El gobierno peronista estaba desgastado en 1955, y existía una creciente polarización política.
Los conflictos del gobierno con la Iglesia culminaron con los incidentes de Corpus Christi, del 11 de junio.
Recuerda Albistur Villegas, intendente de ese tiempo en Morón, que dispuso guardias en las iglesias locales para protegerlas, y advirtió a los sindicatos que no hiciesen nada.
El intendente avisó a los diputados y senadores justicialistas que “iban a perder” si atacaban a la Iglesia.
En cierto momento los sacerdotes locales fueron detenidos por orden del gobernador Aloé. Albistur Villegas los visitó en el Colegio San José, donde se hallaban, y les ofreció su ayuda.
Más tarde, envió ayuda económica a la Curia capitalina, para la reparación de los daños sufridos. Después del golpe de Estado, el padre Presas visitó a Albistur Villegas en la comisaría donde estaba detenido. Expresó después en la misa del 25 de septiembre su reconocimiento por la conducta de las autoridades depuestas.
La primera rebelión militar ocurrió el 17 de junio y fracasó. La segunda comenzó el 16 de septiembre, y logró el derrocamiento de Perón.
En Morón, el último intendente peronista fue Eugenio Pérez Quintana, antes secretario de Albistur Villegas. Uno de sus últimos actos fue la creación de una comisión vecinal de pavimentos, cuya primera reunión ocurrió el 19 de septiembre.
Las dificultades económicas de 1955 se manifestaron el día 6, en la asamblea extraordinaria del Centro de almaceneros. Después de analizar la difícil situación del gremio, resolvió solicitar a las autoridades la liberación de los precios máximos y la derogación de las leyes represivas. Reclamaba además un margen de precios justo, hasta la llegada de la libertad de comercio.
El gobierno del general Lonardi intervino la provincia de Buenos Aires. El día 21 se hizo cargo de la intendencia de Morón el capitán de corbeta (R) Lorenzo Buasso. Estuvieron presentes en el acto el ex intendente Emilio Quintana, concejales, funcionarios y público. El capitán Buasso nombró después secretario general al Dr. Eduardo Vega Espeche.
Buasso dispuso por decreto del 27 de septiembre que en el término de 24 horas fuesen retirados de las dependencias de la municipalidad y de los lugares públicos
“todo emblema, escudo, símbolo, etc., representativo del Partido Peronista. ” y “todo retrato, dibujo, cuadro, estatua, busto, etc., representativo del ex presidente Juan Domingo Perón y de cualquier otro funcionario o político perteneciente al gobierno depuesto por la revolución del 16 del actual o al Partido Peronista.”
Un decreto de la intervención provincial dispuso lo mismo para las municipalidades y la policía.
El Concejo Deliberante fue disuelto por decreto del 5 de octubre y se dispuso que su personal administrativo prestase servicios en dependencias municipales.
El nuevo comisionado, Asensio Sansobrino, asumió el día 9, con Américo Bianchini como secretario general. Sansobrino expresó en esa oportunidad que los empleados que cumpliesen sus tareas con dedicación y honestidad podían sentirse seguros, no así los que usaron la función pública como medio de enriquecimiento. Estuvo presente en el acto de asunción el ex diputado y dirigente radical José Murias.
Sansobrino constituyó más tarde la comisión investigadora local, para revisar la gestión peronista depuesta. Nombró al efecto a Ovidio Longhi, Eduardo Nari y Jorge Gómez Harburu.
Fue nombrado también director de la Asistencia Pública local al doctor Mario Stolbizer.
Por decreto-ordenanza se cambiaron los nombres a las calles Presidente Perón, General y Eva Perón, por los de República Oriental del Uruguay, Crucero La Argentina y Córdoba, respectivamente.
Según Albistur Villegas, no hubo incidentes en Morón durante los días del golpe de Estado. Sobre la mencionada Comisión investigadora, no logró probar irregularidades, salvo hechos insignificantes, como un envío de flores.
Los antiperonistas destruyeron obras de la administración depuesta, como el Hogar de Ancianos, el teatro rodante o los garitos de las esquinas. El Ateneo Justicialista fue ocupado por oficinas estatales.
Los peronistas se consideraron en adelante excluidos y perseguidos.
Albistur Villegas dio una proclama el 6 de octubre, en la que hizo la defensa de su gestión y asumió sus responsabilidades. Dejaba la función pública sin fortuna.
Tiempo después se exilió en Chile, donde subsistió con ayuda enviada por amigos desde Argentina.
Notas: