INTRODUCCIÓN
[p. 13]
«Sería
oportuno que usted publicara su evaluación de la obra del P. Segundo,
participando así en el diálogo teológico y contribuyendo a la formación de
la mentalidad de los cristianos y, en particular, de los miembros de la Compañía.
Sería quizás una aplicación particular de los análisis que hace en su obra
En mi sed me dieron vinagre: la civilización de la acedia que acabo
de recibir» (M.R.P.G. Peter Hans Kolvenbach S.J.)
0.1.
Por qué un informe crítico
Desde
el fallecimiento del jesuita uruguayo Juan Luis Segundo, el 17 de enero de
1996, desbordando lo habitual en los elogios fúnebres, se manifestó el empeño
de exaltar, junto con su persona, su pensamiento. Dado que están
interviniendo en la recomendación de sus obras y de su enseñanza, personas,
instituciones y publicaciones representativas de la Compañía de Jesús, se
suscita la fundada impresión de que la Compañía misma asume, respalda y
difunde como propias las doctrinas de Juan Luis Segundo1.
Ahora
bien, este informe crítico muestra que el pensamiento de Segundo se inscribe
dentro de corrientes históricas del pensamiento naturalista cuyas categorías
él ha aceptado y padecido pasivamente más que repensado, pero que no por eso
deja de compartir y, en consecuencia, de difundir. El pensamiento de este
autor merece por eso objeciones que hacen aconsejable medir los elogios
exagerados que algunos le tributan y emitir juicios más cautelosos y
matizados. Si muchos lo aplauden es porque representa el pensamiento de la
modernidad acerca de la fe y de la Iglesia y porque repite los motivos
modernistas, aplicándolos a diversos temas y situaciones. No conviene, por
eso, recomendarlo sin reservas, y menos asumirlo como propio o representativo
de la Compañía de Jesús.
Como
en toda obra humana, no todo parece malo o condenable en la obra de Juan Luis
Segundo. Pero una larga experien- [p. 14] cia
ha enseñado a los pastores de la Iglesia que, como la piedra en el plato de
arroz, el error más dañoso es el que viene mezclado con verdades2.
Por eso se informa acerca de sus errores, con el fin de evitar que se siga
sirviendo de este arroz en medio de alabanzas, como si fuera no sólo seguro
sino excelente. Lejos de recomendarlo tan entusiastamente, correspondería
avisar, por lo menos, para que se mastique con cuidado.
No
se desconocen tampoco sus buenas intenciones. Pero ellas no bastan para servir
a la verdad. Como la corriente gnóstica en la que se inscribe, también
Segundo pretende ayudar al creyente que se encuentra en dificultades con su
fe, llevar el mensaje a los ateos y tomar en serio la historia y el mundo
contemporáneo sin condenas ni ruptura del diálogo. Pero ese esfuerzo gnóstico
se hace a costa de la fe, y su apologética termina volviéndose contra el
creyente. Este informe recoge las voces de serios pensadores que muestran cómo
Juan Luis Segundo, al igual que tantos otros intentos gnósticos de salvataje
de los creyentes en crisis, y en su diálogo lleno de simpatía con los ateos,
les ha arrojado, con toda buena voluntad, un «salvavidas de plomo». Y
muestra también que, si bien Segundo intenta ser justo y abierto a los
valores de la modernidad, no lo es por igual con el concreto pueblo de Dios
que no tiene dificultades con su fe.
El
pensamiento gnóstico moderno ha sido bien descrito y estudiado. Sus
representantes se apartan de la organicidad propia de la verdad cristiana.
