sé
si amor sería
esa obsesión febril día
tras día,
de la que ahora con rubor
me espanto.
Largos años de angustia
y de quebranto,
y de los tiempos en que
fuiste mía
sólo tengo en recuerdos
de alegría
las soledades que mojé
con llanto.
Al reclamo de júbilos
inquietos
recorrí tus más íntimos
secretos,
en la fiebre de erótico
contagio.
Y por calmar la sed
adolescente,
fuime rodando en tu
sensual corriente
hasta los bordes mismo
del naufragio.
José Parra
|