Pronuncia
la palabra "negocio" indefectiblemente cada
tres o cuatro frases con convencimiento
primermundista. No
tendría nada de raro si no fuese por dos detalles no
tan insignificantes que no concuerdan: la conversación
no tiene lugar en Wall Street, ni en Ottawa, ni
siquiera en Madrid, sino en la llovida Buenos Aires,
capital de una Argentina por el momento devastada y el
que la repite es un ex rocker bravo de voz áspera,
pelo largo y modales alarmantes que encontró la fórmula
para conquistar al establishment luego de
transfigurarse en un hombre de traje oscuro, pasar por
la peluquería y atildar sus maneras. Mario Pergolini,
el mentor de Caiga quien caiga -tal vez el noticiero
que mejor supo entender y contar el vendaval menemista
en clave de humor-, prepara el retorno a la pantalla
de ese hijo dilecto, la nave insignia de su corporación
cool, Cuatro Cabezas, una productora de TV con
pretensiones de multinacional de contenidos a nivel
mundial.
Pergolini
versus Pergolini
-¿Por qué pensás que la gente hace cuestiones por
cosas aparentemente menores, como por ejemplo las
patillas de Menem o tu pelo largo y que cuando pasaron
ambos por la peluquería todo se solucionó?
-Es que somos medio estructurados. Cortarse el pelo y
ponerse un traje salió de esa foto (apunta con su
mirada fuerte y clara a una gigantografía que preside
su oficina con los protagonistas de la película
Perros de la calle). Para la gente grande yo era
insoportable, no querían que me vieran sus hijos.
Pero cuando me corté el pelo y me puse el traje
dijeron: "¿ven?, ahora sí". ¡¡¡Y era
peor!!!
-El rebelde colgó el pelo largo, las drogas, la vida
en montaña rusa. Se casó, tuvo esposa, dos hijos, éxito,
empresa. ¿Todo esto te da satisfacción o culpa? ¿No
sentís que traicionaste un poco a aquel rebelde o es
que el traje también se te metió por dentro?
-Fui creciendo. Uno nace con cien banderas levantadas;
si te quedan diez bien paradas, creo que tu paso por
la vida es bastante digno. Es muy difícil mantener en
alto todas las banderas. Cambiás de ámbitos, de
amistades. Si te casás con alguien que no tiene nada
que ver con tu pasado, lo más probable es que sea
porque estás dispuesto a seguir otros caminos.
-¿Creés que tu mujer está más preparada para
aguantarte porque es psicóloga? (Silencio largo, casi
eterno)
-Somos tan distintos que parecía imposible que nos
pudiésemos juntar. Los primeros años fueron muy difíciles.
-Se dice que siempre en una pareja uno de ellos domina
al otro. ¿Cuál es tu caso?
-Y, ella, cuando dicen que me he vuelto un ser humano
más bueno (lanza una carcajada). O yo, cuando ella
tiene algún comentario maldito. La verdad es que le
debo la vida a esa mujer.
-Pero aun con traje negro impecable y modales de
yuppie cínico, al menos conservabas en alto la última
bandera de tu rebeldía (deshacerte para siempre de
CQC en pleno éxito) y eso tampoco pudo ser. ¿Al
final no te va a pasar lo mismo que a Gerardo Sofovich
con Polémica en el bar, que ya va por la temporada Nº
38?
-CQC vuelve en una situación muy especial, ni
siquiera es el mismo de antes. Yo estaba convencido de
que CQC no volvía. Creo que este revés tan profundo
no se lo esperaba nadie. Nunca pensé que la situación
del país iba a justificar la vuelta del programa.
Pero era tanto lo que se veía que era como perderse
el festín. CQC vuelve para pecar. Igual no creo que
podamos tener un ciclo muy largo. Éste es un año muy
difícil.
  
Pergolini
versus Menem
Por lo extremadamente versátil -salta del cáustico
CQC al fashion SuperM 20/02; de la publicidad
prometedora de De la Rúa al cine argentino que quiere
y puede con Plata quemada o La ciénaga; del tecnológico
sitio de Internet Datafull al frívolo El Rayo- se diría
que, aunque lo aborrezca, Pergolini está hecho en
molde menemista (ideología móvil, golpes de efecto
en el momento oportuno, reflejos sorprendentes).
-Te hiciste rico burlándote a más no poder de Menem
y de toda la clase política. Pero después de él te
metieron como nunca la mano en el bolsillo y no llegó
ninguna de las utopías que parecía encarnar el espíritu
romántico de los "escraches" cecucianos.
Por casualidad, ¿te queda todavía alguna utopía?
-Mi utopía sería pensar en algún tipo de justicia.
Caiga... este año va a buscar más por ese lado. No
podemos hacer una caza de brujas de los políticos.
