CONVERSIÓN TEMPRANA
Sun Myung Moon nació el 6 de enero (calendario lunar) de 1920, en Chonju, Corea del Norte, durante el brutal dominio japonés. Creció en el seno de una familia de campesinos confucionistas muy humilde. Tuvo tres hermanas y un hermano mayores y tres hermanas menores. Las condiciones de vida eran muy primitivas, no había electricidad ni agua corriente. Esa extrema pobreza influye notablemente en la vida de aquel niño. Sus padres eran personas de bien, respetadas en la comunidad. Se decía que podían vivir sin leyes ni reglamentos. En 1930 su familia se convierte al cristianismo y participa en la Iglesia Presbiteriana.
Sun Myung Moon tiene una infancia poco común. Desde los 10 años lee la Biblia, recita los credos y reza con gran devoción. A los 12 años comienza a orar por cosas extraordinarias: pide una sabiduría mayor que la de Salomón, una fe más intensa que la del apóstol Pablo y un amor más grande que el de Jesús. Sus padres sienten que su hijo es especial. Es muy sano, alegre y habla mucho. Sin embargo, a partir de los 15 años se vuelve más pensativo y profundo. Siente aflicción y dolor en su corazón. Se pregunta el porqué de tanta contradicción en el interior de cada individuo y el porqué de tantos problemas y sufrimiento en el mundo.
UNA REVELACIÓN
En la mañana de Pascua del 17 de abril de 1936, orando en la montaña Namsan, tiene una experiencia espiritual profunda con Dios. Como el apóstol Pablo, después de su visión en Damasco, pasa los años siguientes en oración, estudio y ayuno. Este hecho transforma su vida para siempre. A orilla del río o en la cima de alguna montaña, ora desesperadamente: Padre Celestial, muéstrame cómo salvar al mundo. ¿Cuál es Tu Voluntad? ¿Quién eres? ¿Qué relación existe entre Tú y el hombre? ¿Por qué razón, cuándo, por quién fue destruida esa relación? ¿Por Satanás? ¿Quién es Satanás? Si Tú eres un Creador de bondad, ¿cómo llegó a existir? Siendo Tú Todopoderoso, ¿por qué permites la existencia del mal? ¿Por qué el Reino de los Cielos no fue realizado en el tiempo de Jesús? ¿Cuándo será el fin del mundo? ¿Será una catástrofe universal? ¿Qué significan los versículos bíblicos que hablan del fin del mundo?
Estas y otras preocupaciones pasan una y otra vez por su mente. En uno de esos momentos de profunda oración y comunión con Dios, descubre algo que nunca había siquiera imaginado: ¡cuánto dolor siente el Padre Celestial en Su corazón al ver el sufrimiento de sus hijos descarriados y en conflicto! Al entender esto, no podía parar de llorar.
AMAR AL ENEMIGO
Con 19 años deja su pueblo natal, todavía bajo la brutal ocupación nipona, e inspirado por Dios se dirige a Japón, siguiendo el principio bíblico de amar al enemigo. Allí estudia ingeniería en la Universidad privada de Waseda, pues no le era permitido a los coreanos estudiar en las universidades públicas. Por la marcada discriminación hacia los ciudadanos coreanos apenas puede trabajar en una compañía de carbón. A pesar de la dura labor se hace tiempo para visitar a mendigos a quienes lleva arroz y les corta el pelo gratuitamente. Tal es así que lo llegan a apreciar mucho y cada vez que pasa un tiempo sin verlo, lo extrañan enormemente.
En ese tiempo sufre particularmente por el sometimiento y las vejaciones de la que es objeto su pueblo. Pese a su buena voluntad es perseguido por la policía japonesa, sospechado de trabajar para la independencia de Corea. Es arrestado y torturado varias veces. En 1944 nuevamente siente el llamado de Dios que le indica que debe volver a Corea. ¿Su misión? Encontrar a aquellos grupos cristianos que pudieran recibir el nuevo mensaje.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, comienza su ministerio público en Seúl, Corea del Sur. Recorre las iglesias cristianas donde predica, pero una y otra vez es rechazado por los líderes religiosos, quienes lo consideran un hereje. Mientras gran cantidad de refugiados se trasladan del Norte al Sur, huyendo del régimen comunista, el mandato evangélico de amar al enemigo lo empuja ahora a Corea del Norte.
ARRESTO EN COREA DEL NORTE
Llega a Corea del Norte el 6 de junio de 1946, donde comienza a enseñar la Biblia bajo la luz de las nuevas revelaciones. Mucha gente se reúne para escucharlo y abandona sus iglesias para seguirlo. El 11 de agosto, falsas acusaciones de líderes cristianos celosos por su éxito, lo llevan nuevamente a la cárcel. Allí es torturado salvajemente. Colgado del techo, con las manos atadas por la espalda, es golpeado insistentemente hasta perder el conocimiento. Una y otra vez lo bajan al piso, lo reaniman con agua y continúan con la sesión de tortura.
En el más cruel sufrimiento siempre consuela el corazón de Dios, a quien promete seguir adelante en su misión, a pesar de todas las dificultades. En un momento de tortura, pierde el conocimiento y, dado por muerto, su cuerpo es arrojado a la nieve el 21 de noviembre de 1946. Desde allí lo rescatan sus discípulos. Está tan golpeado que vomita sangre. Sus intestinos están extremadamente dañados. Todos esperan resignados su muerte, pero gracias al cuidado que le brindan y a hierbas medicinales logra recuperarse al cabo de 100 días.
Apenas está mejor comienza su prédica en Pyongyang (Corea del Norte). Habla sin parar durante horas. Pronto atrae a numerosos grupos de personas que se conmueven con sus palabras y su convicción. Varios miembros de las iglesias del lugar abandonan su comunidad religiosa y se unen a estas enseñanzas. Algunos pastores, molestos por esta situación, tal como había sucedido en Seúl, lo acusan de hereje y dañino para la sociedad en la comisaría de Pyongyang. El 22 de febrero de 1948 una vez más es arrestado. La acusación: promover el caos en la sociedad.
En abril, durante el juicio, el juez le pregunta si tiene algo que decir. Contesta: no promovía el caos, predicaba la verdad y el amor de Dios. La sentencia sorprende a todos: 5 años de prisión en el campo de concentración Tong Nee, en Hung Nam, al Noreste de Corea del Norte. Todos sabían que era un lugar de trabajo forzado donde sólo un milagro permite una supervivencia prolongada.
EN EL CAMPO DE EXTERMINIO
Tong Nee era una fábrica de abonos nitrogenados donde iban a parar todos los considerados contrarios al régimen comunista imperante en Corea del Norte. Se lo conocía como El campo de la muerte. Los prisioneros, divididos en grupos de 10 personas, debían llenar 1300 sacos del dañino abono por día, de lo contrario no recibían comida. Al cabo de tres meses la mayoría se volvía pálido y perdía una notable cantidad de peso. A los seis meses empezaban a morir. Al cabo de un año, moría alrededor del 90%.
Aún en las peores condiciones lleva una vida de oración. Ora al levantarse, al mediodía y al acostarse. El domingo, día de descanso, mientras sus compañeros de prisión duermen, él medita y ora con devoción. A veces los prisioneros reciben harina de arroz de sus familiares que guardan en una bolsita debajo de sus cabezas, para evitar el robo durante la noche. El joven Moon, en cambio, siempre comparte todo lo que recibe, aún la ración diaria. Sólo el domingo come toda su parte.
Un día le robaron la harina de arroz que le había dado un visitante. Los prisioneros, indignados, le presentaron al culpable y le dijeron que podía hacer con él lo que quisiera. Pero él respondió: quien está hambriento tiene derecho a comer, tendrían que haberle dado comida. No es pecado comer cuando uno está hambriento. Entonces tomó la bolsa y le dio toda la harina de arroz que tenía. Esa clase de amor conmovió a los prisioneros que lo empezaron a ver como un ser excepcional.
Un día, luego del baño, los prisioneros encuentran algo en los bolsillos de sus chaquetas: harina de arroz envuelta en papel de periódico. Todos comprenden quién podía ser. No tienen palabras para expresar su gratitud. Sus ojos brillan por las lágrimas.
Parte II
UN PRISIONERO ESPECIAL
El 22 de febrero 1948 Sun Muyn Moon es arrestado. La acusación viene de las iglesias establecidas que, al perder adeptos y ver crecer el número de seguidores de este nuevo predicador, lo denuncian al Partido Comunista que gobierna Corea del Norte, cuya política es terminar con la religión. La policía de Pyong Yang recibe cerca de 80 cartas donde los pastores cristianos expresan que sus seguidores son “un grupo herético y malo”. Con tales pruebas y por el “crimen” de enseñar la palabra de Dios es condenado a 5 años de trabajo forzado en un campo de concentración comunista bajo el cargo de promover el caos social.
