Editorial (o Carta Abierta): "Un Espectáculo Original con abrupto final".

El espectáculo se desarrolló en una gran casa, permitiendo así el seguimiento de los personajes y las interacciones que le podían interesar mas al espectador. De esta manera, cada persona del público, pasaba a ser un observador individual en vez de ser parte de una masa.
En la casa, ellos se movían como si fueran invisibles, teniendo así, alternativas que el teatro tradicional no ofrece hasta hoy. Por ejemplo, si los eventos en la sala de música no le intrigaban lo suficiente, podían seguir a Emilia (la mucama) hasta la cocina o perseguir a Mario (el chofer) hasta el baño, o a D'Annunzio y Tamara hasta el Leda.
Los personajes se movían permanentemente por la casa y estaba en cada espectador seguir a quien mas le interesaba. Como en la vida real, muchas escenas se sucedían simultáneamente y no todas se resolvían "correctamente".
Si bien el edificio original fue reciclado y convertido en un gran palacio, la producción determinó que para un mejor desplazamiento de actores y público, la capacidad máxima de espectadores por función, no superara las 100 personas. De esta manera todos pudieron ver la historia que desearon armar, sin problemas.
Tamara fue estrenada en la ciudad de Buenos Aires, el 1° de Junio de 1990 y desde entonces y hasta su abrupto final en noviembre de 1994, fue un éxito de público y crítica, alcanzando 11 premios: Moliere (1); ACE (2); Florencio Sánchez (3); María Guerrero (1); Prensario (1); Premio Municipal (3); además de numerosas menciones.
A comienzos del año 1995 y prestos a comenzar nuestra 6ta. temporada, el espectáculo debió ser levantado de cartel. Esto fue a partir de una increíble postura de la Dirección General Impositiva (DGI), quien determinó que la pieza teatral "Tamara" no podía ser considerada bajo el rubro de "cultural" o "teatral", por lo tanto se debía abonar el 21% de lo hasta entonces recaudado. Para los implacables e inapelables funcionarios de este organismo oficial argentino de recaudaciones y para la Justicia, Tamara era un "restaurante con show", y basaban su argumento en el hecho de que se incluía en un momento del espectáculo, un tentempié que el público compartía con algunos personajes.
"Tamara" fue hasta el presente, un hecho cultural sin precedentes y que además genero por años, empleo "real y legal" para muchas personas. Ya durante la construcción edilicia -que duro cinco meses- trabajaron mas de 40 operarios de diferentes rubros. Una vez estrenado el espectáculo generó trabajo durante cinco temporadas, para mas de 30 actores, 8 asistentes, 6 operarios, 4 vestuaristas, 9 empleados; además de profesionales de diferentes disciplinas.
Miles de espectadores aplaudieron a nuestra obra de Teatro; recibimos los Premios mas importantes que un espectáculo teatral argentino puede merecer, y hasta Gobiernos nacionales y extranjeros nos honraron (Embajadas de Francia, España y  Municipalidad de Buenos Aires). Pero así y todo, después de tres años de litigio, la Justicia dictaminó a favor de la DGI, entendiendo que "Tamara" no había sido una "obra de teatro", sino un restaurante con show y reclamando entonces a la Producción, mas de 800.000 dólares. 
No obstante que esta década parece signada por la ética de la frivolidad y corrupción, en reemplazo de la "cultura del esfuerzo", equivocadamente (o no) preferí invertir en Cultura, producir Cultura, en lugar -como declaró el director mexicano Rafael López Miarnau - poner el dinero en una financiera o una fábrica de camisetas. De haber hecho esto, seguramente hoy mi economía personal estaría asegurada, pero sé también que haber creado este espectáculo (junto a Carlos Furnaro) nos permitió poner en valor -de puertas al tercer milenio-, una nueva e inédita forma de concebir al Teatro  Y espero que en el futuro, algo de todo esto le sirva a las nuevas generaciones, que de hecho, a como viene "la cosa" -y espero equivocarme- podrán defender a la CULTURA, solo por Internet.
Pablo Sodor
Escritor y Productor de Tamara
Buenos Aires, 1998
 
Nota: esta carta abierta, fue enviada a los diarios La Nación y Clarín, pero hasta el día de hoy, no fue publicada.

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