Creo que tenemos que ir al Fondo Monetario
Internacional y a otras partes del mundo, al señor
del Tesoro. Vamos a ir más por ese lado.
-¿No te sentís, de alguna manera, "autor
intelectual" de estas polémicas acciones mediáticas
que emprende cada vez más seguido la ciudadanía?
-Ése es el desafío de CQC ahora. Yo creo que
nosotros caricaturizábamos muy bien lo que la clase
media deseaba. El cacerolazo no deja de ser una
consecuencia de lo que la clase media quería hacer,
pero ha superado ampliamente a CQC, que en un punto
era medio "transero" con el sistema. De otra
manera, no podríamos haber hecho seis años. Lo que sí
admito es que CQC es mucho más que la coyuntura
argentina porque, si no, no hubiese sobrevivido en
España o en Italia ni se hubiera expandido a una
sociedad tan distinta como la francesa, como la
israelita o como va a ser ahora la versión inglesa.
Lo que pasa es que se regodea más en estas
realidades. Y se lo sobreestima cuando dicen que es
inteligente. Sólo nos jactamos de encontrar una
vuelta distinta. Ése es el único objetivo. Que
digan: "Estos pibes son más vivos".
-Parece extraño que la comunidad publicitaria, tan
conservadora y apegada a ciertos ritos, avalara tan
notablemente un programa de aristas tremendamente
audaces como CQC...
-En un país de poco dinero, CQC va a un público muy
dirigido, muy deseado por las empresas. Y eso para una
marca es muy importante. Y sólo Cuatro Cabezas es muy
hábil en eso. Creo que como productora fuimos
inteligentes en entender una demanda de público
concreto y saber que hay una inversión publicitaria
para esa gente que le interesa a la publicidad: clase
media que consume.

Pergolini
versus Tinelli
-¿Qué es Tinelli para vos: un modelo, un enemigo, un
socio, tu antítesis, tu otra mitad? Te vampirizó
insumos y terminaron asociados...
-Me voy a buscar otro cigarrillo así tengo tiempo
para pensar... (Se levanta, da grandes zancos, a viva
voz pide desde la puerta para afuera que alguien lo
provea y vuelve). En este negocio siempre necesitás
alguien enfrente, aunque no creo que yo lo necesite a
él ni él me necesite a mí. Siempre cada dos años
intentamos acercarnos, buscamos un lugar donde
encontrarnos. Indudablemente somos muy diferentes.
Tenemos dos conceptos muy distintos en lo personal y
en la manera de hacer negocios. No hay duda de que hay
una competencia.
-Tinelli siempre te ganó en la tele (y vos a él en
la radio). ¿Por qué huiste de la última confrontación
con VideoMatch a fin de año?
-Mentiría si no te dijera que me divertí viendo las
mediciones de los últimos seis meses de radio; lo he
disfrutado y me he esforzado, de hecho en noviembre y
diciembre fue de las veces que más medí radio en mi
vida. Me gustó hacerle el jueguito en la tele (se
refiere al especial de fin de año de CQC por Canal 13
cambiado a último momento de día y horario y al que
Tinelli, desde Telefé, pretendió cerrarle el paso):
estaba definido que íbamos a ir un jueves pero
dijimos lunes, para ver qué pasaba, y me gustó saber
que tuvo que gastar más plata y terminar dos semanas
después. Pero en un punto necesitamos la comparación.
Yo puedo ambicionar su rating: ¡qué pena no tener 30
puntos alguna vez..! Bueno, tuve 25 con el especial de
Caiga..., pero creo que a él también le gustaría
tener otro prestigio, que lo está buscando.
-Quién podía pensar que con tanta "pica"
entre ustedes, sin embargo iba a haber un espacio para
que se asociaran en la experiencia del reality show El
bar...
-Las veces que nos hemos asociado intentamos ver si él
podía lograr algo del espíritu de 4K y nosotros a
ver si de una vez por todas aprendíamos a ser
masivos. Y no hay caso: no podemos convivir, es
imposible, es un Boca-River. El primer casting de El
bar lo hicimos con él, pero trabaja distinto:
nosotros confiamos mucho en la segunda y tercera línea,
creemos en los equipos. Y yo creo que él trabaja muy
en lo personal. Pero tenemos que coexistir: no sé qué
pasaría el día que uno no esté.
-¿Quién tiene más plata: Tinelli, Suar o vos?
-Tinelli seguro; Suar después. Tinelli en lo personal
ha hecho mucha plata por lo que le han pagado por
hacer VideoMatch. A Suar, Canal 13 le compró el 30
por ciento de Pol-ka. Y nosotros la venimos peleando.
Pergolini
versus el corralito
-En un reportaje en Playboy, allá por 1992, decías
que le dabas la reelección a Menem porque, cito,
"lo único que sé es que ahora puedo dejar la
plata en el banco con tranquilidad porque sé que no
me la van a c...". Qué ironía, ¿no? Vistos los
acontecimientos sucedidos del 3 de diciembre para acá...