Toman prestados de la fe su lenguaje y sus temas, pero para entenderlos a su
manera. Aunque no crean en todos los
artículos del Credo revelado, sin
embargo utilizan en su discurso un cierto número de ellos. Ante ese discurso,
el creyente experimenta un cierto malestar. Siente que los objetos de la fe
están como deportados, descentrados en relación con la verdad orgánica del
dogma, que por ello entran en contradicción unos con otros y que, en ese
contexto, no se puede mantener la síntesis orgánica. Y es que los gnósticos
no están determinando sus convicciones por la fe teologal. Formalmente, el
motivo de su «fe» es una convicción humana (juicio de valor, opción estética,
filosófica, ética o política, opción ideológica), no el efecto de un
descubrimiento de la Revelación de Dios, de una adhesión obediente y amorosa
a su Persona. El gnóstico cree por toda una serie de razones, excepto por la
única razón que en definitiva puede ser determinante para la fe: que Dios ha
querido revelarse tal [p. 15]
como es. Los gnósticos modernos comienzan en general con una apologética que
quisiera ofrecer a los hombres una fe «creíble». Pero al situar los
elementos del cristianismo en una perspectiva radicalmente extraña a la visión
propia de la fe, los pervierten. Los separan de la estructura original que los
sostiene y les da sentido. Al hacer esto no reconocen la especificidad de la
Revelación cristiana y despedazan su organicidad3.
A
lo largo de este informe se podrá ver que el perfil del pensamiento de Juan
Luis Segundo es el de los pensadores gnósticos y modernistas. Su intención
apologética y su modo de relacionarse con los contenidos de la fe, lo
identifican.
0.2
Divulgador más que creador
«Si
algo no ha cambiado en la historia son las costumbres ahistóricas de los teólogos,
a los cuales les cuesta comprender que el oficio propio de la ciencia histórica
es, como se sabe, liberarse de la historia comprendiéndola»4.
Este informe discierne el pensamiento de Segundo y lo explica ubicándolo en
el marco histórico de las corrientes de pensamiento que han recibido el
nombre de naturalismo, gnosis, secularismo, modernismo, etc.
Juan
Luis Segundo se sitúa, más precisamente, en el marco de una época en que se
radicalizó la conciencia, agudizada con el diálogo Iglesia-mundo moderno,
descubriendo la radical conflictividad de sus estructuras globales y ese análisis
fue asumido por la reflexión de fe. Así fue como desde la fe se cuestionó
la sociedad global en su estructuración injusta según ésta había surgido
del proceso moderno. Se comenzó entonces a hablar de «estructuras de pecado»
y «pecado institucionalizado». Sin embargo, aunque situándose en ese
contexto de cuestionamiento global de la sociedad moderna, los pensadores como
Segundo no llegan a cuestionar y a «convertir» —en el sentido evangélico—
el mismo tipo de racionalidad y de praxis críticas desde las cuales hace la
crítica. De ese modo Segundo no supera el ámbito propio de la subjetividad
moderna, aunque a ésta la comprenda como dialéctica, como social y en sus
estructuras materiales. Por ejemplo, critica la sociedad liberal y su
racionalidad burguesa haciendo uso del marxismo pero sin cuestionar también
los rasgos de esa racionalidad que provocaron la crisis y que el marxismo
comparte5.
[p. 16] Sin
cuestionar tampoco, la crítica antieclesial proveniente de esa racionalidad,
que Segundo asume, comparte y a veces subraya y hasta radicaliza. Entre una
apologética a ultranza que defiende todo lo de las propias filas sólo por el
hecho de serlo y la renuncia a toda apología y a la internalización de la
actitud autodenigradora, hubiera cabido un justo medio que Segundo no alcanzó,
hasta el punto de levantar interrogantes acerca de su sentido de pertenencia.
Por ejemplo: Juan Luis Segundo puede emitir juicios tan duros como éste: «la
teología tradicional de los manuales permitió en el hemisferio norte matar sin remordimientos millones de personas durante la Segunda Guerra
Mundial y en campos de batalla más recientes»6.
Involucrar a la teología católica en la culpa por las guerras europeas
eludiendo todo estudio y juicio histórico es intelectualmente aventurado,
temerario e injusto, pero, religiosamente ¿qué significa? Este juicio tan
poco matizado formulado por una inteligencia tan aguda ¿manifiesta alguna
pasión oculta?