"En Corea del Norte, en Hung Nam, todos los prisioneros tenían que poner abono de sodio en sacos de paja. Cuando se trabaja en contacto con este material los huesos pueden descarnarse.
Siempre hay sangre goteando de tus manos. Si te asustas, nunca lograrás sobrevivir. Sabía en mi interior, que por mucho que me torturaran, sobreviviría; pues había experimentado que el poder del espíritu es más grande" (Sun Myun Moon, discurso del 12 de marzo de 1975). "Nunca dije ni una palabra en prisión porque conocía la organización comunista. Los guardias concentraban su atención en mí, buscando condiciones para acusarme. Habían puesto espías en mi celda" (Sun Myung Moon, discurso del 28 de diciembre de 1971).
Había mucho sufrimiento en aquel lugar. La comida era racionada y escasa. Muchos prisioneros solían vomitar sangre y bilis porque el hambre hace que los ácidos digestivos afecten los tejidos interiores del estómago. Había que tener gran fuerza de voluntad en estas circunstancias. Un día, un prisionero enfermo empezó a comer y de repente cayó muerto. Al instante, otros prisioneros se le acercaron, no para tratar de salvarle, sino para sacarle la comida de la boca. Este tipo de escenas era habitual.
Mientras está en la cárcel de Corea del Norte recibe la visita de su primer discípulo, Won Pil Kim, que le acerca arroz, trigo y cebada. Todo lo cual lo comparte con sus compañeros, dando lo más precioso de si. Los prisioneros lo aprecian sobremanera y muchos van a él en busca de dirección espiritual y consuelo. Sin hablar siquiera de la Providencia de Dios, consigue más de 12 discípulos a quienes da testimonio solo con amor. Varios de los reclusos tienen sueños y visiones de estar frente a un hombre elegido por Dios.
LIBERACIÓN DEL CAMPO DE EXTERMINIO
El 25 de junio de 1950 el ejército de Corea del Norte invade Corea del Sur. Fuerzas de las Naciones Unidas, bajo el mando del General Mc Arthur, responden desembarcando en Inchón y el 15 de septiembre avanzan hacia el Norte. Mientras las fuerzas de la ONU se acercan, los norcoreanos en retirada matan todo lo que encuentran en el camino: hombres, mujeres y niños.
Los prisioneros en Hung Nam están atemorizados por la situación. Saben que al aproximarse los bombarderos, se aleja la posibilidad de sobrevivir. Muchos pierden la esperanza, pero Sun Myung Moon siente la protección del cielo y anima a sus compañeros: “mantengámonos muy cerca unos de otros, y si morimos, moriremos juntos, y si vivimos, viviremos juntos". Desde ese momento varios compañeros se mantuvieron muy cerca de él.
Ante la llegada inminente de las fuerzas de la ONU, las autoridades del penal deciden fusilar uno a uno a los prisioneros. Inician la tarea, pero como ya es tarde interrumpen la matanza. Esa misma noche ocurre el milagro, mientras los presos cavan sus propias tumbas, llegan las tropas de la ONU. Hay una versión que cuenta que los guardas norcoreanos huyen despavoridos ante esta situación y otra que afirma que los prisioneros son liberados por las autoridades de la cárcel. Lo cierto es que el presidiario que lleva el número 596, junto a quienes permanecen a su lado, queda libre el 14 de octubre de 1950, un día antes de la fecha de su ejecución. El preso identificado con el 596 (número que se pronuncia en coreano de manera parecida a una palabra que significa "que es tratado injustamente") había pasado dos años y ocho meses en el campo de exterminio.
REGRESO A PYONG YANG
Las fuerzas de las Naciones Unidas persiguen a las tropas de Corea del Norte hasta la frontera con China. Por un acuerdo con Kim Il Sung, Mao envía un millón de soldados para apoyar a líder comunista norcoreano. Cuando muere medio millón envía soldados de reemplazo, pero entonces el ejército de la ONU se retira. En esa situación muchos coreanos huyen de Corea del Norte.
Ante este panorama y después de semejante reclusión y sufrimiento, lo normal hubiera sido volver a casa para reencontrarse con su familia, pero emprende un largo camino de 150 millas rumbo a Pyung Yang. Su principal preocupación son los discípulos que lo seguían antes de ser encarcelado. Con la cooperación de sus seguidores, Park y Won Pil Kim, emprende el camino. Los busca durante 40 días. Encuentra a algunos, a los que visita hasta 3 veces. Contrariamente a lo que espera, todos lo rechazan. Es un momento muy duro y triste.
Durante el período de búsqueda y animación de los antiguos miembros, el señor Park se rompe una pierna que lo obliga a entablillarla completamente. En esa circunstancia debe guardar reposo. Pasa los días viendo partir a sus vecinos y familiares hacia el Sur. Se entristece pensando que también Sun Myung lo ha abandonado. Pero pronto recibe un mensaje de Won Pil Kim: su maestro lo espera para emprender el viaje hacia el Sur. Una vez más el señor Park se conmueve y llora ante este nuevo gesto.
Finalmente los tres dejan esas tierras desoladas por los enfrentamientos. Sun Myung Moon sufre con sus compatriotas al ver personas desamparadas y muertas en el camino, y otras que huyen despavorida por la guerra.
EL DURO VIAJE AL SUR
El 4 de diciembre de 1950, durante el crudo invierno de Corea, junto a dos de sus discípulos, Jung Park -que debe ser cargado por su pierna quebrada- y Won Pil Kim, comienza el largo viaje hacia el Sur. Sun Myung Moon consigue una vieja bicicleta y monta a Park en ella. Mientras él tira la bicicleta por delante, Won Pil Kim la empuja por detrás. A veces la conduce sentado en la barra. La masa de gente que huye debe ir por camino de campos o montañas, mientras las carreteras son ocupadas por las fuerzas de las Naciones Unidas que están en retirada.
La gente al partir lleva muchas cosas. Algunos cargan sus pertenencias en carros tirados por bueyes y otros las cargan sobre el buey directamente. A medida que avanzan hacia el Sur, el viaje se hace más y más duro, y deben suprimir algunos de sus bultos. Luego suprimen el buey y finalmente hacen bultos muy pequeños que cargan ellos mismos.
Durante la marcha, en ocasiones los refugiados son atacados por aviones que abren fuego sobre la masa humana que deambula.
Entonces los grupos conformados por familiares y parientes se dispersan. En esas circunstancias cada uno toma su propio camino para salvar la vida. Esto en ocasiones los obliga a abandonar a sus propias esposas e hijos.
En un momento el Sr. Park, desesperado por su situación, pide que continúen sin él y se marchen, pues tarde o temprano moriría en el trayecto. Pero Sun Myung Moon reprocha su petición y le recuerda su promesa hecha a Dios: de vivir o morir todos. Con esta determinación, el Sr. Park no pude hacer nada y juntos prosiguen la marcha.
UNA CENA RECONFORTANTE
Llegan a Hwanghae do, una de las provincias coreanas. A seis kilómetros de allí, se encuentra la península de la costa Oeste y la isla Yong Mae. Se enteran que allí pueden tomar un barco para ir al Sur. Deseosos de llegar más rápido a Pusan, deciden ir a la isla. Cuando la marea baja, emprenden la travesía. Mientras Won Pil Kim toma la bicicleta, Sun Myung sube a Park a su espalda. El agua les llega hasta las rodillas. Es mediados de diciembre y hace frío. La costa no tiene arena, sino fango resbaladizo. En el trayecto no hay ninguna roca ni nada parecido para descansar un momento.
Finalmente llegan a la isla. Hay un último barco, pero hay demasiada gente para embarcar. Muchos, al no poder viajar, gritan desesperados. Se diluye su esperanza de ira al Sur en barco. Ahora es necesario emprender un rápido regreso si no quieren ser apresados por los comunistas. Desandan las dos millas hasta tierra firme, en las mismas condiciones. Won Pil Kim queda asombrado de la fuerza no sólo física de su maestro, sino de la energía espiritual que irradia.
Al llegar a la costa los anima a seguir el camino. Allí se encuentran con un policía que interroga a los que van por la carretera. El policía sospecha que Sun Myung Moon es un prisionero, pues tiene el pelo corto. Sólo hace algo más de un mes que salió de prisión. El le dice al guardia que es un líder religioso. El inspector no le cree y más tarde incluso le pega. El policía registra sus pequeños bultos y al encontrar una Biblia entre sus pertenencias los deja partir, pero les pide que vayan hacia el Norte.
