Diosas del agua

.

5: Len, Maris y Basón

.

Era Len Tao. Minako se quedó quieta, pero no se mostraba del todo sorprendida. Él avanzó, amenazante, hacia el grupo.

“Escúchame bien, Asakura. Maris es mía y ni tú ni nadie la separará de mí. Así que mantente lejos de ella. Y en cuanto a ti” hacia Minako “Me debes más respeto. Estás bajo mi poder”

“Maris dijo que ella sería tuya, pero yo no soy ella, aunque te pese. Yo puedo vivir como sombra” dijo Minako.

“Len Tao, la próxima vez que nos veamos, Maris regresará con nosotros” le dijo Io, serio “Las cosas no se quedarán así, y te derrotaré antes o durante la pelea de los Shamanes”

“¿Quieres apostar?” se rió Len Tao.

“¿Qué le has hecho a Maris?”

“Ella está bien, se quedará conmigo. Después se la presentaré a mi padre. Estará feliz de que me haya encontrado una esposa como ella”

A Io, Amidamaru y Minako se les cayó la mandíbula al piso. ¿Estaba bromeando? No, Len Tao nunca hacía bromas. Pero entonces estaba enamorado, o al menos a su manera. Las cosas eran más graves de lo que pensaban. Si Len Tao se llevaba a Maris y a Minako a China, no volverían. Después de la pelea de Shamanes se la llevaría para quedarse con ella, y no la dejaría ir jamás.

Entonces, todo desapareció. Al mismo tiempo, Io, Amidamaru y Len Tao despertaron.

Había alguien en la habitación de Len, alguien que había caminado en sueños. Era Maris, y Minako se reunió con ella enseguida. Miraba a Len de manera extraña, vacía, y después de unos instantes desapareció, junto con Minako. Len se quedó quieto, pero después fue a la habitación donde dormía Maris. Abrió la puerta, no sabiendo qué esperar.

Maris se había transformado.

Estaba dormida, pero se había transformado. Llevaba las botas hasta la rodilla, los guantes hasta el codo y la... malla entera, si se la puede llamar así, todo del color azul-celeste con rayas negras, el traje de las Tigres de Agua. En su mano izquierda tenía un brazalete que se dividía en dos, uno cubría la parte superior de la mano, tenía una gema azul en el centro, y la otra parta cubría de la muñeca hasta un poco más abajo del codo, las dos piezas unidas por una fina y casi invisible cadena.

Maris estaba dormida. Minako llegó poco después, de la misma dirección que había venido él. De su habitación. Pero entonces quién...

Maris se dio vuelta en sueños, sin despertarse. Ahora su rostro apuntaba hacia él, y parecía tener un mal sueño. Sus orejas –que se parecían más a la de un gato atigrado que a las de un tigre- destacaban en su cabeza, y su cola –que le salía al final de la espalda- tenía el mismo tono que el traje y las orejas.

Todavía no tenía alas, el signo de que estaban a un paso de separarse, Portador y Sombra con cuerpos individuales. Pero tenía el brazalete. Len Tao le ordenó a Basón que las vigilara, y fue a ver la espada de los Tigres de Agua. No estaba. De alguna manera Maris la había recuperado.

.

A la mañana siguiente, Maris despertó, y lo primero que vio fue a Len Tao a su lado, mirándola serio, y apenas ella abrió los ojos le habló.

-¿Cuántas veces has soñado con ellos?-

Maris en principio no entendía, y Len tuvo que repetir la pregunta. Maris le respondió mirándolo a los ojos.

-Todas las noches-

-¿Cuántas veces has hablado con ellos?-

-Sólo anoche-

-Tu sombra debe hacer el mismo juramento que tú- dijo Len, con voz fría y cortante –Espero que me respete como es debido-

Minako tenía ganas de saltar y de decirle lo que pensaba, pero Maris le advirtió por medio del pensamiento que no era conveniente, y Minako juró, enojada, frente a Len y Basón.

-Te has transformado anoche- siguió Len –En un Tigre de Agua. Sin embargo, el color del agua es negro* y tu piel es azul-

-Sólo el color de la sangre corresponde al elemento. Sólo mi sangre es negra- dijo Maris, ya despierta y mirándolo con firmeza.

-¿Cuándo me robaste la espada?-

-La espada es mía, y sin ella no me podía transformar. No sé cómo regresó a mí, pero supongo que es porque Minako y yo somos las personas con quien desea estar-

El rostro de Len Tao se crispó por un momento. Maris no retrocedió. Después, él se levantó.

-Aún así, me seguirás a China-

-¿Cuándo?- preguntó Maris.

-Cuando termine la primera etapa del Torneo de los Shamanes- dijo Len y salió, con Basón tras él.

.

El enojo de Len le duró menos de lo que él esperaba. Después de todo, ella estaba a sus órdenes. Así que le dio un buen castigo, al día siguiente.

-Desde hoy, tú y tu sombra dormirán separadas- le dijo, antes de ir a dormir.

-¿Qué?- dijeron las dos al mismo tiempo.

-Ya me oíste-

Minako obedeció, pese a que ella y Maris sabían que era un castigo y, a la vez, una forma de mantenerlas a raya a las dos. Minako se fue con Basón, y Maris durmió sola, pese a que casi no cerró los ojos en toda la noche. Las dos casi no pudieron dormir, y entonces descubrieron una tercera razón para eso; así no podarían hablar con Io o Amidamaru, y menos con Manta... Las dos estaban preocupadas por el destino de la otra.

Pero pese a eso, Maris no cambiaba su transformación. Intentó cambiar más de una vez, pero no lo lograba. Juntas o separadas, ahora podían transformarse, pero no volver a su forma netamente humana. Maris tuvo que usar una bincha y esconder su cola, además de ponerse como sea los zapatos de la escuela a la que asistía. Minako y Maris sólo se veían en las comidas, cuando Minako se reunía con su Portadora para alimentarse de su energía. Cuando apareció la estrella que indicaba el torneo de los Shamanes, Len Tao le dijo a Maris que ella y su sombra se reunirían de nuevo, pero sólo si entrenaban con él.

-Así podré mejorar con alguien de mi nivel- dijo él, sabiendo que Maris era más poderosa, pero el peligro le gustaba.

Así logró entrenar para pasar los dos primeros oponentes. Cuando Maris se enteró que el tercero sería Io, no resistió más y se tele transportó hasta el lugar de la lucha. Se escondió entre los árboles y observó a Io esperar, dándole ánimos que él percibía, pero no podía identificar de dónde venían. La pelea empezó, y los ánimos de Len y de Io estaban muy elevados. Io necesitaba ganar, pasara lo que pasara. La batalla fue larga y hubo muchos momentos en que uno u otro parecía tener ventaja, pero todo se decidió como un empate. Los dos contrincantes se miraron hasta mucho después que el árbitro se marchara.

-Ella está bien, conmigo no le falta nada- dijo Len.

-Excepto libertad- dijo Io.

-Entonces, ¿cómo ha mirado toda la batalla?- preguntó, señalando hacia donde estaba Maris.

Maris salió de su escondite. Estaba transformada en Tigre de Agua, y miraba a Len asombrada. Después entendió.

-Conexión psíquica. Si se usa un elemento de un ser de Agua, se obtiene un lazo psíquico- dijo ella, abatida.

-Sí, y lo ocultaste a Io, pero te olvidaste de mí.. ¿Acaso creías que te escaparías tan fácil sin que yo lo notara?- le preguntó Len, sonriendo.

-Así que empate... Era lo último que me esperaba- dijo Maris, caminando hacia ellos.

Len la tomó del brazo en cuanto ella estuvo a su alcance.

-Sí, debías de pensar que lo derrotaría... Y hubiera sido todo un placer, pero así es la vida- después sonrió y le dijo a Io -¿Aún piensas que puedes tener a ése samurai y a Maris?-

-La esperanza es lo último que se pierde- dijo Io.

-Manta, espero que no te hayas preocupado mucho- me dijo Maris, al verme -¿Ana no se enojó mucho?-

-No dijo nada- le contesté –pero le encantaron tus recetas. Todos los días me dice que le cocine algo de lo que le mandaste- después le pregunté -¿Tú has estado bien?- me acerqué al trío, pero Maris dijo que no con la cabeza, y miró de reojo a Len, quien me miraba como si quisiera clavarme su lanza, así que me quedé quieto.

-Espero que no se enojen mucho conmigo... – empezó ella.

-Nunca- le respondió Io, sonriendo. Len se ofuscó.

-Vamos- dijo, llevándose a Maris del brazo hasta su caballo. Los dos subieron y desaparecieron.

.

Maris esperaba que Len se pusiera furioso, pero estuvo calmado el resto del día. A la noche, él le dijo que la dejaría salir, si prometía no volver a casa de “Asakura o de Oyamada” Ella se lo prometió, extrañada, pero Minako se quedaba en casa cuando ella salía. Ahora que había visto que Io y Manta estaban bien, se sentía mejor, aunque seguía sintiendo algo de culpa por lo que había pasado.

Al intentar volver a su forma humana, Maris lo logró. Se sorprendió mucho, le alegró poder salir a la calle sin preocuparse porque vieran sus orejas o su cola azul con rayas negras.

Fue al parque y se sentó en un banco, mirando el agua tranquila. Era verano, y el calor se hacía sentir. Se compró un helado y caminó por las calles de Tokio. Algunos transeúntes la miraban, se sorprendían de ver a una latinoamericana por allí, y las chicas murmuraban mientras los chicos la miraban encantados. Maris sabía que era bastante linda, y se sonrojó un poco, pero enseguida se le pasó. Después de todo, no se había enamorado nunca... ¿O sí?

Se detuvo y se sentó en un banco. Había vuelto al mismo parque, y se puso a pensar. Cuando se encontró por primera vez con Manta e Io había sentido amistad por ellos... pero por más que buscó no encontró nada más. Cuando todo terminara, serían buenos amigos... Aunque Ana quisiera matarla. Además, tanto uno como otro debían tener alguna pretendiente, así que se puso a pensar en otras cosas.

Pensó en los carnavales de Corrientes, que eran tan maravillosos como los de Gualeguaychú, en entre Ríos –al sur de Corrientes- o los de Brasil. Pensó en sus padres, quienes estarían extrañándola en Argentina. Pensó en sus compañeras de clase... porque desde que había conocido a Minako, no tenía amigas tan buenas como ella. Pensó en sus profesores, sobre todo la de Lengua quien no creía que a los diez años ella ya hubiera publicado su primer libro, y le preguntaba cuál era su verdadero nombre, hasta que se convenció que ella era quien decía que era. Pensó en Len Tao y en su hermana, dos personas quienes sólo conocían el dolor y el odio... hasta que habían llegado a Japón.

¿Acaso ella había sido un gran cambio en su vida? Io y Amidamaru se mostraron muy sorprendidos al oír que Len Tao la quería. Su hermana casi no le hablaba a ella, y cuando le hablaba a Len lo hacía en chino, estuviera o no ella presente. Basón también hablaba en chino, pero de a poco Maris empezó a entender lo que decían... Después de todo, Minako había viajado mucho cuando era una vampira, y uno de sus destinos había sido China... Pero se había callado lo que escuchaba.

Miró su reloj. Ya habían pasado tres horas desde su salida y decidió volver. Minako estaría preocupada, y, además, si bien sabía que Len Tao no podía hacerla daño a su Sombra, tal vez Basón sí, así que apuró el paso. Estaba anocheciendo, y cuando llegó al hotel, Minako se abalanzó sobre ella y le preguntó dónde había estado, si se había divertido y si muchos chicos la habían mirado. Estaba feliz de que su Portadora pudiera ser libre, ya que compartían recuerdos y memorias, sueños y experiencias por igual; y Maris le contó todo.

Len Tao las miraba sonriendo. Maris era más linda cuando sonreía... En un mes partirían a los Estados Unidos para la segunda ronda del Torneo de Shamanes, y ella iría con él. Su hermana había vuelto a China unos días antes, y supuso que le diría a su padre que la Portadora de Sombra, una Tigre de Agua, era una chica con mucho poder, ideal para la dinastía Tao.

-No ha ido a los lugares que usted le prohibió, señorito, le susurró Basón.

-Lo sabía- dijo Len, y salió al encuentro de Maris.

-¿Te divertiste?- le preguntó, sonriendo.

-Sí, gracias- dijo ella.

-Si prometes portarte bien, la próxima vez irás con tu sombra-

.

Cuando Maris se retiró a dormir, Len Tao sonrió. La verdad es que era una chica especial... Al fin y al cabo, los humanos no eran unos insectos como él pensaba. Sonrió, y Basón se sintió extraño. El señorito no sonreía tan a menudo... Pero desde que Maris y su sombra Minako habían llegado, estaba más alegre. Había mejorado mucho, pero Maris no peleaba con todo su poder. ¿Acaso el señorito no lo había notado? No, debía saberlo. Entonces, ¿por qué actuaba así?

-Lo sé, Basón, lo sé, pero quiero que libere poco a poco su poder... Así podré subir mi nivel, y mi padre no tendrá excusas para rechazarla... – dijo Len de repente.

-¿Señorito?- exclamó Basón.

-A veces con sólo ver lo que miran las personas se sabe lo que están pensando- se levantó –Me voy a dormir-

.

Sin embargo, no fue a su habitación. Esperó a que Basón saliera y caminó despacio hacia el cuarto de Maris. Entró con cuidado, y se quedó mirando el rostro de ella, alumbrado por la Luna llena. Era muy hermosa. Minako también dormía a su lado, tal vez soñando con su país natal. Se acercó despacio, sin hacer ruido para no despertarlas, y se sentó al lado de la cama, observando a Maris.

