El Veda o Revelación

 

 

La Ciencia sagrada

 

El Veda es la ciencia sagrada de la India antigua y Constituye, junto con sus disciplinas auxiliares (Vedanga).

El Veda se articula en varias partes, comprendiendo: colecciones de himnos sagrados, fórmulas sacrificiales, estrofas melódicas, encantamientos (respectivamente denominados Rig-veda, Yajur-veda, Sama-veda, Artharva-veda), son componentes embrionarios de formulaciones cosmogónicas y sugerencias teológicas; viene a continuación un sector litúrgico representado por textos en prosa (Brahmana y Aranyaka), y, por último, una parte final, llamada Vedanta (fin del Veda) o Upanishad (doctrina esotérica), que comprende reflexiones filosófico-religiosas.

Los diversos aspectos del Veda, a pesar de la diversidad de contenidos y de haber sido compuestos en épocas distintas, constituyen una unidad, en la que la última parte, especulativa, se vincula con la litúrgica, mientras que ésta, a su vez, se remonta a la Palabra Sagrada de los himnos que fueron revelados a los Rishi (sabios-videntes) en los tiempos más remotos.

 

El panteón védico

 

El panteón védico está formado por numerosas divinidades, cada una de las cuales cumple una determinada función cósmica.

Recordemos, por ejemplo, el dios Savitar (el "incitador"), que indica a los demás dioses y a los hombres el camino a seguir, regula la alternancia del día y de la noche, y estimula al trabajo o invita al reposo.

También Surya, el sol; Vayu, el viento que sopla en el cosmos y anima a los seres vivos; Ushas, la aurora, celebrada como mujer de fulgurante belleza; Agni, el fuego, que tiene dedicados más de doscientos himnos en el Rig-veda, y al que se denomina "hijo del cielo -Dyaus- y sacerdote".

Si Agni es el mediador entre el cielo y la tierra, Varuna es el Dios soberano, guardián del orden cósmico y moral; él es quien ve los pecados de los hombres y ejerce la tarea de "atar y desatar" sus vínculos. Su co-adjunto es Mitra, hipóstasis de la Alianza o "Contrato", que establece la armonía del universo, sin la cual el cosmos no podría subsistir.

Indra es divinidad de la guerrera, acompañada de jóvenes de resplandecientes armas (los Marut): éstos combaten a los adversarios de los dioses y del pueblo ario en su empresa de conquista de la India.

Con Indra aparece también el Soma, bebida de la inmortalidad, también divinizada.

Si a Indra se le dedican 250 himnos, a Soma se le consagra todo un libro del Rig-veda, para exaltar su poder embriagador, su dulzura, sus propiedades terapéuticas y hasta sus aspectos externos de luminosidad y color: es señor en lo alto de los cielos, y en la tierra es dios de los bosques y de las plantas; aunque en sus orígenes era él mismo la planta de donde se extraía el liquido estimulante y vigorizante (tanto para la acción como para el pensamiento), se convirtió en símbolo de fuerza sobrehumana y de inspiración, licor místico, soberano de los dioses y de los hombres. Ligados también a las virtudes terapéuticas de las plantas, y capaces de restituir la juventud, están también los dos Ashvin, los caballeros gemelos de la Aurora.

 

Yama es dios de la muerte y rey de los infiernos, cuya notoriedad se debe también a su relación con su hermana Yami, en el respeto de una norma ética que prohíbe el incesto. Yami invita a su hermano al pecado, pero es rechazada por él en nombre de la ley moral de Mitra-Varuna.

Dignas de especial atención son dos divinidades que, aunque no poseen funciones especiales ni ocupan lugares destacados en el Veda, serán más adelante de fundamental importancia para el hinduismo, se trata de Vishnú y de Rudra.

El primero, relacionado de alguna manera con Indra en su lucha contra Vritra (el demonio de la sequía), es recordado además por haber cruzado todo el cosmos en sólo tres zancadas; divinidad de probable origen solar, se convirtió en símbolo de fuerza, inmanente y trascendente por su misma actividad, pues en su caminar une la tierra, la atmósfera y el vértice del cielo.

En cuanto a Rudra, que posee los atributos de una divinidad de la tempestad (se lo representa con el rayo en la mano, en la figura de un hombre moreno y al mismo tiempo resplandeciente como el oro y el sol), recibe igualmente el nombre de Pashupati (señor del ganado) y Shiva, el benévolo, mostrando, junto con su fuerza destructora, otra fuerza benéfica y saludable (es también curador y médico de los médicos).

Al lado de las divinidades masculinas aparecen también las femeninas: Ratri diosa de la noche,  Aditi (la libertad, lo infinito); Vak, la palabra    y Shraddha, la fe.

 

Aspectos de la Liturgia Védica


La liturgia védica, fundada en la ofrenda sacrificial acompañada de oraciones es "alimento" de los dioses, y, además, alimento comunitario, pues una parte de la ofrenda es consumida por los fieles.

Los animales sacrificados eran bueyes, y los ritos sacrificiales podían durar toda una jornada, o incluso, en casos excepcionales, hasta meses y años.

No había templos ni ídolos, y los ritos se hacían al aire libre.

Al lado de los ritos solemnes y públicos estaban también los domésticos, celebrados por el cabeza de familia con sencillez, como el Agni-hotra (ofrenda de leche derramada sobre el fuego dos veces al día, una al amanecer y otra a la puesta del sol).

Había, además, ceremonias sacramentales (samskara), como el rito de iniciación para los niños, las ceremonias nupciales, las ceremonias fúnebres de cremación (a manera de un sacrificio por el fuego, ofrenda última para subir al cielo) y, por último, los ritos después de la muerte, que consistían en la ofrenda de alimentos a los difuntos para que éstos a su vez ejercieran de "padres" protectores.


Fundamentos de la Filosofía y la Teología


Las especulaciones filosófico-teológicas del Veda comienzan con algunos himnos de carácter cosmogónico, para continuar después en los Brahmana, en los Aranyaka y en los Upanishad con reflexiones más elaboradas.

El Veda presenta también divinidades demiúrgicas, como Vishvakarman (arquitecto del universo) o Prajapati, Señor de las criaturas.

Pero las secuencias cosmogónicas distan mucho de ser lineales y, por su complejidad, no se prestan a un relato en forma de génesis".

A veces los textos hablan no de un creador personal, sino de un principio impersonal, designado con el término Eka ("uno"), o bien Sat ("ser"), o Tat (Aquello); con la evolución del pensamiento, su designación más común será Brahman.

Brahman originalmente significa la fuerza mística de la oración, pasó más tarde a designar a la única potencia creadora, al ser por excelencia.

En los Upanishad aparece también la doctrina del Atman, el espíritu, esencia íntima de toda criatura, situado en el corazón del hombre. El Atman se identifica luego con Brahman, principio y fin de todas las cosas y, por tanto, con el Ser Uno (Eka) y "sin segundo" (advaita.

La identificación Atman-Brahman equivale en último término a una tautología, y no implica de suyo ningún tipo de panteísmo.

Las expresiones "Tú eres Aquél" (Tal Tvam Así) o "Yo soy Brahma" (Aham Brahma Asmí) no pretenden reducir ni el yo individual y limitado al Absoluto ni éste a sus manifestaciones contingentes. Brahman es trascendente e inmanente, esté "escondido en la morada más secreta del hombre y en lo más alto de los cielos".

En algunos Upanishad, el Absoluto aparece designado con el nombre de Ishvara o Rudra Shiva, por ejemplo, en el Shvetasvatara, y está concebiddo como creador del universo como aquel que concede la gracia al hombre.

El fiel que sepa dirigirse al Señor Ishvara con confiado abandono obtendrá la salvación, haciéndose uno con su Señor.

Los textos de los Upanishad, ricos en sugerencias filosóficas y teológicas, no son, sin embargo, ni orgánicos ni homogéneos.

Su estructura varía y necesita, por tanto, de una exégesis.

Aunque están considerados como canónicos, por pertenecer a la Shruti (revelación), serán interpretados de distintas maneras y darán origen a las diversas escuelas de la filosofía hindú.

Hay que tener en cuenta que a partir del siglo v a. C. surgen en la India las religiones de carácter monástico (Jainismo y Budismo), que se sitúan al margen de la revelación védica para predicar sobre todo la vida moral y la meditación, exaltando la figura del monje por encima de la del sacerdote (brahmán) y enseñando la no-violencia (ahimsa), condenando toda acción guerrera.

Las prácticas de meditación, yoga, no están presentes en los textos antiguos del Veda; sólo más tarde serán reabsorbidas y codificadas por el hinduismo.

Después de los Upanishad antiguos y medievales, considerados "canónicos", aparecerán otros dc carácter yoguístico o devocional; con el tiempo llegarán hasta el número sagrado de 108, aunque en realidad fueron bastantes más.

La Smriti o Tradición

La Smriti o tradición reúne principalmente los Sutras (aforismos) relativos a la liturgia y al derecho, así como otras disciplinas complementarias o auxiliares del Veda: la fonética, la métrica, la astronomía, loo Sutra jurídicos iban a asumir, con el paso del tiempo, una importancia cada vez mayor, dando origen a una cantidad de obras conocidas en conjunto como Dharma-Sastra, o tratados de la ley, textos a los que siempre hay que referirse para conocer la normativa civil y religiosa de los miembros del hinduismo "oficial".

Pero los más interesantes, con mucho, para el conocimiento de la vida y creencias del hinduismo en la era post-védica , son los Purana, épica.


El Mahabharata

La épica refleja las aspiraciones y los ideales de la segunda casta, la de los guerreros, y se formó a partir de los himnos épicos en las cortes de los reyes que gobernaban los territorios del norte de la India.

Las composiciones poéticas confluyeron luego en la literatura anónima (atribuida a un solo autor, Vyása), reunida bajo el titulo de Mahabhabarata, largo poema de 90.000 estrofas, para cuya redacción se necesitaron vario siglos.

Lo integran antiguos mitos, algunos de origen védico, leyendas populares, genealogías reales y divinas, digresiones didácticas.



El Bhagavad-Gita

La parte más célebre del Mahabharata es el Bhagavad-gíta texto de carácter inserto en el marco del poema, aunque en realidad es independiente de él.

El Bhagavad-gita, por su carácter sintético y por su elevado valor religioso, es el libro más leído y más traducido de todos los clásicos de la India.

Las preguntas del héroe Arjuna sobre la legitimidad de la guerra, en vísperas de su batalla contra las escuadras hostiles de sus primos, sirven de pretexto para formular los fundamentos de la ética del svadharma (el deber personal).

El deber del guerrero es combatir, sea cual fuere el resultado de la batalla.

De igual modo, cada cual debe ocuparse de sus propias obligaciones civiles y religiosas, pero sin apegarse a ellas, sin convertir el resultado en fin último de sus actos.

El fin último es la salvación, que se obtiene por medio de las obras y de la oración confiada.

En el momento de la duda que embarga su alma, Arjuna invoca al Señor (el dios Krishna, que ha bajado a la tierra para convertirse en auriga de Arjuna, con el fin de instruirlo) y se pone ante él en humilde actitud de oración y devoto consagrado.

El Ramayana

El otro poema épico de la India es el Ramayana, de 24.000 estrofas. El texto sánscrito, atribuido a Valmiki, redactado, aproximadamente, en los mismos siglos que el Mahabharata

Pero el Ramayana aunque no exento de digresiones, presenta una mayor unidad.

La narración tiene por objeto las experiencias de Rama y de su fiel esposa Sita, que le fue arrebatada por un demonio (Ravana)y llevada a la isla de Lanka (Ceilán).

Las empresas d Rama para rescatar a Sita son la nervadura del poema. La última parte del Ramayana (llamada Uttarakanda) es con toda seguridad un añadido posterior, que desarrolla historia de Síta a su regreso de Lanka; las pruebas que soporta para demostrar su inocencia están destinadas a exaltar con más vigor su figura de esposa pura y fiel. De este modo Rama y Sita forman la pareja ideal por excelencia, convirtiéndose en los modelos del heroísmo en la fidelidad y el amor.