Sintecis

 

 

 

Después de vivir casi 20 años en Europa, Carmen Uranga vuelve de

urgencia a Buenos Aires. Su padre, jefe de una familia patricia argentina,

está gravemente enfermo y ha decidido repartir los bienes familiares antes

de morir.

A los 42 años, Carmen es una mujer fría, distante, práctica. Con esa

impasibilidad ha tratado de borrar, al menos durante dos décadas, la

situación traumática que provocó su exilio. En 1976 fue secuestrada por los

militares junto con su marido. Al cabo de un año de cautiverio en un campo

de tormentos militar, Carmen fue liberada y abandonó el país. Lo único que

parece haber conservado de esa experiencia es una extraña capacidad:

Carmen tiene el sentido del oído anormalmente desarrollado. Oye todo,

oye demasiado.

Carmen vuelve a la Argentina con ánimo expeditivo: resolver las

cuestiones legales de la sucesión y partir otra vez a Europa. La responsable

de la sucesión es Ana, hermana de Carmen. Salvo por encuentros breves y

esporádicos en veinte años, Carmen apenas ha visitado a su familia, las dos

hermanas prácticamente no se conocen. Para Ana, Carmen es un enigma,

casi un mito.

Obligada a permanecer quince días en Buenos Aires, Carmen despliega

una doble vida: vive con sus padres y su hermana en la casa familiar, pero

al mismo tiempo, en secreto, alquila un apartamento donde celebra un

extraño rito sexual: contrata parejas para oírles hacer el amor en el cuarto

de al lado. Es la única forma de placer que concibe después del horror del

cautiverio. Carmen queda hechizada por la voz de Gustavo, un joven

veinteañero que emplea en sus ceremonias privadas, con el cual comenzará

una extraña relación que la hará enfrentarse con su pasado.

 

 

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