Sin rumbo fijo, emprenden el camino. Cuando cae la noche, en la más densa oscuridad, divisan una luz roja brillante que los atrae. Se alegran al divisar una pequeña casa. Al llamar a la puerta los atiende un joven de unos treinta años, recién casado, que antes de la guerra había sido maestro de escuela. Estaba a punto de huir. Da la bienvenida al grupo y les ofrece una cena que los reconforta. Aquella noche les permite a sus huéspedes descansar en su propia habitación mientras él y su familia se van a un cuarto más frío. También les dejan su colcha recién preparada. Al día siguiente matan un pollo y les preparan un suculento desayuno, al cabo del cual retoman la marcha.
ARRIBO A PUSAN
Cuando llegan a Seúl, después de muchas dificultades, se enteran de la invasión de China comunista. La mayoría de los habitantes de Seúl huye. Muchas casas están abandonadas y saqueadas. Sun Myung Moon busca a un amigo con quien había estudiado en Seúl, pero no lo encuentra. Entonces los tres prosiguen el camino a Pusan en bicicleta.
La carretera principal está ocupada por los ejércitos de Corea del Sur y de la ONU, de modo que tienen que atravesar las desérticas montañas en pleno invierno. En el trayecto muchas cosas extraordinarias suceden. Llegan a un lugar de cultivo de manzanas y les dan todas las que quieren. Lo mismo ocurre en una plantación de arroz, donde les dan hasta pasteles de arroz.
En el camino, a Park se le cura la pierna, por lo que puede quitarse el entablillado. Llegan a la ciudad de Kyung Ju, capital de la dinastía Silla. La pierna de Park está completamente curada y decide quedarse allí. Moon y su discípulo Kim parten con la idea de reunirse con el más adelante. Llegan hasta Ulsan, pueblo cercano a Kyung Ju, y allí toman el tren de cargamento de mercancías, sin techo. Se suben y cuelgan a la parte de delante de la máquina donde se quema el carbón. Así llegaron a la estación de Choyang Young de Pusan, un lugar poblado, el 27 de enero de 1951.
Parte III
Sun Myung Moon se establece en el Sur, más precisamente en Pusán, luego de la liberación del campo de concentración comunista de Hungnam, Corea del Norte, el 14 de octubre de 1950. Corea está en plena guerra y el enfrentamiento entre los habitantes de un mismo pueblo desgarra su corazón. Le inquieta los enfrentamientos y sufrimientos humanos. Nunca había pensado establecer una nueva comunidad religiosa, pero ante la incomprensión del mensaje y el rechazo de las iglesias tradicionales entiende que no tiene otra alternativa.
Al principio vive como ermitaño en una choza en la vera de una colina. En lo alto de las montañas medita, ora, busca. Las enseñanzas bíblicas hacen vibrar una cuerda en lo profundo de su ser. Al principio todo es muy difícil, pero su fe y convicción, su trabajo y compromiso con Dios supera todos los imposibles, hasta que el 1° de mayo de 1954 funda oficialmente la Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo Mundial, sobre la que se establece el Movimiento de Unificación. Esta es la tercera entrega que ofrece Tiempos de Familia de su Vida, Obra y Palabras.
EL NORTE Y EL SUR ENFRENTADOS
Corea, dividida después de la guerra -el Norte, bajo control comunista, y el Sur, bajo la protección de Estados Unidos- ya es fuente de tensiones en los prolegómenos de la "guerra fría". En Estados Unidos está aún fresca la memoria de la gran victoria alcanzada en la II Guerra Mundial y aunque crece el temor ante las ambiciones de Stalin, se invierte gran energía en iniciativas como la Organización de las Naciones Unidas, el Plan Marshall y la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Estados Unidos está dispuesto a dejar que una comisión de la ONU resuelva la postura amenazadora que adopta Corea del Norte hacia sus vecinos del Sur. Los rusos retiran todas sus fuerzas del Norte en 1948, por recomendación de la ONU. Estados Unidos hace lo propio con sus tropas con asiento en Corea del Sur, en junio de 1949. En enero de 1950, EE.UU. anuncia oficialmente su política sobre Asia, tras el establecimiento del régimen comunista en China, y excluye a Corea del "perímetro defensivo" de Estados Unidos.
Pronto Corea del Norte lanza una invasión en gran escala, atravesando el paralelo 38, el 25 de junio de 1950. El Consejo de Seguridad de la ONU aprueba rápidamente una resolución que exige el inmediato cese de hostilidades y la completa retirada de las tropas norcoreanas. Cuando Corea del Norte rechaza esta resolución, el Consejo de Seguridad, el 27 de junio, en una segunda resolución, insta a los países miembros de la ONU a “brindar cualquier asistencia que sea necesaria a la República de Corea para repeler el ataque armado y restaurar la paz y seguridad internacional en la región".
El gobierno norteamericana releva al general Mac Arthur, en abril de 1951. Con el objeto de equilibrar las fuerzas entre los contendientes, Rusia propone una tregua el 23 de junio. A fin de año se firma un acuerdo, pero las conversaciones se estancan durante 1952. Aunque el accionar bélico declina, se verifican diversas escaramuzas en las colinas. India se ofrece a mediar en el proceso de paz. Las proposiciones son aceptadas en China y el armisticio final se firma el 27 de julio de 1953, en Panmunjón, que pone fin a la guerra.
ENCUENTRO CON UN AMIGO EN PUSÁN
En el enfrentamiento entre las dos coreas, ninguno de los dos bandos obtiene lo que quiere: imponer su dominio. Lo cierto que Corea queda dividida igual que antes, con las mismas fronteras y las mismas ideologías a ambos lados del paralelo 38°. Los enfrentamientos produjeron 4 millones de bajas, entre muertos y heridos, y un daño económico y social incalculable.
En medio de muchas penurias, hambre y en plena guerra, Sun Myung llega con Won Pil Kim a Pusán, el principal puerto de Corea del Sur, el 27 de enero de 1951. En Pyongyang su ropa era blanca, pero al llegar a Pusán, por el trajín, está prácticamente negra. Su estado es miserable: delgadez, zapatos rotos, desalineado, etc. Park, a quien se le cura la pierna, se quedó en Kyung ju, una población cercana.
Pusán es un puerto donde desembarcan grandes barcos. Allí trabaja en un muelle para subsistir, participando de las descargas más pesadas. Como es invierno y no tiene donde dormir, trabaja de noche. Cuando el sol irradia calor, sube a la cima de una colina donde ora y medita.
Pusán es la única ciudad no ocupada por militares durante la Guerra, pero allí convergen muchos refugiados, quedando pocos lugares para vivir. El que tiene un cuarto es un afortunado. Sun Myung es invitado a vivir en casa del Sr. Aum, un ex compañero de la época de estudio en Japón, que se alegra al verlo, pero se asombra de su aspecto de mendigo. Pronto el arquitecto Aum trata a su anfitrión como un verdadero maestro, con admirable respeto y devoción.
UNA SÚPLICA PROFUNDA
Con el primer calor del verano de mayo de 1951 comienza a construir una humilde choza a la vera de una colina de Pusán. Su discípulo Kim le ayuda. Es costumbre en Corea no vivir nunca cerca de un cementerio, pero no puede escoger. Sin recursos económicos, conseguir madera y edificar una casa era muy difícil y menos en un lugar apropiado.
Fue complicado poner un techo sobre paredes de lodo y cartón en la estación de la lluvia. El piso de tierra lo cubren con una estera y cuando llueve mucho, el agua corre por dentro. Allí vive con sus primeros discípulos. El lugar se constituye en la primer iglesia.
Cuenta Won Pil Kim que algunas veces lo despertaban sollozos o cantos. Demasiado cansado al principio, no le presta demasiada atención. Solo más adelante descubre que su compañero no duerme, sino que, arrodillado, llora, mientras canta y ora. En una ocasión escucha la siguiente súplica: “antes de amar a quienes están más cerca de mi, quiero amar a aquellos que están más alejados”. Toda su vida quedará signado por tal principio: “Si amáis a los que os aman ¿qué mérito tenéis?...; ... Más bien, amad a vuestros enemigos...” (Lc. 6:32-35).
Won Pil Kim atestigua que en aquel tiempo Sun Myung pasa hambre.
UN EQUIPO DE PINTORES
Won Pil Kim consigue trabajo en una base del ejército de los Estados Unidos. Uno de sus compañeros de trabajo es pintor y por dinero extra hace bosquejos de fotos que los soldados americanos le traen de sus novias, esposas o familiares. Sun Myung le sugiere que practique dibujo y pronto Won Pil Kim aprende el oficio.
Al cabo de un tiempo, Kim se transforma en un verdadero profesional y con el dinero que obtiene ayuda a la incipiente Iglesia de Pusán. Al terminar su trabajo, lleva los encargues a la casa donde se ocupa en los mismos hasta las 10 u 11 de la noche.
Sun Myung Moon nunca lo deja solo. Cuando Kim regresa ya tiene todo preparado: las pinturas, los pinceles y el papel. Se sienta a su lado, sin quitarle la vista de encima, desde el principio hasta el fin. Won Pil Kim está cansado y a veces termina dormido, pero a la mañana siguiente encuentra los cuadros prolijamente cortados y enrollados, listos para llevar. El mismo Sun Myung se los alcanza.
Más adelante, cuando los encargues aumentan, Kim sólo dibuja la persona y él hace el fondo de una manera totalmente apropiado y armónico. Con la práctica también dibuja la ropa y el detalle de los cabellos, mientras Kim hace el rostro. En equipo llegan a hacer hasta 15 o 20 cuadros por noche, aunque esto significa que deben trabajar hasta más allá de la medianoche.
UN HOGAR IGLESIA
Su espíritu está muy inquieto. Mientras observa los barcos del puerto, piensa cómo llegar hasta los extremos del mundo. Estudia la Biblia con gran devoción y recibe grandes inspiraciones que empieza a bosquejar. Ora profundamente en la soledad de la montaña. Desea encontrar a las personas que puedan comprender sus enseñanzas. Es un tiempo en el que tiene muchas visiones.
La gente que se entera de estos dos jóvenes, casi ermitaños, los visita: unos son sabios y de gran espiritualidad, pero otros, refugiados o muy pobres. El dueño de casa no solo les da de comer, sino que les paga el costo del transporte de regreso. De este modo, el poco dinero que ingresa se va rápidamente.
Kim aporta sus ingresos a la incipiente comunidad y aunque Sun Myung es muy cuidadoso con el dinero que le confía su discípulo, rinde cuenta de cada gasto con minuciosos detalles. Kim se incomoda al principio, pues se siente feliz colaborando en la obra, pero luego comprende la deferencia de su maestro.
Kim más adelante también se convierte en fotógrafo callejero. Algunas veces vuelve muy tarde y es conmovedor ver a Sun Myung salir a su encuentro y acompañarlo en el regreso. En ocasiones le visita el Sr. Aum a quien recibe con gran calidez. Le agrada escucharle cantar. Aquella choza solitaria se constituye en un pequeño hogar.
EL PRINCIPIO ORIGINAL
Sun Myung Moon sube a la cima de la montaña bien temprano, aún en plena oscuridad. A veces despierta a Won Pil Kim para que lo acompañe. Mientras él se adelanta, su discípulo permanece un poco más atrás, orando y observando en silencio a su maestro. Pasa horas y horas en oración sobre una roca que en la actualidad recibe el nombre de Pomnaetgol, que significa "La roca de las lágrimas". Allí ora desesperadamente cada noche, durante más de siete meses.
En profundo estudio y oración desarrolla el contenido de su enseñanza. En las paredes de cartón del humilde refugio anota muchas descripciones de la Biblia. En ocasiones llama a Kim a medianoche, le pide que encienda la lámpara y aliste papel y lápiz. Entonces comienza a dictarle las inspiraciones. De este modo surge "El Señor de la Segunda Llegada", la última parte del libro El Principio Divino, corazón de la doctrina unificacionista.
Cuando termina de escribir unas páginas, Won Pil Kim se las lee, entonces él hace correcciones y agrega otras cosas. Durante algunos días hacen esto diariamente. Estos escritos dieron lugar al llamado Principio Divino Original, el "Wolli Wonbon", que empieza a desarrollar en mayo de 1951 y termina un año después, el 10 de mayo.
ENCUENTRO CON LA SRA. KANG
Una ministra cristiana, la Sra. Hyun Sil Kang, al escuchar hablar de estos dos jóvenes que viven a la vera de una montaña, los visita, con la intención de llevarlos a su iglesia. Los moradores la reciben cálidamente. Ella mira detenidamente la casa y seguro que no entiende cómo puede vivir alguien en un lugar semejante.
Según la costumbre coreana de entonces, no es bueno que un hombre hable a solas con una mujer, de modo que fue muy difícil hacer que se sentara. Por fin lo hizo y entonces habló durante un largo rato sobre Jesús y los Evangelios. A su turno, Sun Myung Moon le habla durante varias horas. También le hace preguntas cada vez más profundas. Ella no puede responder algunas, por lo que se ruboriza.
La Sra. Kang se asombra del contenido de sus palabras. Muchas cosas que aprendió en sus estudios se diluyen ante la argumentación de aquel joven. Su base de conocimientos y doctrina se desdibuja completamente. Entonces hace oración para tener claridad sobre los puntos en cuestión. Cuando se niega o se pone testaruda, por momentos queda inmovilizada. Cuando duda tiene dificultades para andar.
En ocasiones pide a la Sra. Kang que busque en la Biblia una cita determinada y al instante abre el libro en la página indicada. Esto sucede una y otra vez. Ella queda completamente abrumada, pero al final comprende todo y se convierte en su primera discípula. Recibe grandes inspiraciones y comienza a dar testimonio de lo aprendido.
DISCÍPULOS MUY ESPECIALES
Aunque en julio de 1953 termina formalmente la guerra en Corea, sufre en su corazón el régimen comunista que se consolida en Corea del Norte. Muchos escuchan sus enseñanzas, pero durante cierto tiempo nadie se hace miembro. El inicio es muy duro, pero las dificultades son como el fertilizante que hace crecer aquel germen de espiritualidad y entrega. Pero los frutos no tardan en aparecer.
En 1953 va a una ciudad llamada Taegu, al norte de Pusán, donde da testimonio y logra congregar a mucha gente. En ese tiempo se une el Sr. San Hung Lee, el primer miembro de Corea del Sur, una persona muy especial a la que mucha gente ve como un nuevo Jesús. Él vivía en Che Joo y al llegar a Pusán se produce el encuentro. Se hace uno de los más grandes líderes espirituales dentro del grupo de seguidores.
El 24 de diciembre de 1953 llega Hyo Won Eu, que será el primer presidente de la Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo Mundial, hasta su muerte, 16 años después. Tiene en aquel tiempo cerca de 40 años. Hace muchas preguntas a Sun Myung y en un mes comprende la ideología fundamental leyendo las notas del libro original del Principio Divino. Entonces da conferencias cada día a muchos invitados y escribe, por dirección de su maestro, el "Wolli Kangron" (El Principio Divino comentado).
Hyo Won Eu da las conferencias desde una silla por problemas en los huesos. Nunca cesa de enseñar. Su obediencia hacia su maestro es admirable. En una oportunidad, cuando Sun Myung debe partir a Japón, va a una montaña muy alta, a la que el Sr. Eu no puede llegar. Poco antes de su muerte se hace operar y la razón fundamental es poder inclinarse ante él, al menos una vez en su vida, como lo hace el resto de sus discípulos.
FUNDACIÓN DE LA IGLESIA
El mandato evangélico de predicar la Buena Nueva vibra en su ser, mientras su corazón sufre ante la maldad. Siente aflicción por el sufrimiento de la humanidad y un deseo ardiente de hallar la causa de la gran contradicción humana. Sube a las colinas, para alejarse del mundanal ruido y ponerse en oración. Allí comprende que en la vida de las personas debe producirse un cambio radical. Y ese cambio tiene que venir de adentro.
En lo alto de la montaña permanece con la mirada fija en un punto por largo tiempo. Anhela encontrar discípulos que puedan dirigir millares y cuando los halla, pone toda su empeño en educarlos. En ocasiones los instruye durante toda la noche y aunque está cansado y quiere dormir, no puede. Algunas veces se olvida de comer. Otras tantas está tan exhausto que le sangra la nariz. Aún así sigue hablando y de tanto hablar, le salen llagas en la lengua y la boca. Sus seguidores se asombran y admiran tanta dedicación.
En marzo de 1954 viaja a Seúl, donde el 1° de mayo funda de manera oficial, la Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo Mundial, también llamada Iglesia de Unificación. Según David Kim, que estuvo en el momento de la fundación, una traducción más correcta del coreano sería: "Santa Asociación Espiritual para la Unificación del Cristianismo Mundial".
Claro que tal nombre iba a producir controversias, pero incluye en la denominación “cristianismo” como una forma de indemnizar el rechazo que dieron a su mensaje las iglesias cristianas que se opusieron por doquier. En ningún momento se deja amedrentar por las adversidades, ni por el desaliento. Con trabajo, condiciones y determinación construye el fundamento de la Iglesia.
Parte IV
La expansión de la obra sigue y con ella las calumnias y difamación. Hacia fines de 1954 y principios de 1955 profesores y estudiantes de la Universidad Ewha, en Corea del Sur, se hacen miembros de la Iglesia de Unificación. Mientras los padres presentan una acusación judicial, los directivos exigen a profesores y estudiantes escoger entre la Iglesia de Unificación y la Universidad. Da inicio así una nueva persecución en la que se confabulan autoridades gubernamentales, iglesias tradicionales y algunos medios. Los rumores más descabellados acerca de Sun Myung Moon, de sus seguidores y actividades, comienzan a circular. Semejante campaña genera una gran oposición del pueblo coreano y produce el alejamiento de numerosos miembros. Un nuevo arresto espera al líder del grupo religioso.
CALIDEZ DE LA PRIMERA IGLESIA
La estructura del primer templo es una casa vieja con un cartel en su frente, que tiene un tejado torcido que dificulta el abrir la puerta. Pero ese lugar destartalado recibe cada vez más gente. En los primeros tiempos no hay un programa ni curso de enseñanza. A los que llegan se les da conferencias del Principio Divino por la mañana, hasta el mediodía. Entonces se les ofrece algo de almuerzo. Las conferencias siguen luego hasta la noche y entonces también reciben la cena.
Hay en Corea un toque de queda a la medianoche. Pero como los invitados se quedaron durante todo el día, después de la cena se los anima a quedarse aún un poco más. Da inicio una nueva charla que parece no tener fin. Llega la hora de volver a casa, a las 10 o 11 de la noche, pero la conferencia sigue, sin ningún intervalo, hasta cerca de las 12. Entonces el conferencista, el Sr. Hyo Won Eu, presenta al líder y sus discípulos en la sala.
A Sun Myung Moon le agrada escuchar cantar a sus discípulos y, aunque algunos no lo hacen muy bien, se crea un clima de gran calidez y tranquilidad espiritual. Los asistentes ya no tienen alternativa, se quedan a pasar la noche. Podía ser invierno, pero el calor humano de tanta gente reunida en un lugar tan reducido, libera del frío. Si eran menos, había suficientes mantas para cubrirse. Al amanecer los miembros traen un recipiente con agua donde los invitados se lavan la cara. Luego sirven el desayuno y los animan a quedarse otro día.
De ese modo, las conferencias continúan durante otra tarde y noche. Escuchar un ciclo completo lleva tres días y tres noches. La atención de los miembros hace sentir bien a todos los presentes. Ellos perciben el amor en el aire de aquel humilde lugar. Al finalizar el tercer día de conferencias los miembros mayores traen pasteles y dulces y el clima de fiesta es realmente especial.
CONTACTOS CON UNA UNIVERSIDAD
Por problemas en los huesos, el Sr. Eu da las conferencias en una silla, pero su persona refleja gran autoridad. El contenido de las charlas inspira a los asistentes por lo que muchos creen que él es el principal maestro espiritual. El interés de Sun Myung Moon, al dar al Sr. Eu esta responsabilidad, es que los invitados se concentren primordialmente en las enseñanzas del Principio Divino, más que en su persona. Claro que su sola presencia en la sala, por su actitud y carisma, conmueve a los invitados.
Aunque el edificio de la iglesia sigue siendo el mismo, el ambiente espiritual se hace cada vez más elevado, por lo que muchos invitados se sienten atraídos y acogidos. Hay gente que ve en sueños a Sun Myung Moon. Tal es el caso de una mujer que con su testimonio motiva al Sr. Phang a unirse a la comunidad.
Los primeros miembros viven juntos en la iglesia y permanecen siempre muy unidos, más que los hermanos y hermanas de una verdadera familia. Algunos ven esto como anormal. Se podrá uno imaginar los problemas que sobrevienen, sobre todo para las mujeres casadas que vuelven muy tarde a la noche o que se ausentan por uno o dos días de sus casas.
Todo esta situación genera conflictos, sobre todo con los maridos que llegan hasta golpear a sus esposas. Pero esto no detiene a algunas de las seguidoras. Una y otra vez regresan a escuchar estas enseñanzas. Esta es la causa de una persecución increíblemente severa. En una oportunidad se cambia de centro de reuniones de improviso, pero muy pronto dan con el nuevo lugar.
Tal como sucediera primero en Corea del Norte, también gente preparada deja sus iglesias después de escuchar las enseñanzas. Paralelamente crecen falsas acusaciones, entre ellas, las de las autoridades de la Universidad Ewha, cuyas estudiantes concurren al lugar a fines del año 1954.
LA UNIVERSIDAD EWHA
Ewha es una Universidad cristiana femenina de prestigio, cuyo nombre significa “flor de peral”. Una mujer muy espiritual, Yoon Yung Yang (Young), que enseña música en esa Universidad, pariente del Sr. Eu, escucha las conferencias del Principio Divino y se llena de entusiasmo. Por su intermedio, muchas estudiantes conocen estas enseñanzas. Al cabo de un tiempo más y más son inspiradas por el contenido de las charlas y se unen al nuevo grupo en auge.
Al principio los directivos de la Universidad Ewha se limitan a observar el movimiento de las jóvenes hacia el lugar, pero al ver que algunas son estudiantes de elevado nivel académico, las autoridades comienzan a sospechar. Primeramente envían a un profesor, que se sorprende al escuchar el Principio Divino y pronto se hace miembro.
Las autoridades quedan perplejos ante el panorama que se les presenta y entonces mantienen una reunión donde discuten los pasos a seguir. Al cabo de un tiempo escogen a una profesora por su inteligencia, la Dra. Young Oon Kim, para que investigue sobre el particular. Ella es una conocida y admirada intelectual de la sociedad coreana. La gente que escucha sus conferencias de religión no la olvida fácilmente.
La señora Kim es profesora ayudante que, sin ser graduada de la Universidad Ewha, da inicio al programa de Estudios Cristianos y es especialista en Religiones Comparadas. Aunque tradicionalmente sólo graduadas de esa Universidad pueden ser candidatas a Presidente, ella es mirada como aspirante a ocupar ese cargo.
UNA CONTIENDA ESPIRITUAL
Young Oon Kim es enviada por su Departamento y el de la Sra. Choi para "salvar" a las chicas de "caer presa de ese odioso grupo". Su misión es indagar sobre las enseñanzas que se imparten en la Iglesia de Unificación y traer de vuelta a las estudiantes que desertaron, para resguardar el prestigio de la selecta Universidad. Los directivos están convencidos que ella no será influenciada por ninguna opinión, porque es fría e intelectual y porque tiene su propia teoría y filosofía.
Kim concurre al lugar con la curiosidad de saber qué es lo que allí sucede. Apenas el Sr. Eu empieza a enseñar El Principio Divino, da inicio una especie de "guerra fría". Las estudiantes que se hicieron miembros están preocupadas, pues su futuro depende del resultado de esta “contienda espiritual”. En realidad temen ser obligadas a dejar el grupo y sufrir algún tipo de castigo o sanción en su carrera. Muchas oran en la habitación contigua a la sala de conferencias. Hasta hacen un agujero en la pared para observar el desarrolla de aquella “lucha”.
Al principio de la conferencia, Kim permanece tranquila. No se percibe cambio en su semblante, durante una hora, dos horas, tres horas; pero su rostro cambia cuando escucha hablar del "mundo invisible". Aunque estudió al gran espiritualista Swedenborg, éste no había dado una respuesta satisfactoria a sus inquietudes.
Poco a poco el “hielo” del ambiente comienza a fundirse, hasta que su semblante cambia completamente. Parece "rendirse espiritualmente" ante el contenido del Principio Divino y en ese momento toma la decisión de nunca volver hacia atrás. En es tiempo se le va una enfermedad que ningún doctor logra definir, pero que regresa cada vez que ella duda.
CRECEN LAS PRESIONES
Hacia fines de 1954 y principios de 1955 varias personas preparadas se hacen miembros. Además de la Dra. Young Oon Kim, Dra. Shin Wook Kim y la Prof. Won Pok Choi y decenas de estudiantes de la Universidad Ewha. Las autoridades de la Universidad se molestan con la Iglesia de Unificación y mientras los padres de algunas alumnas presentan una acusación judicial, los directivos exigen a profesores y estudiantes que escojan entre la Iglesia y la Universidad.
Aún cuando la Constitución de Corea permite la libertad de cultos y la Universidad Ewha recibe a hijos de hechiceros y ateos, ésta última califica a las "estudiantes rebeldes" de “herejes”. Los adherentes a la nueva creencia sufren una gran tribulación, mientras cosas extraordinarias les suceden, tales como hablar en lenguas o dar profecías.
En marzo de 1955, de un centenar de personas provenientes del ámbito universitario, quedan 5 profesores y solo 14 alumnas. Las que resisten las presiones de las autoridades de la Universidad son finalmente expulsadas.
También las demás iglesias establecidas, movidas por celo, acusan al grupo de seguidores de "hereje", mientras el Ministro de Educación lo tacha de "culto peligroso". Todo esto constituye un duro golpe para la pequeña comunidad de fe, que se fortalece ante la adversidad, en tanto las profesoras Kim y Choi abren nuevas puertas en la sociedad. Este núcleo de miembros establece la raíz del Movimiento y más adelante participan en la primer ceremonia de Bendición de matrimonios.
TRAMA CONSPIRATIVA
Es un tiempo de grandes luchas y desafíos. La oración, el ayuno, la vigilia y otras condiciones espirituales son realizadas por Sun Myung Moon y sus discípulos, todo lo cual fortalece sus actividades y ayuda a expandir sus resultados.
La incorporación de personas importantes de la sociedad, preocupa al gobierno coreano, mientras la acusación judicial hecha por padres de alumnos da inicio a una investigación. Los rumores corren rápidos y los periódicos empiezan a imprimir artículos, pero al principio a favor de la Iglesia de Unificación.
Las autoridades de la Universidad Ewha están llenas de confusión. Sus directivos y los funcionarios del gobierno se unen para ver el modo de detener al nuevo grupo religioso y acallar a su líder. La Vicepresidenta, la Sra. María Park, esposa del orador Lee de la Asamblea Nacional Coreana (parlamento de ese país), tiene muy buena relación con Syngman Rhee, Presidente de Corea. Nace así un acuerdo implícito entre las autoridades académicas, religiosos, el poder gubernamental y los medios de difusión para silenciarlo.
Comienza así una fuerte campaña de desprestigio hacia el fundador y sus actividades en los medios de difusión. En los mismos se empieza a hablar de la "iglesia de la fornicación", de "lavado de cerebros de tres días" y otras cosas por el estilo. Aunque no se dan pruebas sobre el particular, estos temas se transforman en los principales titulares de los periódicos y revistas de Seúl y de toda Corea. Este pasa a ser el tema de actualidad en boca de la gente.
La Iglesia de Unificación se hace muy conocida en muy poco tiempo, pero de muy mal modo. Lo cierto que se inventan muchas cosas que dejan una imagen totalmente distorsionada de lo que allí se hace y dice. La oposición viene ahora de todas las direcciones. Las falsas acusaciones asustan a muchos seguidores que desertan ante semejante campaña.
Parte V
Calumnias, arresto y liberación
El crecimiento de la obra de Sun Myung Moon y la adhesión de numerosas personalidades de la sociedad coreana comienza a preocupar al gobierno hacia 1955. Otras iglesias manifiestan sus temores. Las acusaciones de los padres de alumnos de la prestigiosa Universidad Ewha, que se unieron a la Iglesia de Unificación, da inicio a una investigación. Una serie de habladurías se echan a correr y el nombre de Sun Myung Moon empieza a ocupar las primeras planas de los diarios con un rosario de acusaciones sensacionalistas. Las calumnias repetidas terminan con él y algunos de sus seguidores en la cárcel. Luego de 3 meses es liberado sin que los periódicos den debida cuenta de su inocencia. Como ocurrirá después en otros países, queda en la gente las más absurdas versiones sobre su persona y su Iglesia.
Ola de rumores
Se crea una serie de rumores de los más extravagantes para desprestigiar a la Iglesia y a su fundador. Se llega a decir que en un sótano hay hombres y mujeres desnudos, siendo que ni siquiera existe un sótano. Lo que hay es una pequeña habitación que permanece oscura, ya que allí se revelan fotos. La venta callejera de las fotos permite sostener las actividades de la Iglesia.
Otro rumor que circula es que quien va a la Iglesia de Unificación se le quita el vestido. Una creyente evangélica, de carácter fuerte y modales masculinos, se acerca al lugar para verificar por su cuenta la veracidad de estos dichos. Por las dudas lleva varias prendas ceñidas, para que nadie pueda quitárselas. Ante cualquier actitud sospechosa estaría determinada a salir corriendo. No sólo nada le ocurre, sino que al cabo de un tiempo termina haciéndose miembro.
También se rumorea que el grupo hace retención ilegal de personas, viola la ley sobre el servicio militar y falsifica documentación. La Iglesia de Unificación se transforma en una especie de chivo expiatorio de cada cosa rara o sospechosa que surge en la sociedad. A tal punto que mucha gente visita el humilde local para arrojar piedras, que rompen cristales y partes del edificio, tal como sucederá más adelante en otros países.
La prensa llega a decir que la Iglesia de Unificación debe llamarse "la iglesia de la fornicación". Estas noticias se extienden por toda Corea. Muchos que conocen esta nueva comunidad, y aún algunos seguidores afectados por estas versiones, se distancian del grupo. Pero también hay gente, y sobre todo miembros, que conocen muy bien a su líder y saben que todo aquello es una gran mentira.
No queda nadie
Ante semejante ola de rumores, los jefes policiales se acercan para investigar. Llegan al lugar llenos de miedo, pero luego de hablar con Sun Myung Moon, sus rostros cambian y se tranquilizan. Algunos quedan conmovidos y empiezan a simpatizar con el grupo. Otros se retiran ofreciendo su apoyo ante cualquier problema que pudiera surgir.
El lunes 4 de julio de 1955 la policía regresa con nuevas preguntas y le pide que lo acompañe a la comisaría. Le dicen que puede ir con alguno de sus discípulos. Con él va el Sr. Eu y la Srta. Kim. El interrogatorio en la comisaría se extiende hasta la medianoche, pero aún quedan más preguntas. La policía pide que sus acompañantes se retiren, que ellos cuidarían de él. Aunque el Sr. Eu y la Srta. Kim discuten con la policía, no tienen alternativa.
A la mañana siguiente grandes titulares anuncian el arresto del “Señor Moon” y ese se transforma en el principal tema de conversación de aquellos días. Al día siguiente también es arrestado el Sr. Won Pil Kim y el hermano y primo del Sr. Eu. A la semana siguiente le toca el turno al propio Sr. Eu. Las detenciones parecen no terminar.
Transcurren días dramáticos. La venta de fotos, principal medio de sostén, mengua y también los recursos. Los miembros se reúnen para orar, pero sufren ante la ausencia de su líder. Se hacen turnos de oración cada tres horas: a las 3 de la madrugada, a las 6, a las 9 y a las 12. También hacen un servicio de culto. Un periodista toma una fotografía del púlpito que luego reproduce en un diario bajo el título: "No queda nadie en la Iglesia". Una nueva tribulación está en marcha.
Momentos de intimidad
Tanto Sun Myung Moon, como los seguidores presos, pueden recibir tres personas a la vez. A veces no hay suficientes voluntarios para acompañar a los cinco presos, pero se organizan de tal manera para que su maestro tenga compañía. Después del habitual servicio dominical, los miembros hacen un plan de visitas. Sienten alegría, porque pueden compartir un momento junto a él, cosa no muy usual en aquellos tiempos.
Sun Myung Moon los recibe con un caluroso apretón de manos, hasta que el carcelero prohíbe ésta práctica. Éste les dice que, por norma, el prisionero no puede dar la mano, por temor a que le sea entregado algo. A su vez, el guardia permanece ahí, impertérrito, siguiendo la conversación que se entabla. Entonces la visita le ofrece algún presente para amortiguar la rigidez del trato.
Los carceleros toman nota de la conversación. Cuando el diálogo trata de cuestiones espirituales, se dan cuenta que esto no tiene sentido, entonces dejan de hacerlo y se limitan a esperar que el tiempo pase. A veces un regalo logra prolongar la visita, pero pronto el carcelero se acerca y los instiga a irse. Se ponen de pie y se dan un apretón de manos. El carcelero se enoja, porque prohibió darse la mano, pero ya es tarde, han terminado de hacerlo.