La
obra de Juan Luis Segundo difunde, pues, no sólo este tipo de juicios, sino
doctrinas, y posturas teológicas, actitudes espirituales y religiosas como ésta
y otras de las que, más que creador, fue repetidor, reelaborador y
divulgador. Aunque más que portador de las mismas fue a menudo conducido por
ellas, la reformulación que les dio y la aplicación a situaciones concretas,
pudo hacerlas aparecer novedosas u originales en su momento. Pero Juan Luis
Segundo no fue el creador de la mayoría de ellas, sino que las tomó
prestadas y las compartió con las corrientes de pensamiento gnóstico en las
que navegó y cuyos autores inspiraron su reflexión: naturalismo, modernismo,
existencialismo, teología de la muerte de Dios, las así llamadas teologías
progresista, secularista, política, de la esperanza, la de la liberación
proclive al marxismo. Juan Luis Segundo comparte sus rasgos: inmanentismo,
antropocentrismo, adoración de la Historia, descuido de los contenidos de la
Revelación, cambio del Objeto formal de la fe por enunciables, olvido de la
Tradición, manejo a veces desaprensivo del método teológico y arbitrario de
la Escritura, distancia crítica e indócil ante el Magisterio, etc.7. El
pensamiento de Juan Luis Segundo está marcado muy especialmente por el
lenguaje, las categorías y los planteos propios del diálogo
marxistas-cristianos y de los cristianos por el socialismo.
[p. 17] Una
vez desaparecido Juan Luís Segundo, las ideas del tiempo lo sobrevivirán y
seguirán difundiéndose por otros caminos y por medio de otros autores y
pensadores. Si bien este informe se ocupa principalmente de Juan Luis Segundo,
pues ha tenido que salir al cruce de los intentos de difundir
indiscriminadamente su pensamiento, su intención es identificar esos errores,
más allá de su circunstancial divulgador y más allá de la ocasional
necesidad de ocuparse de él. Este informe no surge del mero afán de señalar
errores, sino que apunta a despejar obstáculos en el proceso de búsqueda de
la verdad y de la superación positiva de la modernidad y de la posmodernidad.
El error no existe sino como defecto de la verdad. El pensamiento de Juan Luis
Segundo es como una soga, que por sí sola no ahorcaría a nadie, si no
estuviera atada a una firme y resistente rama de pensamiento naturalista y gnóstico.
Rama que, sin embargo, irónicamente pertenece al mismo arraigadísimo y
resistente tronco de la cultura dominante, —opuesta a la fe y a la cultura
católica de la que es portador el pueblo creyente—, y recibe de él su
savia.
0.3
Test de la capacidad dialogal y crítica
La
necesidad de señalar los reparos que impone el pensamiento de Juan Luis
Segundo surge también, en buena medida, de la conveniencia de evitar que sus
buenas intenciones y sus aportes, naufraguen en el coro obsecuente de los
elogios. Como ha dicho uno de sus críticos más respetuosos e inteligentes:
«pienso que la preocupación por los pobres no me obliga a aceptar todos los
métodos y conclusiones de Segundo. Es solamente por medio del diálogo y de
la crítica que su teología evitará convertirse en una reflexión solitaria,
estéril y facciosa»8.
Se ha dicho que el fracaso de los maestros revolucionarios está
en el hecho de que sus discípulos se dedican a conservar su revolución y se
convierten así en conservadores. Dedicarse a alabar el pensamiento de Segundo
sin criticarlo ni aceptar que se lo critique, sería traicionar su espíritu,
incurriendo en la actitud conservadora de quien sigue vendiendo un pensamiento
congelado... con errores y todo. Este mecanismo de la congelación
conservadora de un espíritu rupturista es tan característico de la [p. 18] modernidad,
que hasta cuando quiere sobrevivirse a sí misma echa mano a una etiqueta
pseudo-rupturista: posmodernidad.
Juan Luis Segundo
quiso ser un pensador crítico. Pero su instrumental y sus técnicas críticas,
tomados de la modernidad, no lo habilitaron para otra cosa que para el mismo
estilo de operaciones previstas por los manuales modernos. La historia dirá
si a su sombra se formaron mentes realmente críticas, capaces de criticar sus
propias técnicas e instrumentales, o sólo mentes conservadoras incapaces de
trascender las tapias del patio modernista y de reproducir al infinito el
mismo esquema de pensamiento, impotentes para renovar sus principios. Este
informe es, en alguna medida, un test que plantea ese desafío y reclama esa
prueba histórica.
Este
informe tiene su origen en una serie de representaciones epistolares, no
destinadas a su publicación, dirigidas a instancias de gobierno internas de
la Compañía de Jesús. Su publicación no se debe a la intención ni a la
iniciativa del autor sino a las del P. General de la Compañía de Jesús
Peter Hans Kolvenbach, quien lo consideró conveniente: «Sería oportuno que
usted publicara su evaluación de la obra del P. Segundo, participando así en
el diálogo teológico y contribuyendo a la formación de la mentalidad de los
cristianos y, en particular, de los miembros de la Compañía. Sería quizás
una aplicación particular de los análisis que hace en su obra En
mi sed me dieron vinagre: la civilización de la acedia que acabo de
recibir»9.
Con
este fin los primitivos informes tuvieron que ser ampliados y su contenido
sistematizado, en vistas a esta publicación. La extensión que ella tiene
actualmente se debe a la necesidad de dar razón de la evaluación del
pensamiento de Juan Luis Segundo y de fundamentar los motivos por los cuales
se juzga inconveniente el empeño de difundirlo. Con este mismo fin se agregan
anexos, en los que se comentan textos de Juan Luis Segundo que por la extensión
del comentario que exigen, habrían recargado aún más el texto de esta
evaluación.
El
presente estudio expone una selección de críticas a algunos aspectos del
pensamiento de Segundo; añade otras; señala defectos de método y errores de
doctrina; apunta a ubicar a Juan Luis Segundo en el marco referencial de
determinadas corrientes y maestros de pensamiento; señala también, aquí o
allá, efectos y consecuencias pastorales de estas ideas.
[p. 19]
0.4.
Críticas de la Jerarquía y de la Academia
Este
informe se hace oportuno, también, porque la honestidad intelectual y el celo
pastoral exigen reconocer y advertir a los fieles, que hay afirmaciones en las
obras de Juan Luis Segundo —ahora sí, en concreto y nominalmente de sus
obras— que han merecido serias reservas y objeciones, tanto de la Jerarquía
como de la Academia.
En
efecto. Se ha pasado en silencio u olvidado, entre otros, dos hechos. Primero:
que los obispos del Uruguay pusieron en guardia contra algunos de sus errores,
en una declaración de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal
Uruguaya que transcribiremos más adelante, calificándolos de errores ruinosos para la fe y la vida del pueblo cristiano. Segundo:
la existencia de un amplio y autorizado disenso académico y pastoral
alrededor de las obras de Juan Luis Segundo, a cuyo pensamiento se le han
hecho graves reparos. Existen críticas académicas al pensamiento de Segundo
tan autorizadas como las de los uruguayos Dr. Miguel A. Barriola y el Dr.
Eduardo Rodríguez Antuñano SJ.10, las de los jesuitas P. Bigo, J.-Y. Calvez, J. M. Carreras, S.
Cevallos, C. Pozo; y de otros prestigiosos teólogos: J. H. Nicolas, C.
Focant, L. Renwart, A. J. Tambasco, B. Mondin, J. P. Galvin, J. Zimbelman y
otras que se citarán más adelante.
La
propaganda alrededor de su figura y de su obra, demuestra hasta qué punto
Juan Luis Segundo es representante de una corriente amplia y compleja, dentro
de la cual confluyen intereses intelectuales, religiosos, ideológicos y políticos11,
la cual cuenta con medios o tiene acceso a medios de poder y de expresión y
que está empeñada en glorificarlo, pero también tiende a desplazar y
silenciar otras formas de ver y de pensar.
0.5.
De cara al Tercer Milenio: confrontación con el secularismo
El
intento de divulgar y recomendar las doctrinas de Juan Luis Segundo ocurre en
vísperas del Tercer Milenio. Por eso se enmarca en el contexto de la
apremiante exhortación del papa Juan Pablo II en la Carta Apostólica Tertio
Millennio Adveniente: «Un serio examen de conciencia ha sido auspiciado
por numerosos Cardenales y Obispos sobre todo para
la Iglesia del presente. [p. 20] A
las puertas del nuevo Milenio los cristianos deben ponerse humildemente ante
el Señor para interrogarse sobre las
responsabilidades que ellos tienen también con relación a los males de
nuestro tiempo. La época actual junto a muchas luces presenta igualmente
no pocas sombras [...] De hecho no se puede negar que la vida espiritual
atraviesa en muchos cristianos un
momento de incertidumbre que afecta no sólo la vida moral, sino incluso
la oración y a la misma rectitud
teologal de la fe. Ésta, ya probada
por el careo con nuestro tiempo, está a veces desorientada por posturas teológicas
erróneas, que se difunden también a causa de la crisis de obediencia al
Magisterio de la Iglesia»12.
