Una Comunidad de Pardillos

Un carromato llega por los caminos de Hobbiton, en él viaja Gandalf el Gris que viene a hacer una visita a su querido amigo Bilbo Bolsón. El viejo mago aparca el carro delante del lujoso agujero-hobbit propiedad de su amigo y llama a bastonazos; muy propio de él.

- ¿Qué demonios…? – salió a abrir malhumorado el hobbit – Pero… ¡si eres tú! ¿Qué te trae por aquí, viejo amigo?
- Me ha traído hasta aquí un asunto de gran importancia… - dijo solemne.
- Si te refieres a esa baratija que encontré en… - dijo Bilbo nervioso.
- ¡¿Qué baratija ni que niño muerto?!...Vengo a por mi billetera… -dijo mirando a Bilbo ceñudo.
- ¿Tu billetera…? Ejem… no recuerdo… -dijo Bilbo disimuladamente escondiendo algo en su bolsillo trasero.
- Bilboooo – comenzó Gandalf echando mano de su bastón.
- ¡Oh, mira! Jejeje – rió nervioso Bilbo – Debe ser esta que “accidentalmente” te “olvidaste” aquí la última vez que viniste…

Gandalf lo miró ceñudo.

- ¡Oh, sí, jajajaja! – dijo sacando un fajo de billetes de su otro bolsillo – Esto se te había caído de ella cuando te la recogí. Jeje, menos mal que yo lo encontré, eh?
- Sí, sí, sí… - dijo Gandalf – Pero dime, ¿qué tal está Frodo? Debe estar hecho todo un hombre... digoooo, un hobbit.
- ¡Ese muchacho logrará llevarme a la tumba! – dijo Bilbo exaltado – ¡No hago nada bueno de él! Se pasa el día por ahí de juerga, con sus amigos...
- Si, lo he pillado haciendo novillos hace un momento… – dijo Gandalf.
- ¡¿Otra vez?! – rugió Bilbo – Eso son las malas compañías… Está todo el día con Meriadoc Brandigamo y Peregrin Tuk…
- ¿Merry y Pippin? – dijo Gandalf – pero si son 2 chicos de buenas familias…
- ¡Unos gamberros! – dijo Bilbo – Sólo piensan en divertirse y en las chicas… ¡ay, un día de esto me va a dar un disgusto! Si al menos fuese como el chico de los Gamyi…

Gandalf encendió su pipa…

- Tranquilo, viejo amigo – dijo – Tengo la solución…

- ¡Bilboooo, Bilboooo! – dijo Frodo entrando en casa y golpeando la puerta - ¿Y la merienda? ¿y el bollycao? ¿Me dejas pasta para ir esta noche al Dragón Verde…? Hay una fiesta y quiero invitar a una chica… ¿Bilbo?
- Hola Frodo – dijo Gandalf saludando al chico.
- ¡Gandalf! – corrió Frodo a abrazar al mago - ¡Qué alegría!, ¿qué me traes del mundo exterior?! Déjame ver…

Frodo rebuscaba en la capa de Gandalf.

- Calma, calma… - dijo este – Estaba diciéndome tu tío que necesita unas buenas vacaciones…
- ¿Te vas Bilbo? – dijo Frodo - ¿Me dejas Bolsón Cerrado? ¡Qué guay!

Bilbo y Gandalf se echaron una mirada cómplice y sonrieron maliciosamente.

- No, mi querido hobbit – dijo su tío – Quien se va eres TÚ.
- ¿¿¿Yoooo??? – dijo Frodo asustado - ¡¿Por queeeeé? ¿Dónde???!

Frodo se dio cuenta de que sobre la mesa de la cocina había unos papeles que Bilbo había firmado. “Escuela Rivendel” decía el membrete.

- ¡¿Rivendel?! – dijo Frodo fastidiado – ¡Joder, tío! Una escuela para pijos, ¡pues ya te vale!
- No hay más que hablar – dijo Bilbo –Te irá bien. Disciplina, necesitas disciplina. A ver si así sientas la cabeza… llegarás a ser un hobbit de provecho como yo.
- ¡Pero si tu conseguiste tu fortuna robando! – dijo Frodo.
- La verdad es que el chico tiene razón en eso… - apuntó Gandalf.
- ¡Tú te callas, viejo chismoso! – refunfuñó el viejo hobbit. Luego se dirigió a su sobrino con más calma – Yo sólo quiero que seas un hobbit de provecho para que el día de mañana te cases y formes una familia, y tengas tus hijitos… ¡En vez de tirarte a todos los pendones que hay por la Comarca adelante!
- No voy con pendones…casi nunca. ¡Estuve con Rosita Coto! – dijo.
- ¡Ya, y te pasó ladillas! – dijo su tío – Tú te mereces una buena chica.
- Bien, bien, bien… - dijo Gandalf – Siento interrumpir esta agradable discusión familiar pero, Frodo, debes hacer las maletas… Mañana pasará a recogerte el carruaje para llevarte a Rivendel… y ahora si me disculpáis, tengo que hacer una visita a casa de los Tuk y los Brandigamo.

Al día siguiente…

- ¡Señor Frodo, señor Frodo! – gritaba Sam Gamyi corriendo hacia él con un enorme atillo a la espalda – ¡Espere señor Frodo!
- ¿A dónde vas con eso? – dijo Frodo molesto – Tengo prisa…
- ¡¿No lo sabe?! – dijo Sam emocionado.
- ¿El qué? – dijo Frodo apático.
- ¡Me han dado una beca para estudiar en Rivendel! – dijo Sam.
- ¡No me jodas! – respondió Frodo visiblemente fastidiado – No me libro de ti ni con estas…
- Mire señor – dijo Sam - ¿no son esos 2 el señor Merry y el señor Pippin?

Merry y Pippin venían corriendo campo a través con la ropa toda revuelta y los pelos llenos de paja. Detrás corría un granjero hobbit con una guadaña.

- ¡Cabroneeeees! – gritaba el granjero - ¡malditos, no volváis a acercaros a mis hijaaaaaas!
- Vaya – dijo Frodo – Maggot los volvió a pillar con sus hijas en el pajar.
- ¡Hola Frodo! – dijo Merry – Nos vamos a Rivendel a estudiar…
- Nos estabamos despidiendo de las hijas de Maggot – dijo Pippin - ¿Sabes si pasó ya el carromato?
- Pues no, pero… ¡yo también voy a Rivendel! – dijo Frodo.
- ¡¡¡Eeeehh!!! – dijeron - ¡Qué alegría! ¡Qué bien nos lo vamos a pasar!
- ¿Y este? – dijo Pippin - ¿Se podía llevar a un criado? ¡Jo, ¿por qué nadie me lo dijo antes?
- Tiene una beca – dijo Frodo.
- ¿Una beca? – preguntó Merry - ¿De qué?
- Jardinería – dijo Sam orgulloso y rápidamente siendo ignorado.
- Oye, ¿por qué no pillamos unas setas para el camino? – dijo Pippin.
- Buena idea – dijo Frodo.
- Pero el carromato estará al llegar… - dijo Sam.
- Oh, calla, imbécil – dijo Merry.

Fueron a un huerto vecino y pasó lo que tenía que pasar… el carromato. Y ellos no estaban allí.

- ¡Joder! – dijo Frodo – ¡El viejo me mata!
- Da igual – dijo Pippin – Vamos andando… Total, está a golpe de piedra…

Varias semanas más tarde…

- ¿A golpe de piedra, patán? – dijo Frodo – Un golpe te daría en la cabeza si no fuera porque estoy agotado… Necesito una cerveza…
- ¡Conozco un bareto que está de muerte! – dijo Merry – El Poney Pisador, está en Bree. Pincha un tío buenísimo, ¡y las tías están de vicio!
- Voto por ello – dijo Frodo entusiasmado
- ¡Y yo! – dijo Pippin.
- Yo diría que… - dijo Sam.
- ¡Tú te callas, aguafiestas! – dijeron todos.

Allá se fueron a Bree.

- ¡Joder, tío! – dijo Frodo – ¡Es genial! ¡No nos pidieron ni el carné!
- Lo que yo te diga – dijo Merry - ¿y Pippin?
- En la barra ligando con una tía – dijo Frodo – Me voy a por un cubata, ¿quieres uno?
- Claro – dijo Frodo mientras le sonreía a una hobbit guapa y morena que pasaba por su lado.
- Señor… - dijo Sam – Ese hombre no deja de mirarle…
- Piérdete, Sam, ¿no ves que estoy ocupado? – dijo Frodo mientras se daba el lote con la morena.

De pronto Frodo comenzó a flipar.

-¡Un ojo rojo! – dijo alucinando colorines – ¡veo un ojo rojo en llamas!
- Lo que tienes es un colocón de muerte – dijo Trancos.
- ¡¿Y tú quien coño eres?! – preguntaron los demás.
- Soy profesor de Rivendel – dijo – Y he venido a buscaros, atajo de pardillos.
- Mentira – se atrevió a decir Sam – ¡Te he visto pasar droga!
- ¡Oye, qué el sueldo de profe es una puta mierda! – dijo – Y será nuestro secreto… ¿me oís?

Los hobbits asintieron rápidamente cuando Trancos sacó su espada.

- ¡Vamos, todos pa’ Rivendel! – dijo el montaráz – y andando, que me quitaron el caballo por conducir borracho…

Por el camino Frodo iba comiendo setas, pero en una de estas, debió de comer una especialmente alucinógena porque flipaba en colores (más bien en blanco y negro) y veía hombres de blanco y el famoso ojo.

- Necesita un buen purgante – dijo Trancos – ¡Elrond le preparará uno que se va a cagar, y nunca mejor dicho!

Finalmente llegaron a Rivendel.