Su largo pelo negro contrastaba con su piel, que empezaba a broncearse. Su piel no era suave, sobre todo en sus manos, lo que demostraba que ayudaba mucho en su casa. Era educada y respetuosa, inteligente, bonita y... Sí, bonita, para qué iba a creer que no lo había pensado. Era la primera vez que sentía algo así por un ser humano... o por una Portadora de Sombra –que no eran considerados del todo humanos- pero daba igual. ¿Acaso empezaba a quererla?

Se acercó a su rostro, sin saber a ciencia cierta qué iba a hacer. Sentía la respiración de ella a pocos centímetros de su rostro. Sentía una calidez que no había sentido antes en su pecho. ¿Era porque Maris le había demostrado afecto, un afecto diferente al que le daba su padre y su hermana? No le importaba, y sus labios casi se rozaban...

-Señorito- susurró Basón en su oído. Len se sobresaltó y se puso de pie.

-¿Qué sucede, Basón?- le preguntó, sonrojado y algo molesto por la interrupción.

-Lo llama su padre por teléfono-

Len Tao salió, todavía sonrojado. Basón salió de la habitación y se fue a la habitación de Len. Prefería callar sobre lo que había visto, y quedarse con la duda si la había besado o no.

.

-Hola padre- dijo Len cuando tomó el auricular -¿Qué sucede?-

-Me ha dicho tu hermana que has conseguido a una Portadora de Sombra, una Tigre de agua- dijo su padre -¿Eso es cierto?-

-Sí, y ahora está con nosotros. Hemos estado entrenando, y pasé a la segunda etapa-

-¿Cómo te fue con Asakura?-

-Empate-

Hubo un largo silencio al otro lado de la línea.

-Deberás entrenar más duro para la próxima vez- dijo su padre -¿La Portadora viene de Latinoamérica?-

-Sí, de Argentina, de la provincia de Corrientes, si no me equivoco-

-Allí abundan los Shamanes, sobre todo en las fronteras con la selva del Amazonas. Len, espero que no cometas ningún error la próxima vez-

-No lo haré padre-

-Toda la dinastía Tao confía en ti, Len, y espero que no nos defraudes-

.

Después de la llamada, Len volvió a su cuarto. Se paró delante de la puerta de la habitación de Maris y dudó unos instantes, pero después siguió hasta la suya. Basón no estaba, y se durmió pronto, pensando en lo que había pasado ésa noche. Supuso que había sido sólo un impulso, algo pasajero... pero recordó que la primera vez, cuando Basón y su hermana no lo vieron, la había besado... Y le había gustado. Pero ahora debía dormir. Se acostó y empezó a soñar, pensando en lo que casi había pasado ésa noche...

.

.

.

Hola! El quinto capítulo y ya me gusta... Ah, el amor... Hasta a Len Tao le puede tocar, y en teoría las cosas no iban a ir por ahí, Maris no iba a quedarse con Len... Pero así son las cosas. La verdad es que no soy yo quien escribe, son ellos, ésos personajes, los reales y los propios, que todos los días me esclavizan frente a la computadora y me obligan a escribir, pero ya que, me gusta lo que hago. Tal vez respete “algo” de la historia original, o tal vez cambie todo... Ni yo misma lo sé.

*En el horóscopo chino, el negro es el color del agua. Es por eso que Len se sorprende que Maris tenga un traje donde predomine el azul y no el negro. En el horóscopo chino, los colores son según el dígito final del año en que has nacido; 0 y 1 son de metal, su color es el blanco; 2 y 3 son de agua, su color es el negro; 4 y 5 son de madera, su color es el verde; 6 y 7 son de fuego, su color es el rojo; y 8 y 9 son de tierra, su color es el amarillo. En mis historias, cuentos, libros y Fanfics, los colores de los Portadores son según su elemento; metal, plata; agua, azul; madera, marrón; fuego, naranja rojizo; y tierra, verde. Algunos coinciden, algunos no, pero así soy yo. Estoy preparando un sitio con algunos de mis cuentos y algunos capítulos de mis cinco libros, tres terminados hasta la fecha, para que me digan qué onda soy escribiendo. Así que mándenme mails que leo todo lo que llega y contesto siempre.

Chau

Nakoruru

nakokun@yahoo.com.ar

.

.

Volver

 

 

Todas las imágenes expuestas aquí son copoyrigth de sus creadores. Las imágenes son expuestas sólo con fines informativos.