De
cara, pues, al Tercer Milenio: ¿cómo podemos pesar dentro de la Iglesia
uruguaya y universal en la dirección que señala el Papa, acompañando su
magisterio? El presente informe crítico expone los motivos por los cuales,
recomendar y divulgar la doctrina de Juan Luis Segundo, sería contribuir al
deterioro ya grande de la rectitud teologal de la fe y de la obediencia al
Magisterio. Siendo Juan Luis Segundo en muchos aspectos un pensador de la
corriente secularista, la confrontación
con su pensamiento está en la línea de confrontación con el secularismo que
el Papa espera de los católicos y les anima a entablar, en la Tertio
Millenio Adveniente: «Dos compromisos serán ineludibles especialmente
durante el tercer año preparatorio: la
confrontación con el secularismo y el diálogo con las grandes religiones»
(n. 52).
1Un
volumen de homenaje, número doble de la revista de la Compañía de Jesús en
Uruguay Misión de Fe y Solidaridad
62-63 (junio-julio 1996) titulado Una
Teología con sabor a Vida, reúne elogios a la persona y al pensamiento
de Juan Luis Segundo. Ha sido traducido al portugués y publicado por los
jesuitas en Brasil. Este volumen contiene contribuciones de los siguientes
jesuitas: Andrés Assandri, Armando Raffo, Andrés Torres Queiruga, Carlos
Palacio, Roger Haight, Jon Sobrino, Pierre Vallin, Elbio Medina, Fernando
Verdugo. Los demás son, en su mayoría, laicos allegados a la Compañía y
algunos ex-jesuitas.
Armando
Raffo SJ, «Juan Luis Segundo: La Espiritualidad como profundidad de la Teología
(evocación de su espiritualidad)» en CIS
[Revista publicada por el Secretariatus Spiritualitatis Ignatianae, Roma] 27-2
(1996) n. 82, pp. 43-45.
Elbio
Medina SJ, «Juan Luis Segundo, SJ: un creyente sabio y comprometido», en Miscelánea
Comillas 54 (1996), pp. 193-197. Elbio Medina SJ, también un elogio póstumo
en el periódico de izquierda Cuadernos
de Marcha (3ª Época) 10 (1996), n. 113, p. 27.
[p. 21] Jon
Sobrino SJ, «Ateísmo e Idolatría en la teología de Juan Luis Segundo SJ»
en Revista Latinoamericana de Teología
37 (enero- abril 1996), pp. 3-10. Republicado en CIAS
45 (Oct/1996), n. 457, pp. 475-482, que agrega una serie de cartas obituarias
en pp. 482-488.
El
P. Martin Maier, SJ, redactor de la revista de los jesuitas alemanes Stimmen
der Zeit, elogia a Segundo en un artículo dedicado a la Teología de la Liberación en América Latina que se republica en
la revista de los jesuitas españoles Razón
y Fe 236 (1997), n. 1.189, p. 288.
En
revistas dirigidas por la Compañía han publicado elogios otros pensadores de
renombre: Gustavo Gutiérrez, «Juan Luis Segundo: una amistad para toda la
vida» en Signos enero 1996, p. 8;
republicado en Misión de Fe y
Solidaridad 62-63 (junio-julio 1996) pp. 51-52.
E.
Hoornaert, «In Memoriam: Juan Luis Segundo (1925-1976)» en Perspectiva
Teologica 28 (1996), pp. 153-155.
