Dragones de Tierra
.
3: Una visita inesperada
.
-Es un encanto de muchachito, señor- le dijo Cecilia, ante el interrogante de Pegasus –No tengo queja alguna de él, hasta tendió su cama y ordenó su ropa solo-
Pegasus sonrió. Weevil no era un niño malo, como le habían hecho suponer los miembros del Consejo de Cazadores. No entendía cómo Weevil había terminado en ésa situación. Era el primero niño humano que veía desde que Yiske había sido creada, y detectaba algo especial en él. No era nada similar a lo que había visto en los humanos o en su propia raza, pero lo relajaba y lo hacía sonreír. Y él no sonreía tan seguido, hasta que había llegado él.
Al entrar en la sala de estar, lo primero que vio fue a Weevil leyendo un libro que Pegasus no había leído nunca. Y la única razón para eso era que estaba en chino. Y ése niño estaba muy metido en el libro. Así que, además del latín sabía el chino. Vaya niño...
-Ah, disculpe, no lo había visto- dijo Weevil de repente –señor Pegasus... –
Estaba frente a él. Pegasus no lo sintió acercársele, y se sintió algo extraño. Nadie podía acercarse a él sin que pudiera sentirlo, pero Weevil había eludido su radar. Quizás...
-¿Leíste toda la noche?-
-Oh, sí, espero que no le moleste, señor Pegasus-
-No, me gusta saber que te agrada la lectura. Los niños de tu edad no leen tanto como antes... –
Weevil bajó. “Los niños de su edad” ¿Acaso también habían niños vampiro de su edad? Contando que los vampiros no crecían, claro.
-No te preocupes, tienes toda mi casa a tu disposición. Después de todo, eres mi hijo-
.
Aún lo recordaba. Recordaba cómo había llorado Weevil en su hombro durante horas. Tuvo que despegarlo de él porque estaba amaneciendo, y le sorprendió sentir el calor humano de nuevo. Eso no lo había sentido en mucho años, y especialmente viniendo de un niño. Jamás los había buscado, pero éste le llamaba mucho la atención. Definitivamente, era algo especial.
Y no le molestaba no comer carne. Es más, se lo había agradecido, porque era vegetariano. Cosa rara en un niño, pero bromeó consigo mismo y se dijo que por eso debía tener el pelo verde.
Y sos ojos eran oscuros... Como los de ellos...
No, se dijo, él debió de haberlo ofendido mucho para haber sido expulsado así. Y ahora él le daría la paz que necesitaba, a la que tenía derecho.
O su nombre no era Maximilliam Pegasus.
.
“¿Weevil? ¿Estás allí?”
Esa voz era de... ¿Estaba soñando? Sí, estaba en un lugar que no era su habitación nueva, pero...
“Weevil, respóndeme por favor”
-Yuugi... ¿Yuugi, eres tú?-
“¡Sí, te estaba buscando!”
Weevil lo vio a la distancia. Sí, era Yuugi, pero ahora aparentaba tener su edad. Claro, después que se separaron, era lo normal... Pero había tardado tanto...
Se abrazaron sin decir palabra, aunque Weevil demoró bastante en responder. Todavía no podía creerlo. Yuugi, quien había estado acompañándolo durante casi toda su estadía en ése... instituto, ahora estaba libre. Se alegró, y empezó a sollozar.
-Weevil, ¿qué tienes?- le preguntó Yuugi alarmado, al ver que su amigo sollozaba.
-No... es... nada... –Weevil trató de calmarse un poco- Es sólo que me hace feliz el saber que estás a salvo... –
-¿Y tú? Me enteré que te enviaron a Yiske... ¿Estás bien?- Yuugi estaba preocupado. Habían perdido contacto, excepto por un lazo que no era psíquico, sino más bien espiritual, y gracias a eso, Weevil había sabido que Yuugi había llegado a China, después de mucho tiempo viajando. Y, de la misma manera, Yuugi supo que lo habían trasladado a la isla.
-Sí, es sólo que no puedo creerlo... Parece que encontré paz al fin... –
Weevil no pudo seguir, y Yuugi entendió. Habían sido amigos desde antes del... instituto, y después habían seguido siéndolo. Y había sido ésa amistad lo que había hecho a Weevil mantener la cordura. Muchos de sus... compañeros se habían cortado las venas, se habían vuelto locos o directamente habían desaparecido... Y eso era lo peor de todo, porque volvían a aparecer, pero como... material de estudio, si se le podía decir así. Ambos habían sufrido mucho, pero decir sufrido era poco. Weevil había llevado la peor parte, y Yuugi se preguntaba muchas veces cómo Weevil no se había vuelto loco.
