Invicto durante la serie final, fue Boca un equipo totalmente diferente al que había deambulado sin trascendencia por la primera parte del campeonato, donde los altibajos estuvieron a la orden instantánea. Sólido en sus líneas, consiguió superar por fuerza conjunta a los rivales que en pocos momentos pudieron vulnerar esa compacta masa que constituía el tramado defensivo planteado por Lorenzo en el campo de juego. La sapiencia de Pancho Sá se convirtió en uno de los ejes del conjunto y patriarca del fondo boquense.  Mouzo, el stopper implacable que quitaba todo margen de peligro en la marca del centro delantero rival. Pernía y Tarantini, dos sobrios marcadores que cumplían a la perfección su rol y aportaban su cuota de fervor en las mandadas ofensivas. Rubén José Suñé, repatriado a comienzos de este año, fue el eje que con su juego medido le dio al conjunto el equilibrio necesario para salir adelante en los momentos difíciles. 

Junto con Ribolzi, conformaron una línea media indestructible en su afán de neutralizar los esfuerzos de los volantes contrarios.  Veglio y García Cambón hicieron a su turno, de enganche entre el compacto tejido defensivo y la delantera, a la que sobre el final del torneo se agregó Jorge Benítez, hasta ese momento en el banco, por la expulsión de García Cambón.  Mastrángelo y Felman, fueron dos veloces y pujantes delanteros que constituyeron el arma más fuerte del ataque boquense.

 

En el plano táctico, no representó Boca una revolucionaria versión futbolística, pero conocedor de sus limitaciones, supo explotar sus virtudes para ir marcando diferencias mínimas que con el correr de las fechas, se convirtió en amplias distancias sobre sus competidores.  Compenetrados totalmente en la necesidad imperiosa que tenía el conjunto, con el aval técnico-táctico de Juan Carlos Lorenzo, de quien en mucho depende esta conquista. Tan importantes resultados obtenidos sirvieron para que el polémico coach dijera luego de lograr el título "Boca con este equipo está en condiciones de ganar el Nacional y la Copa.  Ya verán que tengo razón...". El tiempo le contestaría al "Toto" si tendría razón o no. Se había abierto un camino, que ya se conocía en otros tiempos.

 

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