Ricardo
Cetrulo, que perteneció a la Compañía, escribe “Un liberador de la Teología”,
en el periódico de izquierda: Brecha
(Montevideo), n. 535, marzo 1996, p. 22
Después
de su muerte, El P. Armando Raffo ha dado a publicar el manuscrito del libro
de Segundo: El Infierno. Un diálogo con Karl Rahner, prologado por Elbio
Medina. Coeditado por Trilce, Montevideo 1997 y Lohlé-Lumen, Buenos Aires
1998. El libro fue presentado por el P. Elbio Medina, y el ex jesuita Ricardo
Cetrulo en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Montevideo el 01-09-1998.
Simultáneamente ha aparecido su traducción portuguesa en Brasil: O
Inferno como absoluto menos. Um dialogo com Karl Rahner, Paulinas, Sâo
Paulo 1998.
2El
error se define como defecto de la verdad.
3M.
J. Le Guillou, El Misterio del Padre. Fe
de los Apóstoles. Gnosis actuales, Encuentro, Madrid 1998. Original francés
Arthème Fayard, Paris 1973. Ver pp. 42-43
4Augusto
del Noce, «Teologia della Secolarizzazione e Filosofia», en Archivio
di Filosofia (1974) p. 139.
5Ver
Juan Carlos Scannone, Evangelización, Cultura y Teología, Guadalupe, Buenos Aires 1990,
p. 30.
6Juan
Luis Segundo, «Les deux théologies de la libération en Amérique latine»,
en Études 361 (1984), p. 149.
7Estas
corrientes teológicas han sido abundantemente estudiadas desde distintos ángulos.
Juan Carlos Scannone ha tratado el tema en Evangelización, Cultura y Teología y en otros escritos. Entre
otros autores y obras pueden citarse: Armando Bandera, La Iglesia ante el proceso de liberación, BAC Madrid 1975; Cornelio
Fabro, La Aventura de la Teología
progresista, Eunsa, Pamplona 1976; Augusto del Noce, L'Epoca della secolarizzazione, Giuffré, Milano 1970; José Luis
Illanes, Cristianismo, Historia, Dios,
Eunsa, Pamplona 1973.
8«I assuume, that concern for the poor does not
necessitate my accepting all the methods and conclusions of Segundo. It is
only by dialogue and critique that Has own theology avoids becoming an inbred,
sterile and factious reflection». A. J. Tambasco, «A Critical Appraisal of
Segundo's Biblical Hermeneutics», en The
Use of Scripture in Moral Theology pp. 321-336 (Editores: C. E. Curran, R.
A. Mc Cormick.; Readings in Moral Theol. 4) New York Ramsey, Paulist Press
1984, VIII - 384 pp. nuestra cita
en p. 321.
[p. 22:]
9Carta
del 7 de mayo de 1997. La obra En mi Sed
me dieron vinagre, a la que se refiere el P. Gral. apareció en, Lumen,
Buenos Aries 19961, 19992. La sugerencia de aplicar al
pensamiento de Juan Luis Segundo las tesis teológico-pastorales expuestas en
esta obra se demostró como una intuición particularmente profunda e
iluminadora.
10Véase
la tesis doctoral de este jesuita uruguayo, dirigida por Peter Hünermann y H.
Vorgrimmler, inédita hasta hoy: Eduardo Rodríguez Antuñano, El
Problema Cristológico en la Actual Búsqueda Teológica Latinoamericana,
Inaugural-Diss. zur Erlangung der theologischen Doktorwürde beim Fachbereich
Katholische Theologie der Westfälischen Wilhelms-Universität Münster in
Westfalen 1976; Referent Prof. Dr. P. Hünermann, Korreferent Dr. H.
Vorgrimmler, 490 + 200 pp.
11En
el homenaje recordatorio a Juan Luis Segundo, promovido por los ediles del
partido de coalición de fuerzas de izquierda llamado Frente
Amplio, en la Junta de Gobierno Departamental de Montevideo, el 8 de
febrero de 1996, hablan, haciendo su elogio, ediles de dicho partido. Esas
intervenciones, que se citarán más adelante en este informe, pueden verse en
Enlace (Noticias de la Provincia
Uruguaya de la Compañía de Jesús) 27 (En.-Feb. 1996) pp. 13-14 y CIAS (Revista del Centro de Investigación y Acción Social de la
Provincia argentina de la Compañia de Jesús) 457 (Oct/1996) pp. 487-488.
12
Tertio
Millennio Adveniente 36,1.3.