- ¡Por fin! – dijo Elrond – ¡Coño!, ¿y a este que le pasa?
- Emm… - dijo Trancos – Naada, que le sentó mal el desayuno, jeje… pobre.
- Sí, ya – dijo Elrond – ¡ya me conozco el percal! ¡Apestáis todos a taberna de mala muerte! En fin…acomodaros en vuestras nuevas habitaciones y venid que os presento al resto de vuestros compañeros y profesores.

Una vez acomodados…

- Ese rubio presumido de ahí es Legolas – dijo Elrond.
- Mi papá es el rey del Bosque Negro – dijo Legolas orgulloso – y me ha enviado para ser el mejor guerrero de…
- ¡Cállate ya, Barbie Superstar! – dijo un bruto bajito – me levantas dolor de cabeza.
- Ese de ahí es Gimli – dijo – Hijo de Glóin. ¡Y modera tu lengua, joder! Ahora os presentaré a los profes: Aragorn o Trancos será vuestro profe de Lenguas; Boromir es el profe de Lucha; Gandalf será el profe de Historia de la Tierra Media; y yo el profe de Mitos y Leyendas… Y vosotros queridos alumnos seréis una COMUNIDAD DE PARDILLOS.

El curso empezó y todos estudiaron con ahínco, bueno, más o menos. Frodo se aplicaba todo lo que podía, pero sin dejar de pensar en aquella bonita hobbit de Bree. Martijah se llamaba. ¿Qué sería de ella?

- Tenemos una sorpresa para vosotros – dijo Elrond – Iréis de viaje de fin de curso a… ¡MORIA, el parque temático más impresionante de la Tierra Media! Y serán vuestros profesores Boromir y Aragorn, con Gandalf al frente los que os llevarán en este emocionante viaje.
- ¡Bieeeeeen! – gritaron todos emocionados.
- Me cago en todo… - refunfuñaba Gandalf por lo bajo.

Y allá se pusieron en camino todos, andando, porque Elrond gestionando la escuela era único y no le quedaba ni un euro para el transporte.
Después de mil penurias y hechos una mierda llegaron a los muros de Moria.

- Ve sacando las entradas – dijo Aragorn a Gandalf mientras salían del McDonalds. Y rápido, a ver si estos dejan de dar la lata de una vez, ¡están insoportables!

Gandalf rebuscó en los bosillos de su capa. Nada. En el refajo. Nada. Bajo el sombrero. Nada.

- Oh oh – dijo empezando a ponerse nervioso.
- No me jodas – dijo Boromir - ¡¿Te las has olvidado?!
- Jejeje – rió Gandalf al recordar que las había dejado en Rivendel – Trankis, que conozco una entrada secreta… jejeje, una palabrita mágica y ¡adentro!

Fueron por la parte de atrás, donde estaban todos los contenedores de basura.

- Date prisa – dijo Legolas – ¡Esto huele fatal, jo!

Después de tres horas intentándolo con la palabrita de las narices…

- Oye Gandalf… – dijo Frodo – Creo que he visto un bicho con tentáculos moverse dentro de ese contenedor.
- Cállate – dijo Gandalf – ¡Y deja de drogarte con esas jodidas setas!
- Es que… - dijo Frodo.
- Qué te calles, ¡MELÓN! – dijo Gandalf exasperado.

Y la puerta se abrió.
Entraron y el panorama era desolador.

- Mierda! – dijo Boromir – Los de la Escuela de Orthanc ya han pasado por aquí…¡Esos malditos orcos!
- ¿Cómo lo sabes? – preguntó Pippin.
- ¡¡¡Por que se han comido a todos!!! ¡Hasta al taquillero! – dijo Aragorn – Solo queda un tugurio de ambiente sado, se llama El Látigo Feroz.

Un Balrog estaba en la puerta y se oía música de Marilyn Manson de fondo.

- Hola, chatos – dijo sacudiendo su látigo - ¿Queréis pasar un rato divertido?.
- Aragorn – dijo Gandalf – hazte cargo de estos pardillos. Me quedo a resolver unos “asuntillos”.
- ¡Será cabrón! – dijo el montaráz viendo como el viejo entraba en el antro – Venga, nos vamos a Lorien, que voy a visitar a mi novia que estudia allí en la Escuela de Lorien.

Lorien era precioso y Frodo paseaba melancólicamente entre sus árboles cuando… ¡OH, sorpresa! Su amor, su amada Martijah estudiaba allí!

- ¡Martijah! – dijo emocionado - ¡Qué alegría! Tienes el pelo rojo, qué guapa.
- Me lo he teñido – dijo ella abrazándolo - ¿te gusta? Pues Galadriel se puso como una fiera cuando vio como quedó su espejo…
- No he dejado de pensar en ti.
- Y yo, mi querido Frodo – dijo ella suspirando.
- Al fin nos encontramos – dijo él – y no quiero dejarte nunca más.

Se fundieron en un apasionado beso y al acabar el curso se fueron de vacaciones juntos, de acampada al Bosque Viejo, pero… es otra historia.

FIN