Después del encuentro, los visitantes no regresan inmediatamente a su casa. Salen y se quedan fuera esperando a los demás compañeros. Los carceleros les dicen que se vayan inmediatamente, pero cuando ven que siguen ahí, los echan a empujones. Van a otro sitio, pero luego vuelven para encontrarse con los demás y ver volver a Sun Myung Moon y sus discípulos a sus correspondientes celdas.
Reputación del prisionero
Los prisioneros están al tanto de los rumores y calumnias que ventilan los medios sobre Sun Myung Moon.
Semejante fama hace que algunos prisioneros le tengan temor. Más de una vez es señalado con el dedo por otros compañeros de celda cuyo acompañante desconoce al nuevo prisionero. Algunos lo llegan a mirar como a un criminal. Otros lo consideran un tonto. Sólo el paso del tiempo y el trato amable que reciben de él les cambia la imagen que se han formado.
Observan que vienen a verlo caballeros distinguidos y señoras bien vestidas. Advierten, además, que muchas veces se inclinan ante él y le llaman "maestro". Ante éstas escenas, empiezan a sentir que el “Señor Moon” es una persona respetada y honorable.
Los miembros están muy apenados con la situación de su líder y se lamentan porque se sienten responsables de su encarcelamiento. Otros lloran al encontrarse con él en la cárcel, produciéndose escenas realmente conmovedoras. Los carceleros, que también observan todas estas escenas, no pueden creer por más tiempo que todos ellos sean fornicadores.
Won Pok Choi cuenta en uno de sus testimonios que cuando Sun Muyng está en prisión, los miembros oran profundamente, día tras día y noche tras noche. Muchos tienen visiones y hablan en lenguas. Algunos se alejan, pero los lazos entre los que se quedan se fortalecen.
Ojos que hablan
Sun Myung es defendido por dos abogados. Uno no tiene grandes cualidades, pero es muy afectuoso. Tampoco habla demasiado bien, pero permite que se le acerque comida y otros favores que son bien aprovechados por los miembros. El otro es una persona muy preparada profesionalmente, pero no permite, por ejemplo, que se le lleve comida. Dice a los miembros: "Bueno, el Sr. Moon no va a morirse porque se quede sin una comida". Por suerte su facilidad de palabra le permite desarrollar una buena defensa del acusado.
Cuando Sun Myung va a juicio, todos los miembros se movilizan hasta el juzgado para verle y seguir las alternativas del caso. Permanece en una sala de espera hasta el momento de dar inicio la sesión. Cuando ingresa al recinto, los miembros se alinean en dos filas y se inclinan ante su paso. Algunos no entienden semejante aprecio, mientras otros parecen percatarse de estar ante alguien realmente importante.
El prisionero permanece tranquilo e irradia paz en el juzgado. Muestra gran dignidad ante el juez, sin perder nunca el equilibrio o aquella postura que provoca respeto. En medio de las acusaciones, echa una mirada a cada uno de los miembros allí presentes. Sus ojos hablan y ellos parecen comprenderlo todo.
Declarado inocente
Los cargos en su contra son rechazados uno a uno, excepto el de no haber hecho el servicio militar. A pesar que en aquel tiempo, tanto él como el Sr. Eu estaban exentos de los deberes militares, los acusadores siguen firmes en aquella imputación. Finalmente comprueban que en el periodo en que debía hacer el servicio militar se encontraba en el campo de concentración de Hung Nam.
Uno de los miembros sugiere que cuando el juez anuncie su inocencia todos se tomen de las manos y griten a la vez con todas sus fuerzas. El tan esperado momento llega. Primero es declarado inocente el Sr. Won Pil Kim y el Sr. Won Hyo Eu, y luego se hace lo propio con Sun Myung Moon. Todos lloran de alegría y gratitud al recibir la noticia de la liberación, que se produce el 4 de octubre de 1955, exactamente después de tres meses de haber sido detenido.
Luego de su liberación recorre las calles de la ciudad de Seúl y los efectos de la difamación que lanzaron los medios los siente en carne propia. Sufre el rechazo de la gente. Todos lo conocen por algún comentario negativo. Pero no sólo la imagen del líder produce resquemores en la sociedad. De la flamante Iglesia de Unificación se comentan horrores.
Los padres que tienen miembros van a la Iglesia para sacar a sus hijos o familiares. Algunos son llevados por la fuerza. Todo esto genera más y más escándalos. El número de miembros sigue en baja. Algunos al irse dejan apenas una esquela: "Ya no puedo seguir soportando".
Palabras de amor y comprensión
Sun Myung está triste por tanta maldad y ensañamiento, pero su compromiso en su ministerio no disminuye. En ese momento el pueblo coreano se le opone, pero él está determinado a seguir su prédica y trabajar por un mundo de entendimiento y paz, buscando restablecer, en primer lugar, la relación genuina con el Creador. Está dispuesto a dar su vida, no sólo por su gente, sino por la humanidad.
En el servicio dominical a veces sólo logra dar un corto sermón. En otra ocasión se muestra enfadado contra las fuerzas del mal que no lo dejan un solo instante en paz. Con lágrimas en los ojos interroga a sus fieles, una y otra vez, si hay alguno que está dispuesto a morir por la causa con él, de ser necesario. Lo pregunta muy seriamente.
Es un tiempo en el que se intensifica su cuidado y dedicación por los miembros. Entonces ocurren las experiencias más profundas. En ocasiones los lleva a las montañas y les habla muy seriamente del Principio Divino y del corazón de Dios. Ante la difícil situación, transmite palabras de amor y comprensión. En lo más profundo de la adversidad todavía sonríe y bromea.
Parte VI
El mensaje se expande en medio de las dificultades
Luego del periodo de cárcel, aumentan las dificultades, incluso económicas, pues la venta de fotografías, uno de los medios de proveerse recursos, declina. Pero en esos tiempos suceden cosas extraordinarias entre los seguidores y tal vez esto explique la fidelidad que muchos mantienen hacia las enseñanzas recibidas. La Iglesia de Unificación es mal vista y es prácticamente imposible dar testimonio en Seúl. Entonces, Sun Myung Moon reúne a todos los miembros y los envía a los pueblos del campo y de la costa. La semilla de los perjuicios está echada, sin embargo, el nuevo mensaje empieza a expandirse, ya no sólo en Oriente, sino también en Occidente.
Los prejuicios
Ya no necesitan pagar más un alquiler. Gracias a donaciones, compran por primera vez una pequeña casa. Se trata de un templo japonés viejo y sucio. Lo limpian, arreglan y ese se transforma en el lugar histórico donde posteriormente tendrá lugar la boda de Sun Myung Moon con quien será su esposa por siempre. Se trata de la Iglesia de Chung-pa Dong, Distrito de Seúl, todavía en uso. Allí se unen nuevos miembros y se organizan las distintas áreas de trabajo.
En 1955 funda una Asociación de Estudiantes y organiza la Asociación de Mujeres. El 1° de julio de 1957 inicia un ayuno de 7 días. Los miembros comprueban por primera vez que el hombre no vive sólo de pan, sino de la Palabra que viene de Dios.
Inmediatamente después envía de dos en dos a miembros jóvenes, a misionar. Estos “pioneros” dan testimonio por 40 días en 120 pueblos de Corea del Sur y algunas ciudades de Japón. Por aquellos días aparece la primera edición del Principio Divino en inglés, libro que compendia las principales enseñanzas del fundador.
La Sra. Choi, misionera luego en Estados Unidos y Japón, cuenta que muchas veces salían sin saber si iban a tener un lugar donde pasar la noche o algo para comer. Ella es responsable de la región sur, que recorre dejando a jóvenes estudiantes para dar testimonio en cada estación. En un lugar deja un muchacho que tiene problemas para caminar. Cuando regresa encuentra al joven dando testimonio en la calle, mientras la gente se le burla. Ella se enfada mucho con ellos.
Al principio les es imposible enseñar el Principio Divino, porque toda la gente escuchó todo tipo de rumores sobre la Iglesia de Unificación, acusaciones que siguen circulando por los medios. Aún 10 años después de iniciarse la persecución, en el campo sigue la confusión y el malentendido. La semilla de los prejuicios está sembrada.
Experiencias de misión
Es una época difícil, no sólo para testificar, sino por el hambre que asola aquellos tiempos. A veces recaudan fondos, una actividad cuyo propósito es la expansión del mensaje, pero que además conlleva el desafío de forjar el carácter y cultivar los valores de la perseverancia, la determinación, la disciplina y el autocontrol, indispensables para fortalecer la vida de fe. Aunque venden productos de la mañana a la noche, sólo consiguen unos pocos dólares al día.
