POEMA DE RAFAEL AMOR

Enviado por la oficina de prensa de Rafael Amor (Gracias!!!)

Reina sencilla de la alquímia casera,

con su conjuro de laurel, ajo y cebolla

cuando las manos amorosas de la abuela

mezclaban los domingos, familia y pumarola

con la vieja cuchara de madera.

 

otras veces  obrera y solidaria

trepaba al lunes, andámio y trabanqueta,

para mi padre albañil la tregua diaria,

le confiaba mi madre la vianda proletaria

atadita con una servilleta.

Y en los inviernos de  tos convulsa,

de las orejas rojas de sabañones,

de su sahumerio sobre la estufa,

subía un humito como una aguja,

pespunteaba de eucaliptus los rincones.

 

Entre batitas y arrórró creció la casa

tras nueve lunas redondulces de simiente

y ante el llantíto trémulo, aterido

en ella calentaron, para el recien nacido

la bienvenida de amor y agua caliente.

Y vuelvo a ver la cocina y los amigos

desembarcados del abrazo más sincero,

que entre recuerdos el vino los atrapa

y ella que se sumaba, levantando la tapa

en el hervor fraterno del puchero.

 

Cuando los tiempos no fueron tan felices,

que para el pobre la bonanza es poca,

cuando las almas unidas resistían,

un hueso y una papa y su milagreria,

nos convocaba a la  fiesta de la sopa.

En ocasiones  tan servicial y humilde

y siempre útil en el lugar que fuera,

en esos días monótonos y grises

cuando insistía la llúvia, con su terco tilde

le ponía un cerco  sonoro a la gotera.

Y cuando vino la cachadura

se fue alexilió en la medianera

pared del fondo, gatos, frontera,

entre vecinos, con su ternura.

Ponía el milágro un malvón en primavera.

Hoy que la veo por la calle combativa

Junto con otras que  no estan tan solas,

Abollándose, peleando por la vida

Por un montón de cosas, que aún no están perdidas

Y caben en la historia de una cacerola.

 

Rafael Amor Madrid 2001.

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