Reflexión
 

De cuantos, y de qué imprevisibles medios se vale Dios por uno u otro camino para decirle al hombre, "tú eres mi hijo, te he creado a mi imagen y semejanza, hora es que te acuerdes de mí, que soy tu Padre que está en el cielo...". El hombre apenas le va un poquito mejor de lo acostumbrado tiende a sentirse arrogante e irrespetuoso, él mismo nota un endurecimiento que quizá no "siente", pero lo obligan a ello las circunstancias vividas y al imperio de las mismas llega a ver todo desde el "estribo", dominante, soberbio, y es de allí, cuando el hombre cree estar más alto, que se golpea más fuerte, sintiendo el dolor y la amargura en el mismo o en superior grado de lo que antes de su caída, sentía su valía personal. Cuantas veces orgullosamente nos dirigimos en forma peyorativa a nuestro prójimo, cuantas veces no toleramos a nadie ningún acto que en ese momento nos resulta difícil de aceptar, y sin embargo cuánto alivio sentimos cuando alguien, aún teniendo toda la razón del mundo y el derecho a réplica en su mano, se nos muestra compasivo ante un error nuestro y pacientemente nos hace ver que nuestro punto de vista es equivocado. Dios, que es siempre sumamente bueno, pero que a veces se ve obligado a castigarnos por nuestra soberbia, no necesita de rebenque o cosa parecida, sólo le basta volvernos a Él.


Siguiente capítulo

El Rincón (portada)

Oscar B. Nicola


Suburbio Ra

Autores publicados

Títulos publicados

Selecciones