Vedanta y el camino de la salvación

 

El Vedanta o Uttara-Mimamsa parte de las enseñanzas de los Upanishad, de los cuales busca una sintesis en la formulación del Brahmasutra (Vedanta-sutra).

Las distintas interpretaciones de este texto serán el fundamento de las distintas escuelas Vedánticas, que buscarán reiteradamente una síntesis de las múltiples instancias Upanishádicas, y en especial  de la relación Átma-Brahman, de la relación Dios-Cosmos, y de los caminos de la salvación.

El respeto hacia la Shruti, la investigación especulativa, y la tensión hacia el fin último, es decir, la aspiración a la salvación, convierten las obras Vedánticas en algo complejo y difícil, sobre todo por las sutilezas dialécticas de que abundan; presuponen, por tanto, una cuidadosa preparación filosófica, aparte del conocimiento de los Veda y  de la Smriti.

De entre todos los autores antiguos del Vedanta de los que se conserva obra escrita; Guadapada y sobre todo a Gurú Shankara.

Acerca de este último, florecieron numerosas leyendas que hicieron de él un santo y un gran místico.

Según las enseñanzas de Shankara, la cima de la sabiduría (que posee valor esotérico en si misma) consiste en la experiencia interior de Brahman, sin atributos (Nirguna Brahman).

La vía para llegar a esta realización supone la comprensión de que no puede haber ni individualidad independiente ni posesión que el hombre pueda alegar como propia; tampoco existe un cosmos capaz de subsistir de manera autónoma (como la naturaleza en la Shamkhya).

Dentro, y más allá, de cada ser está Brahman, uno y sin segundo (Advaita).

Para demostrar sus tesis, Shankara se sirvió de numerosos y sutiles argumentos, utilizando también, como ya había hecho Guadapada, la dialéctica del budismo.

La teología de Rámanuja , en cambio, es la del Vishishta-Advaita (no dualismo cualificado), que    ve en el cosmos el cuerpo del Señor y de este modo revaloriza en grado sumo la presencia divina en el mundo.

En especial, se le debe a Ramanuja la enseñanza del Bhakti (devoción y amor a Dios) como medio imprescindible para obtener la salvación última, siguiendo la tradición vishnuita de los grandes santos de Tamil Nadu, los Avatares, y de los grandes gurúes, los acharyas, entre ellos el célebre Yamuna, principal inspirador de Ramanuja.

Para Madhva, Dios es el Ser personal, cualificado por una infinidad de atributos, Causa última de todas las cosas y, sin embargo, distinto de ellas, de modo que su trascendencia permanece incontaminada.

La distinción de las almas individuales es eterna en Dios, incluso por encima de los ciclos de la transmigración.