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c h i s t e s - r e l a t o s
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Versito del cogedor
Esta es la historia de un cogedor nato.
Se cogía a las jóvenes, a las viejas y hasta los gatos.
Todos se asombraban cuando pelaba su gran chorizo,
desde el medio de las piernas le colgaba hasta el piso.
Cada vez que cogía, las minas gritaban ¡basta!
pero él les daba para que tengan, guarden y repartan.
Aunque un día tuvo suerte y encontró una provinciana,
que tenía la cajeta como una palangana.
Siete polvos al hilo, se la pasaron cogiendo,
sin sacarla ni un minuto hasta que el zodape le quedó ardiendo.
Pero he aquí que una desgracia lo hizo abandonar:
la gran argolla palanganesca se tragó su ganso sin piedad.
Por más que intentó sacarla no había forma, no podía,
porque esa concha gigantesca todas las vergas se comía.
Probaron con vaselina, con crema y hasta con baba,
pero no hubo forma de aflojarla, al contrario, más se lo tragaba.
Hasta que al final de todo, cuando no sabían qué intentar,
una gran idea los vino a salvar.
Sacaron un barrote del respaldo de la cama,
lo pusieron en la cajeta y empezaron a hacer palanca con ganas.
Probaban y descansaban, y probaban de nuevo.
Mientras él estaba en un grito porque se le apretaban los huevos.
Al final después de dos horas la pudieron sacar,
pero le quedó tan estirada que no la podría volver a usar.
Después de esta experiencia tuvo su merecido,
y pasó de ser el cogedor, a ser el cogido.
Tanta fobia le agarró que no quiso usarla más.
Y fue feliz con su nueva vida, haciéndose dar por atrás.
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