¿Qué lectura hacés ahora, diez años después?
-(Se ríe) Que a veces crecer es bueno, que madurar
tiene sus ventajas. ¿¿¿Dije eso??? La figura de
Menem me atrapó mucho en los primeros años.
Realmente me parecía increíble. Sobre todo porque yo
empiezo a acceder a tener dinero ahí, y era muy difícil
no dejarte llevar por tu propio bienestar. Me llamaba
mucho la atención, hasta me parecía una figura
encantadora.
-¿Te agarró el corralito?
-¡¡¡Síííí!!!... Si alguien sabe cómo saltarlo,
aunque sea de manera ilegal, que me lo diga. Si me
hubiese enterado un día antes, lo sacaba todo. Si dos
días después me decían que el Banco de Negocios me
lo podía sacar, yo lo hacía. No puedo volverme
moralista con algo que no hubiese cumplido.
En lo personal me agarraron. A nivel empresa, nos
agarró antes Ávila (Carlos, el dueño del canal
porteño América, que se presentó en convocatoria de
acreedores) con dos palos y medio. Es mucha plata.
Para Cuatro Cabezas fue un cimbronazo tremendo.
-¿Cuánta gente trabajaba en Cuatro Cabezas?
-Acá trabajábamos 170 personas y seguimos siendo
170. Nosotros somos empresarios, lo tenemos que
admitir sin resquemores. Y este negocio es indudable
que nos dio dinero, pero yo no puedo pedirle a esta
empresa que me dejó crecer, hacer muchas cosas y que
tiene un prestigio realmente grande en el mundo, ante
el primer año que tengo que poner plata de vuelta
echar a todo el mundo y cerrar la empresa, porque así
no va a haber industrias.
-¿Y qué camino pensás seguir?
-Si gané diez, puedo perder cuatro. Porque esa pérdida
de cuatro me va a dejar ganar de nuevo más adelante.
Pero a mí me parece que ciertos empresarios
televisivos, después de haber ganado veinte millones,
no quieren poner tres o cuatro, y eso está mal porque
así el proyecto se reduce a sacar plata y nada más.
Entonces nunca vamos a generar una industria, y
necesitamos que esto crezca porque va a ser mejor
negocio para todos. Si los que hicimos realmente
dinero cerramos las puertas y echamos a todos los que
tenemos porque no estamos ganando dinero, no habrá
industria jamás, y todos estos tipos que se han
comprado cámaras o que están estudiando producción
no van a encontrar dónde laburar y vamos a perder de
vuelta una generación que se ha preparado para hacer
una buena televisión.
-Te gastaste setecientos mil dólares en la apertura
de CQC de 1998. ¿No fue aquello parte de la desmesura
de la fiesta menemista que nos trajo hasta esta
Argentina quebrada que tenemos hoy? ¿Volverías a
gastarte esa plata hoy?
-Indudablemente no podríamos ahora gastar ese dinero,
pero porque tampoco tengo el oxígeno que daba Caiga
quien caiga año tras año, que entonces lo permitía.
Aunque el país siguiera como hasta ahora, si la
vuelta de Caiga... da lo que estimo que dará, voy a
poder hacer una apertura así de vuelta el año próximo.
Igual, yo no lo relacionaría con la fiesta menemista.
Esa apertura de 17 minutos no la hicimos por
egocentrismo argentino. Con ella fuimos a un montón
de festivales y por eso estamos filmando publicidad
ahora en España y pudimos hacer documentales para
plataformas como Discovery o Infinito.
-Al final resultó que no eras el único mentiroso de
este país...
-Los argentinos somos grandes mentirosos: bueno, el
hecho de creernos un país que no fuimos durante
tantos años... eso es bien mitómano. Uno puede
mentir, pero creerse la propia mentira... Por mi
parte, voy a llevar ese estigma sobre mi cabeza
eternamente aunque ya no lo sea.
4K
se va para arriba
"Cuatro Cabezas -anuncia Pergolini sin develar el
misterio- está por anunciar algo dentro de 60 días
que va a demostrar su fortaleza. Estamos cerrando
algunos convenios con socios estratégicos que nos van
a ayudar a crecer en el mundo en un momento en que
nadie invierte acá". Ubicuo y multifacético -en
su oficina hay un teclado ("estoy estudiando
piano", explica)- conduce todas las mañanas por
radio desde hace diez años ¿Cuál es?, tiene una
discográfica, una inversión minoritaria en Tower
Records, hace documentales para cable y produce Punto
Doc para la TV abierta, Pergolini cultiva un perfil
decontracté, jeans, camisa sport y el jopo sin
gomina, lo que no impide que la palabra
"negocio" se le represente en la cabeza con
la misma persistencia que al más trajeado y formal
empresario
|