Eso había sido demasiado. Demasiado. Supuso que algo similar sufrirían los niños de Medio Oriente, en las guerras por el petróleo con las Grandes Potencias. Algunos tenían el pelo cano, y Weevil era un caso similar. Pero a él le había cambiado el pelo de rubio a verde, porque lo que vio era aún peor, mucho peor de lo que jamás verían los niños de Irak.
Yuugi era su único amigo, y eso le dolía. Weevil era un buen chico, y no merecía lo que le pasaba. Las leyes del Consejo de Cazadores autorizaba que se lo encarcelara, y todo tipo de castigos, incluyendo la tortura y la violación, eran permitidos. Pero no lo habían violado sólo porque creían que tenía algo contagioso. Que lo que lo había impulsado a ayudar a Yuugi era un germen o una bacteria y no la propia voluntad. Pero eso no impidió que viera y escuchara cómo abusaban de otros.
Y eso era sólo la punta del témpano. Había muchas otras cosas, cosas que un niño jamás debía ver, cosas que, simplemente, no debían existir, pero existían. Y era gracias al Consejo de Cazadores.
-Dime Weevil, ¿cómo te sientes allá? ¿En dónde estás?- le preguntó Yuugi, cuando su amigo terminó de sollozar.
-Ah, es muy lindo... Pegasus es muy amable conmigo, y la señorita Cecilia también... Tengo una pieza para mí solo, y me regalaron a Martin, una mantis de peluche... –
Y así siguió, contando todo lo que había visto. Yuugi sonreía al saber que Weevil al fin había encontrado alguien que lo quisiera. Y cuando terminó, le preguntó a Yuugi cómo era China.
-Vivo al pie de la montaña Lushan, como le dicen los chinos. Vivo con una familia de granjeros que no tiene hijos, y a mí me gustan mucho las plantas, por lo que no tengo problemas en plantar el arroz... Y a ellos les gusta mucho que ayude, por más que me gustaría ir a jugar... La familia lo necesita, y mucho, y no me molesta sentir el Sol sobre mi cabeza-
-Espero que algún día nos podemos ver allá afuera, Yuugi- dijo Weevil.
Allá afuera era el mundo, el que algunos decían que era el real, el que no estaba en las tierras del mundo onírico. Pero apenas habían descubierto que dentro de la celda se encontraba alguien más que Weevil, tomaron a Yuugi y lo sacaron a la rastra. Y esa fue la última vez que Weevil lo había visto, hasta ahora.
-Espero que nos volvemos a ver pronto, Yuugi. Necesitaba un amigo como tú a mi lado-
-No te preocupes, vendré cuantas veces pueda-
Eso fue lo último que escuchó Weevil antes de despertar.
.
En realidad, se sentía bastante extraño. Dormía bien, comía bien, eran amables con él y parecían quererlo. Todo lo contrario a lo que le habían enseñado en ése... instituto, e incluso antes de entrar. Nadie le ordenaba hacer cosas que no quisiera hacer. No había cosas desagradables que pudieran lastimarlo o darle malos ratos, y Pegasus y Cecilia siempre sonreían al verlo.
Tenía miedo que despertara con los gritos y los golpes. Que le darían una patada en el estómago para sacarlo de ése sueño tan maravilloso, pero no era así. Esto era real. En verdad lo querían.
Pero la pregunta era, ¿hasta cuando?
.
.
Buenas y santas, el capítulo tres servido y calentito. Siento como que no avanzo mucho en la historia, pero en el próximo capítulo las cosas van a empezar a entrar en acción... Como ya dije antes, de mí pueden esperar cualquier cosa, menos que respete a rajatabla los argumentos de las series... Weevil podrá ser un tramposo en la serie, pero una noche lo soñé como si fuera un niño bueno, un chico asustado. En vez de ser malo porque quería, pensé, tal vez sea malo porque lo obligaron a ser así. Y eso me dio la idea, que luego trabajé hasta que terminó en esto.
Nos leemos
Nakokun
.
.