Una misionera llega a una granja en una aldea y pide trabajo, pero se lo niegan porque es de la Iglesia de Unificación. Pronto los granjeros se dan cuenta que el terreno que rodea la casa está arreglado y limpio. Al cabo de unos días ella vuelve y nuevamente les pide trabajo. Finalmente le facilitan herramientas con las que trabaja duramente, de la mañana a la noche. Entonces la empiezan a mirar con curiosidad, mientras le preguntan sobre su familia y su vida.
"¿Puedo decirles algo?" –expresó ella. Entonces cuenta que es graduada de la Universidad Ewha, que un miembro de la Iglesia de Unificación la llevó a escuchar una conferencia que le hizo reflexionar. Y siguió: “Estaba indiferente a la infelicidad de los demás, pero me arrepiento mucho de ello. La Iglesia de Unificación me enseñó que, a menos que viva para Dios y busque hacer felices a los demás, nunca podré ser feliz. Cuando comprendí esto, mi escuela, mi casa, mis cosas perdieron importancia". Ella contó muchas más cosas con lágrimas en los ojos, las que hicieron emocionar a varios de los presentes. Uno del grupo se puso de pie y dijo: “He escuchado muchos escándalos, pero ahora que estás en mi casa, te creo a ti más que a los rumores. ¡Por favor! ¡Explícame el Principio Divino! Toda mi familia también te escuchará".
Al cabo de los 40 días de misión cada miembro tuvo experiencias por demás interesantes. Cuando se reencuentran en Seúl, la expresión de sus rostros ha cambiado. Corren el uno hacia el otro y se abrazan y lloran. Entonces visitan a su líder cuyos ojos también estén llenos de lágrimas. Todos lloran sin decir palabra. Esta primera experiencia misionera, dura y difícil, es un éxito. A fines de 1957 se abren 30 nuevas sedes del Movimiento en Corea.
Expansión del mensaje
Young Oon Kim, que fuera profesora ayudante en la Universidad Ewha, bien relacionada, no tarda en encontrar empleo como secretaria bilingüe en un cuartel de las Fuerzas Armadas Americanas asentadas en aquel tiempo en Corea del Sur. Allí conoce a Bo Hi Pak, un joven militar que luego de realizar las tareas más serviles en el templo de Chung-pa Dong se transforma en la mano derecha de Sun Myung. Alrededor de 1957, se unen también Sang Kook Han, llamado también Aka Bud Han; Sang In Kim, llamado también Steve Kim; y Sang Kil Han.
Por entonces se hace la primera reunión pública en una montaña, donde el Sr. Eu es orador y también organizan un coro. En 1958 dan inicio las denominadas "misiones de ultramar". El 15 de junio de ese año, Sun Myung Moon envía el primer misionero a Japón, el Sr. Bong Chum Choi (Nishikawa Masaru), donde los coreanos todavía son despreciados. "Japón debe conocer el corazón del Padre Celestial" -expresa. Aún cuando ama profundamente su tierra, también siente algo especial por América, país de honda raigambre cristiana. En enero de 1959 envía allí a la Profesora Young Oon Kim, que llega a Eugene (Oregón). Posteriormente se traslada a Berkeley (California), un lugar más propenso a recibir el nuevo mensaje.
En julio de 1958, Sun Myung adquiere un jeep para visitar a las distintas iglesias establecidas en Corea y apoyar el trabajo misionero. En septiembre envía a Nueva York al marido de la Profesora Kim, David Kim. El 2 de octubre de 1959 se funda la Iglesia de Unificación en Japón. La semilla de la nueva expresión de la verdad crece y se expande, tanto en Oriente como en Occidente.
El juicio por la palabra de Dios
Palabras de Sun Myung Moon del libro “La Advertencia de Dios al Mundo I”.
“Dejadme que os cuente sobre mi pasado. Me educaron en el Cristianismo. Soy nativo de Corea. El Cristianismo es el centro de todas las religiones, porque enseña el amor y la relación con Dios y el camino y la forma en que debemos sacrificarnos por los demás. Ese es el motivo por el que elegí el Cristianismo. Pensé que era evidente concluir que sólo en el Cristianismo podemos lograr la salvación de todo el mundo, porque es el Cristianismo el que nos enseña a tener una relación con Dios basados en el amor y la vida divina de Jesús.
En la primavera de mi juventud pasé cada uno de los días experimentando las situaciones más desesperadas de sufrimiento de las personas: campos de trabajos forzados, minas de cobre, mendigando, trabajando en el puerto y en una granja, pescando. Observé todos los aspectos de la vida humana, inclusive el mundo de las prostitutas. Comprendí por qué las mujeres se dan a esta vida y también por qué los hombres buscan a estas mujeres. Estudié todas las miserias humanas.
Cuando fui estudiante en Tokio, andaba en tren buscando los lugares donde vivía la gente que más sufría. Aún en los días lluviosos, me bajaba del tren y me iba a sentar en los bancos, junto a las personas con aspecto de sufrimiento y me hacía amigo de ellas. Siempre pensaba: “¿Y si este hombre fuese mi hermano mayor o mi padre y estuviera sufriendo por mi causa? ¿Qué podría hacer por él?”
Me gustaba observar a los estudiantes en mi universidad. Siempre se estaban riendo, conversando y comportándose alborotadamente. Me comparaba con ellos y pensaba: “Vuestra risa no tiene ningún sentido ni valor. Silenciosamente y con oraciones, en la medida que busque soluciones a los problemas de la vida, las personas podrán tener esperanza en el futuro”. Sabía que la alegría de mis compañeros de facultad pasaría como una nube de humo, pero que el pesar y la tristeza que yo estaba compartiendo con los oprimidos de la sociedad traerían un nuevo futuro.
Así es como pasé mi juventud. Yendo a lugares donde reinaba la pobreza y la miseria, visitando los hogares de mineros y de trabajadores. También me relacioné con gente de clase media y alta, ahorrando dinero y pasando una semana en el mejor hotel. En la ciudad donde vivía, aún cuando nunca cometí un crimen, las personas empezaron a pensar mal de mí y no podía moverme con libertad, ni vivir mi vida en paz. Yo estaba pensando en la nación y en el mundo. Nadie me comprendía por ello. Se reían de mí y me señalaban con el dedo.
Una vez que encontré la misión de mi vida, lo único que encontré fue oposición, en todos los niveles. En mi ciudad se me oponían, la sociedad se me oponía y la nación también se me oponía. La oposición más severa vino del Cristianismo establecido. Los ministros y los jerarcas de la iglesia me apuntaban con el dedo y me acusaban de herejía, diciendo a sus parroquianos: “¡Nunca se acerquen al Rvdo. Moon, es el demonio!” Mi familia fue maltratada sólo por estar emparentada conmigo. Si iba a una pensión o a un restaurante, no era bienvenido. No hice nada malo, ni cometí ningún crimen. Estaba persiguiendo un objetivo puro y ellos no podían entenderlo. En esas circunstancias no fue fácil encontrar un verdadero amigo, ni fue simple crear una pequeña organización. Pero Jesús y el mundo espiritual siempre estuvieron de mi lado. Cuando comenzaba la Iglesia de Unificación, nadie declaraba a favor de la misma. Sus fieles vinieron guiados por el Espíritu Santo y por contactos.
Durante la guerra de Corea, me llevó cuatro meses llegar a pie desde Corea del Norte hasta Pusan. En Corea los hombres usan un tipo de pijama blanco. En cuatro meses, no podrían imaginarse la suciedad que tenía. Tuve que darlo vuelta. No había lugar donde dormir. Lo hacía al aire libre. En diciembre llegué a Pusan.
Hacía mucho frío. Para pasar el frío de la noche fui a pedir trabajo al puerto militar. Era mejor trabajar que dormir.
Durante el día iba a las montañas. Había entre los árboles un sitio donde podía dormir y tenía tiempo para mí mismo. Lo disfrutaba. Cuando iba a trabajar, contaba historias interesantes y los trabajadores se agrupaban a mi alrededor y me traían comida. Pero no podía vivir así durante toda la vida, de modo que tuve una pequeña choza, apenas un poco mejor que una casilla de perro; un lugar donde dormir, cuyas paredes y techo eran de roca y de barro. No había un lugar llano donde construirla. El lugar donde la construí era inclinado y por el medio del terreno pasaba un manantial. En el techo puse unas cajas. El cuarto tenía dos metros. Todavía usaba el mismo pijama de cuatro meses. En esa situación de pobreza y humildad me encontraron personas buenas de espíritu. No les importaron mis ropas, igual vinieron.”
Continuará en el próximo número...
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